P.O.V. Adriano Muevo mi dedo en su interior, mientras que con mi otra mano juego con ese pliegue que sobresale de su parte y de pronto percibo como su cuerpo explota en placer. Siento como un líquido tibio sale de ella, dejándome sorprendido, ya que nunca antes había tenido a una mujer así y ahora, teniendo a Mia, no la dejaré ir nunca. *** Me subo encima de su cuerpo acomodándome en medio de sus piernas, coloco mis brazos a los costados de ella y mi rostro a pocos centímetros de su lindo rostro. Esos bellos ojos me enloquecen, me encantaría perderme en ellos para siempre. —¿Ocurre algo? —preguntó Mia mirándome confundida. —No solo apreciaba lo hermosa que eres —le respondo apartando un mechón de su rostro. Notando cómo se pone roja—. Me encanta cuando tu rostro se pone rojo. —No sigas o me harás que me sonroje mucho más. Obedezco sus palabras y solo la beso con cariño mientras hago que ella se olvide de todo. Pero cada minuto que espero sin estar dentro de ella, sien
Dudo mucho si hacer lo que tengo planeado; creo que sería de muy mal gusto, ya que él ha abierto su corazón a mí y creo que tengo que por lo menos convencerlo de que deje a Tani si es que no se tienen amor. Tengo que por lo mejor dejar algo bueno. Pero la verdad, no sé qué decirle. Después de que vea la sábana, llena de sangre, me muero de vergüenza; además, no sé, pero no quiero ver su rechazo al tener lo que quería. No obstante, también al enterarse de que lo use, estoy segura de que no me querrá ver y creo que para prevenir cualquier incidente es mejor seguir con lo que tengo pensado. Apretó el gotero, sacándolo con cuidado de no tirar el líquido. Me acerco al vaso de cristal, lista para dejar caer las gotas, cuando escucho algunos pasos acercarse. El nerviosismo y el miedo se apoderan de mí, causando que mi mano me tiemble. Y por equivocación dejo caer más gotas de las que Tania me había dicho. Ya ves el dicho que dice: "Más vale, aquí corrió que aquí quedo. —Carajo —mu
P.O.V. Tania Voy directo hacia la residencia; estamos a pocos minutos de llegar y me encuentro bastante impaciente por saber todo lo que ocurrió. —Espero que tu prima no se haya arrepentido —me habló Nicola, mirándome por el espejo del retrovisor. —No lo hizo. —¿Cómo estás tan segura? Qué tal si al final les haya contado todo y al llegar a la casa nos maten a los dos —dijo con un miedo en su voz. —¿No me digas que tienes miedo? —indagó. Él no me contesta; solo me ve con atención y aparta la vista mirando hacia el frente. —Sí, tengo miedo, estuve a punto de que tu padre me matara y no quiero perder la vida con ese demente de Adriano Borbon. Sé que tu padre no es tan loco, pero con él estoy seguro de que me desollaría vivo y me haría las peores cosas —declara con una voz llena de miedo. —Entonces, si no logro divorciarme y tuviera que estar atada a él toda mi vida; ¿estarías conmigo? —preguntó para saber a qué me tengo que atener. —No lo sé, Tani, yo quiero tener hijos
P.O.V. AdrianoAbro mis ojos sintiéndome algo aturdido y con la cabeza algo pesada. Me froto los ojos para intentar enfocar mi vista ya que está muy borrosa. Al hacerlo, recuerdo lo que pasó anoche con mi dulce Mia. La busco por la cama, pero su lado está completamente frío y sin rastro de ella.Me levanto rápido buscándola por la habitación, pero no la encuentro. Ni su ropa está por ningún lado. Mi corazón empieza a palpitar al pensar en si se ha ido, pero respiro hondo, quitando eso de mi mente.—Quizá está abajo —me tranquilizo. Sintiéndome un poco más tranquilo, me dirigí al baño para tomar una ducha rápida. Me puse un pantalón de mezclilla azul oscuro y mi camisa oscura. Me peino el cabello y me coloco mis botas al salir de la habitación.Mientras camino por el pasillo, siento un fuerte mareo; quizá puede ser porque me desvele y tuve varias veces con Mia y mis fuerzas sean pocas.Bajo las escaleras con cuidado; busco por todos los lados en busca de mi linda mujer de melena café r
