Christina se asomo por la ventana, tocándose los labios y observaba como Santiago se montaba en el auto y se iba, sentía que le faltaba el aire, inhaló profundo, llenando los pulmones de aire. Le temblaba el pulso. Y de pronto recordó esa frase que le llamo mucho la atención “Interés romántico sexual”. Se rio nerviosa, Se mordió el labio inferior, realmente ella quería expresar ese interés mutuamente.―¿Qué acabas de hacer Christina? ¿Le dijiste que No? Pues era obvio que no le iba a decir que si, tan rápido, apenas nos sentamos a conversar hoy. —dijo hablando sola, al tiempo que se tiraba en la cama de su habitación.Tras quitarse la ropa para darse un baño pensó, —¡Dios! No se puede negar que tiene una sonrisa hermosa. —Christina, ya no pienses en ese hombre. —Se reprendió con firmeza.Santiago, en cambio, trataba de asimilar el rechazo que le hizo Christina. El despertador sonó a las siete de la mañana. Sin Frank, Christina debía levantarse, desayunar, hacer yoga un rato y alistar
De pronto a Christina le pareció muy perturbador haber pensando en Santiago de esa forma. No era que fuese una puritana ni mucho menos, aquello tenía que ver más con la percepción que tenía de sí misma como ser sexual. Se había pasado los últimos tiempos incluso años, llena de una ansiedad sexual destructiva y teniendo relaciones poco placenteras. Había olvidado como era sentir ese tipo de anhelos e impulsos eróticos.—“sonó el timbre del apartamento, alguien está llamando a la puerta”.Christina salió de la habitación, bajó las escaleras y se asomo por la ventana para saber quien tocaba.—Andrés, que sorpresa —dijo. —Sí, querida soy yo, vine a buscarte, porque nos vamos de fiesta.—¿De fiesta? Si, sabes que aun no estoy de ánimo.—Por esa razón vine a buscarte querida, para subirte el ánimo, vamos te espero en el carro con Marcos.—Está bien… Nos vemos en un momento.Christina se animo y solo le faltaba unos retoques, llevaba una falda corta con una abertura a un costado, que dejaba
—Vamos, te espero adentro querida, no creas que me voy a quedar de brazos cruzado, pensando y observando cómo dejas perder a un bombón. —dijo Andrés al bajar del auto.—JaJa, pues Dejame decirte que no bajare del auto y menos para tropezarme al presumido de Santiago, quizás vaya él a pensar “no se aguanto y vino a verme”. Así que no me bajaré del auto.—Porsupuesto que te vas a bajar, así te tenga que arrastrar tu vienes con nosotros. —expresó con ímpetu Andrés.—¿Pero es que no quiero ? —refunfuñó ella con semblante de obstinación.—Porque el tipo te encanta y tú a él, yo no dejare y tampoco lo permitiré de que pierdas laoportunidad de comerte un tipo que, en el fondo, te gusta mucho.A Christina no le dio chance de objetar nada más. Sus amigos la sacaron y comenzaron a caminar en dirección a la tienda con ella a cuestas, sosteniéndola por cada brazo. —Buenas noches, una caja de Whisky etiqueta Roja por favor —pidió Andrés.Santiago alzó la mirada para encontrarse con los dos hombr
Christina comenzó a reírse histérica de aquella ocurrencia, mientras negaba con la cabeza, y le daba la espalda. «Este tipo me va a matar, será mi perdición», pensó. Se giró de nuevo hacia él para encararlo.—Sé serio, Santiago, por Dios.—No has contestado mi pregunta, entonces sí sales con hombres, es a mí a quien rechazas —comentó en tono de broma para cambiar el tema, comenzaba a verla demasiado nerviosa y no quería que eso evitara la conversación entre ambos.—Sí, pero es que ellos son gais.—¿Entonces me discriminas porque soy heterosexual? Christina, nunca te imaginé como ese tipo de personas, mira las sorpresas que da la vida —expresó con burla, de lo más dramático.—Muy gracioso Santiago. Si quieres, puedes venir con nosotros, podríamos pasarla bien,digo... como amigos.—Mmm, ¿cómo amigos? —dijo en tono dubitativo, al tiempo que alzaba las cejas en gestopensativo y arrugaba la cara en una mueca de desagrado—. No, gracias. Paso. No estoy interesado en ser tu amigo. —Remató
