AMANDA GÁLVEZ
Comencé a trabajar y era muy arduo. Estaba muchas horas encerrada en el calor terrible de la cocina y a diferencia de los meseros yo no recibía ninguna propina. Ahorrar dinero de ese modo se volvía un desafío y la dueña no era muy amable. Los días que había mucha gente las exigencias eran mayores y hasta horas extra debía hacer sin ningún tipo de pago.Comprendí trabajando que no todos los jefes eran como mi padre. Había quienes se aprovechaban de la necesidad de los demás para pagar aún por debajo del precio mínimo.Aún con todas las dificultades que tenía me estaba adaptando a mi nueva realidad. Me costaba, pero cada día me resignaba un poco más. Aun así algo había aprendido, a no desviar la mirada y afrontar todo con la frente en alto. Pasé de tenerlo todo a no tener nada, pero aún mis metas eran claras. Algún día yo estaría al frente de la empresa de mi padre, o al menos recuperaría lo que por derecho me correspondía.Al cabo de dos meses tuve una oferta laboral en otro sitio. Ser delgada y linda hizo que la dueña de una tienda de ropa me contratara para trabajar en atención al público. La ropa que yo tenía era linda y me servía para poder tener una linda presencia allí. Al fin sentía que la vida comenzaba a sonreír para mí después de tantas tristezas.En mi nuevo empleo los horarios eran mejores, así como también la paga. Podía comprar ropa si la necesitaba al precio de costo y considerando que todo es caro para quien vive sin ayuda de nadie eso era una gran suerte.Pude ahorrar dinero y comenzar a comprar las cosas que necesitaría para asistir a la universidad al año siguiente. Con cada libro que lograba comprar me sentía aún más orgullosa de mi misma. No eran económicos, pero podía decir que los había pagado con mi propio dinero. No habría persona que pudiera acusarme de tener todo al alcance de mi mano. Tendría que averiguar cómo hacer para trabajar y estudiar al mismo tiempo cuando se abrieran las inscripciones.De mi madre no supe mucho ni tampoco quería saber de ella. Era realmente bueno que nunca me hubiese buscado y también que dónde yo laboraba no era un lugar que ella frecuentaba. Ella siempre tenía que verse perfecta, las mejores marcas y joyas. Lástima que la belleza no la hiciera una buena persona. Intuía que tal vez uno o más hombres ya habían estado en el cuarto del que compartió con mi padre y la sola idea me resultaba repulsiva. No la reconocía y el cariño que le guardaba se había desvanecido al conocerla realmente.Mercedes siempre me aconsejaba en diferentes temas. Ella por momentos parecía haberme adoptado porque me protegía como si fuera su hija. Estaba atenta a mis horas de salida y había veces que iba a recogerme a mi trabajo para estar segura de que nada me ocurriría. Hubo varios robos en la zona por algunas semanas, eso la mortificaba.El rumbo de nuestras salidas comenzó a cambiar después. Ella suspiraba por un hombre que trabajaba cerca de la tienda y siempre quería que crucemos por allí para verlo. Yo jamás me había enamorado y ahora no tenía tiempo para conocer gente ni tampoco quería hacerlo. Un novio podría robarme un tiempo preciado que podría usar en algo más, así como ir leyendo los libros que compraba.Recordaba varias cosas por haber visto a mi padre trabajar tantas veces y por eso creía que estudiar no me costaría mucho. Tenía tantas esperanzas y sueños y se que de no haberlos tenido no habría podido seguir viviendo después de perder todo.Mercedes seguía suspirando por ese hombre que no la determinaba. No sé por qué ella aún se empeñaba en pasar frente a aquel lugar sabiendo que podría verlo cuando cierta parte de ella no quería que el la notara. Siempre decía que el usaba hermosos trajes y un perfume carísimo que la hacía suspirar, pero que jamás se fijaría en una triste mesera con olor a comida. Aun así solo viéndola a ella comprendí que el amor hay ocasiones en que es un poco masoquista.Al cabo de unos meses abrieron las inscripciones universitarias y yo moría de ansiedad por saber si en algún sitio me aceptarían. Fui a anotarme en varias y solo me restaba esperar que me llegaran las notificaciones para saber si había quedado o no y escoger la que mejor me resultara debido a que tendría que ir en autobús y también varias calles caminando porque no tengo vehículo, ni siquiera una bicicleta. Sé que vendiendo mis posesiones más valiosas podría comprar así sea una bicicleta, pero la verdad es que prefiero el transporte público antes que perder lo único que tengo de mi amado padre. Siempre mantenía presente lo que me aconsejó Amanda.Contrario a lo que pensé cuando las respuestas de las