Luego de varias discusiones con el médico finalmente Dante consiguió que le dieran el alta esa misma noche, se dirigía a su ático ya que al día siguiente tendría una reunión muy importante.

Tomó el teléfono y llamó a Allegra.–¿ cómo estás?.

— Bien, ¿porque preguntas?, respondió Allegra.

—Estás muy callada. Mañana,al mediodía estare ahi. Cuéntame algo.— Por supuesto, pensó ella estaría aburrido y necesitaba que ella rellenase ese tiempo libre. Pero aquel día tenía la mente en blanco.

—¿De qué quieres hablar?

—Dime cualquier cosa... que la ropa se acorta para fomentar el negocio de los productos dietéticos, que has hecho esta tarde. Estoy acostumbrado a que me cuentes esas cosas.

Allegra se puso colorada. ¿La creía una charlatana? ¿Qué veía en ella? Le costó mucho, pero consiguió hablar como si no pasara nada... mientras se miraba al espejo del pasillo. La imagen que le devolvía era poco halagadora. ¿Cómo un hombre como Dante podía estar interesado en una mujer como ella?

«Para, para, p