DAILA PETTERSEN. Los trabajos estaban aumentando y los problemas disminuyendo. Eso era algo que me tranquilizaba en un noventa por ciento. El prestigio mejoraba cada vez más, nuevos socios se unían a nuestro conglomerado y eso era beneficioso para nosotros. La paz llego, los personales pueden respirar tranquilos porque no perderán su trabajo, las entrevistas fueron realizadas y muy pocos fueron destituidos de su cargo. Los investigadores no encuentran nada en contra de Fabricio, pero las fallas vienen de ahí, de su cargo. Desapareció y volvió con los papeles, pero aparentemente no había nada. Eso me enojaba. Por alguna extraña razón eso me llenaba de enojo, porque en el fondo sé que él es el responsable. —¡Ahg! —exclamo alterada y sin darme cuenta mis uñas estaban clavadas en la mesa. ¿Cómo lo hice? Observo mis dedos y mis uñas están bien, pero el esmalte rasgado, la abolladura en la mesa son profundas. Una sola vez viví algo similar y fue cuando me enojé con mis padres por no deja
Camino hacia la cama, miro mi cuerpo y tengo puesto un camisón al estilo victoriano, una suave briza ingresa por la ventana logrando sobresaltarme en mi lugar. —¿Dónde estoy? —pregunto, bloqueando netamente mi mente, no sé cómo logro hacer eso, pero todo porque no sepa lo que pienso o lo que me pasa. —En Transilvania —con una voz un poco más tosca. Mis ojos se abren demasiado. Estoy en Rumania. En el castillo de —no me jodas— pienso, y puedo ver su sonrisa. —¿Estás diciéndome que viaje siete mil cuatrocientos kilómetros? —inquiero preocupada y muy enojada. —Así es —arguye—, casi dieciocho horas. —Necesito volver, necesito regresar, trabajar. En quince días debo volver al hospital —empiezo a caminar de un lado para otro. —Cálmate y hablaremos —lo miro, muy enojada para ser honesta. Toco mi rostro, miro mis brazos buscando rastros de heridas, pero es obvio que no lo voy a encontrar. —Lo hiciste de nuevo. Pasaste tu lengua sobre mi piel como si yo fuera un hueso. —Sí y lo haría si
La confesión de Gael era algo sumió el habiente en un silencio aterrador, si de por si el castillo era como la de una película de terror, éste ambiente sordo lo hacía ver mucho peor. —¿Pueden explicarme porque quiere eliminarlos? —pregunto, un poco preocupada de esta situación. —Poder —responde Gael, observándome y puedo notar en sus ojos preocupación. —¿A quién busca? —me atrevo a preguntar. —Buscan a la hibrida. La loba blanca y la hechicera más poderosa —explica su madre. —Entonces búsquenla y lleguen a un acuerdo. —Ese es el problema. No sabemos nada de ella, solo que es mujer. No sabemos si ya sabe de sus poderes, de lo que es y tememos a que la encuentren primero y le envenenen la mente, ya que según la leyenda ella volverá para salvarnos, pero tambien a cobrar venganza. Proceso la información que me dan para poder entender mejor. Todo esto es un muy difícil de asimilar, aunque quisiera, aun no acepto saber de sus existencias. —Por lo que veo ustedes tienen algo que ver e
Han pasado dos semanas desde que estoy aquí, en esta cárcel terrorífica, cual película de terror, nadie me habla, todos parecen muertos vivientes caminando por aquí de vez en cuando. Los guardias me acompañan a donde voy y eso me desespera. La madre de Gael me ha acompañado en pocas ocasiones a almorzar o cenar, por lo que la mayor parte del tiempo paso encerrada en el despacho o en mi habitación. Lo bueno es que me he estado concentrando en la infinidad de trabajo. Paula se ha encargado de mandarme todo lo que pido en mi correo y mi padre tambien, quien se encuentra contento por el avance de la empresa. Ya volvió a ser el mismo, ya tanto que ni le importa que paso de mí, solo cree que estoy de vacaciones. De Gael no sé nada, creo que ha salido en la búsqueda de la presunta bruja loba desaparecida, que deben encontrar para evitar el caos. Derek tampoco ha pasado por aquí por lo que no sé qué ha sido de él también. Gracias a los trabajos no me he sentido tan sola y he podido distraer
