—Beatriz quiero que me mires a los ojos, no tengo la necesidad de mentirte, realmente te encontramos en un área alejada de la sala de parto, no sabemos qué hacías ahí, pero tienes razón en tus palabras y te creemos, te atendí al momento y tu desgarre fue grande, además que tu placenta seguía dentro de tu cuerpo, te cuidamos y ahora estás estable, pero no sabemos dónde está el bebé que diste a luz, además que no tienes ningún registro de haber sido ingresada—
Ella lo miraba fijamente a los ojos, realmente no veía mentira en ellos, pero por que su cerebro aún no podía reaccionar a lo sucedido, ella estaba en shock, vio al hombre uniformado que la atendió, además el dejo que ella sintiera a su hija, pero por que ella no estaba ahí, sus preguntas no la dejaban reaccionar, el médico al percatarse de que ella estaba en un estado de trauma, decidió hablar nuevamente.
—¿Entiendes lo que te digo? No sabemos dónde está el bebé— el termino de hablar y fue ahí donde ella se fue en llanto.
Un fuerte grito de la mujer asustó a todo el personal, era solo una niña aprendiendo a ser mujer, Beatriz sujeto con fuerza la bata del médico hasta romperla, ella estaba fuera de sí, era una mujer en un estado de desesperación, tiro todo lo que estaba a su alrededor, se arrancó las vías, su estado era miserable, el dolor de una madre al perder a su hijo no tenía explicación, pero más aún cuando no tenía un cuerpo a quien llorarle, la pequeña de cabellos dorados había desaparecido, el hombre no le dio la oportunidad de mirar sus ojos al menos.
El médico miró a la enfermera, y en un intercambio de miradas inmovilizaron a Beatriz, debieron sedarla y esperar que un familiar apareciera, sus manos y pies fueron atados a la baranda de la camilla con tiras de la misma sabana que habían rasgado entre la pelea que se vivió un momento atrás.
El médico molesto salió hasta la recepción en donde se encontró con otro escándalo, Roberto luego de ser neutralizado por los policías que fueron llamados anteriormente para resolver el caso de la beba perdida, el hombre se volvió a alterar al escuchar la voz de su mujer, él era un joven deportista, su fuerza era bruta y más en una situación por la que estaba pasando, era su esposa y su hija las que estaban en peligro al parecer.
—¿Que estás sucediendo aquí? — con el cabello despeinado y sudado por todo lo vivido con la mujer alocada.
Un policía se acercó para dar un informe de lo que estaba sucediendo, era dos escenarios y todos estaban cansados, neutralizar al joven no fue tan fácil como lo creían, ellos también habían sudado mucho.
—Este hombre ha venido preguntando por su esposa y su hija, al parecer es el esposo de la mujer desconocida—
Solo basto que el policía dijeras dichas palabras, para que las pupilas de Roberto se dilaten y su fuerza descomunal saliera a flote, él se abalanzo encima de médico, lo sujetó con fuerza por la bata en busca de respuestas.
—¿Dónde está mi esposa y mi hija? — Roberto sudaba y su rostro estaba rojo por la molestia.
El médico no lo podía creer, la pareja había arremetido en su contra de la misma manera, no cabía duda que eran unos delincuentes sin educación.
—Le pido que me respete y me suelte, aparte de ser médico soy un hombre mayor, y usted no es más que un chiquillo sin educación— con molestia y de forma despectiva se refirió al Roberto.
El médico tenía toda la razón, él se había preparado por muchos años hasta obtener su título, era una humillación que lo trataran a los golpes.
Con rabia y odio en los ojos Roberto lo soltó, los policías lo debieron esposar.
—La mujer se encontró en una habitación alejada de la sala de parto, es cierto que dio a luz, ¿Dónde está el bebé? Es la misma pregunta que nos hacemos, les pido que investiguen a la pareja— el médico habló mirando al policía a cargo, luego volteo su rostro hacia Roberto —tienes dos opciones, calmarte y llevarte a tu esposa o ir preso por agresión hacia un profesional—
Roberto no tenía más opción, así que asintió para darle la razón al médico, él necesitaba resolver su situación.
—Doctor, ¿podría ayudarme a conseguir a mi hija?— dichas las palabras, el médico volteo a verlo.
