Stacy no pudo evitar que la sorpresa se reflejara por todo su rostro, tampoco pudo evitar que su barbilla cayera como si estuviese dispuesta a tocar el suelo y renuente a volver a su sitio como si tuviese vida propia.La rubia no puede dar crédito a lo que acaba de escuchar. Todas y cada una de las partes de ella le gritan que no le crea, que no confíe en él ni en lo que dice, pero no hay una sola señal de que él esté mintiendo. No tiene sentido ¿por qué le diría algo así de la nada? —Xavier me está brindando su ayuda, no es como si estuviera prisionera o como si hubiera asistido aquí en contra de mi voluntad, aunque, ahora que lo pienso, debí haberme negado a venir.Luca da un giro rápido haciendo que ella pierda de vista a Xavier, aun así, puede sentir el peso de su mirada desde algún lado, percibe con facilidad que la observa mientras Luca y ella continúan su danza.—Xavier no es el hombre que tú crees que es, tienes que prestarme atención —insiste él.—Si quieres que crea que la
Xavier se acerca y la aparta de Luca. —Nos vamos ya. —la voz de él es fuerte y segura y el enojo se escucha en ella con demasiada facilidad, con mucha más de la que le gustaría a Stacy. Hay tantas cosas, tantas ideas rodando la cabeza de la rubia, tantas preguntas que quiere hacerle que no ve la hora en la que pueda expresárselas en voz alta, fuera de tanto bullicio y algarabía.—Sí, por favor —responde ella rápidamente— No quiero estar aquí ni un segundo más —dice esto último mirando con desprecio a Luca.Todavía su mente está dividida respecto a lo que este le ha contado, pero, de lo que sí está convencida es de que es un amigo de mierda. No le importaba lo que él creyera que Xavier hubiera hecho, un verdadero amigo nunca habría revelado sus secretos de manera tan fácil a la primera persona que conociera, de eso no tenía dudas.El mismo Xavier podía acabar con ella con tan solo contar el secreto de ella, y, sin conocerla de tanto tiempo como ellos dos se conocían, la había protegi
Los ojos de Xavier le recorren el rostro de ella en busca de algún indicio negativo, en busca de una sola señal de temor, de que tema de él, pero no encuentra ninguno. Solo hay determinación en su expresión, ha tomado una decisión y está segura de ella. —Stacy, puede que te enteres de cosas que no te gusten —le advierte él.—Te dije que puedo soportar lo que sea, solo dame el beneficio de la duda, prueba —él asiente pasando una de sus manos por su cabello. Luego, exhala un profundo suspiro.—Ava y yo habíamos estado prácticamente desde que éramos niños. Sus padres y los míos eran amigos y socios. Crecimos juntos y eso nos hizo codependientes. Eso también facilitó que siguiéramos juntos cuando ya no debíamos porque la relación estaba irremediablemente rota. Nuestra relación fue una de esas en la que toda la familia sabe que van a terminar juntos, hasta nosotros lo sabíamos, era lo que se esperaba de nosotros.—Y tú… ¿tú la querías? —le pregunta ella curiosa.—Sí. Crecí pensando que el
Los ojos de Stacy se abren de par en par mientras siente el deseo recorrerle todo su cuerpo. Un hormigueo en la parte trasera de su cuello le indica que este es el momento que había estado esperando con tantas ansias desde que regresaron de la boutique.—¿Quieres que usemos la corbata, corazón? —le pregunta él con un deje divertido en su tono de voz, pero los ojos oscuros por el deseo.—Sí, por favor ¿vas a atarme? —pregunta ella con la curiosidad retratada en todo su rostro.—Entre otras cosas, sí.Xavier la acompaña hasta la cama, besándola castamente antes de acostarla sobre el colchón.—Quiero atarte a la cama, destrozar tus pantis y hacértelo hasta que ya no puedas más, hasta que estés tan extenuada que me supliques que pare.Al escuchar esas palabras, el deseo se agolpa en el vientre de ella obligándola a apretar sus muslos el uno contra el otro.—¿Qué te parece la idea? ¿Vas a portarte bien y dejar que me salga con la mía?Ella lo mira con la decisión clara como un cristal en s
