El llanto de Emiliana se dejaba escuchar en toda la estancia, la noticia de la muerte de sus padres la devastó por completo, la pobre niña de apenas doce años sentía que su corazón se fragmentaba por el dolor de saber que no volvería a sentir el amor de sus progenitores. El destino le había jugado una pésima pasada y ahora ella tiene que vivir con el sufrimiento y la soledad que embarga su ser, rodeada de personas, pero sin sentir la familiaridad deseada y expresada por las personas más importantes en su vida.
La tía Marilyn abraza su cuerpo, arrullándola contra su pecho y susurrando palabras dulces al oído de la niña, esperando que el amor sentido por ella sosegara aunque fuese un poco su dolor ante la tragedia. Las demás personas en la Mansión solo esperaban el desenlace de la desventura sufrida y disfrutaban de los entremeses y dulces ofrecidos ese fatídico día, porque aunque la occisa es la hija de Lady Priscila Winchester, la sexagenaria siempre se jactará de ser la mejor anfitriona en toda la región de Gloucester, quien junto a su esposo Lord Wilfred – el que si llora su perdida – recibían los abrazos y condolencias de sus allegados.
Pero una sombra recorre la mansión sin cesar y comparte el dolor de las personas dentro de ella, una figura siniestra que llora y soporta el tormento de haber perdido algo valioso en su vida…
-¿Quién es usted? – preguntó la joven de manera severa, mientras le lanzaba una mirada despectiva. Para una chica de su edad atender a una cita propuesta por un desconocido de género opuesto, por medio de una nota, era un escenario totalmente inadmisible. El hombre la observó callado - su nota me dejó perpleja – lo observó reflexiva intentando leer su pensamiento - realmente no estaba segura de encontrarme con usted, pues no tengo ni la más remota idea de quien tengo frente y peor aún ¿qué lo vincula conmigo y mi familia?- dijo Emiliana, desconfiada.En sus narices se encontraba un hombre con aspecto un poco desaliñado, con una barba rojiza, desprolija y esa impresión que no inspiraba confianza alguna, sin embargo, su semblante
Pensativa y a su vez furiosa, bajaba la empinada colina trastabillando, sus pasos enojados se escuchaban en la húmeda hierba, el petricor en el ambiente aún podía olerse, apenas podían verse los rayos del sol, saliendo suavemente entre las esponjosas nubes.Salió de esa pequeña y olvidada cabaña ubicada en el medio de la nada gruñendo, recorría el amplio valle como si fuese empujada por el viento, tan molesta como decepcionada, no estaba preparada para recibir esa terrible noticia, que traía una información desgarradora y en un solo momento; nada era como se lo habían contado y no sabía en quien debía confiar, tuvo que escuchar la verdad de alguien que no conocía y eso aportaba aún más drama a su posición.– Ellos, mis abuelos y mis tíos deben saberlo - decía - me lo ocultaron ta
Un nuevo sol nacía y nuestra chica no consiguió conciliar el sueño en toda la noche, la habitación le quedaba grande llena de fríos espacios y repleta de costosos muebles de madera, de cedro y ébano, los favoritos de Marilyn quien tenía la obsesión de comprar a manos llenas, por toda la mansión podían encontrarse; la rodeaba un enorme armario que desbordaba vestidos, un seibó con finos acabados en color caoba y la inmensa cama con dosel, envuelta en finas cortinas de tela satinada color blanco: que debería proporcionarle paz según su tía, pero ella sentía que era un todo al cual no pertenecía.Su mente estaba dispersa, envuelta en tantos pensamientos que le causaban un profundo dolor y a su vez, incertidumbre; no sabía por dónde comenzar, se sentía tan frágil, no lograba describir sus emociones, era una niña y deb&iac