P.O.V. Tania Oír esa declaración de Adriano solo me causa más disgusto; salgo de la piscina cubriendo mi cuerpo mojado con una toalla y pensando con calma lo que ese orangután me acaba de declarar. —Cómo es posible que no me diera cuenta de que Mia era virgen. Ahora entiendo por qué me preguntaba cosas tan extrañas —murmuró—. Eso era algo que no espera ahora Adriano; debido a eso está obsesionado con ella. Eso será un gran problema; debo de pensar algo para que no sean felices. Ya sé qué voy a hacer. Tomo mi teléfono que está en la pequeña mesa de madera y me alejo de la casa lo más que puedo hasta llegar a la playa. Busco el número de mi prima y lo marco. —Hola —escuchó su voz. —Hola, prima, ¿dónde estás? —preguntó, fingiendo una voz desesperada. —Estoy en el aeropuerto, estoy a minutos de despegar —le cuenta y eso me alegra—. ¿Ocurre algo? Adriano despertó. —Si acaba de despertar y está como una fiera buscándote. Me exigió que le dijera tu paradero, pero no lo hice —mi
Entro a la casa de mis padres metiendo mi maleta también y para mi suerte en ese preciso momento mi madre llegó a la sala. —Hola, hija, buenos días, ¿por qué no dijiste que llegarías hoy? Le hubiera dicho a tu padre que fuera por ti —me saluda mi madre a la vez que me examina. —Hola, mamá, no quería molestarlo, él tiene mucho trabajo. —Tienes razón, pero porque llegaste tan pronto pensé que llegarías hasta la semana que entra —continúa interrogándome. —Quería regresar antes para ponerme al corriente con todo —miento y veo cómo mi madre me examina—. Bueno, mamá, me iré a descansar, el vuelo estuvo muy pesado. Le doy un beso en la mejilla y estoy por irme con mis cosas. —Espera —me detiene—. Te veo diferente, hay algo nuevo en ti. La veo con atención esperando no ser descubierta y es que no sabía que perder la virginidad era algo tan evidente. —A la mejor son los aires de España que me ayudaron a verme mejor —miento de nuevo. —Quizá es eso, en fin al rato bajas para co
P.O.V. Tania La bestia se la ha pasado encerrado en su despacho; sé que está buscando con desesperación a mi prima, pero no le será nada fácil de encontrar porque estoy tan al pendiente de todo que hasta me marqué a la aerolínea por donde se fue ella, avisándoles que una persona la estaría buscando y ellos me aseguraron que no entregarían nada de información. Nicola me será de ayuda, ya que él es uno de los hombres de seguridad y sabrá todos los movimientos de ese hombre. Así estaré un paso adelante de él. —Buenos días, Tania, ¿tienes un minuto? Oigo la voz de ese hombre y ruedo los ojos. Pero ya que tengo que oír lo que dice. [***] Después de oír todo lo que me acaba de decir, la ira, la rabia se apodera de mi cuerpo; siento mi cara caliente, aprieto mi quijada y hago un puño con la mano. —¡No te daré el divorcio! —gritó, molesta.—Te recuerdo que fuiste tú quien me lo pidió, así que solo he tomado la decisión de dártelo, ya que no tengo el más mínimo interés en segui
P.O.V. Nicola Me alejo lo más que puedo de ella o puedo seguir escuchando tantas idioteces; aunque me duela mucho todo lo que me dijo, solo me ha de entender que no me ama y que quiere estar con él. En el hecho de pensar eso me arde hasta el alma y no puedo contener más las lágrimas. La verdad, no sé qué hacer. Recuerdo sus palabras dudando de mi amor; me lastima mucho que ella piense eso si hasta tuve que seguirla hasta acá, desafiando la muerte segura. Sé que me equivoqué al no contestarle, pero es que pensé que él no le daría el divorcio; sin embargo, sí lo hizo y ella no quiere aceptarlo. El plan iba tan bien; ahora todo se ha ido abajo. No sé si hice lo correcto, pero tomaré un respiro y lucharé un poco más por ella. Le haré entender que ese hombre no la ama como yo. —¡Nicola! —Oigo la voz del señor Borbon. Rápido limpio las lágrimas y agarro mi postura de guardia. —Sí, señor —respondo al tenerlo a centímetros de mí. Me doy cuenta de como frunce el entrecejo. —¿Ocu