—Eso es trabajo de la policía, te aconsejo conseguir las grabaciones de los establecimientos cercanos, por que el hospital no tiene cámaras de seguridad en ningún lugar, espero puedas resolver tu caso—
Dichas las palabras le dio la espalda y siguió su camino, aún tenía mucho trabajo de guardia, era triste y lamentable la historia que habían vivido, nunca en su guardia le había sucedió, ¿Quién podría separar a un bebé recién nacido de su madre?
Los policías llevaron a Roberto hasta la comisaría, él debía formular una denuncia por la desaparición de su bebé, él no se sentía bien con la situación que estaba viviendo, algo no cuadraba con los policías.
En una habitación estaba el detective a cargo de su denuncia, quien miraba con desprecio al joven.
—Y dígame, ¿Cómo sucedió la desaparición del bebé? — una mirada de superioridad trataba de intimidar a Roberto, pero le faltaba más que eso para intimidar a un joven con una gran madurez.
—¿Cómo cree que podría saberlo? No he podido ver a mi esposa, esas preguntas las debería hacer al personal del hospital— el estaba molesto, eran en el hospital donde tenían que investigar.
Pero las palabras sugeridas al detective no fueron recibidas con agrado, ese joven no era más que un mal educado, le gustaba entrometerse en el trabajo de los grandes.
—¿Me estás diciendo que hago mal mi trabajo? Tu comportamiento no ayudará en la búsqueda de tu hija—
Las palabras fueron un puñal en el corazón del joven que no tardó en alzar su puño y arremeter en contra del detective, basto solo una oración para el entender que su hija fue secuestrada por personas poderosa, el alboroto fue grande y los policías a cargo le cayeron encima hasta el punto de golpearlo y dejarlo tumbado en el piso.
El detective trono su mandíbula y se dio cuenta que su rostro fue destrozado por un chiquillo sin dinero ni educación, así que actúo con traición, pateando el cuerpo que yacía tirado en el piso, Roberto contrajo sus músculos y aguanto la golpiza, el detective sació su rabia y antes de salir escupió al hombre con saliva y palabras.
—Lo mejor para ambos será desaparecer y olvidar que un día tuvieron una hija—
El hombre salió de la habitación en donde estaban encerrados, Roberto no era tonto, todo esto se debía a la relación que él llevaba con su esposa, ellos hicieron enojar a muchas personas poderosas, sin embargo, ellos lucharon hasta el final ¿pero a qué precio? Perdieron a su hija en mano de un impostor que fingió ayudarlos y todo por el no tener como pagarle una atención digna a su esposa.
Nadie lo estaba reteniendo en el lugar, le dejaron muy claro cuál sería la única salida para ellos, pero como le dices a una mujer que llevó por nueve meses a su hijo dentro de su vientre, que ya no hay un bebé, que tu hijo está en manos de personas malas, que no sabes como la trataran solo por el simple hecho de ser tu hija, como olvidar cada movimiento y el crecimiento de tu cuerpo, él necesitaba volver por Beatriz antes que cayera en mano equivocadas también.
Roberto se levantó y salió con el dolor intenso en su cuerpo por los golpes, él llegó al hospital y el médico al verlo no evitó ayudarlo, Roberto cayó en los brazos del hombre al que había agredido unas horas atras.
No era un área para atenderlo a él, pero esa golpiza no fue hecha por un solo hombre, el mismo sufrió por la fuerza del joven anteriormente, sabía muy bien que, si hubiese sido una pelea justa, el habría ganado sin duda alguna.
Roberto fue trasladado a la otra ala del hospital, tenía cuatro costillas rotas y su cuerpo totalmente molido a golpes.
Era un caso de abuso de poder, no era el primero que el médico presenciaba, le dio mucha lastima ver a una pareja tan joven sufrir la pérdida de su primer hijo, pocas parejas salían juntas adelante después de un golpe tan fuerte, las mujeres presentaban depresión y los hombres normalmente escondían todo su dolor, ellos necesitan de terapia sin duda alguna.
