Ethan despertó y abrió los ojos dándose cuenta de que era un sueño, entonces vio a la rubia encima de él, la detuvo antes de que sus dedos tocaran parte de su cara.
—Pamela, lo sabes, no puedes tocar mi cicatriz. —dijo molesto.
Todavía sorprendido por haber impedido que sus dedos le tocaran, la sujeta por las muñecas y sin ningún descuido, la rubia no se explica cómo ahora está encima de ella.
Al girar tan rápido sobre la cama, que no es tan grande, ambos se miran, él la suelta, levantándose y poniéndose los bóxers y los pantalones.
—Lo, lo sé, lo siento, cariño. —dice dudando un poco.
Él sólo sacude la cabeza.
—Solo vete, no quiero pelear ahora. —le dice.
—Lo siento. —le dice mientras lo dice con cariño.
Ethan asiente, es un chico atlético de pelo corto castaño oscuro, es alto y tiene los ojos grises oscuros.
—Pamela solo quiero que entiendas y respetes lo único que te pido, por eso eres la única de Fancy que veo, y si lo vuelves a intentar, ya sabes lo que pasará. —le dice Ethan.
Pamela, alta, delgada, de ojos verdes y rubia, asiente, ya vestida simplemente con su camiseta de tirantes, vaqueros y zapatillas de tenis algo gastadas.
—Nos vemos entonces.
—No Pamela. —contesta al verla.
—Pero ya te dije que lo siento.
—Lo sé, te escuché, te buscaré ok, ahora regresa porque ya no deberías estar aquí. —le contesta.
Pamela niega con la cabeza y solo se va, cerrando la puerta.
Ethan solo llevaba puestos sus pantalones y ninguna camisa, se acuesta en la cama de ella descompuesto mientras pone su brazo sobre su frente y parte de sus ojos enojado porque ella lo intento.
Él no está enamorado de ella, la veía como una simple amiga, aunque ella pertenece al clan Fancy, sólo son amigos con derecho a roce.
Ethan solo la ve así a su mente llega el sueño que tuvo tratando de recordarlo lo más claro que pueda.
Está seguro de sentir unas manos en sus hombros, aunque está seguro de que eran a la luz de la luna porque se reflejaba un poco en su rostro.
Sigue recostado en su cama, sabe que solo fue un sueño porque notó que era una mujer sobre él, pero agudiza la vista, pero fue inútil porque se despertó.
Ethan solo sacude su cabeza respirando profundo deja de pensar se levanta para salir de su sencilla, desordenada y yo diría sucia habitación, antes de cruzar su puerta y aun teniendo su mano en el pomo de la puerta, pensando en su presente.
—Gastón, buenos días, ¿has visto a Elmo?
—Salazar buenos días creo que Elmo está en el mercado.
Ethan ya había girado el pomo de la puerta saliendo de su celda mientras con su camiseta en la mano por momentos parecía el caos en el pasillo.
Lo llaman Salazar un hermano de confianza o amigo luchador.
—Está todo tranquilo.
—Creo que sí.
—Hasta luego, Gastón. —dice Ethan.
Antes de ir directamente al comedor, que se encuentra en el pequeño mercado donde suelen desayunar, comer y cenar, decide dirigirse a la señora Lourdes, que es la cocinera.
—Buenos días, señora Lourdes.
—Joven Ethan, buenos días.
Lourdes, le entrega un plato listo con unos simples huevos con frijoles y su taza de café, estas últimas veces desde que ha dejado las peleas y teniendo deudas, no ha comido como quisiera, pero tener la ayuda de la señora Lourdes es lo mejor que le ha pasado.
—Gracias.
Al acercarse Ethan vio que Elmo estaba sentado en una piedra, al igual que había otros chicos sentados comiendo, tenía su plato de unicel con algo de comida y una taza de café de una olla.
—Elmo hola.
—Salazar, ven a sentarte. —le dice su amigo.
Ethan se sienta y ambos empiezan a hablar mientras desayunan.
—Sabes una cosa, si hay un nuevo mánager.
—Estás pensando en volver al ruedo.
Ethan niega con la cabeza porque Elmo, aparte de ser luchador, sabía desenvolverse en el ambiente conociendo varias cosas que pasaban en Yernimo.
—Ya no puedo seguir aquí, debo irme y la única forma de hacerlo es consiguiendo un nuevo mánager.
—Lo entiendo, muchos aquí están desesperados por eso mismo que busca Salazar, y por qué no te conviertes en gerente y entrenador, como lo fue Kerr Sousa, de él aprendiste todo.
—Siendo ese traidor.
—No digo que seas como él, sino que eres mánager y entrenador a tu manera.
—Crees que no lo he intentado, habla con el señor Frankie, dice que no hay posibilidad de serlo.
—No puede ser, yo no lo sabía, pero Salazar fuiste muchas veces ganador eso debe contar algo, porque no habría posibilidad de que fueras mánager, que más es lo que te dijo.
—Que ahora no es tan fácil ser mánager, que sólo se lo permiten a los nuevos, porque si yo lo hubiera solicitado enseguida, una vez que se fue Kerr tendría que haber ocupado su puesto como mánager y entrenador.
