Capítulo : Silencios y Preocupaciones El aula estaba llena de murmullos cuando Verónica entró. Saludó con una sonrisa a algunos compañeros y buscó a Ismael con la mirada. Lo encontró sentado en su lugar de siempre, pero algo en su postura la alertó de inmediato. No hablaba con nadie, tenía los brazos cruzados y miraba fijamente su cuaderno sin siquiera tomar notas. Su expresión era tensa, como si estuviera molesto con el mundo entero. Verónica se sentó a su lado con cuidado. —Buenos días, Isma —saludó con suavidad. Él apenas levantó la vista y le respondió con un leve movimiento de cabeza. —¿Todo bien? —Sí —respondió seco, sin intención de continuar la conversación. Vero frunció el ceño. Sabía que algo andaba mal. Conocía a Ismael lo suficiente para notar que su silencio escondía más de lo que estaba dispuesto a decir. Durante el resto de la clase, Ismael se mantuvo callado. Apenas respondía cuando le hablaban y parecía más concentrado en sus pensamientos que en la mate
Capítulo : Orgullo , Soledad y Distancias Carolina caminaba por los pasillos de la universidad, con la mochila colgada de un hombro y el celular en la mano. Había pasado una tarde agradable con sus amigas, sin darse cuenta del tiempo. Se sintió bien compartir con ellas, reírse y despejarse de la tensión que últimamente la rodeaba.Pero cuando dobló la esquina cerca de las habitaciones, su estómago se encogió.Ahí estaba Ismael, parado con los libros apilados en una mano, el ceño fruncido y una expresión que mezclaba cansancio con enojo.En ese instante, lo entendió.Se le había olvidado por completo que él la había estado esperando en la biblioteca.La culpa le pesó en el pecho. Ismael estaba en la recta final de su carrera, le faltaban tres meses para recibirse, y ella sabía lo importante que era para él. Siempre la había ayudado con sus estudios, con paciencia y dedicación. Y ahora que él la necesitaba, lo había dejado solo.Se acercó con cautela.—Isma…Él la miró con una expresió
Capítulo: Una grieta entre ellosIsmael se había propuesto mantenerse distante, pero cada vez que levantaba la vista en el campus, la veía. Y cuando no la veía, la escuchaba reír con sus amigas.Pero lo que realmente lo sacó de su burbuja fue notar con quién reía.Lucas.Ese chico extrovertido, de sonrisa fácil y bromas oportunas, que siempre sabía cómo hacer que todos se sintieran cómodos. Y Carolina no era la excepción. Ismael la vio relajada, riendo con él, sin la más mínima señal de preocupación por lo que había pasado entre ellos.Y entonces ocurrió.Lucas, con una confianza natural, le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja mientras le decía algo en voz baja.Para Ismael, fue la gota que rebalsó el vaso.No pensó. Solo actuó.—¿Te estás divirtiendo, Caro? —su voz resonó con una dureza que él mismo no esperaba.Las risas se apagaron al instante. Carolina levantó la mirada, sorprendida por su tono. Lucas también se quedó en silencio, incómodo.—Ismael, ¿qué te pasa? —preg
Entre lo que Fue y lo que EsEl pasillo de la facultad estaba casi desierto cuando Ismael la encontró.—Caro.Ella se detuvo en seco. Giró lentamente, cruzándose de brazos.—¿Qué pasa?Su tono no era hostil, pero tampoco cálido. Había algo contenido en su voz, algo que no supo descifrar.Ismael bajó la mirada un segundo antes de soltar un suspiro. Se pasó una mano por la nuca y dio un paso más hacia ella.—Lo de hoy en el comedor… Lo siento. No debí decir eso.Carolina lo observó en silencio. No era común que Ismael se disculpara. Siempre había sido de los que soltaban un chiste o cambiaban de tema cuando las cosas se ponían incómodas.—¿Por qué lo hiciste?—No lo sé —admitió él, con un tono genuino de frustración—. Simplemente salió.Eso no era una respuesta, pero Carolina no quiso presionar. Sabía que él no era de los que expresaban sus emociones con facilidad.—Yo también lo siento —dijo, después de un momento—. Sé que te he dejado de lado con los estudios. No fue mi intención.Is
