GAEL CLAYTON No he parado de recordar su cuerpo con poca tela y aunque no la miré como podía haberlo hecho, vi lo suficiente para que mi cuerpo reaccionara ante tan eventualidad. Luego pienso en lo que me dijo cuando estaba en mi forma animal, por su mente pasa miles de cosas, que es imposible estar en ellas, pero sus pensamientos son tan peculiares que a veces quisiera reír a carcajadas. —Hace tiempo no te veo sonreír de ese modo —dice Derek, quien se encuentra sentado en mi frente. —Solo estoy recordando lo que dijo Jezebeth. —¿Y qué dijo? —Cuervo come ojos —digo conteniendo una risa, pero la carcajada que se mandó mi amigo fue sorprendente, quizás se escuchó hasta el palacio. —Esta mujer nos ha puesto nombres muy ridículos. Alienígenas, cara pálida, terrorífico, cuervo come ojos, lee mentes. En serio, es estupenda, me cae bien. —Realmente su imaginación vuela muy alto. Aunque a veces logra bloquear su mente y no entiendo como lo hace. —Deberías dejar de hacer eso —sugiere.
La luz del sol entra por la ventana y de cierta forma me molesta, pues no puedo estar mucho tiempo bajo Él. De alguna u otra manera lo soportamos, pero nos debilita, por lo que normalmente tratamos de evitarlo, más cuando no nos alimentamos como se debe. Descansamos a medias, porque normalmente no dormimos. Luego de todo el trajín para asearme y vestirme, salgo de mi habitación, para ir a subir a mi auto y emprender mi viaje hasta el edificio de mi amada. Por alguna razón que no entiendo, esa mujer se ha convertido en la luz de mi oscura realidad, le ha dado la esperanza que he anhelado desde siempre. Somos seres superiores, con habilidades sobrenaturales y aun así me siento pequeño a su lado. Conduzco a una velocidad moderada, el trafico aun me molesta un poco, sin embargo, debemos acostumbrarnos a esto. Relacionarnos. Entiendo que en el pasado hubo muchas pérdidas de vidas inocentes, que pagaron por culpa de las guerras entre nosotros. Pero a pesar de ello, quiero que entiendan qu
Luego de esa rara conversación, empecé a trabajar en lo que realmente me importaba la seguridad de mi pueblo y de mi amada; por lo que decidí ausentarme nuevamente y dejarle todo a cargo a la señorita, ella es más buena en eso que yo. Debía volver a mi hogar, avisar a mi pueblo y poder entender más a fondo la situación para poder protegerlos. Cuando por fin llegué, di aviso de lo ocurrido, así también asistí junto a una bruja, quien me hablo de una antigua leyenda, sin embargo, eso no tiene nada que ver con lo que me dijo el brujo. —Voy más por la segunda opción, pues solo quiere venganza —hablo, para después ponerme de pie. —Entonces pertenecía a algún clan de brujos más no hechiceros. Pero para poder destruirte necesita un poder extremadamente enorme y ese poder solo tiene ella. —¿Crees que sabe de ella? —pregunto. —Lo más probable. Pero sería un peligro, porque ella puede que no sepa de la existencia de su poder. Todas las palabras que salieron de la boca de esa bruja me diero
DAILA PETTERSEN. Los trabajos estaban aumentando y los problemas disminuyendo. Eso era algo que me tranquilizaba en un noventa por ciento. El prestigio mejoraba cada vez más, nuevos socios se unían a nuestro conglomerado y eso era beneficioso para nosotros. La paz llego, los personales pueden respirar tranquilos porque no perderán su trabajo, las entrevistas fueron realizadas y muy pocos fueron destituidos de su cargo. Los investigadores no encuentran nada en contra de Fabricio, pero las fallas vienen de ahí, de su cargo. Desapareció y volvió con los papeles, pero aparentemente no había nada. Eso me enojaba. Por alguna extraña razón eso me llenaba de enojo, porque en el fondo sé que él es el responsable. —¡Ahg! —exclamo alterada y sin darme cuenta mis uñas estaban clavadas en la mesa. ¿Cómo lo hice? Observo mis dedos y mis uñas están bien, pero el esmalte rasgado, la abolladura en la mesa son profundas. Una sola vez viví algo similar y fue cuando me enojé con mis padres por no deja
