Capítulo : Confesiones a mediasEl último día de clases en la universidad era una mezcla de nostalgia y emoción. Los pasillos estaban llenos de estudiantes compartiendo recuerdos y haciendo planes para la fiesta de graduación. Carolina caminaba con su cuaderno en la mano, perdida en sus pensamientos. A pesar de todo lo que había sucedido entre ella e Ismael, no podía evitar buscarlo con la mirada.Lo encontró sentado bajo un árbol en el campus, con los auriculares puestos y los ojos cerrados. Parecía tranquilo, pero Carolina sabía que no lo estaba. Algo en su expresión delataba una tormenta interna.Se acercó lentamente, respirando hondo antes de hablar.—¿Podemos hablar? —preguntó, interrumpiendo su aparente paz.Ismael abrió los ojos y la miró. Su mirada azul, como faros en la penumbra, siempre lograba desarmarla. Asintió y se quitó los auriculares.—Claro. ¿Qué pasa?Carolina se sentó a su lado, manteniendo cierta distancia. El silencio entre ellos era casi palpable, como un abismo
Capítulo : Un desayuno que cambia todoEl sol ya estaba alto cuando Verónica bajó a la cocina. Con el delantal puesto, comenzó a preparar café y tostadas mientras tarareaba una canción. Esa mañana había algo especial en el aire: satisfacción. Había cumplido una meta que parecía inalcanzable hacía algunos años. A sus cuarenta años, con una hija y una pareja que amaba profundamente, se sentía realizada. Sin embargo, no podía ignorar la tensión entre Carolina e Ismael.Los pasos de Ismael resonaron en las escaleras. Verónica levantó la vista y lo vio entrar a la cocina con su acostumbrado semblante serio.—Buenos días —murmuró él, acercándose a la cafetera.—Buenos días, Isma. ¿Dormiste bien? —preguntó Verónica mientras colocaba las tostadas en un plato.Él asintió, sirviéndose café y sentándose en la mesa.—Sí, dormí bien. ¿Y vos? —preguntó con voz tranquila.—Bien, gracias. Estoy feliz, la verdad. Logré algo que pensé que nunca iba a poder hacer. —Su sonrisa era sincera, pero sus ojos
Capítulo : Un amor esquivo Carolina se levantó temprano esa mañana, como lo hacía desde que se había mudado con Gloria. El aire en el barrio de su abuela era diferente, cargado de recuerdos y de cierta tranquilidad que le daba paz, pero también un poco de nostalgia. Había retomado su antiguo trabajo en el comercio cercano, y aunque le traía buenos recuerdos, sentía un vacío en el pecho que no podía llenar. Gloria, siempre sabia y directa, notó su ánimo decaído. La conversación inevitable llegó una tarde, mientras compartían un té en la pequeña mesa de la cocina. —A ver, Carolina, dejate de cuentos. Yo sé bien por qué te viniste conmigo —dijo Gloria, mirándola con sus ojos perspicaces. Carolina jugó con la cuchara en su taza, evitando la mirada de su abuela. —Quería un cambio, abuela. Necesitaba espacio. Gloria rió suavemente y negó con la cabeza. —No es solo espacio, mi amor. Es Ismael. Estás enamorada de él, ¿verdad? Carolina levantó la vista de golpe, sus ojos azules llenos
La iglesia estaba iluminada con la luz cálida del atardecer, y las flores blancas y doradas decoraban cada rincón. Verónica, tomada del brazo de su hija Carolina, caminaba por el pasillo con una sonrisa que reflejaba años de lucha, sacrificios y sueños finalmente realizados. Emanuel la esperaba al final del altar, con una mirada que desbordaba amor y admiración. Carolina, sosteniendo con fuerza la mano de su madre, sentía el peso del momento. Verónica había luchado tanto para llegar a este día, y ver su felicidad era una recompensa que llenaba su corazón. Gloria, desde el banco de adelante, no paraba de sonreír mientras se limpiaba las lágrimas con un pañuelo. Cuando Verónica llegó al altar, Emanuel le tomó las manos con suavidad, como si temiera que se le escapara. Sus ojos azules, tan similares a los de Ismael, brillaban con emoción contenida. Ismael, de pie a su lado como padrino, observaba a su padre con una mezcla de orgullo y melancolía. Era un momento que todos sabían que ma