Dos días después estaba una pareja saliendo del hospital con las manos vacías, ellos llegaron con su bebé en el vientre y salieron con la tristeza más grande en sus corazones, Beatriz estaba bien de salud, pero Roberto tenía todo su pecho vendado, necesitaban sanar física y mentalmente por el bien de ambos.
Una pareja destruida psicológicamente, Beatriz con lágrimas en sus ojos ayudaba a su esposo que sufría por los intensos dolores, los analgésicos podrían aliviar el dolor de los golpes, pero no el dolor del corazón, un corazón que estaba roto y jamás volvería a ser el mismo, a ese corazón le faltaba una pieza que se había perdido o, mejor dicho, se la habían robado. Ellos caminaron hasta la parada de bus más cercana del hospital, ella no sabía conducir y él no podría hacerlo, aunque lo quisiera hacer, su mente estaba bloqueada, dejaría el auto allí estacionado y luego volvería por él. —Amor camina lento, no quiero que te lastimes— ella solo quería ser comprensiva con su esposo, pero el dolor era de ambos. —Estoy bien, no te preocupes— con una mirada dulce el pudo aliviar la preocupación de su esposa por un momento. Ellos viajaron hasta su pequeña casa, Beatriz estaba por abrir la puerta, cuando se sorprendió al escuchar un auto estacionarse detrás de ellos, era un auto negro de lujo
``17 años después´´ Mientras Alicia Rodríguez se alistaba para salir a sus últimas clases de la secundaria, pronto terminaría su preparación en la escuela y cumpliría su mayoría de edad, vivía con su madre, padre y hermana morocha, aunque eran jóvenes con diferencias del cielo a la tierra, sus padres las llenaban con el mismo amor a ambas, ellas tenían un lazo de unión y comunicación admirable, por esa razón ella nunca llegó a desconfiar de su origen. —Hijas, les he dejado el desayuno en la mesa de la cocina, nos vemos al final del día, les deseo lo mejor, recuerden que las amo— Candelaria la madre de ambas niñas adolescentes, trabaja en una casa de familia rica en el área de limpieza, mientras que su esposo trabaja en la misma casa de jardinero, en esa casa vive una adolescente un año mayor que sus hijas Alicia y Ámbar, toda la ropa desechada por la joven era regalada a las mujeres de servicio, gracias a eso sus hijas vestían de manera decente. —Gracias madre, no debiste, sabes qu
Las chicas se abrazaron con fuerza hasta que los maestros se hicieron presente a consecuencia del alboroto que los jóvenes tenía, era una zona urbana de clase baja y los jóvenes tenían un alto grado de rebeldía. —Venga, ¿Qué sucede aquí? — El director entró y la multitud desapareció en ese preciso instante, Carlos no dejó de mirar la obra de arte que había hecho, era la despedida de último año escolar, ellas verían si desaparecían o se quedaban sufriendo las calamidades de los corazones negros. Al ver que nadie responde y salieron con un gran escándalo corriendo, los maestros levantaron a las jóvenes hasta llevarlas al área de enfermería, Alicia abrazaba a su hermana, aunque ella era la más agredida al haber quedado destruida. —Ven Alicia, entra al baño y puedes asearte primero— La joven miró a su hermana y la soltó para entrar al baño, Ámbar quedó afuera con sus ojos triste al ver como dejaron a su hermana, el director se comunicó con Candelaria, ella debía retirar a las niñas, e
—¿Qué haremos ahora? Mi hija ya no está, nos debimos ir hace mucho tiempo atrás— con lágrimas en sus ojos y una parte de su corazón muerto. Así se sentía Candelaria, aunque no tenían lazos de sangre, ella amaba a esa pequeña niña a la cuido por toda su vida, la había amamantado, ella solo tenia una semana de nacida cuando el hombre la llevó a su vida, el solo dejo un fajo de dinero y se marchó para más nunca volver, no sabía de dónde la había sacado, jamás escuchó una noticia sobre la desaparición de una niña, pero para nadie era un secreto que ella era una niña muy fina en sus facciones del rostro, una nariz pequeña pero perfilada, sus hermosos ojos azules como el cielo, el cabello dorado, ella era una muñeca hermosa, solo tenia un problema en su crecimiento, ella avanzaba más lento y su desarrollo iba pausado delante del de su hermana quien era una señorita de grande proporciones, ellos no tenían el dinero necesario para cubrir las medicinas que ella necesitaba. —Debemos irnos muje
