05.- Palabras de oro.

—Sabes que conozco a Ethan y te conozco a ti, ¿qué hiciste?

—Nada. —repite Pamela insistiendo en lo mismo.

—Sé que nada tiene una razón o me harás adivinar.

—Berenice esa es la verdad no pasó nada solo nos divertimos los dos.

Ella asiente mientras dice:

—Y no tenías intenciones de tocarle la cara.

Se aclaró la garganta y con toda serenidad respondió:

—No y sabes que todavía no entiendo por qué esta necesidad de tocar.

Berenice se reía por un momento.

—No mientas, hiciste lo que Ethan te hizo cuando lo hiciste.

—No lo hice. —respondió lo más segura que pudo, pero en realidad ya se había dado cuenta de la verdad.

—Pamela, no me mientas, solo cuéntame cómo pasó.

Pamela solo empezó a disculparse y a contarle lo sucedido, Berenice solo la escuchó y luego dijo:

—Ahora ve a su celda quédate con él no dejes que te aleje de él porque sabes muy bien lo que pasó con Eunice, Gina y yo no se debe volver a repetir y no vuelvas a perder su confianza.

Pamela obedece, simplemente se levanta, se alista y sale directo a la celda de Ethan, solo le pide que esté allí.

Porque mientras Berenice les avisaba de la llegada de nuevos presos les aseguró que por fin abría actividades de todo tipo para volver a crear la nueva lista.

Solo que tenían que conservar y ser astutos con los nuevos y con los que regresarán al ring en ese momento Pamela está cerca y solo toca y es el momento que escucha la voz de Ethan que le dice:

—Adelante.

Ella simplemente entra y le ve que, aunque tiene deudas y todo eso se le permite tener en su celda un saco de boxeo en el que lo mira entrenando mientras sigue dando golpes se da cuenta que es Pamela.

—Pamela, ¿qué haces aquí?

—Sé que dijiste que me buscarías, pero no quiero dejar las cosas así.

—Qué bueno que me escuchaste, pero ¿qué haces aquí? Pamela. —pregunta nuevamente, aunque sabe que ella no está aquí porque quisiera, fue enviada por Berenice porque no lo entiende, pero debe ver una explicación que intentará averiguar más adelante.

Pamela se acerca a él haciéndole quitarse los guantes algo gastados, pero útiles que lleva mientras le dice con cariño y coquetería él solo la escucha y se deja llevar un poco.

—Debes estar un poco cansado.

Ambos van a la cama.

—Te daré un buen masaje.

Él simplemente asiente y se acuesta boca abajo y la observa quitarse el vestido y quedarse con la ropa interior. Ella se sienta encima de él por la cintura y mientras hablan comienza a masajear parte de su cuello y hombros.

Olivia escucha risas no ha tocado la puerta, pero reconoce la voz de la niña al darse cuenta que Pamela sigue en Yernimo ella solo respira mientras toca la puerta Salazar y Pamela guardan silencio él no imagina quién es él todavía no, no contesta, pero simplemente decide decir:

—Adelante.

Olivia solo entra cuando gira para ver a Salazar recostado boca abajo en la cama y encima de él Pamela en ropa interior masajeándolo, ambos la miran.

—Has vuelto Olivia. —le dice Pamela.

—Hola Pamela. —saluda, pero vuelve a mirar a Salazar, ahora entiende las palabras de su hermana Deb cuando le habló de su cicatriz, pero no se imaginaba que la tendría tan cerca de sus ojos.

Salazar la mira desde que entró y siguen mirándose, no sabe que decir, se siente extraño tenerla frente a él y ver lo hermosa que luce, trata de controlarse con calma y manera relajada.

—Debemos hablar ahora y a solas. —dice Olivia.

—No lo creo, ya me lo puedes decir.

Él sabe lo que intenta hacer así que decide sacar del bolsillo del pantalón la tarjeta roja que le dio Isabel y entregársela.

Olivia no estaba dispuesta a decir nada mientras Pamela estuviera presente Salazar toma la tarjeta lee las letras en color dorado donde dice:

ETHAN SALAZAR EL NOVENO LUCHADOR SE PRESENTA MAÑANA EN EL PAPELLÓN DE DEPORTES CON SU DIRECTORA Y ENTRENADORA OLIVIA ROTTEN.

Sus ojos se vuelven platillos mientras lee y relee lo que dice la tarjeta, esto no se lo imaginaba, mira a Olivia y ella se queda serena con una sonrisa pícara.

—Fue agradable verte. —les dice Olivia mientras se da vuelta para alejarse.

—Espera, Olivia.

Ella se detiene y se gira para mirarlo de nuevo.

—Debes irte, Pamela.

—Pero amor. —dice mientras continúa sobre él.

Salazar ignora lo que ella dijo y solo responde:

—No lo repetiré.

Olivia evita hacer ningún gesto y ve a Pamela levantarse, toma su vestido que se vuelve a poner y se va sin despedirse de Olivia.

Una vez que están solos los dos y él se levanta de su cama para volver a ponerse la camisa mientras Olivia mira parte de su celda que está desordenada y con pocas cosas la primera en hablar fue ella.

—Lamento interrumpir tu sesión de masaje supongo que no lo siento bueno el punto es como dice la tarjeta te veré mañana. —responde con intención de ir.

—No. —dice.

Ambos se miran y ella aparta la mirada al ver su saco de boxeo.

—Pensé que tener una celda de bajo nivel no tendría ningún privilegio, pero tienes un saco de boxeo.

Mira a Olivia golpear la bolsa sin los guantes puestos.

—No espera, crees que aceptaré ser tu luchador.

—Sí, ya lo hiciste. —dice mientras se detiene y abraza el bolso, sonriendo.

—No te he aceptado.

—Lo hiciste Salazar una vez que tomaste la tarjeta, bueno, fue un placer verte, supongo. —dice mientras decide irse nuevamente.

Pero Ethan la detiene por el brazo ambos se miran tratando de reaccionar siendo que ambos se sienten intrigados lo cual es raro que suceda.

Pero el momento de decir algo les provoca a ambos un dolor singular que para Salazar siente que tocarla le quema la garganta quemándole el alma.

En cambio, para Olivia es tan inusual que hacía tanto tiempo que no lo sentía que sólo lo soltó al ver que para él era la primera vez que lo sentía.

Que en vez de apaciguarlo y controlarlo él no reaccionaba y si ella tardaba mucho dejaba de respirar así lo dejó ir, no le preguntó cómo estaba, pero sí le dijo:

—Lo sé, sé que no aceptas a cualquier manager desde lo que pasó con Kerr.

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