—Santiago es que no sé qué decirte… Una parte de mí quiere decirte que sí y no sé qué decirte.Christina no consiguió decir nada más, así que se alegró cuando él comenzó a hablar.—Hagamos algo. Si quieres, guarda tu número telefónico en mi teléfono celular. Yo te invitaré a salir otra vez dentro de unos días. Tal vez, entonces tengas claro si quieres o no hacerlo. Si la respuesta resulta negativa, pues no te llamaré de nuevo y créeme que no habrá ningún tipo de resentimientos. Cuando vengas por acá, por la tienda te trataré como a cualquier otro cliente. ¿Te parece?—Dame tu teléfono —contestó ella de inmediato, mientras juntaba los labios para evitarSonreírse. Santiago sacó el teléfono del bolsillo para entregárselo. Christina tecleó y se llamó a sí misma, rectificando haber escrito su número correctamente. Luego guardó el contacto y le entregó el teléfono, siendo ella la que le rozó la mano y los dedos a propósito esa vez.—Buenas noches, Santiago —dijo mirándole a los ojos fijame
—Ok, te espero mañana —dijo ella que intentaba sonar lo mas calmada posible, pero en realidad, había comenzado a brincar por toda la cocina —Espera Santiago, ¿cómo debo vestirme? Digo.—Lo que tú quieras… como te sientas más cómoda, aunque siéndote sincero, no me molestaría si repites la falda de la otra vez, me gusta cómo se te ven las piernas desnudas. —Christina tragó hondo, pensando en que era un atrevido tal cosa. —Viste algo sencillo, la ropa es lo de menos, no te preocupes por eso.—Ok me parece bien —consiguió decir modulando la voz, para que no escuchase su respiración agitada.—Bueno que duermas bien, Christina. Nos vemos mañana.—Buenas noches.Christina sentía la adrenalina corriéndole por las venas. Se paró en seco a mitad de la habitación y se preguntó si eso era normal. Se rio de sí misma, se sentía entusiasmada, eso era lo único importante. Se vio tentada de llamar a Andrés, pero desechó la idea, la noticia debía dársela en persona. Iría a buscarlo a la peluquería al
—¡Santiago… Pasaste casi 30 días sin llamarme! ¿Por qué esperaste tanto tiempo para llamarme? ¿Es una estrategia o te querías vengar de mí, porque te dije que no desde un principio?Santiago que estaba encendiendo la camioneta, se giró a mirarla asombrado por tal pregunta. —Ninguna de las anteriores querida Christina. Solo te di tiempo, quería que pensaras bien las cosas, que no tomaras decisiones precipitadas por sentirte presionada. Por esa razón pasé tanto tiempo sin llamarte. Pero como ya sé que te hice sentir mal por eso y estuviste mucho tiempo pendiente del teléfono a que te llamara, te pido una disculpa por eso —Bueno, está bien.—Me doy cuenta que contaste los días. —dijo Santiago con una sonrisa.—Christina rodó los ojos hacia arriba en respuesta.—Que engreído eres.—Para mí también fue una dura espera, a diferencia de ti, no tenía ningún tipo de certeza. Tengo más de tres semanas pensándote con la incertidumbre y angustia de lo que fueses a decir.—Pero si yo te di mi nú
Christina, tomó la mano que él le ofrecía, disfrutando del contacto de aquella piel a cuyo tacto comenzaba a acostumbrarse. Subieron un tramo más de escaleras, hasta la terraza, en donde la suave brisa del final de la tarde los arropó. El lugar estaba lleno de macetas con algunas plantas decorativas, otras con tomates, pimentón, hiervas como culantro, menta, espinacas, entre otras. Santiago la guio hasta una manta en el suelo, dispuesta con varios cojines, un par de copas, platos, así como una hielera con un champan enfriándose. Todo era sencillo y estaba colocado de una forma muy ordenada y bonita. Él dejó la cesta y comenzó a enseñarle el lugar, incluyendo la vista de las casas circundantes, así como un centro comercial muy grande que estaba más adelante.—Dime Santiago ¿Todas estas plantas ya estaban aquí? porque si también se te da la jardinería me desmayo.—También se me da la jardinería.Christina fingió desvanecerse y Santiago la sostuvo entre sus brazos. Era un juego, sin emba