Tanto Stacy como Xavier se sentían traicionados el uno con el otro. Stacy porque pensaba que él le ocultaba información y le guardaba secretos; y Xavier porque pensaba que ella no confiaba en él lo suficiente.Sin darse cuenta, estaban transformando su relación en una muy tóxica y complicada situación. Se estaban causando mucho daño y eso les comenzaba a cobrar factura.—Xavier, estoy esperando por tu respuesta —le recordó ella.—Las personas suelen entrar en mi vida buscando dinero, solo se acercan a mí porque están interesados en lo que pueda ofrecerles mi estatus, mi nombre y apellido, no porque me quieran en verdad, no porque disfruten de mi compañía, a pesar de que fingen lo contrario para conseguir lo que desean. Tenía que asegurarme que tú eras de fiar e investigar tu pasado era la forma más fácil de hacerlo.La conversación se detiene de pronto cuando Stacy se tambalea hacia delante e, inmediatamente sale corriendo hasta el baño. Como era de esperar, Xavier la sigue. Cuando St
Stacy repasa las líneas que tiene frente a ella una y otra vez y, mientras más las lee, más se asombra.“La asenapina se utiliza para la esquizofrenia, el trastorno bipolar y para disminuir las alucinaciones. Puede reducir los síntomas de la manía y la ansiedad. También es buena para ayudar al paciente a pensar con más claridad, sentirse menos nervioso y prevenir los cambios de humor graves.”Esta última frase le brindó un poco más de consuelo, al fin y al cabo, la noche anterior ella había descubierto que Xavier padecía de sonambulismo. La rubia vuelve a comprobar todas las fuentes, obteniendo toda la información posible. Explora algunas páginas más, pero todas dicen lo mismo.Stacy exhala un suspiro y luego vuelve a meter el frasco vacío en el bolso de Xavier y se va a la cama. Un momento después, él entra en el dormitorio con el almuerzo en la mano.—No pensé que ya estarías en la cama ¿Qué estás haciendo? —le pregunta él.—Estoy… investigando.—¿Investigando sobre qué?—Un medicam
La sangre de Stacy se heló cuando sintió el crujido de los huesos de Mason, alguno tuvo que haberse roto.—¡Te dije que no le pusieras un dedo encima! —la voz sale de Xavier como si un demonio estuviese ocupando su cuerpo, la rubia nunca antes lo había visto de esa manera.Gritos ahogados y húmedos se filtran en el aire, a pesar de su estado semiconsciente, Xavier se mueve con pericia, sus manos se envuelven alrededor de la garganta de Mason, apretando con fuerza, ahogándolo.El gorgoteo de la garganta de su ex hace que a Stacy se le revuelva el estómago. Justo en ese momento se da cuenta que, si no detiene a Xavier, matará a Mason y al final, ni siquiera sabrá lo que hizo porque sí, Xavier está sonámbulo, o medio sonámbulo. Tiene los ojos cristalizados al igual que la noche anterior.Mientras más presiona Xavier sus manos contra la piel, más se agita el cuerpo de Mason debajo de él. Las imágenes de la primera en la que conoció al chico de los ojos grises, le viene a la mente a la rub
Stacy se queda contemplando el cuerpo de Xavier, mientras las últimas palabras de este hacen eco en su cabeza porque, a pesar de todas las pruebas que hay en su contra, todas las acusaciones, ella tampoco quiere apartarse de su lado, quizás los dos estén mal de la cabeza, pero es lo que desea.De un momento a otro, Xavier la agarra por las caderas, la aprieta con sus dedos y la atrae hacia él. su nariz le recorre el borde afilado de su mandíbula e inhala su olor profundamente.—¿Qué quieres hacer conmigo, corazón? —le pregunta dando dos pasos firmes hacia delante al tiempo que ella retrocede, hasta que sus omóplatos golpean la pared de la ducha.Xavier respira hondo y con dificultad, y su expresión es la clara imagen de la derrota cuando le coge el rostro entre las manos y la otra mano la coloca en su cintura, inmovilizándola contra la pared.—Quiero hacerte mío —responde ella con seguridad y, con eso, el pequeño espacio que quedaba entre ellos desaparece cuando Xavi