Alicia caminó por los matorrales que había en la finca a la que ella irrumpe en busca de ayuda, el miedo siempre está presente en su vida, le teme a todo, pero más aún a la oscuridad, la luna era su única compañera, esperaba que alguien pudiese brindarle el apoyo que necesitaba. A lo lejos visualizo una inmensa casa blanca, eran tan grande y de tres piso, ella nunca logró ver algo así de hermoso, estaba toda alumbrada, su corazón sintió tanta paz al sentir una señal en su vida, ella corrió sin fuerzas hasta llegar lo más cercano que su cuerpo le permitió, estaba a pasos de la entrada cuando escuchó los ladridos de unos enormes perros negros, eran tan grande sus dientes que ella sintió morir del miedo, el alboroto fue muy grande, ella corrió hasta la entrada de la casa y tropezó con un joven haciendo que ambos cayeran rápidamente. Derek un joven de 20 años y el hijo único de la familia, era el propietario de esos perros endemoniados, ellos solo obedecían a él, y ver como ése jovencito
Alicia salió en medio de la oscuridad, ella no quería ser una molestia para esas personas, se sentía triste por no despedirse de la señora hermosa que fue tan amable, mientras termino de caminar hasta la salida en donde había un gran portón, ella lo abrió y se agacho para despedirse de los perros, pero, aunque luchó y los regaño, ellos querían irse junto con ella.—Vamos Zeus y Nevados por favor regresen, vamos atrás—Pero los animales no le hacían caso, ellos seguían jugando a su alrededor, ella no tenía más opción que aceptar su nueva compañía.Ella se agacho y habló con los perros, como si ellos pudiesen entender lo que ella trataba de decirles, pero los animales eran muy inteligentes, ellos entendieron fácilmente lo que ella trataba de decirles.—Se van a ir conmigo solo con una condición, si su dueño nos encuentra y me quiere regañar, me deben de defender por favor—Los perros como si hubiesen entendido empezaron a ladrar, ella solo negó con la cabeza y empezó a caminar en busca
Derek condujo por más de una hora hasta llegar a un hotel, ellos debían de descansar, a su madre no le gustaba viajar de noche, le parecía muy peligroso y no le gustaba para nada la oscuridad.—Vamos madre baja, debemos descansar, aquí podrás llamar a mi padre y sentirte mejor——Hijo dejamos a Ali solo en medio de la vía— ella tenía el corazón triste, no era capaz de ver a un niño sufrir, el mismo le dijo que no tenía a donde ir.Derek estaba aún molesto, quería que su madre se olvidara de ese mocoso de una vez por todas, no soportaba escucharla hablar de él.—Es un ratero, quien sabe que quería hacer con mis perros, el se debe saber defender, además que es tan astuto que los encanto—Beatriz sintió que perdió el tiempo educando a su hijo, a el le faltaba nobleza en su corazón, no quería escucharlo más, así que solo le dio la espalda y caminó hasta el interior del hotel, Derek se encogió de hombros y fue a sacar a sus perros, ellos necesitaban hacer sus necesidades, pero bastó que él
Luigi colocó la vía en la joven, seguido de un suero, necesitaba hidratar su cuerpo, estaba tan débil que apenas le consiguió la vena, la fiebre había bajado rápidamente con la medicina.—Listo, solo queda esperar a que despierte, sus pies tienen ampollas, pero recomiendo que sea él quien las atienda, dejaré la medicación encima de la mesa, si necesitan de mis servicios pueden volver a llamarme—El médico que era amigo de la familia se despidió profesionalmente y salió de la habitación sin esperar respuestas, estaba molesto al ser regañado por la mujer, él no fue escuchado.Roberto que estaba callado en medio de la discusión, porque jamás podría llamarle conversación, su esposa estaba molesta y para ver a Beatriz molesta era difícil, él se puso a pensar y la última vez que la vio molesta fue hace 17 años atrás cuando discutió con su madre.—Ve acá preciosa, ahora dime, ¿qué está sucediendo aquí? — acercando sus cuerpos y abrazando su espalda con fuerza, la amaba como el primer día.—A