Uno de los días más importante había llegado, Beatriz estaba en sala de operaciones, por su edad Luigi dio la orden de una cesaría, aun familia no sabe el sexo del bebé, sería una gran sorpresa para todos al momento del nacimiento del bebe, Roberto estaba dentro de la sala de operaciones con mucha ansiedad.Muchos no podrían entenderlos, pero ellos no pudieron vivir esta experiencia junto a Alicia, ya que fue todo un caos, además que no tenían el dinero para poder pagar claramente una clínica privada, así que vivieron lo peor que una pareja junto a su bebé podrían vivir.En la sala de espera estaba una hermosa joven con su vestido blanco que mostraba el gran tamaño de su barriga, Beatriz tenía un poco más de tiempo en la gestación de su embarazo, su hija estaría también pronto en el mismo lugar que ella, mientras tanto sería una espectadora desde la sala de espera.—Príncipe tengo tanto miedo, me asusta estar aquí, bueno no es el lugar, creo que es más los dolores que puedo sentir al
—¡Derek, es hora!— gritó Alicia, su voz resonando con urgencia mientras una mancha húmeda se extendía por su ropa. La ruptura de la fuente había llegado sin advertencia, surgiendo en una carrera contra el tiempo.Los médicos ya estaban en camino, llevando una silla de ruedas que parecía moverse más rápido que cualquier cosa en la sala de espera.—¡Vamos, rápido!— instó Derek, siguiendo de cerca a los médicos mientras atravesaban los pasillos del hospital. El sonido de sus pasos resonaba en sus oídos, un eco constante de la urgencia del momento. Alicia, por su parte, mostraba una valentía inquebrantable a pesar de las circunstancias. Su rostro estaba enrojecido por el esfuerzo, pero su determinación no flaqueaba. Se aferraba a la mano de Derek con fuerza, encontrando consuelo en su presencia constante.Finalmente, llegaron a la sala de partos, donde un equipo de médicos y enfermeras estaba listo para recibir a Alicia. Con movimientos precisos y rápidos, la ayudaron a subir a la cama m
El brillo matinal se filtraba tímidamente por las cortinas semiabiertas de las habitaciones del hospital, tejiendo un suave resplandor que abrazaba cada rincón. En una de las habitaciones, Roberto permanecía sentado al lado de la cama de su esposa, observando con admiración cómo su rostro se iluminaba con una sonrisa radiante, reflejando la dicha de haber dado a luz a su hija recién nacida.—Mira, cariño— susurró su esposa, Beatriz extendiendo con delicadeza los brazos para mostrarle a la pequeña envuelta en una manta rosa pálido. —Es nuestra princesa, tan perfecta como la imaginamos, ella es tan parecida a nuestra Alicia, aunque solo pude verla un instante, su recuerdo no se borra de mi mente— dijo con tanta alegría.Roberto se acercó con reverencia y ternura, observando maravillado los diminutos rasgos de su hija. Un torrente de emociones lo invadió mientras acariciaba suavemente su mejilla, sintiendo la calidez y la fragilidad de la vida que ahora sostenía entre sus manos.—Es incr
El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, pintando el cielo con tonos dorados y rosados mientras una familia feliz se aproximaba a la gran mansión que se erguía majestuosa ante ellos. Alicia caminaba con paso decidido, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras se acercaba al lugar que una vez le brindó la palabra hogar. Al llegar a la entrada se alegró al ver como sus padres adoptivos la reciben con amor, Derek orgulloso con su pequeña en brazos iba a su lado, ellos estaban llegando antes que Roberto y Beatriz, ya que Roberto decidió conducir con más calma, su esposa recibió una cesárea y él debe de cuidarla muy bien. —Bienvenidas— el grito de Candelaria despertó a la pequeña que dormía en los brazos de su padre. Alicia abrazo a sus padres en medio de la conmoción. —Gracias padres, he vuelto con mi princesa— Alicia fue guiada hasta el sofá, en donde estaría descansando mientras que todos se encargan de conocer a la pequeña recién nacida. —Por favor, deja que cargu