Capítulo: "Un beso que lo cambió todo"La fiesta de boda había llegado a su fin. Los invitados se habían despedido, los novios habían partido rumbo a su luna de miel, y el salón que horas antes estaba lleno de risas y alegría ahora solo guardaba el eco de los momentos vividos. Ismael, sentado al volante de su auto, no podía dejar de pensar en Carolina, quien iba en el asiento del copiloto, con la mirada perdida en la ventanilla. Gloria iba en el asiento trasero, cabeceando de sueño.El silencio entre ellos era denso, casi insoportable. Ismael sentía que las palabras se agolpaban en su garganta, pero no encontraba la manera de dejarlas salir. Carolina, por su parte, estaba sumida en sus propios pensamientos. No quería admitirlo, pero cada vez que miraba a Ismael, algo dentro de ella se removía con fuerza. Lo amaba, lo había amado por tanto tiempo, pero el miedo y el orgullo siempre la habían frenado.Cuando llegaron a la casa de Gloria, Ismael bajó del auto para ayudarlas con las cosas
Capítulo La Cena que los UneEl mensaje llegó en la tarde, justo cuando Carolina terminaba de acomodar la casa para la cena de bienvenida. Al escuchar la notificación, tomó el teléfono y vio el nombre de su madre en la pantalla. Con una mezcla de emoción y nostalgia, abrió el mensaje.—Vero: “Caro, mi amor, estamos prontos a llegar. Espero que esté todo bien. Sé que hemos estado en comunicación, pero quiero saber cómo estás y cómo están las cosas con Isma. Ya me contaste lo que pasó, pero quiero saber si algo ha cambiado. Te amo mucho, hija. Nos vemos pronto. En dos días estamos por ahí.”Carolina leyó el mensaje varias veces antes de responder. Se sentó en el borde de la cama, con la vista fija en el teléfono. La sola idea de que su madre regresara le llenaba el corazón de alegría, pero también sabía que el tema de Ismael seguía siendo un punto complicado.—Carolina: “Mamá, te extraño tanto. Sabes que siempre me haces falta. Con Isma estamos escribiéndonos algún mensaje de vez en cua
Amistades RenovadasDespués de la cena, Ismael y Carolina se quedaron en el porche mientras todos los demás se retiraban. Había algo más liviano en el aire esa noche. Quizás la felicidad de Verónica y Emanuel los había contagiado, o tal vez el tiempo había empezado a sanar las heridas.—¿Te parece si volvemos a ser amigos? —preguntó Carolina, rompiendo el silencio.Ismael la miró, sorprendido.—¿Amigos? —repitió, con una media sonrisa—. Pensé que ya éramos algo más… cómplices, tal vez.Ella rió, relajando la tensión.—Cómicos, más bien —respondió con una sonrisa—. Te extrañé, Isma.—Yo también, Caro. Más de lo que podés imaginar.Ambos sabían que había mucho por resolver, pero por ahora, decidieron disfrutar de la compañía mutua. Los fines de semana comenzaron a reunirse, a recuperar la complicidad que tanto extrañaban. Sin celos, sin presiones. Aunque ninguno lo admitiera, el recuerdo del beso seguía latiendo entre ellos, como una promesa sin cumplir.No había que apurar nada por aho
Capítulo 12: La Conversación con EmanuelEsa noche, Ismael no pudo dormir. El solo pensamiento de Carolina trabajando en otro lugar, conociendo a otras personas, interactuando todos los días con aquel profesor, lo alteraba.Al día siguiente, llegó a la empresa con un solo objetivo en mente: hablar con su padre.Golpeó la puerta de la oficina de Emanuel y entró sin esperar respuesta.—Hijo, ¿todo bien? —preguntó Emanuel, sorprendido por la interrupción.Ismael asintió con rigidez y se sentó frente a él.—Quiero que Carolina trabaje aquí.Emanuel alzó una ceja.—¿Perdón?—Le ofrecieron una pasantía en otra empresa. No quiero que la tome. Quiero que trabaje aquí, conmigo.Emanuel apoyó los codos sobre el escritorio, observándolo con atención.—¿Y qué dice Carolina al respecto?—Todavía no decide, pero si le damos una buena oferta, va a aceptar.Emanuel cruzó los brazos, analizando la situación.—¿Esto es porque realmente crees que sería una buena incorporación… o porque no querés que se