Noche de confesiones y decisiones Verónica se acomodó en la cama, abrazando la almohada mientras observaba a Emanuel con el ceño fruncido. Él estaba recostado de lado, con un brazo bajo la cabeza, mirándola con esa mezcla de paciencia y diversión que la desesperaba. —Emanuel, yo no sé qué está pasando con nuestros hijos —soltó de golpe—. Los noto distantes, pero no sé si soy yo que me estoy haciendo la cabeza o si realmente algo anda mal. Él suspiró y pasó una mano por su rostro. —Vero, es evidente que algo pasa. Ismael está con esa cara de perro apaleado desde hace días y Carolina… bueno, desde que hablaste con ella, ¿cómo la notaste? —Diferente —admitió Verónica—. Yo le dije lo que pensaba, pero no para que terminara peleándose con Ismael. ¡Solo quería que no se encerraran en una burbuja! Pero parece que lo tomaron al extremo. —¿Te sorprende? —Emanuel arqueó una ceja—. Caro es buenísima pero es terca como una mula, igual que su madre . Verónica le pego en el brazo con una so
Capítulo El dilema de Ismael Ismael estaba tumbado en su cama, mirando al techo con una mezcla de frustración y confusión. Todo había cambiado desde esa charla con Carolina semanas atrás, donde ella le había dicho que necesitaban abrirse, conocer a más personas, salir de la burbuja en la que vivían. En ese momento, él había aceptado su petición con cierto desdén, pensando que era una idea pasajera. Pero ahora estaba viendo las consecuencias, y no le gustaban en absoluto. Suspiró profundamente. La conversación del bar seguía dándole vueltas en la cabeza. Había sido un idiota. Las palabras que le soltó a Carolina aquella noche todavía resonaban en su mente: "Yo ya tuve una mamá y se murió." Había sido cruel, impulsivo, y sabía que había herido a la única persona que siempre había estado para él. Por eso, después de días de silencio, decidió que tenía que hablar con ella. Al día siguiente, encontró a Carolina en la biblioteca, sentada en su lugar habitual, con un libro abierto y los
El teléfono de Carolina vibró sobre la mesa, interrumpiendo su concentración en los apuntes de la universidad. Al ver el nombre de Georgina en la pantalla, su pecho se tensó. No hablaban seguido, solo lo necesario. Sin embargo, algo le decía que esta vez era distinto.—¿Georgina? —preguntó al contestar.La voz al otro lado de la línea sonaba entrecortada, agitada, con un tinte de ansiedad que Carolina nunca le había escuchado.—Caro… Creo que ya viene. La bebé…Carolina se puso de pie de inmediato, su corazón latiendo con fuerza.—¿Dónde estás?—En casa… pero no puedo moverme sola. No quiero llamar a nadie más.Carolina respiró hondo para no dejarse llevar por el pánico. Sabía que Georgina no tenía a nadie más en quien confiar. Y aunque la historia entre ellas no había sido fácil, esta no era una cuestión de rencores ni heridas pasadas.—Quedate ahí. Voy a buscarte.Corrió hacia el dormitorio de Ismael y golpeó la puerta con insistencia.—¡Ismael, necesito que me lleves al hospital!S
Capítulo : Distancias peligrosasEl tiempo había pasado, y lo que antes era una relación inseparable entre Carolina e Ismael ahora se sentía como un eco lejano. Un mes había transcurrido desde aquella noche en el hospital, cuando Ismael comenzó a distanciarse más de lo que Carolina había imaginado posible. Y aunque ambos intentaban enfocarse en sus estudios, había algo en el aire, una tensión que los seguía dondequiera que fueran.Ismael estaba en los últimos días antes de graduarse. Cada examen lo acercaba un paso más a su título y a su puesto en la empresa de su padre. Carolina, por su parte, estaba cerrando su segundo año de universidad, con la determinación de mantener su promedio impecable. Sin embargo, ese mes había estado lleno de silencios incómodos, miradas esquivas y conversaciones cortadas antes de comenzar.Esa tarde, Carolina encontró a Ismael en la biblioteca, estudiando solo. No era algo inusual últimamente, pero algo en su semblante la hizo acercarse.—Isma, ¿necesitás
