DAILA PETTERSEN. Nuestra llegada fue cansadora, al menos para mí, porque para Derek al parecer fue relajante ya que durmió durante todo el vuelo. Me sentía muy enfadada con Gael por la manera en que maltrató a su amigo, quien también es mío y aunque, ahora ese tema no es relevante para mi si lo es. Derek me ha interrogado hasta el cansancio, pues se ha dado cuenta de mis cambios, especialmente cuando empezó a sanar de manera apresurada cuando lo toqué y puedo decir que lo absorbí, mi cuerpo aspiró cada herida, sanando cada una de ellas y dejándolo intacto, evento que no debía ocurrir a tal velocidad, pues según sus palabras, las heridas causadas por la plata no sanan con gran rapidez y menos cuando la luz del sol le daba con todo mientras recibía los injustos latigazos. No obstante, tal eventualidad me dejo débil. Fui sincera al confesarle que no sé qué pasa conmigo, que yo no hice nada, que los cambios en mi cuerpo son cosas nuevas para mí y ni con mis conocimientos en medicina he
La cena ha transcurrido tranquila, una velada sumamente cómoda donde pudimos conocernos más. De cierta forma me siento atraída por él, pero no sé si se debe solo al aura seductor que llama la atención de todas las mujeres que nos rodean, aunque, lo mío no es sexual, sino más bien sentimental. Su presencia y su manera tan arrogante de expresarse, lo hace ver gracioso, a su vez, con su compañía me siento protegida, pero, también me siento fuerte. La voluntad de querer salir de ese pueblo y darle la oportunidad a su gente de socializar entre nosotros me demuestra que anhela compartir mundos, descartando de cierta forma a los neófitos, que me entero son los más jóvenes. O los recién convertidos. Para el, convertir a un humano sería una aberración mortal. En su mundo está sumamente prohibido hacer tal acto, salvo que sean parejas y contraerán matrimonio. Ellos pueden tener hijos solo con los de su especie y el amor es algo que no sienten, pues en su mundo el sexo, los juegos, en resumida
Los días en el hospital han sido muy cansadores, pero con Gael y Derek junto con mi padre todo marcha mejor. Se han encargado de todo con respecto a la empresa, dejándome solo pequeños trabajos, sin embargo, igual en mis tiempos libres controlo los movimientos del día. Con respecto al vampiro, nuestros encuentros fueron en aumento, cada día me atraía más y para que negar, también lo deseaba. Sabía que era un peligro, pero bien dice que el peligro atrae y aquí estaba yo, siendo seducida por el mal. Todas las mañanas pasa a recogerme para llevarme al trabajo con la excusa de que estoy sin vehículo y aunque me encanta que me recoja, no estaría mal que fuese de otra forma. – Deja de pensar tonterías Dalia – pienso, eliminando las situaciones morbosas que pasan por mi cabeza. Ya he planeado en adquirir otra camioneta, pero entramos en discusión con mi padre, pues él quiere que posea un auto más femenino, sin embargo, yo, quiero algo mas todo terreno, aunque aquí no sea necesario. Volvie
Todo en mi comenzó a arder, más cuando su boca se movía con la mía con tanta experiencia. La puerta se abrió dando paso así a la gran habitación, la cual no me dispuse a observar, pero estoy segura de que es tan lujosa como todo a su alrededor. Me alzó para que rodeara con mis piernas su cintura, al momento en que se dirigía a la que suponía sería su habitación. Me recostó sobre la cama de una manera tan suave. —Eres tan hermosa —susurro, mientras se su boca se dirigía a mi cuello y dejaba besos mojados en él. Levanta su rostro y mirándome dejó que viera por primera vez lo que sabía querría ver cada segundo que estuviera con él. Gael Clayton estaba enamorado. ¿Cómo lo sabía? No tengo la menor idea, pero es como si tuviera paso a su mente. Todas sus palabras eran ciertas y si en verdad somos almas gemelas, sus ojos en éstos momentos me lo confirmaron. Lo tomé del rostro y sonreí al mismo tiempo que él me devolvía la sonrisa, definitivamente sus sentimientos estaban siendo recíproco.