El primer año de las pequeñas había llegado, marcado por momentos de celebración y unión familiar. El bautizo de las niñas sería un evento emotivo y conmovedor, donde la familia se reunirá para dar la bienvenida a las nuevas integrantes con amor y bendiciones. Pero la celebración más esperada estaba por llegar. Alicia y Derek habían decidido unir sus vidas en matrimonio, compartiendo sus votos de amor eterno y compromiso mutuo en una ceremonia íntima y significativa. La preparación había sido un tremendo estrés, ya que Erika entregó una gran lista de invitados, quería que el mundo entero supiera que tiene las nietas y las hijas más bellas del mundo, además alardear que ya era bisabuela. —Mamá, prometiste que serían pocas personas— —Y lo son, apenas es una pequeña lista, cuando tu naciste invite a medio país— dijo Erika mientras toma de su té de las tardes. Alicia miró a su madre y no cabe dudo que deben de cambiar todo ahora, la casa no era lo suficiente para atender a más de dos
El día del bautizo de las pequeñas Alejandra y Alexia finalmente llegó, marcando un momento de gran significado y alegría para la familia. El salón estaba decorado con esmero, listo para recibir a los invitados y celebrar este importante acontecimiento. Con capacidad para doscientas personas, el espacio estaba impregnado de una atmósfera festiva y acogedora. Los padres de las niñas, emocionados y radiantes, estaban presentes en el salón, listos para presenciar el bautismo de sus preciosas hijas. A su lado se encontraban Luigi y Candelaria, elegidos como padrinos de las niñas. Ambos irradiaban felicidad y emoción ante la responsabilidad y el honor de acompañar a Alejandra y Alexia en su camino espiritual. La ceremonia comenzó con solemnidad y devoción, mientras el sacerdote pronunciaba las palabras sagradas y bendecía a las niñas con el agua bautismal. Las pequeñas Alejandra y Alexia, vestidas con delicados trajes blancos, parecían ángeles en la luz tenue de la iglesia, sus rostros i
Daniel se encontraba frente a la casa donde había experimentado tanto dolor en su infancia y últimos días junto al maltrato de su padre. Aquel lugar llevaba consigo una carga emocional intensa: recuerdos de tortura, gritos y el sufrimiento infligido por su propio padre. Sin embargo, también era el hogar donde había compartido momentos de amor y cuidado con su difunta madre. A pesar de la dualidad de sentimientos que lo invaden al estar allí, Daniel sabía que no podía huir de su pasado. Ámbar, su compañera de vida y amor, lo acompañaba en este momento decisivo. Aunque ella no había sido testigo de los tormentos que Daniel había sufrido en esa casa, podía percibir la tensión en el ambiente y la lucha interna que él enfrentaba. Ámbar se sentía inexperta en cómo consolar a Daniel en este tipo de situaciones, pero estaba decidida a estar a su lado y brindarle su apoyo incondicional. Mientras Daniel avanzaba hacia la puerta de entrada, Ámbar observaba con atención cada gesto, cada cambio
Ámbar se encontraba emocionada y conmovida por el gesto de su hermana. Aquel vestido de novia, recreado con tanto cuidado y amor, era como un sueño hecho realidad. Recordaba vívidamente cómo, en su infancia, había pasado horas dibujando diseños de vestidos de novia, imaginando el día en que encontraría el amor verdadero y se casaría. Y ahora, ver parte de aquel sueño plasmado en la realidad, le llenaba el corazón de emoción y gratitud. Juntas, Ámbar y su hermana regresaron a casa, compartiendo risas y anécdotas mientras se preparaban para los días venideros. Solo quedaban dos días para la fecha tan esperada: la boda entre Alicia y Derek. La casa estaba impregnada de un aura de anticipación y felicidad, mientras los preparativos finales estaban en marcha. —¿Cómo les fue? — Derek y Daniel pronunciaron las palabras al mismo tiempo. Las chicas rieron y corrieron a los brazos de ambos, el amor de las parejas les da paz y tranquilidad. —Bien estoy feliz— dijo Alicia mientras sujeta la ma