Camino hacia la cama, miro mi cuerpo y tengo puesto un camisón al estilo victoriano, una suave briza ingresa por la ventana logrando sobresaltarme en mi lugar. —¿Dónde estoy? —pregunto, bloqueando netamente mi mente, no sé cómo logro hacer eso, pero todo porque no sepa lo que pienso o lo que me pasa. —En Transilvania —con una voz un poco más tosca. Mis ojos se abren demasiado. Estoy en Rumania. En el castillo de —no me jodas— pienso, y puedo ver su sonrisa. —¿Estás diciéndome que viaje siete mil cuatrocientos kilómetros? —inquiero preocupada y muy enojada. —Así es —arguye—, casi dieciocho horas. —Necesito volver, necesito regresar, trabajar. En quince días debo volver al hospital —empiezo a caminar de un lado para otro. —Cálmate y hablaremos —lo miro, muy enojada para ser honesta. Toco mi rostro, miro mis brazos buscando rastros de heridas, pero es obvio que no lo voy a encontrar. —Lo hiciste de nuevo. Pasaste tu lengua sobre mi piel como si yo fuera un hueso. —Sí y lo haría si
La confesión de Gael era algo sumió el habiente en un silencio aterrador, si de por si el castillo era como la de una película de terror, éste ambiente sordo lo hacía ver mucho peor. —¿Pueden explicarme porque quiere eliminarlos? —pregunto, un poco preocupada de esta situación. —Poder —responde Gael, observándome y puedo notar en sus ojos preocupación. —¿A quién busca? —me atrevo a preguntar. —Buscan a la hibrida. La loba blanca y la hechicera más poderosa —explica su madre. —Entonces búsquenla y lleguen a un acuerdo. —Ese es el problema. No sabemos nada de ella, solo que es mujer. No sabemos si ya sabe de sus poderes, de lo que es y tememos a que la encuentren primero y le envenenen la mente, ya que según la leyenda ella volverá para salvarnos, pero tambien a cobrar venganza. Proceso la información que me dan para poder entender mejor. Todo esto es un muy difícil de asimilar, aunque quisiera, aun no acepto saber de sus existencias. —Por lo que veo ustedes tienen algo que ver e
Han pasado dos semanas desde que estoy aquí, en esta cárcel terrorífica, cual película de terror, nadie me habla, todos parecen muertos vivientes caminando por aquí de vez en cuando. Los guardias me acompañan a donde voy y eso me desespera. La madre de Gael me ha acompañado en pocas ocasiones a almorzar o cenar, por lo que la mayor parte del tiempo paso encerrada en el despacho o en mi habitación. Lo bueno es que me he estado concentrando en la infinidad de trabajo. Paula se ha encargado de mandarme todo lo que pido en mi correo y mi padre tambien, quien se encuentra contento por el avance de la empresa. Ya volvió a ser el mismo, ya tanto que ni le importa que paso de mí, solo cree que estoy de vacaciones. De Gael no sé nada, creo que ha salido en la búsqueda de la presunta bruja loba desaparecida, que deben encontrar para evitar el caos. Derek tampoco ha pasado por aquí por lo que no sé qué ha sido de él también. Gracias a los trabajos no me he sentido tan sola y he podido distraer
GAEL CLAYTON Durante todos estos días, me he dedicado a buscar a la supuesta hechicera que tiene a todos con un nudo en la cabeza tratando de descifrar la identidad de la misma. Estamos buscando a ciegas, no sabemos quién podría ser, si es una niña o ya una mujer. Si sabe de los poderes que posee, del peligro que corre o simplemente de que conllevaría si obtiene una información tergiversada. Por otra parte, en estos momentos me encuentro enfadado, muy enojado con Derek por ocultarme que mi Jeze sufrió un accidente, específicamente ocultarme que recibió golpes por su causa, así tambien eso significa que no obedeció a mis órdenes cuando fui claro que debía protegerla. Es por ello, que en estos momentos me encuentro azotándolo con unas cadenas de plata, mientras se encuentra amarrado con el mismo material y expuesto a la luz del sol que ingresa por el centro de la habitación. —Te dije que la cuidaras, no que la mataras —exclamo furioso mientras otro latigazo de plata impacta por su es