CAPITULO 25

Olivia caminaba por el centro comercial junto a Santino y Mateo, los antojos de su marido e hijo cada día eran más y de alguna manera lograba ella disfrutaba consentir a sus dos hombres hermosos. Ahora con cuatro meses de embarazo el vientre le molestaba un poco al caminar, tener dos vidas dentro de ella le hacían feliz de cierta manera, aunque no podía evitar pensar en el niño perdido.

—¿Santino? —Olivia se detuvo al escuchar la voz de la mujer, se giró para verla, parecía joven, no tanto como ella, pero rondaba los veinticinco años aproximadamente.

—¿Ariza? —Santino se sorprendió, no había sabido nada de ella, desde hace cinco años, la chica era hija única de uno de sus socios y al parecer tuvo un pequeño flechazo que rechazó cordialmente.

Ariza sonrió hasta que sus ojos se fija

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