Lyna apretó los puños con furia, no permitiría que Ahmed recordara su vida junto a Mía, él le pertenecía, era un amor egoísta, lo amaba, pero tan bien amaba su fortuna.Sabía que se aproximaba el día que tendría que regresar a Dubái, solo había viajado a Nueva York para acompañar a Ahmed al aniversario del corporativo, por lo que no había llevado con ella a sus hijos, tenía que buscar un pretexto para hacerlo regresar de inmediato, quería que recuperara el corporativo para sus hijos, pero sí seguía ahí, Mía sería un constante peligro.Ahmed despertó por la mañana, el dolor de cabeza que sentía era terrible, peor aún era la resaca, Lyna se acercó llevando con ella una bandeja con el desayuno, lo primero que le ofreció fue un jugo, él lo tomó rápidamente.—Gracias. —Ahmed agradeció el gesto, pero a Lyna le desagrado que lo hizo de manera muy fría.—Por la tarde regresaré a Dubai, nuestros hijos no están acostumbrados a estar tanto tiempo lejos de mí.—Será mejor que lo hagas, yo regresa
Mía encendió la luz, volteó hacia todos lados esperando encontrar al hombre que había visto en su habitación, pero al parecer había sido tan solo su imaginación, suspiro aliviada de que tan solo hubiera sido eso, al hacerlo pudo sentir una fragancia conocida, era ese aroma de madera y almizcle que conocía a la perfección.Se levantó para revisar detenidamente la habitación, no había nada, su imaginación continuaba jugándose una mala pasada.Regresó a la cama, se cubrió con la manta, intentó dormir, pero su mente se negaba a permitirlo, iba de un pensamiento a otro rápidamente.Por la mañana, se levantó para darse un baño antes de bajar a desayunar con sus hijos para llevarlos al colegio, al verse frente al espejo, dos oscuros círculos rodeaban sus ojos, se colocó un poco de maquillaje para disimularlos.Salió de su habitación para dirigirse hacia la habitación de sus hijos, los gemelos no estaban ahí, tal vez ya estaban abajo desayunando, el pequeño Ahmed aun dormía, después de contem
Ese día Mía no pudo dormir, se sentía desesperada, Cambell e Ibrahim fueron a la casa de Ahmed a buscarlo, la casa se encontraba cerrada y las luces apagadas, se dirigieron hacia el aeropuerto, el hangar donde debería encontrarse su avión privado se encontraba vacío.—Simplemente no lo puedo creer, se los ha llevado, está vez mi hermano se ha pasado.—Se ha pasado tres cuartos, mi amigo está actuando cada vez más extraño.—Y ahora cómo le diremos a Mía lo que ha pasado, no tengo el valor necesario para hacerlo.—Yo menos, será mejor que llame por teléfono a las chicas para que llamen a algún médico que esté presente, creo que será necesario.—Que le den por mientras algún té relajante, así la noticia no la alterara tanto.—Ufff será difícil que lo tomé con tranquilidad, yo creo que ni con un sedante para caballos, sus hijos lo son todo para ella, Ahmed solo lograra que lo odie con estos actos.Los dos subieron a la camioneta para regresar a la casa de Mía, dentro de ella la pobre chic
Cuando el paisaje que ofrecía Dubái empezó a verse a través de la ventana, Mía el corazón de Mía empezó a latir fuertemente, pidió a la nana que llevara con ella a su hijo.Al tenerlo entre sus brazos lo abrazó, mientras le daba un tierno beso, tenía miedo de perderlo, ¿Y sí Ahmed se lo quitaba y se deshacía de ella? Tal vez debió dejar a su hijo con Caroline, así sabría que estaría a salvo, Vinizzio podría brindarles protección.Al avión fue descendiendo, Mía quería alargar ese momento, moría en deseos por ver a sus hijos, pero sentía incertidumbre por saber cuál sería su destino. Cuando la puerta del avión se abrió, Basima, Amira y la nana bajaron primero, Mía respiró profundamente antes de hacerlo, mientras bajaba las escaleras del avión, pudo ver a Ahmed que las esperaba al final de ella.El árabe estaba vestido con una Kandura tradicional blanca, y en su cabeza una ghutra, llevaba puestos unos lentes oscuros, afortunadamente Mía también traía puestos unos, así él no podía ver qu
