La propiedad Ford, aunque pequeña y acogedora gozaba de ciertos privilegios que a Emiliana le encantaban. Entre ellos, una enorme biblioteca, muy apreciada por el Sr. Ford, con cientos de libros que pertenecían a ese mundo, al que le gustaba viajar al leer, y un pequeño, pero sin dejar de ser hermoso, piano de pared que le permitía practicar su música. El Sr. Ford gozaba de una gran inclinación por las artes, cosa que compartía con Emiliana y daba paso a fortalecer la relación entre ellos, que desde un principio había sido muy buena. Tenía una parte de su abuelo en su nuevo hogar, así, ese era su nombre. Un hogar lleno de afecto y comprensión, amor y trabajo en equipo. Un lugar nuevo, donde se sentía tan a gusto que olvidaba el pasar de los días.
Sentada frente al piano recordaba una tonada que había compuesto su abuelo para ella cuando era solo una ni&
La mansión Winchester había caído en una crisis desoladora. Repleta de empleados y solo quedaba el abuelo Wilfred quien no deseaba habitar allí al lado de su esposa la insoportable, sobre todo para sus empleados, Lady Priscila Winchester.La frialdad que ocupaba el lugar los mantenía encerrados en un bucle de ocupaciones en medio del cual reinaba la monotonía. Alfred era tan necesario es esos momentos, él era quien brindaba compañía al abuelo en sus días más tristes y mantenía el orden dentro de la cocina y en cada rincón de la mansión.Lady Winchester, por su parte, entretenida con sus plantas y su maravilloso jardín pasaba gran parte del día encerrada en el invernadero.Este día, luego de tantos, encerrada, ocurrió una diferencia de la cual todos en la mansión quedaron atónitos. La
-Andrew, prepara el carruaje - dijo Landon Ford a su cochero - llevarás a la Srta. Emiliana a casa de los Smith.-¡Estoy lista! - expresó jadeando la joven con una sonrisa. Llegó corriendo preparada, con una pequeña maleta en las manos.-¡Perfecto pequeña! El viaje es un poco largo así que…- no lo dejó continuar.-¡No te preocupes, Landon! Estoy acostumbrada a los viajes extensos - expresó poniendo una mano en el hombro de Ford para sosegarlo - además este carruaje ha de ser muy cómodo, los de la mansión son de asientos rígidos.-Solo quiero que llegues segura- sonó preocupado- me inquieta Priscila, que llegue a importunarte.-Te confieso que también lo he p
Pasaron unos días y finalmente se cumplió la fecha para la esperada boda Forrest – Smith. Todos los invitados, cada uno en su casa, se afanaban por llegar a tiempo a la propiedad Smith.Tal era el caso de los Ford, debido a que su hogar quedaba en el centro, el recorrido para llegar al pueblo era extenso por lo tanto, si querían alcanzar el horario dispuesto, se veían obligados a salir con unas cuantas horas de anticipación.Marilyn preparó su indumentaria y la de su esposo en una pequeña valija y pretendían llegar con dos horas y media de ventaja para almorzar con los Smith y luego asearse. En los preparativos estaba, cuando escuchó que alguien llamaba en la entrada. Pidió a Landon que atendiera, quizá era un vendedor mañanero, pero no obtuvo respuesta de su esposo. El visitante insistió en su llamado y ella se movilizó hasta el pó
-¡Damas y Caballeros su atención, por favor! - dijo la mujer nefasta tocando su copa de champagne con un tenedor un par de veces para ser escuchada por todos – ¡Me encuentro enteramente complacida de compartir esta esplendorosa noche con todos ustedes! Especialmente, los esposos - dirigió su copa con una sonrisa cómplice hacia Monique y Tomas, quienes tenían los ojos como platos pues no sabían que imprudencia diría en ese momento - ¡qué boda tan maravillosa! Y bueno como me encanta este tipo de celebraciones, quería invitar a todos y cada uno, a la boda Wesley- Winchester en dos semanas –dijo con una sonrisa que mostraba su dentadura y levantando la copa en señal de brindis.Marilyn se enfureció e intentó caminar hacia donde estaba Priscila, pero Landon la tomó por el brazo impidiéndoselo. No debía armar un al
Pasada una semana, Angie Owen y Emiliana aún se hallaban en la propiedad Smith acompañando los padres de Monique para que no se sintieran tan solos, mientras se acostumbraban a la idea que su adorada hija no habitaría en su hogar. La jovencita tenía su propio hogar ahora, y ellos estaban felices por ella, pero era su única hija y la tristeza podía sentirse en cada pasillo, en cada habitación de esa enorme casa.Compartían en el jardín un vaso de refresco con unos deliciosos panecillos, esta vez no hechos por Angie, sino por Eliceth quien tenía unas manos bendecidas para la pastelería. Conversaban de su pasión por los pasteles, cuando divisaron desde lejos un par de caballos, se trataba de Jeremy y Phillips, que llegaban para llevar a Angie a casa. Al acercarse, las chicas y la Sra. Smith salieron a su encuentro. Jeremy solicitó hablar con Emiliana a solas y le fue permitid
-¡Mili, querida! ¿Te encuentras bien? –preguntó insistentemente y preocupada la Sra. Smith mientras le acariciaba el rojizo cabello. La joven tenía el rostro hinchado de tanto llorar y no había querido desayunar.-¡Estoy bien! Solo, no quiero irme de esta casa. Gracias por su cuidado y atención Sra. Smith –dijo con su cara aun entristecida intentando esbozar una pequeña sonrisa.-¡Sabes que esta es tu casa, pequeña! Vuelve en cuanto puedas –la abrazó con ternura - ¡vamos! El cochero de los Winchester espera desde hace un rato –comentó, instándola a caminar. Emiliana no emitió palabras, sus pensamientos vagaban en un mar de confusión lo cual no le permitía estar atenta, se encontraba distraída, distante. La Sra. Smith lo percibió y no quiso presionarla.
La joven llegó con el ánimo por los suelos a la mansión, siendo bien recibida por cada uno de los criados que se cruzaban en su camino. “Srta. que alegría que esté de vuelta” o “la extrañamos Mi lady” escuchó de la boca de Maggie en cuanto llegó a la casa que habitó desde la infancia, hoy en día, solitaria. La chica aceptó cada reverencia y cumplido por parte de todos intentando mostrar su mejor cara y cortesía, pero su interés principal era subir a la habitación de su abuelo para verlo después de tanto tiempo.-¡Mi niña hermosa! –dijo alegre al verla. Estaba aún acostado en su cama – la mansión es tan triste si no estás ¿cómo está Marilyn? – preguntó revelándole que sabía de su paradero. A Emiliana le hizo
Emiliana abrió los ojos luego de dormir por largas horas. Se sentía totalmente descansada, pues las camas de la casa Smith no eran tan cómodas como las de la mansión. Esperó ver a su abuelo velando su sueño, como cuando era niña, pero este no era el caso, la habitación estaba vacía. Su estómago rugió rogándole que le diera de comer, se levantó dirigiéndose a la cocina. Escuchó voces, lo cual le pareció poco común, cuando llegó, en la mansión no había nadie, persiguió las voces que la llevaron a la estancia. Advirtió un tumulto de gente, en su mayoría criados y sirvientes y al adentrarse se topó de frente con Maggie quien la tomó por la cintura y se la llevó directamente a la cocina. En ese momento se dio cuenta que algún incidente había ocurrido y no se quedaría con esa.