Angelina se inclinó hasta el nivel de los pequeños niños y los envolvió en un abrazo cálido y maternal, acarició sus cabecitas y rio con ellos de sus ocurrencias y de sus preguntas y figuraciones a cerca de su tiempo de ausencia.
— Creímos que no regresarías… — Una niña de lazos rojos en el cabello le dijo mientras le tomaba el rostro entre las manos — Te fuiste varios días, y vino la gorda a cuidarnos, pero es abuuuriiiiiiiida, y regañona. — Se quejó.
— ¡Si! Y no nos cuenta cuentos como tú Angelina.
— Y tampoco es tan bonita como tú.
— ¿Y eso que tiene que ver?— La novicia preguntó mientras se reía — Ella también es muy buena persona
— Pues… no sé, pero ella no es como tú — El pequeño sonrió y dejó ver qu
A Angelina le extrañó el buen humor de la Madre Superiora, pero le agradó, al menos alguien estaba de buenas, solo esperaba que se le contagiara porque estar con la cara larga delante de los niños en su día de regreso no era sano.Además, ya era bastante difícil mantener sus ojos secos sin que el estúpido nudo en la garganta terminara de ahorcarla, de modo que ver a la jefa sonriente tenía que ser una buena señal, ya que siempre la mujer no se hallaba de buenas pulgas y tenerla así, de tan buen talante siempre era bueno.De modo que, Angelina se arriesgó a decirle de frente y sin rodeos que necesitaría apoyo con las mejoras a la planta física del orfanato, en otro momento se habría puesto difícil, pero esa mañana fue diferente.— ¡Ejem, ejem! — Carraspeó para comprobar que no tenía la voz quebradiza por su drama s
Adriano tragó saliva y se enfiló detrás de la Madre Superiora sin poder decir nada más con lo que zafarse del compromiso, caminó hasta el otro lado de la calle y entró una vez más al convento, pero esta vez por la puerta de enfrente, y no como lo había hecho la última vez, como un vulgar delincuente, por la puerta de atrás.Caminó hacia el comedor guiado por la monja sin decir una sola palabra y pensando en cómo actuar delante de aquel grupo de religiosas para ser lo suficientemente convincente, eso claro, si Angelina no habría primero la boca y lo delataba.Pensar en esto le aceleró el pulso, pero más lo hizo el hecho irremediable de volver a verla. Le partía el corazón haberla dejado de la forma en la que lo hizo, ¡Como todo un patán!Sin embargo, para efectos prácticos había sido la mejor decisión desde difer
— ¿Angelina? — La voz de la Madre Superiora la hizo volverse sobre sus talones prácticamente obligada — Niña, te estoy hablando casi desde que entré al comedor, ¿En dónde tienes la cabeza Angelina?La chica se giró sin levantar la vista del suelo, esquivando la mirada del rostro del hombre a quien le conocía muy bien la voz.— Él es el nuevo Párroco, estará con nosotras durante un buen tiempo, ya que no sabemos exactamente cuánto tiempo estará lejos el Padre Dominic, en todo caso, por ahora, durante los meses que él esté aquí, nos apoyará con el orfanato.La chica seguía con la mirada baja mientras apretaba los puños en un intento por drenar las emociones sin alertar a la Superiora.— Él es el Padre Ignazio…«¿Ignazio?, buen intento, ¡No se parece a un Iga
Adriano acababa de mencionar algo sobre la mala alimentación de los niños, y la sopa que estaban almorzando, y a la chica le sonó tan hipócrita que solo se enfureció, ¿Cómo carajo se atrevía a criticar algo de lo que no sabía nada? No tenía idea de lo que significaba conseguir provisiones para mantener a ese enorme grupo de niños, niños sin familia, niños que no tenía dolientes y a nadie les importaba si comían o no.Solo Angelina y un puñado de monjas conocían el verdadero trabajo de concientizar a la gente para lograr que cada cierto tiempo dieran donativos para seguir manteniendo a los niños.— Ellos no pueden comer solo eso…— ¡Eso no te importa! — bufó molesta — No sé qué diablos haces aquí, pero busca otra cosa que hacer y sal de mi vista, tengo mucho trabajo que hacer