—Cierto, todo ha cambiado desde que llego el nuevo gerente, cambiando mucho de Yernimo.
—Ya lo veo y aunque no conozco a ese hombre ni quiero conocerlo, no me cae bien.
—Lo mismo que a muchos y ahora que harás, ya que no podres ser mánager tan fácilmente.
—Lo sé, amigo, pero ya me las arreglaré.
—Imagínate, si lo fueras, la mayoría nos uniríamos a ti.
—Yo también lo creo.
De repente aparecen por todas partes tanto chicas jóvenes como chicos.
—Ya sabes lo que pasa Elmo.
—No lo sabías Salazar, hubo una redada.
Ethan sacude su cabeza sorprendido mientras continúan su conversación, terminando su desayuno se encuentran caminando entre las pocas personas que se encuentran.
Los dos escuchan una variedad de voces de jovencitas que se mezclan con las de los hombres. De repente Salazar se gira un momento y la ve venir, no sola, sino con otra chica.
Elmo voltea hacia donde su amigo observa insistentemente, al notar a la persona que está mirando sacude la cabeza, ella está hablando, su amigo no le quita los ojos de encima.
—Sí, Salazar ha vuelto. —dijo Elmo.
En los pensamientos de Ethan, recuerdos iban y venían.
—Tranquilo chico, ella no es una sombra de tus sueños. —le dice su amigo al ver que Ethan no deja de mirarla.
Ambos siguen mirándola a distancia, hasta que ella desaparece de su vista.
Olivia estaba dentro de una camioneta blindada, sentada con otros chicos y chicas jóvenes, notó que debían tener entre 20 y 30 años, más o menos, había buena ventilación.Solo llevaba un pantalón, una blusa y una sudadera muy abrigada con botas y su mochila, el baúl que le había regalado su tío, decidió dejarlo a cargo de Luis, ya que no sabía si volvería a ver a su tío una vez que saliera de Yernimo.—Hola, me llamo Victoria.—Hola Victoria, me llamo Olivia.Ambas comienzan a hablar entre ellos, mientras continúan dentro de aquel auto una vez que sienten que se detiene y abre ambas puertas.Anuncian bajarse apresuradamente, con voz seria y a veces provocada por la ira, la frustración o el miedo. Se bajan y salen de donde estaban y ante sus ojos, un gran campo donde los reunieron a todos, ella se da cuenta que son demasiados y nuevos.En eso los dividieron separándolos de hombres a mujeres, llevándolos guiados por los agentes, entraron por un pasillo algo grande, llevándolos a sus res
—En esa parte, sólo se especializan en carreras de coches.—Y que pasa con los otros, los clanes, los del bar y los de la cocina.—Lo mismo tienen que cumplir, pero es peor con los mánagers, entrenadores y luchadores, es la causa de que los luchadores sigan esperando un buen mánager que a veces se niegan a aceptar, cuando ven la situación y prefieren quedarse estancados aquí.—Isabel, hay una forma de evitar no cumplir y no pasar a Errarás.Isabel negó y dijo:—No hay manera Olivia, se te tendrá que ocurrir otra idea, si no quieres ser gerente y entrenadora.Sabía y conocía a Isabel, al verla contestar tan rápido a lo que le había dicho, porque había una posibilidad de no pisar a Errarás, Olivia se limitó a sonreír y firmó los papeles.Isabel asintió, sacó la carpeta con los papeles firmados y le entregó una pequeña torre de carpetas con papeles, que empezó a revisar uno a uno, donde tenía una foto del luchador, nombre, edad, procedencia, ciudad y cuantos combates había ganado o perdi
Es cuando Olivia sale a buscar a Elmo, quizás él la ayude imaginando que Isabel ya les ha dado la noticia a los luchadores, siendo que ella misma le pidió que se lo dijera.—Primero debo hablar con Elmo.Se dice a sí misma fingiendo ser la primera persona en la que confía mientras salen de la celda y se encuentran con Victoria.Ambas caminan por el mercado, parte del bar, donde ahora trabajará su compañera, saluda a algunas personas que se sorprenden de que sigan en Yernimo, pregunta por Elmo quien le dice que está en su celda.—Hasta luego Victoria.—Sí, nos vemos en la celda.Entonces Olivia va a la celda de Elmo y grita su nombre.—¡Elmo estás aquí! —dice en voz alta.Sigue buscándolo, pero decide salir de allí, mientras camina por unos pasillos.—Estás buscando a Elmo.Ella se detiene antes de voltear hacia el chico, solo para verlo con cabello castaño corto hasta los hombros, barba y bigote de candado sonriéndole, ella tiene su nombre en la punta de la lengua.—Hola Gastón Alley.