Ismael y la Decisión de Cambiar Esa noche, Ismael estaba en su cuarto cuando Carolina le mandó un mensaje. Caro: Podemos hablar un momento? Ismael: Claro. No tardó en sonar su teléfono. —Hola —dijo Carolina del otro lado. —Hola. ¿Todo bien? —Sí… Bueno, en realidad quería decirte algo. Ismael se sentó en la cama, preparándose para lo que fuera que viniera. —¿Qué pasa? Carolina tomó aire antes de hablar. —Siento que necesito un poco de espacio, Isma. No porque esté enojada o algo así, solo… siento que no estamos en el mismo lugar que antes. Y creo que necesito tiempo para entender qué quiero. Hubo un silencio breve. —Te entiendo, Caro —dijo Ismael con calma—. Y si eso es lo que necesitas, está bien. Carolina pareció sorprendida por su respuesta. —¿De verdad? —Sí. No quiero que hagamos esto más difícil de lo que ya es. Si necesitas espacio, te lo doy. —Gracias, Isma. Se despidieron con un “nos vemos” que sonó más incierto de lo normal. Ismael dejó el teléfono sobre la
Ismael la miró con una mezcla de ternura y resignación. —No me estoy alejando, Caro. Pero no puedo quedarme en el mismo lugar para siempre, esperando a que decidas si me necesitas o no. Su voz no era dura, pero sí definitiva. Carolina sintió que las palabras le golpeaban el pecho con una fuerza inesperada. No podía retenerlo, y lo peor era que ni siquiera sabía si quería hacerlo.Pero quería gritarle. Decirle que no era porque pensaba que iba a tomar. Que no tenía miedo de eso. Ella sabía que él era un tipo que distinguía lo bueno de lo malo. Lo que realmente le pasaba… Era que no quería que estuviera con esa mujer. No quería verlo sonriendo con otra. No quería que se alejara de ella. Pero no podía decirlo. Porque ni siquiera ella sabía lo que quería. La otra mujer volvió en ese momento, sentándose de nuevo con una sonrisa tranquila. Miró a Carolina con curiosidad, pero no dijo nada. Ismael también guardó silencio por unos segundos antes de suspirar y mirar a su amiga. —¿Quiere
Capítulo Entre el orgullo y el dolor Carolina no entendía cómo habían llegado a ese punto. Pasó todo el fin de semana con el teléfono en la mano, debatiéndose entre escribirle o no. El domingo a la noche, después de que Ismael se hiciera el desentendido , ella había intentado tragarse el orgullo y le había enviado un mensaje. "¿Estás bien?" Era un simple mensaje, sin reclamos, sin exigencias. Pero él no lo había visto así. A los pocos minutos, la respuesta llegó. Un mensaje seco, frío, que le clavó una espina en el pecho: "Estoy muy bien acompañado." Carolina sintió un golpe en el estómago. Las palabras se clavaron en su mente como un eco venenoso. Lo peor no era lo que decía, sino lo que implicaba. Ismael quería que ella supiera que estaba con otra persona. Y no con cualquiera, sino con la morocha de labios rojos. ¿Cómo lo sabía? Porque esa misma tarde había escuchado los rumores. Que Ismael se había ido con ella. Que no había vuelto a su casa. Que su padre ni siquiera sabía
Noche de confesiones y decisiones Verónica se acomodó en la cama, abrazando la almohada mientras observaba a Emanuel con el ceño fruncido. Él estaba recostado de lado, con un brazo bajo la cabeza, mirándola con esa mezcla de paciencia y diversión que la desesperaba. —Emanuel, yo no sé qué está pasando con nuestros hijos —soltó de golpe—. Los noto distantes, pero no sé si soy yo que me estoy haciendo la cabeza o si realmente algo anda mal. Él suspiró y pasó una mano por su rostro. —Vero, es evidente que algo pasa. Ismael está con esa cara de perro apaleado desde hace días y Carolina… bueno, desde que hablaste con ella, ¿cómo la notaste? —Diferente —admitió Verónica—. Yo le dije lo que pensaba, pero no para que terminara peleándose con Ismael. ¡Solo quería que no se encerraran en una burbuja! Pero parece que lo tomaron al extremo. —¿Te sorprende? —Emanuel arqueó una ceja—. Caro es buenísima pero es terca como una mula, igual que su madre . Verónica le pego en el brazo con una so