Stacy se queda contemplando el cuerpo de Xavier, mientras las últimas palabras de este hacen eco en su cabeza porque, a pesar de todas las pruebas que hay en su contra, todas las acusaciones, ella tampoco quiere apartarse de su lado, quizás los dos estén mal de la cabeza, pero es lo que desea.De un momento a otro, Xavier la agarra por las caderas, la aprieta con sus dedos y la atrae hacia él. su nariz le recorre el borde afilado de su mandíbula e inhala su olor profundamente.—¿Qué quieres hacer conmigo, corazón? —le pregunta dando dos pasos firmes hacia delante al tiempo que ella retrocede, hasta que sus omóplatos golpean la pared de la ducha.Xavier respira hondo y con dificultad, y su expresión es la clara imagen de la derrota cuando le coge el rostro entre las manos y la otra mano la coloca en su cintura, inmovilizándola contra la pared.—Quiero hacerte mío —responde ella con seguridad y, con eso, el pequeño espacio que quedaba entre ellos desaparece cuando Xavi
Stacy tiene la espalda plana contra la cama y me está clavando las uñas en la espalda mientras muevo las caderas, frotando mi miembro contra su pierna porque necesito sentir el roce. Y mientras lo hago, beso sus labios .Cuando me alejo de sus labios una última vez, ella se acerca a la lámpara de la mesita de noche y apaga la única luz que queda encendida en la habitación.Sin mirarla, le beso la cálida piel del cuello mientras alargo la mano y vuelvo a encender la luz.Muerdo y succiono la suave carne de su pecho, asegurándome de dejar las marcas donde mañana pueda cubrírselas con la ropa que use para regresar a casa. Y mientras lo hago, ella se estira y apaga la luz una vez más.—¿Qué estás haciendo? —pregunto finalmente, levantando la cara para mirarla.—Apago la luz. —Déjala encendida. Quiero verte.—No —dice ella sin vacilar, con mirada suplicante.No soy idiota. De hecho, diría que soy muy consciente tanto de mis propios sentimientos como de los de los demás, sobre todo
Me levanto, me pongo a los pies de la cama y paso los dedos por su cintura, marcando cada curva de su cuerpo. —Levanta las caderas para mí. Ella hace lo que le digo, y se inclina hacia mí. Incluso a través de la oscuridad, veo relucir los delicados labios de su vagina desde aquí. —Es tan bonito —suspiro cuando la alcanzo con los dedos y trazo círculos alrededor del clítoris, lo que hace que se retuerza bajo mi simple roce. Quiero devorarla, joder. Quiero enterrar la cara tan profundamente entre sus piernas que al final me haga falta el oxígeno. No es que necesite muchos preliminares, porque ya estaba empapada y he deslizado fácilmente los dedos dentro de ella varias veces. Con suerte, le cabrá todo lo que tengo para ofrecer. Es mucho para la mayoría de las mujeres. De hecho, casi siempre tengo que contenerme más de lo que me gustaría, pero confío en que Stacy pueda con ello. Salgo un momento y cojo un condón de mi bolsa mientras ella me observa ponérmelo.Se muerde el la
Ella me grita en la palma, con los ojos cerrados mientras la embisto. Si pelo rubio ondula entre nosotros con cada embestida haciendo que yo pierda la cabeza gracias al olor a melocotón imoregnado en él.—Te gusta esto —afirmo, porque ni siquiera necesito preguntar. Ella asiente repetidamente con la cabeza, silenciada por mi mano. Una y otra vez, la penetro de espaldas a un ritmo constante, lo que hace que note un cosquilleo en las pelotas. Mantengo los labios en el oído de Stacy, susurrándole guarradas mientras veo cómo la euforia se apodera de sus bonitos rasgos. Llevo una mano hacia su teta, que masajeo y amaso, y le acaricio el pezón con el pulgar. Le pongo la otra mano en el clítoris, y trazo círculos y le doy toquecitos para prepararla y que se corra conmigo. Esto es hasta que Stacy suelta el cabecero, me quita la mano de su teta y, en su lugar, la guía hacia su cuello. No puedo evitar sonreír contra la piel de su hombro mientras la estrangulo ligeramente, mientras me