-Srta. Cadbury ¿dónde puedo encontrar el archivo de la Sra. Piddle? llevo días buscándolo y no logro ubicarlo - la miró curioso y medio sonrió –No debí darte tantos días de vacaciones – con las manos en la cabeza expresó - ¡la señora Piddle me volverá loco! - tocó con el puño su escritorio llamando su atención.-Ya te lo ubico, joven Owen ¡sabía que no podías vivir sin mí! - agregó en tono de burla y salió de la oficina con una carcajada a medio completar; la puerta no se había cerrado bien, cuando inmediatamente entró la Srta. Cadbury con sus ojos como platos - lo siento Jefe, la Sra. Piddle está aquí- le dijo levantando ambas cejas.El joven Jeremy Owen se llevó una mano a la frente en señal de
Emiliana llegó a casa de Monique, jadeante de tanto correr. No tenía mucho tiempo, pues debía regresar a casa antes de la llegada de sus abuelos. Necesitaba una orientación de parte de su amiga para conseguir algún investigador o persona calificada para realizar una investigación, pues de la ciudad, la chica era un poco ignorante, por su parte, Monique se había dedicado a recorrer cada espacio de la ciudad. Llamo a la puerta y tocó la aldaba.-¡Emiliana, que sorpresa! - la recibió la Sra. Smith con una sonrisa – Adelante querida ¿te ofrezco algo, cariño?- dijo con simpatía. La Sra. Smith era una mujer corpulenta, sus formas eran redondas, pero con gracia. Su cabello liso con el color de la ceniza, se agarraba delicadamente de un moño que caía como la cola de un caballo, llevaba un delantal debajo de su vestido pues le gustaba participar
Mientras tanto en la Mansión Winchester…… Había todo un revuelo debido a la llegada de los abuelos, era necesario que todo estuviera en su lugar pues Lady Priscila Winchester, todos lo sabían en la mansión, vendría con un genio que espanta los mismos demonios, ¡sí! Y cada uno de sus criados preferían que esta señora permaneciera de viaje. Mientras veían acercarse el carruaje atravesando la verja de hierro pintada en color negro, los floricultores temblaban pues al llegar inspeccionaría cuidadosamente cada área del jardín; dicho jardín era enorme rodeado por un césped finamente cortado que llenaba de verde toda la zona con pequeños arbustos en formas redondeadas cuyas flores despedían una fragancia dulce fresca y ligera, se podían apreciar todos los colores mezclados en tonalidades rosas, moradas y anaranjadas que proporciona
-Llegaste temprano a casa querido hermano. ¿Tomarás el té conmigo?- preguntó anhelante la pequeña Angie. Jeremy tenía la cara larga de cansancio, pero con una sonrisa cargada de ternura, la tomó en sus brazos, le besó la cabecita y le afirmó:-Por supuesto, para eso llegue a esta hora, para tomar el té con mi hermosa hermana – Sonrió una vez más. Pasaban de las cinco de tarde y Angie tenía todo preparado en una pequeña mesita. Su hora favorita era la del té, pues reunía a los que más amaba. En este caso, solo le acompañó su hermano Jeremy.-Sentémonos - le dijo - Ambos se sentaron a la mesa del té y Angie tomó la iniciativa de conversar.-¿Supiste del baile de primavera del que todos hablan? – Levantó las cej
Llegó el esperado 20 de marzo, se despedían del invierno lluvioso, todo Gloucester daba la bienvenida a la primavera con el baile pautado para esta tarde en la mansión Winchester. Los más cercanos preparaban sus atuendos para ser los primeros en llegar a la gala y los más alejados ya viajaban en sus carruajes para no perderse ni un minuto del flamante festejo, y en la mansión todo se iba dando de manera organizada gracias a la agenda que arregló el mayordomo Alfred minuciosamente, cada persona laborando desde muy temprano y los anfitriones despreocupados debido a la eficiencia de la comitiva que acompañaba a Alfred en la preparación de la ceremonia.La tía Marilyn flirteaba muy entretenida con el Sr. Ford en la estancia mientras el tío Ángel los acompañaba parloteando de sus viajes, sus contactos y negocios, sin darse cuenta las miradas y sonrisitas que se lanzaban estos d