Un mes después…
Silvio y Alessia hicieron pública su relación ante la familia. Luciano, no era el hombre más feliz del mundo con la decisión de su hermano; más debía admitir que Silvio tenía todo el derecho de ser feliz con la mujer que eligiera, así se tratará de una Ferrari.
La sociedad entre ambas familias también fue algo que no se podía evitar, con Alessia y Silvio como pareja, Mateo siendo reconocido por Santino era inconcebible seguir manteniendo la rivalidad entre ellos.
—¿Qué significa esto? —Olivia se puso de pie al ver entrar a Santino sin molestarse en tocar la puerta.
—Necesito saber, salir de esta duda que me carcome el alma —Santino lanzó dos cajas sobre su escritorio haciendo que un escalofrío recorriera su columna vertebral.
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Olivia camino hacia la oficina de su hermano mayor, no tenía que ser adivina para saber el motivo. Santino había hecho muy bien su trabajo informando a Luciano sobre su embarazo.—Luciano ¿Querías verme? —Olivia se sentó apenas su hermano se lo indicó.—Quería no Olivia, quiero verte y es bueno que esté aquí ¿Puedo saber tus planes a futuro? —Olivia suspiró, Luciano tenía la capacidad de hacerle sentir a salvo, como de sentirse en peligro con una simple mirada.—No sé a lo que te refieras —Luciano estaba teniendo el día más estresante de su vida, dejar sola a Saraí le tenía al borde; más era consciente debía resolver el asunto de Olivia y Santino de una vez y de manera definitiva.—No quieras evadir el tema Olivia —L
Silvio posó los labios sobre los de Alessia, un beso casto, casi inocente; pero la llama del deseo fue prendida, cuando la chica pasó sus manos sobre la hombría de Silvio quien no puedo retener el gemido ronco nacido en su garganta ante el atrevimiento de Alessia quien logró cambiar el beso casto por uno desenfrenado y pasional.Ambos gimieron cuando la lengua de Silvio se adentra en la pequeña boca de Alessia, la pasión despertó en ambos incapaces de negarse al torrente de deseos que inundó sus cuerpos. Alessia sacó la camisa de Silvio, para tener acceso a la piel del mayor, su cuerpo musculoso, le hicieron gemir en anticipación. Silvio contuvo la respiración al sentir los dedos suaves de Alessia acariciar su cuerpo.Los dedos de Alessia temblaban; Silvio no sabía si sería el primero en la vida de la chica y no le interesaba saber; pero deseaba asegur
Olivia caminaba por el centro comercial junto a Santino y Mateo, los antojos de su marido e hijo cada día eran más y de alguna manera lograba ella disfrutaba consentir a sus dos hombres hermosos. Ahora con cuatro meses de embarazo el vientre le molestaba un poco al caminar, tener dos vidas dentro de ella le hacían feliz de cierta manera, aunque no podía evitar pensar en el niño perdido.—¿Santino? —Olivia se detuvo al escuchar la voz de la mujer, se giró para verla, parecía joven, no tanto como ella, pero rondaba los veinticinco años aproximadamente.—¿Ariza? —Santino se sorprendió, no había sabido nada de ella, desde hace cinco años, la chica era hija única de uno de sus socios y al parecer tuvo un pequeño flechazo que rechazó cordialmente.Ariza sonrió hasta que sus ojos se fija
Flavio casi sufrió un orgasmo ante la información que Ariza le había proporcionado; mas no era tonto, sabía que atacar ahora despertaría sospechas en su enemigo. Con la ubicación se daría a la tarea de planificar su golpe, debía ser perfecto y definitivo. Dejarse llevar solo le haría fracasar y por mucho que lo deseara no se dejaría llevar por sus emociones o deseos de venganza por el momento.Ariza gimió cuando Flavio tomó sus labios en un feroz beso antes de liberarla momentáneamente, así era su relación, así fue siempre, feroz y fugaz.—¿Qué harás con la información que te he dado? —Ariza preguntó mordiéndose el labio. Sentir los labios de Flavio le encendía en demasía, su obsesión siempre fue Santino; pero Flavio era su mejor amante, dudaba mucho q
—¡Maldición! —el chofer gritó al ver cómo la Van impactó contra la camioneta. El caos se armó, estaban en las afueras de la ciudad, la carretera desierta, el lugar perfecto para una emboscada.—¡Gira el auto! —Olivia gritó, tomó el arma en sus manos, nunca creyó, el entrenamiento de Silvio le fuera a servir alguna vez hoy le estaba agradecida por la insistencia.—¡Señora!—¡Hazlo ahora! —Saraí se aferró al cinturón de seguridad debido a la velocidad y giró, de la camioneta para volver a casa, Olivia sabía bien se trataba de una cacería en su contra; pero no sería presa fácil.—Estamos atrapados, señora, es una emboscada, no saldremos vivos de aquí —Richard, no podía creer que sus compa&
Olivia tembló al escuchar la voz de Ariza en la biblioteca, era tan falsa y cínica, llegaba a su casa como si no fuese responsable del atentado que por poco termina con su vida, la de sus hijos, cuñada y sobrino. Tuvo que contenerse para no entrar, volvió a su habitación para evitar un enfrentamiento. Confiaría en Santino para hacerse cargo de la mujer; pero si él fallaba estaría encantada de matarla con sus propias manos.**—Ariza qué sorpresa ¿Qué te trae por aquí? —Santino fue amable, tanto como su deseo de asesinar a la mujer se lo permitió.—Estaba cerca y quise saludarte ¿Cómo has estado? ¿Cómo está tu esposa y tus hijos? —Ariza batió las pestañas inocentemente.—Agradezco tu preocupación, todos estamos perfectamente bien y felices a
Santino no estaba feliz ante la situación; pero era necesario cerrar el círculo vicioso que Flavio había abierto años atrás. No comprendía el motivo de tanta maldad en el hombre ¿Que lo llevó a cometer traición? Siempre lo tuvo en cuenta, fue la mano derecha de su padre y él mismo lo convirtió en un hombre con influencia y decisión dentro de la organización grave error, ahora debía actuar su familia era primero y por mucho que llegó a estimar a Flavio, no era más que un traidor y como tal debía terminar con él, se lo debía a sus padres, los padres de Olivia, pero sobre a su hijo, el pequeño que no llegó a nacer, el dolor de esa pérdida le acompañaría siempre, no fue el responsable, pero la culpa recaía en él, por haberle permitido a Flavio tal libertad.—Te amo Santino, por fav
Epílogo Un día antes… —Como lo había prometido Santino —Ariza sonrió seductoramente, pensando tendría la oportunidad de seducir al hombre, eran muchos años de desprecios, la idea de terminar con la familia completa solo le daba un plus, le llenaba de excitación anticipada. —Brindemos por eso —ella sonrió bebió de su copa, antes de escuchar las palabras del hombre. —Eres una mujer de palabra Ariza, una pena muy grande tu deslealtad —Santino sonrió, mostrando una sexy sonrisa.