universidades llegaron solo fui admitida en una que no me quedaba tan cerca, pero no tenía malos comentarios de allí al menos. La zona en la que se encontraba no era muy insegura y eso era un gran punto a favor que hubiese hecho que la prefiriera sobre otras.Mercedes se sintió súper feliz y hasta quiso salir a celebrar, pero yo escogí que nos quedemos en su apartamento para no gastar dinero que podríamos usar en diferentes cosas más necesarias. Ella estaba por cumplir años y debido a eso también es que quería poder regalarle algo especial. Ella daba todo por mi, me apoyaba muchísimo y hasta me cuidaba. Si hasta su familia la había olvidado, yo no lo haría y le demostraría lo importante que era para mí y también lo maravillosa que era.No tenía idea de cómo haría para estudiar y trabajar al mismo tiempo, teniendo en consideración que tanto el trabajo como la universidad quedaban en direcciones opuestas, pero tendría que hacerlo posible. Se lo prometí a mi padre e iba a cumplirlo hasta las últimas consecuencias, lucharía por mis sueños así me costara.----+----+----"Lo que yo desconocía era que apenas había comenzado a complicarse mi vida y dentro de un tiempo mi preocupación más pequeña sería saber cómo haría para estudiar y trabajar al mismo tiempo"AMANDA GÁLVEZAntes creía que la universidad era igual a como muestran en las películas, dónde al llegar alguien nuevo todos voltean a mirarlo y a preguntar quién es. También creía que aparecería la amiga que ayudaba con las direcciones o el chico malo buscando seducir a la nueva. Nada de eso sucedió, esas situaciones solo ocurren en las películas de romance adolescente y nada más. Llegué a la universidad, debí buscar mis clases y nadie era capaz de ayudarme a encontrarlas. Todos estaban inmersos en sus propios asuntos como para prestarle atención a cualquier otra persona, mucho menos una nueva sin nada especial. No me quejo por ser invisible, me agrada. Me visto demasiado casual para no llamar la atención y porque mi día se reduce a clases y trabajo, es todo. Vivo agotada, me levanto demasiado temprano cada día para poder estudiar y después todo se reduce a tener varias clases, almorzar algo sencillo que preparé el día anterior porque cada centavo cuesta y no puedo permitirme comer
NARRADORAEl tiempo había transcurrido y Amanda seguía esforzándose al máximo por estudiar, cumplir la promesa que le hizo a su padre, alcanzar sus objetivos y sobrevivir. Mercedes aunque intentaba que ella se distrajera alegando que envejeceria de manera precoz a causa del estrés, se negaba a salir. Ya habían pasado fechas súper importantes en las que Amanda sintió la falta de su padre. Lo extrañaba tanto y aunque ya no lloraba, a menudo aún su recuerdo prevalecía ocasionando un gran vacío en su interior. Mercedes había comenzado a asistir a algunas fiestas con sus compañeros de trabajo. Siempre se veía hermosa antes de salir y bromeaba con que tal vez esa sería la noche en que conociera a un sugar daddy que las sacara de la pobreza para siempre. Una madrugada ella no llegó a dormir, pero envió un mensaje avisando que pasaría la noche fuera de casa y que volvería bastante más tarde. Eso alertó a Amanda y la preocupó porque no era usual. Después del mediodía llegó Mercedes con una
Mercedes seguía cuidándose lo mejor que podía debido a su situación. Ella siempre había pensado que enfermar no es el derecho de las personas pobres porque si no trabajan no pueden llevar a su mesa el pan de cada día. Odiaba eso, en verdad lo hacía. Maldijo haber perdido a su familia y estar desamparada en el momento en que más falta le hacía. Solamente contaba con su joven amiga, pero ¿Qué podría hacer ella? Sabía cuánto se esforzaba por enorgullecer la memoria de su padre y sobrevivir en el intento. Valoraba inmensamente los pequeños detalles que Amanda le daba cada día que podía hacerlo. Uno de los compañeros de trabajo de Mercedes tenía contactos en cierta manera importantes. Ella sabía que él estaba trabajando a modo de penitencia por haber despilfarrado parte de una fortuna que no solo a él le pertenecía. Ella se estaba preparando para lo peor y solo quería que si algo saliera mal, Amanda no estuviera tan desamparada criando a su pequeño hijo. Hizo lo más sensato que le dictó su