—Sabes que conozco a Ethan y te conozco a ti, ¿qué hiciste?—Nada. —repite Pamela insistiendo en lo mismo.—Sé que nada tiene una razón o me harás adivinar.—Berenice esa es la verdad no pasó nada solo nos divertimos los dos.Ella asiente mientras dice:—Y no tenías intenciones de tocarle la cara.Se aclaró la garganta y con toda serenidad respondió:—No y sabes que todavía no entiendo por qué esta necesidad de tocar.Berenice se reía por un momento.—No mientas, hiciste lo que Ethan te hizo cuando lo hiciste.—No lo hice. —respondió lo más segura que pudo, pero en realidad ya se había dado cuenta de la verdad.—Pamela, no me mientas, solo cuéntame cómo pasó.Pamela solo empezó a disculparse y a contarle lo sucedido, Berenice solo la escuchó y luego dijo:—Ahora ve a su celda quédate con él no dejes que te aleje de él porque sabes muy bien lo que pasó con Eunice, Gina y yo no se debe volver a repetir y no vuelvas a perder su confianza.Pamela obedece, simplemente se levanta, se alista
Ella se limita a mirarle, comprobando que ha entrado en razón al decirle:—No digas su nombre.—Salazar no tienes elección, sé muy bien que solicitaste ser también mánager y entrenador que te denegaron, sé mi entrenador y yo seré el mánager.No sabe que había pasado, hace unos momentos cuando tomaba a Olivia del brazo, pero después de escucharla decir eso, idea un plan, es como ella lo mira con una singular sonrisa que provoca en ella confusión e inquietud, mientras lo mira frunciendo el ceño.Ethan sabía lo que diría ya se sentía mejor, siendo que después de que Olivia se separara de él, le provocó un mareo que terminó es como ya podía verla tener esa sonrisa traviesa, pero alegre.—Cierto Olivia, lo hice y como dices si tal vez no tengo opción, pero sé que tú y Kerr tuvieron algo y quiero preguntarte ¿en qué andan?—Sólo para salir de Yernimo.Responde ella, que no entiende por qué él sigue con esa sonrisa suya.Salazar se ríe y contesta:—Pero no sería más fácil sólo escapar. —No
Teniendo la facilidad de cubrir el cupo, y así pasar con éxito aceptando correr autos, solo que ahora ninguno de los ocho incluyendo a Salazar sabían que plan es el que Olivia Rotten tiene en mente.Eso no quita que ya quisieran volver al ruedo, pero tienen en mente que una vez que empiecen a ganar, es posible que tengan que superar el último gran obstáculo, quedar libres y cumplir la condena más fácil.Para no quedarse más en Yernimo, uniéndose a las carreras de coches con el miedo que da la muerte, otro camino es solo confiar en que la chica que es su manager y entrenadora sea la que tenga la última palabra.Observa que mantiene la boca cerrada, claro que le gustaría decir algo enseñando como sería mejor, pero respetará al entrenador y su forma de enseñar.—Hola Olivia.—Agatha.Las dos se dan un abrazo.—Veo que las dos hemos vuelto. —le dice Agatha.—Sí, y veo que te has cortado el pelo.—Sí, deberías hacerlo, es muy cómodo.—Puede ser. —responde Olivia.Mirando un momento su prop
Frankie es uno de los vigilantes de la decisión en la lista de luchadores.Olivia camina en busca de Frankie cuando lo encuentra hablando con otras personas.—Olivia, has vuelto.—Erick hola y sigues aquí o solo regresaste.—Sigo aquí.Olivia asiente mientras habla con Erick, un chico delgado, alto, de ojos grises y cabello platinado.—¿Y a qué te dedicas?—Bueno, soy el asistente y secretario de Frankie.—No querías entrar como luchador.—No, lo hice una vez, con eso me basta, pero dime ¿a quién buscas?—Vengo a hablar con Frankie, está hablando con esa gente.—Si solo espera un poco.—Y de qué están hablando con él.—Vinieron a hablar de las fichas blancas y negras.—También están en desacuerdo sobre la lista.—Tal vez vinieron a hablar con él sobre eso.—Sí.Nota enseguida Olivia que ese tema es parte de la conversación, en realidad para ella tocaría otros temas con Frankie en cuanto ven los dos la conversación que notan que empieza a aclimatarse con discusiones.Erick y Olivia sig
Olivia bebía de su bebida, decidió ir a sentarse dejando la barra a una de las mesas de la esquina con poca luz para quedarse sola en sus propios pensamientos para intentar entender por qué el miedo a las carreras de carros.Muchas preguntas sin ninguna respuesta de ello solo era llegar a la raíz.—Hola preciosa.En cuanto escucha esa voz masculina, Olivia bebe y voltea a mira a esta persona.—Charlie.—Puedo sentarme.—Claro.—¿Por qué Salazar es tu entrenador si tú lo eres?—Yo lo decidí, así que imagino que tu entrenador no está tan mal o igual, es un novato.—Todo bien, tú debes saberlo mejor.Olivia no dice nada, solo bebe de su vaso.—¿Por qué elegir a Salazar? Olivia, él es hombre perdido.—A ¿qué te refieres? Charlie hay algo que deba saber sobre Salazar.—Ten cuidado con lo que planeas.—Sé cuidarme solo, pero podrías ayudarme en algo.—Ayudarte.Charlie se ríe.—Sobre ese miedo a las carreras de carros, ¿por qué? Charlie Yernimo era la cárcel que te daba las posibilidades de