Xavier la observa unos segundos para confirmar que ella estuviese de acuerdo, necesitaba su consentimiento para lo que tenía en mente.—¿Piensas atarme con esa corbata de una maldita vez o vamos a quedarnos así toda la noche? —le pregunta ella sonriendo alimentando más las ganas de él.—¿Está impaciente señorita Neelson? —le responde él con otra pregunta sintiéndose más divertido y ligero que nunca.La agarra de las muñecas y le sujeta las manos por encima de la cabeza, haciendo un lazo con la corbata y asegurándola al cabezal de la cama.—Tira de ella —le indica él.Stacy hala las ataduras mientras Xavier la aprieta, recompensándola con una deliciosa fricción.—No me provoques —le advierte la rubia.—De acuerdo, no lo haré si primero me suplicas. Pídeme que te deje sentir mi pene dentro de ti.Los ojos de ambos brillan mientras se observan mutuamente sonriendo. Él porque sabe que esa parte oscura le gusta a ella y, ella porque sabe lo mucho que él lo está disfrutando.En otra ocasión
Hay urgencia en sus movimientos. Stacy puede sentir cómo su corazón se ha acelerado a través de su espalda. Xavier cambia de nuevo la posición de sus manos, una se dirige directamente hacia su boca y la otra le da una cachetada a su trasero. El grito de placer que emana de su boca choca directamente con la mano de él.En lugar de continuar golpeando su trasero, su mano se dirige hacia ese punto entre sus muslos empapados y comienza a tocarla sin parar de embestirla. Todo el cuerpo de ella se contrae de nuevo y él lo siente con facilidad.—Córrete para mí, corazón.Sus palabras son la chispa final, el permiso que ella estaba esperando para liberarse y las llamas recorren su cuerpo al instante. Ve estrellas mientras acaba.—Justo así, corazón —con unas últimas embestidas, se derrama dentro de ella con un gruñido. Espera un par de minutos hasta que sus respiraciones se acompasan para decir— Quiero que lo hagamos de nuevo dentro de un rato; nos vemos en mi despacho. —y sin más, le desata
El terror se propaga por todo el cuerpo de Stacy mientras observa en el cristal de un espejo la palabra “Vete” escrita en mayúsculas.Luca le había advertido esa misma noche que se fuera, que se alejara de Xavier mientras pudiera hacerlo ¿Habría sido él quien le dejó ese mensaje? ¿Tenía Luca razón?La pintura roja gotea por el espejo. El mensaje es claro como el agua, alguien quiere que se marche o le está advirtiendo que lo haga.Unos segundos después, Xavier entra corriendo y la atrae hacia él, asustado debido al grito de espanto con el que ella lo había llamado.—Stace ¿estás bien? ¿qué ha pasado? Xavier recorre la habitación con los ojos y lo ve. Se acerca al espejo y pasa uno de sus dedos por las letras. Están recién hechas. La frota entre los dedos y luego la huele. Sus fosas nasales se agitan.—No es pintura, es sangre.—¡Ay Dios mío! ¿Por qué está pasando esto? ¿Quién pudo haber hecho algo así? —pregunta tras pregunta salen de la boca de la rubia.—NO lo sé, pero te puedo ase
Xavier inclina su cuerpo y su cabeza hacia abajo, hasta llegar a la boca de Stacy y le da un dulce beso, tan dulce que extraña a la rubia, nunca antes la había besado de esa manera. Su ceño se queda fruncido hasta que, poco a poco, el beso se va transformando hasta convertirse en uno más apasionado. Sus manos comienzan a recorrer todo el cuerpo de la rubia y sus respiraciones agitan de manera demasiada rápida. Stacy hace una pausa y se separa un poco de él, lo suficiente como para poder mirarlo a los ojos detenidamente. Ella no sabía qué, pero algo estaba cambiado en él, la estaba tratando con una dulzura que nunca antes le había mostrado, casi como si tuviera miedo de que desapareciera. En cuanto Xavier la ve, sus ojos comienzan a brillar. Desabrocha el lazo que sujetaba el albornoz de ella solo para encontrarse con su ropa interior. Junto antes de que Xavier le indicara a Stacy que la esperaba en su despacho, antes de todo el drama, ella se había colocado una lencería ne