Olivia no podía creer lo que había ocurrido entre Alessia y ella; pero no podía obviar la molestia en su voz. Silvio Rossetti, ese hombre le causaba sentimientos encontrados, odio y sospechas; pero también algo más profundo que no podía identificar la situación debía estar volviéndola loca. Entró a su habitación solo para darse cuenta que la nota continuaba en su lugar y Santino seguía sin aparecer. Se dio una ducha rápida, solo quería dormir y olvidarse de lo sucedido con Alessia, quizás mañana podían intentar hablar; pero lo dudaba Alessia no era el tipo de persona que se arrepentía de sus palabras, pero era su amiga, idiota o no seguía siendo su amiga y la hermana del hombre que ama.
Olivia abrió los ojos al escuchar la puerta abrirse, se fijó en la mesita de noche para ver la hora, era cerca de las dos de la mañana
—Maldita sea tengo que sacarla de ahí —Luciano se puso de pie, no sabía con certeza lo que haría; pero una cosa era segura Santino, destrozaría a Olivia sin dudarlo y no podía permitirlo, por nada de este mundo podía permitir que su pequeña hermana pagar lo crímenes que no habían cometido. Luciano subió a su auto, pensando en todas las veces que tuvo que atacar a Santino para defenderse.—Miera, mierda —Luciano golpeo el volante con fuerza, mientras marcaba el número de Silvio. Debía impedir que se viera con Olivia o que siquiera la buscará, debía primero tener un plan para evitar el desastre—Silvio, repite el nombre de la novia de Santino —Luciano aún tenía la esperanza de que todo fuera un error y que su hermana no fuera la mujer del demonio Ferrari.—Olivia —S
Silvio, estacionó el auto a un lado de la carretera, no habían pasado ni diez minutos para que Alessia finalmente explotara en cólera.—¿Puedo saber qué diablos te traes con Olivia? —Alessia destilaba furia por cada poro de su cuerpo, su rostro era la clara evidencia de los celos que corroe su alma. Algo que Silvio no iba a permitir avanzar.—Realmente tienes un problema Alessia, ayude a tu cuñada, porque era evidente que está pasándola mal, si no puedes comprender eso, es mejor que dejemos las cosas hasta aquí, no estoy interesado en mantener una relación con una inmadura como tú — Silvio tenía suficiente enojo en su interior, Olivia siendo su hermana tenía prioridad en su vida, por mucho que Alessia Ferrari le gustase, no iba a permitir que llevará las cosas hasta el punto de poner en peligro a Olivia con su celos infundados.&n
Olivia se sobresaltó al escuchar la puerta abrirse de nuevo, esperaba encontrarse de nuevo con Santino, pero en su lugar estaba Flavio y su mirada llena de odio le dijo que no podía esperar nada bueno de él.—¿Qué haces aquí? —Olivia se incorporó; pero no lo suficiente rápido para evitar que Flavio la tomara del cuello y la lanzara sobre la cama de nuevo. Olivia rodó sobre la cama para alejarse de Flavio, corrió hacia la puerta; pero estaba cerrada de nuevo.—¿Crees que vas a escapar Olivia? —sonrió antes de tomarla del brazo de nuevo—Déjame en paz Flavio, no te atrevas a tocarme —el hombre sonrió antes de darle un puñetazo. El dolor atravesó el rostro de Olivia, podía sentir el sabor metálico de su sangre sobre su lengua, el miedo atravesó su cuerpo cuando Flavio volvió
—¿Qué ha ocurrido Silvio? ¿Por qué Olivia ha llegado en ese estado? —Luciano preguntaba con desesperación a su hermano, mientras el doctor atendía a Olivia, en la habitación que siempre espero por ella.—No lo sé con seguridad Luciano, iba de camino al hospital para visitar a Alessia y ni siquiera vi venir a Olivia, por un momento creí que la había golpeado con el auto; pero Olivia cayó antes que pudiera rozarla —Silvio tenía el corazón encogido de miedo por Olivia. No podía perderla cuando apenas la había encontrado.Luciano Berlusconi, estaba impaciente, como nunca antes lo había estado, desesperación había en su pecho y la ausencia de noticias no hacía; más que empeorar su estado de ánimo, deseaba ir por Santino y matarlo a golpes; pero Olivia era su prioridad.&n
—Podrías traerme una laptop, Tablet o lo que sea, necesito averiguar qué fue lo que pasó con esa transferencia que se hizo a mi cuenta y que me incrimino ante sus ojos —Olivia se negó a decir en voz alta el nombre de su ex. Había transcurrido un mes y continuaba recuperándose cada día más, con ello también venía la aceptación de la realidad era hermana de Luciano y Silvio, era una Berlusconi y de alguna manera se sentía feliz de tenerlos a su lado, habría muerto con seguridad aquella noche… apartó, los recuerdos de su mente, no quería pensar en eso.—¿Estas segura Olivia? —Silvio, no quería provocar estrés en Olivia, afortunadamente ahora con cuatro meses de embarazo el peligro había pasado totalmente y Olivia estaba hermosa con su vientre abultado y su camisa rosa estampada de maternidad.
Santino, caminó con prisas, Luciano sostenía la mano de Olivia entre las suyas, apretó los dientes con furia, trato de no perderlos de vista la distancia entre ellos aún era grande, pero no podría confundir a Olivia.⧓⧓⧓⧓Kamon, tenía preparada la sala de labor y parto, listo para la llegada de Olivia.—Está en tus manos Kamon, cuida de mi hermana y haz que el heredero de la familia Berlusconi llegue con bien al mundo.Olivia fue atendida rápidamente por un equipo de enfermeras, contra todo buen deseo
Alessia, vio entrar a su hermano, nunca en todo este tiempo a su lado, lo había visto tan derrotado. Santino estaba devastado, miles de preguntas vinieron a su cabeza y tuvo miedo, miedo de saber las respuestas. —Santino ¿Qué sucede? ¿Olivia está bien? —Alessia, se incorporó lentamente, el cuerpo le dolía por la falta de ejercicio, pero trato de caminar hasta acercarse a su hermano. —Olivia, está bien Alessia —Santino le ayudó a tomar asiento de nuevo, no sabía cómo decirle a su hermana, la cantidad de estupideces que había cometido. —Si ella está bien ¿Por qué tienes el rostro triste? —Santino, tomó la pequeña mano de Alessia entre sus manos, no podía ocultarle la información, no cuando era un hecho que debían cuidarse, no sabía cuántos hombres más estaban con Flavio. —Flavio acusó a Olivia de ser la traidora y yo, estúpidamente le creí, no me detuve a comprobar los hechos;
—Maldición ¿Cómo pude ser tan malditamente ciego? Tuve al enemigo en casa todo este maldito tiempo —Santino gritó furioso en la bodega donde Marcos era interrogado. No había sido fácil doblegarlo dos meses, dos jodidos meses había llevado quebrantar la voluntad del hombre; el dolor de las heridas y las golpizas habían roto por fin la fidelidad de Marcos y le hicieron cantar como un gallo.—Fue Flavio, quien ordenó la muerte de la familia Berlusconi y de tus padres, se aseguró que Luciano pensará que había sido una orden tuya y que la muerte de tus padres ahí había sido solo un daño colateral —Marcos tosió escupiendo un poco de sangre. Santino apretó los puños, evitando golpearlo, estaba seguro de que un golpe más lo dejaría inconsciente.—Continua —ordenó en su