Amanda esperaba fuera de la habitación junto a la enfermera que sostenía a León. Rezaba porque Mercedes soportara y luego ese momento fuera un mal recuerdo. No era justo que ella estuviese en esa situación crítica, una mujer tan fuerte y luchadora como ella.Recordó el sueño donde su padre le mostraba una sepultura y un escalofrío la recorrió por completo. No quería pensar que esa podía ser su amiga, de ninguna manera. ¿Qué haría ella con un bebé recién nacido que necesitaba a su mamá? No había podido tomar pecho ni una sola vez ese pequeño y ella apenas si había aprendido a sostenerlo. El equipo médico salió después de la habitación y ella estaba temerosa de escuchar lo que tenían que decir. -Hicimos todo lo posible, pero su corazón se debilitó demasiado y su pronóstico no es favorable señorita- Amanda sintió que se le aflojaban las piernas y cayó al suelo de rodillas llorando desconsolada -¿Por qué? Si ella siempre fue sana, no entiendo- Pidió una explicación, no lo entendía-Lla
Tras haber ocurrido una semana del deceso de su mejor amiga, a quien consideraba su única familia, Amanda debió seguir adelante con su vida y afrontar su nueva responsabilidad. Ella no había tenido ni un novio, pero de un día para otro se había convertido en madre. Si no iba a trabajar sería despedida. Sus cuestiones sentimentales no le importaban a su jefa, quien demasiada consideración había tenido por lo que había ocurrido, pero más no podía esperar por un empleado. Dejó a León en casa de Laura luego de darle instrucciones sobre su cuidado, pero la joven ya era madre así que sabía cómo cuidar de un bebé. Llegó a tiempo para reincorporarse a su trabajo. No tenía ánimos pero debía fingir una sonrisa aunque su corazón estuviese hecho añicos. Se sentía inmensamente preocupada por León y solo pensar que esa rutina se repetiría día tras día la hacía sentir abrumada. El día laboral transcurrió con algunos clientes difíciles que tenían ánimos de discutir. Ella no se sentía lista para a
León seguía creciendo y cada vez se parecía más a su madre, solo que su cabellera no era dorada, sino de un hermoso color castaño que seguramente había heredado por su inútil padre. Amanda recordaba a ese hombre que le había robado el corazón a su amiga y se llenaba de rabia. Si tan solo él se hubiese quedado con Mercedes, con su dinero probablemente habría podido ayudarla y tal vez el tráfico final se podría haber evitado. -No sabes cuánta falta me hace tu mamá. Dicen que ninguna mujer está preparada para ser madre, pero yo apenas tuve unas horas- Hablaba con León quien le mostraba una linda sonrisa y la veía con sus hermosos ojos idénticos a los de Mercedes -Mira, esta es tu mamá, era muy hermosa y tú también lo eres- Le mostraba una fotografía de su mamá para que él desde muy pequeñito supiera quien fue su madre León comenzó a quedarse dormido y ella con cuidado lo dejó sobre su cuna para arroparlo con mucho cariño. Amanda, pese al dolor de su corazón, lo amaba y hubiese dado la
Amanda dejó durmiendo al pequeño León y se sirvió una taza de café bien cargado. Necesitaba mantenerse despierta porque tenía un examen en pocos días. Sus momentos de estudio solo podían ocurrir cuando reinaba el silencio y eso se traducía, a los lapsos de tiempo cuando León dormía. Luego de haber repasado lo que ya sabía de memoria, guardó sus elementos de estudio y tomó lo que más la preocupaba, los servicios que estaban próximos a su fecha de vencimiento. Amanda había reunido el dinero para pagar la electricidad, pero León necesitó leche. Su pediatra le había recomendado otra fórmula luego de cumplir sus seis meses y ella primero buscaría lo mejor para que el creciera sano y fuerte. Cuando pagó aquello sintió que tendría problemas si no encontraba trabajo pronto. Miró como los servicios se acumulaban impagos y buscó lo que le quedaba para vender. Había intentado obtener dinero por un par de aretes, pero nunca faltaba quien se aprovechaba de la necesidad de los demás y ofrecía un
Amanda durmió con una sonrisa en el rostro esa noche. Tener un empleo era sensacional y que fuera uno tan bueno, aún mejor. Había observado la cifra que marcaba el contrato y sin dudarlo eso la ayudaría a pagar las cuentas atrasadas, comprarle ropa a León y además a guardar un poco por si hubiese alguna emergencia. Al día siguiente ella despertó feliz, sus energías estaban renovadas. Laura ofreció pasar a buscar a León para que su joven madre sustituta fuera directo a la empresa sin tener que desviarse. Amanda se había colocado el uniforme y se veía como una ejecutiva. Usaba una falda que llegaba a sus rodillas, una camisa blanca y complementaba con el entallado blazer que era del mismo color que la falda. Los zapatos no eran excesivamente altos y le permitían caminar con comodidad. La joven mantuvo sus pensamientos claros y fue al trabajo sin haberse maquillado ni un poco. En su cabello hizo una coleta alta y apretada. Laura no quiso decir nada, sabía que ella creía que la belleza