Para Mía la noche fue muy larga, fingió dormir, mientras se cubría de pies a cabeza con la manta, había intentado persuadir a Ahmed para que se fuera a otra habitación, o durmiera en algún sillón.Por supuesto que él se negó rotundamente, y cuando ella se levantó para ir a otro lado, él la tomó por la mano y la obligó a regresar a la cama.—No te comeré, eso te lo aseguro, entre nosotros no pasará nada que tu no quieras, te tocaré sólo que tú me lo pidas. —Ahmed sonrió pícaramente al decirlo, Mía volteó hacia otro lado enseguida, él estaba sonriendo, era esa sonrisa que a ella le gustaba, su sonrisa atrevida, en ese momento recordó todas las sonrisas del árabe, había nombrado cada una de ellas.—¿Yo pedirtelo? Ja, ja, ja, me encanta su optimismo señor Jeque. —No pensaba demostrarle lo que sentía.A Mía le pareció que Ahmed era un fresco, ¿Cómo se atrevía a decir eso? Era un completo egocéntrico.—Hasta mañana, Mía, sí necesitas algo, no dudes en despertarme, lo haré con gusto.A ella
Los invitados de Ahmed volteaban a ver a Aisha y a Lyna intermitentemente, luego fijaron sus ojos sobre el Jeque, interesados por la reacción que tendría ante aquello, Ahmed enrojeció, era claro que las personas que lo rodeaban en ese momento estaban interesadas en su respuesta.—Lyna, creo que estás malinterpretando las cosas, sabes bien que Mía es la única Jequesa. —El árabe lo dijo con firmeza, no le importaba que Lyna se molestara después de todo lo que había hecho.—Ahmed, ¿Cómo puedes hacerme esto? Yo soy tu primera esposa, me estás humillando, no puedo creerlo.Lyna se alejó de ahí ante la mirada asombrada de los invitados.—Siento mucho el mal momento que han pasado, contar la historia sería muy largo, mejor disfrutemos del espectáculo, ya empezarán a correr los caballos. —Dijo esto mientras tomaba a Mía por la mano y la atraía a su lado.Mía no se sentía cómoda después de lo sucedido, pero para no dar un mayor espectáculo, se quedó al lado de Ahmed.Poco después, Ahmed y los
En Nueva York, Kareem había intentado localizar a Mía sin lograrlo, el teléfono de la chica estaba fuera de servicio, se preocupó al pensar que algo podría haberle pasado, decidió ir al corporativo para hablar con Cambell.—¿Qué es lo que te trae por aquí? —Preguntó el rubio con desconfianza.—He estado intentando localizar a Mía, sin lograrlo, me he preocupado, ¿Está todo bien?—En primera, para ti es la señora Assad, creo que el que estén colaborando en negocios no te da el derecho a tutearla, es la esposa del que se supone es tu amigo, y tienes que respetarla, y en segunda, ha regresado a Dubái con su marido, en cuanto a los negocios, nos ha firmado un poder a Ibrahim y a mí para que nos hagamos cargo.Kareem frunció el ceño, esperaba poder trabajar junto a Mía en el nuevo proyecto, eso le daría la oportunidad de conquistarla, en verdad le interesaba.—Me parece extraño que haya tomado la decisión de regresar de imprevisto, tenía planes de impulsar el nuevo proyecto, siento que sin
Ahmed se quedó viendo con mala cara a la persona recién llegada, esperó con calma a que se acercara a ellos, intentaba mantener la calma, pero sentía que saldría humo de su cuerpo en cualquier momento.—Amigo, que sorpresa, cuando decidí visitar a Malak no creí encontrarme aquí con ustedes. —Kareem se acercó sonriente, pero Ahmed se dio cuenta que su mirada se encontraba fija en su esposa.—Vaya, sí que nos has sorprendido. —Contestó con desagrado.Kareem se acercó a saludarlo como se hacía tradicionalmente, colocando colocando su mano sobre su hombre, Ahmed hizo lo mismo, Kareem también le dio un beso en cada mejilla, eso era muy común entre los árabes al saludarse informalmente.A Ahmed le hubiera gustado arrancarse las mejillas en ese momento, volteó para ver de qué manera saludaba Kareem a Mía, al ver que le daba un beso en la mejilla, se acercó a ellos, se le quedó viendo al otro árabe retadoramente.—¡Hey! Tranquilo amigo, solo la estoy saludando. —Exclamó Kareem, Ahmed pudo dar