Quiero descansar, en realidad, necesito que ella descanse, pero no puedo permitirlo.Algo ha cambiado entre nosotros, algo ha cambiado para bien y es como si mi cuerpo no tuviera suficiente de ella.Acabo de tenerla en mis brazos, acabo de ofrecerle varios orgasmos y, no sé cómo, pero de alguna manera, quiero más, necesito más de ella.Le acaricio la espalda mientras la atraigo hacia mí pidiéndole permiso con la mirada, eso es todo lo que ella necesita para saber lo que quiero y, al parecer, ella también lo quiere porque se acerca a mi oído y sin que lo espere me dice:—¿Puedes follarme ya?Se me escapa una risa mientras me acerco. —Me odiarás aún más cuando no puedas caminar mañana.—¿Eso es una promesa? —me pregunta en modo provocativo.—Es una garantía.Presiono mis labios contra los de ella antes de que pueda decir algo más. Si ella sigue hablando, estoy bastante seguro de que no duraré más de medio segundo. Stacy se acuesta boca arriba y separa las rodillas, mostrándome su d
Tras un largo y extenuante día de viaje, Xavier y Stacy entran en la mansión. La casa cruje dándoles la bienvenida como si los hubiese echado de menos.—Haré que alguien lleve tus cosas hacia tu habitación —le dice Xavier.—Gracias ¿Hablaremos ahora o más tarde? —le pregunta ella sin perder tiempo.Xavier aprieta sus labios en una línea bien definida. Por un momento, se le había olvidado que tenían una seria conversación pendiente y, por supuesto, ella no iba a dejarlo pasar.—Tengo que hacer unas llamadas ahora, pero sí, luego podremos hablar de todo lo que desees —le asegura.La rubia asiente. Él se dirige como de costumbre a su despacho y ella se va hacia su habitación. No pude evitar pensar en lo extraño que le parecerá ahora dormir sola sin la compañía de Xavier.No se había detenido a pensar en ello antes. Si ya ambos habían decidido mantener una relación estable y seria, ella estaba embarazada y ambos se convertirían en padres en cuestión de unos meses ¿Por qué todavía dormían
Las palabras de Xavier le calan los huesos a Stacy de tal manera que, instintivamente, ella se aparta de él y se pone en guardia. Lo que más deseaba era que él le dijera que lo que su hermano estaba intentando decirle era mentira, pero, por supuesto, cuando se trata de Xavier Lightwood siempre hay una historia tenebrosa y peligrosa detrás.En cuanto la rubia da unos pasos hacia atrás, Javier se levanta y se coloca a su espalda, cerrándola el paso. De pronto, no tenía a dónde ir. Instintivamente, traga saliva, pero su garganta está seca.—¿Qué mierda estás haciendo? —le pregunta a Javier mientras mira entre él y su hermano— No es necesario que me cortes el paso, no huiré —gira su cabeza hacia Xavier y lo mira fijamente más seria que nunca— te lo prometo, pero me reservo el derecho a largarme de aquí en cuanto termines de contar la historia.Estaba herida, esperaba que el futuro padre de su hijo no permitiera que su hermana la arrinconara como a un maldito animal asus
Las cejas de Stacy se fruncen y en su interior comienza a sentir la cólera ganando terreno. No se podía explicar cómo Xavier podía estar jugando con algo tan serio.—Pensé que ya habías terminado con las bromas —le dice molesta.—Stace, no es una broma, ya quisiera yo que lo fuera. La situación es mucho más complicada de lo que parece —Xavier se pellizca la nuca y se balancea sobre sus talones— ¿Cuánto recuerdas de la noche en la que nos conocimos? —la pregunta toma por sorpresa a la rubia porque ¿qué tenía que ver esa noche con lo que él acababa de decirle.—Yo lo recuerdo todo, aunque no comprendo por qué eso es relevante justo ahora.—¿Estás segura? Te estoy preguntando por las cosas específicas de aquella noche. —Con dulzura, él le indica que se siente en el extremo de la cama. Luego arrastra la silla del escritorio y toma asiento frente a ella.— Aquella noche jugamos a un juego, dos verdades y una mentira ¿lo recuerdas?—Por supuesto, yo gané las dos rondas, pero tú hiciste que t