Capítulo : La noche de los celosLa música resonaba en cada rincón de la sala. Las luces giraban y se reflejaban en los rostros de los estudiantes, que celebraban la inminente despedida de la universidad. Carolina había llegado con sus amigas, decidida a disfrutar la noche, pero apenas puso un pie en la pista de baile, algo llamó su atención.Allí estaba Ismael, en el centro de la pista, bailando con una mujer que parecía salida de una revista. Era morocha, alta, con un vestido ajustado que resaltaba sus curvas, y tenía una sonrisa radiante. Pero lo que realmente hizo que Carolina sintiera que algo dentro de ella se rompía fue cómo esa mujer lo tenía abrazado, con las manos en su cuello, como si no quisiera soltarlo.Carolina cruzó los brazos y bufó.—Mirá eso, Lucas. Mirá cómo lo agarra, como si fuera suyo. ¡Lo tiene prendido del cuello como una garrapata! —dijo, con el ceño fruncido, y un tono mucho más alto de lo habitual.Lucas, que estaba junto a ella con una bebida en la mano, l
Capítulo : Confesiones a mediasEl último día de clases en la universidad era una mezcla de nostalgia y emoción. Los pasillos estaban llenos de estudiantes compartiendo recuerdos y haciendo planes para la fiesta de graduación. Carolina caminaba con su cuaderno en la mano, perdida en sus pensamientos. A pesar de todo lo que había sucedido entre ella e Ismael, no podía evitar buscarlo con la mirada.Lo encontró sentado bajo un árbol en el campus, con los auriculares puestos y los ojos cerrados. Parecía tranquilo, pero Carolina sabía que no lo estaba. Algo en su expresión delataba una tormenta interna.Se acercó lentamente, respirando hondo antes de hablar.—¿Podemos hablar? —preguntó, interrumpiendo su aparente paz.Ismael abrió los ojos y la miró. Su mirada azul, como faros en la penumbra, siempre lograba desarmarla. Asintió y se quitó los auriculares.—Claro. ¿Qué pasa?Carolina se sentó a su lado, manteniendo cierta distancia. El silencio entre ellos era casi palpable, como un abismo
Capítulo : Un desayuno que cambia todoEl sol ya estaba alto cuando Verónica bajó a la cocina. Con el delantal puesto, comenzó a preparar café y tostadas mientras tarareaba una canción. Esa mañana había algo especial en el aire: satisfacción. Había cumplido una meta que parecía inalcanzable hacía algunos años. A sus cuarenta años, con una hija y una pareja que amaba profundamente, se sentía realizada. Sin embargo, no podía ignorar la tensión entre Carolina e Ismael.Los pasos de Ismael resonaron en las escaleras. Verónica levantó la vista y lo vio entrar a la cocina con su acostumbrado semblante serio.—Buenos días —murmuró él, acercándose a la cafetera.—Buenos días, Isma. ¿Dormiste bien? —preguntó Verónica mientras colocaba las tostadas en un plato.Él asintió, sirviéndose café y sentándose en la mesa.—Sí, dormí bien. ¿Y vos? —preguntó con voz tranquila.—Bien, gracias. Estoy feliz, la verdad. Logré algo que pensé que nunca iba a poder hacer. —Su sonrisa era sincera, pero sus ojos
Capítulo : Un amor esquivo Carolina se levantó temprano esa mañana, como lo hacía desde que se había mudado con Gloria. El aire en el barrio de su abuela era diferente, cargado de recuerdos y de cierta tranquilidad que le daba paz, pero también un poco de nostalgia. Había retomado su antiguo trabajo en el comercio cercano, y aunque le traía buenos recuerdos, sentía un vacío en el pecho que no podía llenar. Gloria, siempre sabia y directa, notó su ánimo decaído. La conversación inevitable llegó una tarde, mientras compartían un té en la pequeña mesa de la cocina. —A ver, Carolina, dejate de cuentos. Yo sé bien por qué te viniste conmigo —dijo Gloria, mirándola con sus ojos perspicaces. Carolina jugó con la cuchara en su taza, evitando la mirada de su abuela. —Quería un cambio, abuela. Necesitaba espacio. Gloria rió suavemente y negó con la cabeza. —No es solo espacio, mi amor. Es Ismael. Estás enamorada de él, ¿verdad? Carolina levantó la vista de golpe, sus ojos azules llenos