GAEL CLAYTON Durante todos estos días, me he dedicado a buscar a la supuesta hechicera que tiene a todos con un nudo en la cabeza tratando de descifrar la identidad de la misma. Estamos buscando a ciegas, no sabemos quién podría ser, si es una niña o ya una mujer. Si sabe de los poderes que posee, del peligro que corre o simplemente de que conllevaría si obtiene una información tergiversada. Por otra parte, en estos momentos me encuentro enfadado, muy enojado con Derek por ocultarme que mi Jeze sufrió un accidente, específicamente ocultarme que recibió golpes por su causa, así tambien eso significa que no obedeció a mis órdenes cuando fui claro que debía protegerla. Es por ello, que en estos momentos me encuentro azotándolo con unas cadenas de plata, mientras se encuentra amarrado con el mismo material y expuesto a la luz del sol que ingresa por el centro de la habitación. —Te dije que la cuidaras, no que la mataras —exclamo furioso mientras otro latigazo de plata impacta por su es
De mi parte, la ignoro completamente y me centro en Derek, quien se encuentra parado en el ventanal observando la oscuridad. No me he percatado de que la noche ha llegado, siendo adornado el cielo por las resplandecientes estrellas que habitan en él. Me brinda una mirada nada agradable, piensa decir algo, pero se arrepiente y va directamente al sanitario. No me muevo del lugar esperando a que salga de su glorioso momento de relajación. Una vez que sale, va directamente a su closet para después salir vestido con un jeans rasgado y una remera ajustada, dejando resaltar sus músculos. —¿Piensas quedarte ahí parado toda la noche? —pregunta, mientras lo veo aplicarse perfume. —Quiero hacerte unos encargos —digo cuando en realidad quería pedir disculpas, pero eso no lo admitiré. —Claro, solo eso quieres. ¿En serio no te das cuenta de la manera en que me castigaste? Casi me matas y no de hambre —inquiere indignado. Admito que cometí un error. —No me hables de esa forma, soy tu Rey. —Pero
Después de unas largas y aburridas horas, por fin nos encontramos aterrizando. Luego de finalmente estar saliendo del aeropuerto, pido un taxi y me retiro a una joyería a elegir un anillo especial para ella. Provisorio nada más, pues la que quiero para su dedo le pediré a mi madre que lo mandé a fabricar con un diseño especial, que nos caracterice a ambos. Elijo la más costosa y fina pieza de oro para ella, porque lo mejor será siempre para mi amada, una vez pagado pido al taxista que me lleve a mi pequeño hogar para darme un baño y poder así estar más relajado antes de proponerle. En el camino llamo a Derek, quien secamente y sin ánimos de hablar acepta encontrarse conmigo y aunque al principio sonó sorprendido de que estuviera en la ciudad, trato de ocultar dicha reacción. No puedo evitar sentir cierta emoción cuando sé que voy a verla y cuando existe la mínima posibilidad de que acepte ser mi esposa. Podría estar todo el tiempo con ella y recuperar el tiempo perdido, demostrarle q
Tenía planeado pedir la mano de ella al día siguiente; no obstante, decidí abstenerme a parecer un necesitado de afecto y hacer las cosas bien. Es por ello que estos momentos me encuentro conduciendo hasta su casa, pues la he invitado a una cena. Después de insistir por una semana, al fin aceptó, pues su ridícula excusa era que no quería relaciones con personas con quienes tenía negocios. Si tan solo supiera que todo será de ella. Su padre se mostró alegre al notar mis intenciones con su hija, más bien, lo que creo que le interesa es el dinero, aunque de seguro tiene algo de sentimiento en ese viejo corazón. Su madre casi nunca se encuentra en su puesto de trabajo, pues como he de esperarme, es la típica mujer que despilfarra dinero sin importarle nada, más cuando su empresa estuvo a punto de caer. Fui sincero desde un principio con ella, le pedí una oportunidad para conocerla, para conocerme y si funciona intentar algo más. Fui sincero al decir que me atrae, así también en la conve