Stacy tiene la espalda plana contra la cama y me está clavando las uñas en la espalda mientras muevo las caderas, frotando mi miembro contra su pierna porque necesito sentir el roce. Y mientras lo hago, beso sus labios .Cuando me alejo de sus labios una última vez, ella se acerca a la lámpara de la mesita de noche y apaga la única luz que queda encendida en la habitación.Sin mirarla, le beso la cálida piel del cuello mientras alargo la mano y vuelvo a encender la luz.Muerdo y succiono la suave carne de su pecho, asegurándome de dejar las marcas donde mañana pueda cubrírselas con la ropa que use para regresar a casa. Y mientras lo hago, ella se estira y apaga la luz una vez más.—¿Qué estás haciendo? —pregunto finalmente, levantando la cara para mirarla.—Apago la luz. —Déjala encendida. Quiero verte.—No —dice ella sin vacilar, con mirada suplicante.No soy idiota. De hecho, diría que soy muy consciente tanto de mis propios sentimientos como de los de los demás, sobre todo
Me levanto, me pongo a los pies de la cama y paso los dedos por su cintura, marcando cada curva de su cuerpo. —Levanta las caderas para mí. Ella hace lo que le digo, y se inclina hacia mí. Incluso a través de la oscuridad, veo relucir los delicados labios de su vagina desde aquí. —Es tan bonito —suspiro cuando la alcanzo con los dedos y trazo círculos alrededor del clítoris, lo que hace que se retuerza bajo mi simple roce. Quiero devorarla, joder. Quiero enterrar la cara tan profundamente entre sus piernas que al final me haga falta el oxígeno. No es que necesite muchos preliminares, porque ya estaba empapada y he deslizado fácilmente los dedos dentro de ella varias veces. Con suerte, le cabrá todo lo que tengo para ofrecer. Es mucho para la mayoría de las mujeres. De hecho, casi siempre tengo que contenerme más de lo que me gustaría, pero confío en que Stacy pueda con ello. Salgo un momento y cojo un condón de mi bolsa mientras ella me observa ponérmelo.Se muerde el la
Ella me grita en la palma, con los ojos cerrados mientras la embisto. Si pelo rubio ondula entre nosotros con cada embestida haciendo que yo pierda la cabeza gracias al olor a melocotón imoregnado en él.—Te gusta esto —afirmo, porque ni siquiera necesito preguntar. Ella asiente repetidamente con la cabeza, silenciada por mi mano. Una y otra vez, la penetro de espaldas a un ritmo constante, lo que hace que note un cosquilleo en las pelotas. Mantengo los labios en el oído de Stacy, susurrándole guarradas mientras veo cómo la euforia se apodera de sus bonitos rasgos. Llevo una mano hacia su teta, que masajeo y amaso, y le acaricio el pezón con el pulgar. Le pongo la otra mano en el clítoris, y trazo círculos y le doy toquecitos para prepararla y que se corra conmigo. Esto es hasta que Stacy suelta el cabecero, me quita la mano de su teta y, en su lugar, la guía hacia su cuello. No puedo evitar sonreír contra la piel de su hombro mientras la estrangulo ligeramente, mientras me
Quiero descansar, en realidad, necesito que ella descanse, pero no puedo permitirlo.Algo ha cambiado entre nosotros, algo ha cambiado para bien y es como si mi cuerpo no tuviera suficiente de ella.Acabo de tenerla en mis brazos, acabo de ofrecerle varios orgasmos y, no sé cómo, pero de alguna manera, quiero más, necesito más de ella.Le acaricio la espalda mientras la atraigo hacia mí pidiéndole permiso con la mirada, eso es todo lo que ella necesita para saber lo que quiero y, al parecer, ella también lo quiere porque se acerca a mi oído y sin que lo espere me dice:—¿Puedes follarme ya?Se me escapa una risa mientras me acerco. —Me odiarás aún más cuando no puedas caminar mañana.—¿Eso es una promesa? —me pregunta en modo provocativo.—Es una garantía.Presiono mis labios contra los de ella antes de que pueda decir algo más. Si ella sigue hablando, estoy bastante seguro de que no duraré más de medio segundo. Stacy se acuesta boca arriba y separa las rodillas, mostrándome su d