GAEL CLAYTON. Aturdido es poco, furioso ni que hablar. Daila ha rechazado mi propuesta de matrimonio, me ha rechazado a mí. Pasó lo que temía; fui rechazado por la mujer que amo. Miro a mi alrededor y todo se encuentra patas para arriba, es como si un apocalipsis había pasado por este departamento. De la rabia había tirado todo a mi paso. ¿Cómo es posible que haya sido rechazado por alguien como ella? —No quería usar mis poderes de seducción, pero me tocará hacerlo —hablo solo. Ahora tambien estoy loco. Recuerdo que quería hipnotizarla y por alguna extraña razón no funcionó, así que me tocará utilizar otras artimañas para enamorarla. Ella sabrá comprenderlo. —Estuve con ella —pienso en voz alta, formando una amplia sonrisa en mi rostro— La hice mía —hablo más fuerte al caer en cuenta de lo que hice—. Es mía, mi mujer. Dormir era algo que nunca hacíamos, pero esta vez caí rendido cuan ser humano cansado. Me sentía preocupado, pero en el fondo también estaba feliz. Sabía que estaba
Despierto un poco desorientado, porque ahora si quede dormido de verdad. Siento un peso sobre mí cayendo en cuenta de ese modo que he pasado nuevamente la noche con mi mujer y no me refiero a dormir, sino que, habíamos consumado nuestro amor. Hacerla mía es algo inefable, no sabría explicar el sentimiento que brota, tanto que este corazón muerto volvió a latir y solo por ella y estoy seguro que así seguirá por siempre. Verla dormir con tanta ataraxia me llena de paz, que me he propuesto de hoy en adelante conservar aquello perdure por siempre. Estoy feliz, claro que lo estoy. Me pongo de pie con mucho ánimo, pero todo se desvanece con el dolor en mi hombro. Trato de procesar del porqué, sin embargo, esa parte del hecho no llega a mi mente. Me quedo parado tratando de entender como saldré de aquí con mi desnudez, puesto que estoy sin ropa y decidido en ir a buscar, me topo con la sorpresa de que Derek se encuentra en el diminuto balcón con mis cosas, ropa y utensilios de aseo, con un
Durante toda la mañana los reclamos de mi Daila estaban presentes en la habitación de cocina, incluso, cuando la llevaba al hospital seguía con sus quejas de cómo me atreví a hacer eso. —Amor, estamos juntos —la atraigo hacía mí y le doy un beso casto en los labios—. Alégrate que no les comenté lo del matrimonio. —Gael. —Así quiero que pronuncies mi nombre, pero cuando estemos envueltos en lujuria —me da un golpe en el brazo que ciertamente dolió. —No he aceptado. —Aún —respondo, mientras empiezo a sobar mi brazo. —Deja de ser pesado, no tengo fuerza suficiente para que te duela —mientras la veo alejarse de mí. Sonrío porque yo ya gané todo con ella a mi lado. Subo al auto para dirigirme a su mansión, mi madre se está encargando de todo, así mismo ya me mando el anillo que solicite para ella. Algo sencillo, pero elegante. Algo que nunca desee sacárselo del dedo. Elegí la gema más hermosa posible, del color de mi alma, negra; incrustado perfectamente en un anillo de oro fino, r
DAILA PETTERSEN. Establezco por ley que Gael Clayton está completamente loco. ¿Cómo es posible que se le ocurra presentarse de esa manera ante mis padres? Quizás en su mundo no signifique nada y en la actualidad, en el mío tampoco, sin embargo, yo aún siento que le debo respeto a mis padres más cuando soy un huésped en su casa. Pero lo hecho, hecho está y gracias a Dios lo han tomado bien o al menos eso me hicieron creer. —¿Cómo te fue en tus vacaciones? ¿Lo has disfrutado con tu sexy novio? ¿El que te dejó en la entrada es tu novio? Por eso le dije sexy, espero no te moleste y si te molesta… —Cállate Lizzie —se queja Mauricio y yo simplemente suelto una risita. No sé qué sería de mí sin ellos y me encanta como nos llevamos de bien los tres juntos. —Fue bueno, lo disfruté bastante y sí, el hombre sexy es mi novio, el mismo que me dejó en frente de la clínica. —¡Ay, Dios! ¿Dónde lo conseguiste? El bufido de Mauricio me hace soltar una carcajada. ¿Desde cuándo le molesta que Lizz