-Llegaste temprano a casa querido hermano. ¿Tomarás el té conmigo?- preguntó anhelante la pequeña Angie. Jeremy tenía la cara larga de cansancio, pero con una sonrisa cargada de ternura, la tomó en sus brazos, le besó la cabecita y le afirmó:
-Por supuesto, para eso llegue a esta hora, para tomar el té con mi hermosa hermana – Sonrió una vez más. Pasaban de las cinco de tarde y Angie tenía todo preparado en una pequeña mesita. Su hora favorita era la del té, pues reunía a los que más amaba. En este caso, solo le acompañó su hermano Jeremy.
-Sentémonos - le dijo - Ambos se sentaron a la mesa del té y Angie tomó la iniciativa de conversar.
-¿Supiste del baile de primavera del que todos hablan? – Levantó las cej
Llegó el esperado 20 de marzo, se despedían del invierno lluvioso, todo Gloucester daba la bienvenida a la primavera con el baile pautado para esta tarde en la mansión Winchester. Los más cercanos preparaban sus atuendos para ser los primeros en llegar a la gala y los más alejados ya viajaban en sus carruajes para no perderse ni un minuto del flamante festejo, y en la mansión todo se iba dando de manera organizada gracias a la agenda que arregló el mayordomo Alfred minuciosamente, cada persona laborando desde muy temprano y los anfitriones despreocupados debido a la eficiencia de la comitiva que acompañaba a Alfred en la preparación de la ceremonia.La tía Marilyn flirteaba muy entretenida con el Sr. Ford en la estancia mientras el tío Ángel los acompañaba parloteando de sus viajes, sus contactos y negocios, sin darse cuenta las miradas y sonrisitas que se lanzaban estos d
Todo marchaba a la perfección en el gran salón. Lady Priscila se sentía a gusto con la celebración y se paseaba por los alrededores pavoneándose, supervisando cada uno de sus invitados como la gran anfitriona que era. El Comisario Owen intentó llamar su atención en ocasiones sin embargo, la mujer lo esquivó cuanto pudo, él no era de su agrado y estaba en la fiesta porque Lord Wilfred insistió en invitarle, al final el Comisario decidió compartir su noche con quien si lo apreciaba, Lord Wilfred. Los caballeros mayores muy amenamente disfrutaban de las mesas de whist y las apuestas volaban, conforme se levantaba uno se sentaba el otro mientras las esposas tomaban el té enterándose de lo nuevo de la moda en el vestir que estaba en boga en la ciudad y bueno… los chismes podían faltar en boca de todas.Los jóvenes bailaban, parloteaban, algun
Jeremy fingía escuchar atentamente, con una copa de champaña en la mano, todo lo que Lady Priscila tenía para contarle, socializar tan de cerca no era lo suyo, aunque su desenvolvimiento era digno de un caballero, pero escuchar parlotear sin descanso a la abuela de Emiliana no era precisamente un entretenimiento para él, no obstante su compañera de cháchara ni se inmutaba ante su desatención para describir cada una de sus aventuras fuera de la región… desde sus viajes por el Atlántico donde disfruto del sol radiante y de la atención personaliza que le proporcionaba el ser una Winchester, hasta Paris donde el pobre Lord Wilfred había sufrido una indigestión de tres días que le causó un Ratatouille y le aguó todo el paseo por la ciudad del amor… - ¡oh! No sé si fue muy egoísta de mi parte, pero le dije a mi Wilfred, quédate en comp
La escena del crimen.El detective apartó con velocidad la multitud aglomerada en el lugar y alrededor del cadáver ya que debía conservar despejada la escena del crimen, para evitar su contaminación. Su padre, el comisario Owen atisbó desde lejos y corrió a socorrerlo con los miembros. La idea era mantener el gentío aquietado en el gran salón mientras se tomaba nota de la escena. Así fue. Se logró con dificultad, por los dolientes y el terror que trae consigo el conocimiento de un asesinato.El cadáver yacía en el suelo sobre su espalda, Jeremy tomo el pulso rápidamente en el cuello. No lo encontró. Con detenimiento observó todo el entorno, se metió en una burbuja imaginaria para no escuchar el alboroto a su alrededor y continuó su detallada observación.Com
En la casa reinaba la aflicción y la contrariedad, luego del funeral de su tío, cada quien se había encerrado en su mundo, algunos por tristeza, otros pensativos tratando de recrear en sus mentes aquel doloroso día y así poder colaborar con la investigación. A decir verdad, el tío Ángel no era muy apreciado por todos, era tan despegado y su personalidad un tanto incómoda, siempre hablando y nunca escuchando, entre los empleados, era una persona que estaban acostumbrados a ver, se hacía notar con su extraño ímpetu y queriendo hacer partícipes a todos de sus habladurías y hasta sus chifladuras. Maggie era la más lastimada, al parecer había conocido un lado, ignorado por todos, del corazón del tío Ángel, ni aún siquiera la tía Marilyn que había sido su esposa por años. Todos coincidían en que no debió morir de esa
Pasados diez días, luego de la gala fatídica que nadie en el pueblo olvidaría, los días despertaban con una frescura fantástica, el olor de las flores que te atrapaba al pasar cerca de ellas y el imponente sol brillando, iluminando el paso de cada viandante.Cruzó la calle luego de mirar a ambos lados. Llegó al edificio donde se encontraba su despacho, al llegar la Srta. Cadbury ya estaba instalada en su escritorio, con un café caliente que puso en sus manos y una sonrisa para el que la quisiera.-¡Buen día Jeremy querido! No luces muy bien esta mañana - afirmó preocupada.-No prestes atención querida Helen, es solo un dolor de cabeza, con el café bien fuerte que me trajiste de seguro mejorará - la falta de descanso se mostró en su abatido rostro. Con sus manos presionó sus sienes
La mujer estaba histérica, maltratando a todo el servicio en su casa, todo tenía que estar en orden, pues el inspector Owen vendría a tomar el té con ella; de antemano le manifestó a su cuñada que estaba encinta, lo apuesto que era y que desde el baile de primavera no había dejado de pensar en él “de inmediato se convirtió en mi favorito y… creo que me propondrá cortejarme este día ¡estoy tan feliz! Lo vi en sus ojos, sé que le gusto y querrá casarse a toda prisa.”-¿A quién esperamos con tantas pretensiones, amada hija? –Preguntó su padre bajando de las escaleras con dificultad debido a su peso - Sabes pequeña, que no me gusta recibir visitas sin ser yo quien las invite - la regaño con sutileza.Se carcajeó: - ¡Oh querido pad
-¡Querida mía! Has estado tan ausente estos días o quizá soy yo. Te ruego que me perdones.- suplicaba la tía Marilyn a Emiliana mientras conversaban en la habitación. Emiliana estaba recostada en las piernas de su tía y ella peinaba dulcemente su cabello rojizo. La joven con ternura la miró y le contestó:-Tía ¿qué sería de mí, sin tus dramas? No tengo nada que perdonarte, de todos en mi hogar, la única que cuida de mí es la que no tiene mi sangre ¡Tú estás para mí y yo para ti!- su tía compungida le contestó:-Desde la muerte de Ángel me parece que he perdido mi lugar en esta casa, no sé qué hacer, me siento desorientada - expresó con voz quebrada y preocupada. Su sobrina fue condescendiente con su tía, conocía su coraz&oac