A la mañana siguiente, Kimberley se sentía completamente renovada, las pocas horas que había dormido le sentaron muy bien, incluso sintió que había dormido por días. Tras desayunar se dirigió hacia el jardín para dejar a sus pequeños y luego al trabajo. Durante el día se dispuso a sus tareas financieras, pero cada hora se pasó muy lentamente, estaba ansiosa por ver el primer salón y ver si se ajustaba a lo que ambos buscaban.
Se mensajeó al mediodía con Francis, mientras almorzaba, comió todo la bandeja que había comprado de ensalada, y sintió que quería aún más, pero no provocaría su sistema digestivo comiendo de más, la última hora de trabajo fue la que pasó más lentamente, la chica no podía concentrarse en su trabajo.
Francis esperó a que ella se subiera al auto y arrancara el motor, luego subió a su carro y emprendió viaje a la casa.Durante los veinte minutos de viaje que tenían hacia el hogar que compartía con sus tres amores, pensó cómo se acomodaría la familia con un nuevo miembro, y se puso a pensar que sería una buena idea probar con un perrito, además sería bueno para los niños tener con quien jugar. Pasó por una casa de mascotas que conocía para averiguar dónde daban en adopción, pero ya se encontraba encerrada.Eso fue una señal para Francis de que tendría que hablar con Kimberley antes. Llegó a la casa y estacionó el auto frente al garaje, bajó del auto y entró con sus llaves. Le extrañó que ella no
—¿Qué significan dos rayas rosas? —inquirió confundido. —¿De verdad no lo sabes? —preguntó la chica, él negó. —Estoy embarazada —le respondió finalmente. —¿En serio? —pregunto emocionado. —Sí, estoy embarazada. —La chica esbozó una tímida sonrisa. —¡Vamos a ser padres! —exclamó alzandola en brazos y girando varias veces. —Me marée —informó la chica con una sonrisa y él volvió a ponerla en el suelo—. ¡Dios, qué mareo! —exclamó agarrándose de la encimera junto al lavabo. —¡Lo siento cariño! —La sujetó para que no cayera—. Mejor siéntate. —La ayudó a hacerlo, ella cerró los ojos para controlar el mareo—. Estoy muy feliz. —Se arrodi
—Arriba, arriba, arriba —gritaron al unísono—. Ya es de día.—¡Qué bonito despertar! —espetó el joven sonriendo.—En tres días te preguntaré si piensas lo mismo —carcajeó la chica.—Claro que sí, está recarga de energía es hermosa. —Los niños lo tenían prisionero con sus pequeños brazos.—Tenemos hambre —espetaron a la vez.—Entonces deberán dejar que nos levantemos para que podamos hacerles el desayuno —comunicó su madre.—Sííí —exclamaron bajándose de la
Dustin la condujo hasta la sala de emergencias para averiguar qué había sucedido con su madre, en el camino le indicó que no podría estar mucho tiempo porque tenía una nueva operación. Llegaron al lugar y el médico se comunicó con los doctores de guardia para saber, mientras el hombre hablaba, Kimberley vio a su hermana hecha un mar de lágrimas acercándose.La mujer no pudo hacer más que abrazar sin consuelo a su hermana, la joven vio confundida cómo Dustin hablaba con un compañero y cambiaba su expresión por completo, en el mismo momento en que Jennifer le decía al oído que su madre había fallecido. Los músculos de la joven se aflojaron todos y sintió que su cuerpo se desplomaba en el suelo, si no fuera porque su hermana alcanzó a sujetarla, mientras pedía ayud
Ambos bajaron a la vez y él rodeó el auto, mientras ella lo esperaba al lado de la puerta por donde bajó, la tomó de la mano e ingresaron a la casa y detrás de ellos su hermana con la pareja. Los niños estaban ocupados jugando con unos bloques y sus primos, se notaba que el ambiente no era óptimo y los cuatro pequeños lo presintieron. Francis se encargó de despedir a Amber en la puerta.—Haré un poco de café —comentó su hermana levantándose del sofá—. ¿Quieres uno? —le preguntó Jennifer.—No, solo quiero acostarme —dijo cargando su cabeza sobre el respaldo del sofá donde estaba, Francis se sentó a su lado.—Ve a acostarte un rato, hermana. Yo me quedo
Kimberley había dormido toda la tarde, y al ver por la puerta de cristal que conducía al parque posterior se dio cuenta de que ya era de noche, la luna se encontraba grande en el cielo, y deseo poder brillar tanto cómo ella, pronto. Ingresó a la cocina donde se encontraban todos, los niños jugaban en la mesa junto a Jennifer armando un rompecabezas grande, mientras que Dustin junto a su prometida Leila se encontraban conversando con Michael.—¡Lo siento mucho, Kimberley! —indicó Leila con un abrazo.—Mi más sentido pésame —comentó Dustin tocando el hombro de la joven en señal de apoyo.—Gracias a ambos —acotó la chica suspirando.—Sé lo que
La pareja se despidió de los presentes y decidió dejar el parque detrás. Los tres entraron a la casa para ir hasta la entrada principal. —¿Michael desde cuando no te gusta el cine? —inquirió extrañada Jennifer. —Lamento haber mentido —indicó a su pareja—. No me ha caído bien, ese tal Dustin. —Es el cuñado de mi hermano, Mich —indicó la mujer, espantada. —No te preocupes, el hermano tampoco tiene una muy buena relación con él —declaró Kimberley. —Siento haber sido descortés, pero hay algo que no me gustó de él. —Se disculpó con su cuñada. —No te preocupes, no podemos gustarles a todos, ni todos gustarnos a nosotros —comentó ella—. ¿Quieren más café?
La joven había tardado más de lo que Francis creía por lo que fue a buscarla, cuando abrió la puerta sigilosamente por sí los pequeños dormían, vio que ella estaba dándole el beso de buenas noches.Le sonrió al verlo y el joven le devolvió el gesto.—¿Quieres darles el beso de las buenas noches? —inquirió en un susurro.—No quiero despertarlos —musitó el joven aún en la puerta.—No lo harás —acotó ella.El joven pasó y ella le cedió el paso para que lo hiciera.Luego ambos salieron tomados de la mano. Francis acorral&oacu