En el presente, a escasas horas de haberse dado la ceremonial matrimonial:Adriano sacudió la cabeza para poner en orden sus pensamientos, la visión de los recuerdos que le traía el maldito ramo de rosas desde la esquina del salón se burlaba de sus sentimientos y le mostraba todo lo que había pasado desde que cayó abaleado sobre la tierra de ese enorme rosal.Las imágenes se sucedían una tras otra en su mente alcoholizada mientras continuaba vaciando las botellas de Whisky.— Señor, debería usted irse a descansar, ya ha bebido mucho y puede hacerle daño — Uno de sus hombres se acercó y le dijo con extrema diplomacia.— Déjame, ¿Cuándo has visto que hierba mala muere? Aquí puedo beberme la cava completa que de seguro no moriré de una cirrosis, primero me matan mis enemigos de un balazo, que el trago — Adriano respon
El chorro de luz cálida se colaba por la enorme ventana panorámica cayendo directamente sobre el rostro de Angelina. La joven parpadeó unos segundos y se cubrió los ojos con la mano, el sonido de las aves y su canto se escuchaba agradablemente desde la habitación, al menos la mansión estaba rodeada de naturaleza y eso a ella le encantaba. Estiró los brazos y las piernas estaba completamente entumida.¡Había dormido metida en el vestido más incómodo del mundo! Se sentía adolorida y había trasudado dentro de él, intentó incorporarse, pero el ajuste no se lo permitió.Debió rodar de lado para poder levantarse, lo ajustado del vestido no le dejó hacerlo. Se sentía todavía cansada y necesitaba una ducha, pero por más que hizo varios intentos no logró sacarse el estúpido vestido, no lo podía creer. Trató
El llanto la dobló sobre sí misma. El dolor en el pecho se hizo palpable, y Angelina estuvo ahí en el suelo por largo rato hasta que una voz delgada y familiar se escuchó desde el otro lado de la puerta.— ¿Señora? ¿Señora Bonuchi?Angelina se sobre saltó al escuchar que la llamaban ahora con su nuevo apellido de casada. « ¿Señora Bonuchi? ¿Acaso es una broma? », ella pensó, en su vida imaginó cambiar de apellidos, y menos adoptar como suyo el de un hombre contra la ley, ¡El de un mafioso! Su estómago se revolvió por completo causándole unas terribles náuseas y debió correr al sanitario para devolver la billis, ya que no había comido nada desde… ¡No sabía desde cuando!— ¡Señora Bonuchi! ¿Está usted ahí? Voy a pasar — Anunció la
La chica estaba realmente hambrienta, pero no quería darle la impresión a su nuevo esposo de que él estaba asumiendo el control sobre ella desde las cosas más básicas, de modo que continuó rehusándose a probar alimento. — Ya te dije que no pienso probar bocado, me declararé en huelga de hambre si es necesario hasta que desistas de mantenerme en este lugar obligada. Adriano estaba masticando un trozo de fruta y se le quedó atorado a medio camino. No supo si reír o molestarse, ¿Mantener obligada? ¡Qué tontería! Era su esposa ahora, la esposa del temible Adriano Bonuchi, ¿Qué pensaba? ¿Que se entraría y saldría por la puerta como quisiera? ¡Pues no! — ¿Qué diablos estás diciendo Angelina? ¿Acaso crees que las órdenes aquí las das tú? Pues déjame informarte que estás muy equivocada cariño — Le dijo poniéndose en pie y acercándose como un felino enjaulado hacia ella con la mirada gris penetrante y un intento de sonrisa dibujada en los labios, un gesto desconocido para ella. Angelina se