Tal y como dice un viejo dicho popular "el mundo es un pañuelo" y varias personas estaban por comprobarlo. Amanda y Walter esperaban ansiosos para ir a la cita médica y comprobar el estado de su hijo por nacer. Los dos habían llegado con minutos de sobra a aquella consulta médica. Por otra parte una pareja discutía debido a los nervios de tener que ir al médico por primera vez. -Ya te lo dije, puedo ir sola, ¿O es que buscarás el modo de realizar un ADN ahora?- Rebeca lo fulminó con la mirada a Lautaro quien suspiró con frustración -Si de la nada la mujer que más me odia me da semejante noticia, podrías comprender mi reacción- Ella solo continuó arreglándose intentando olvidar que él estaba allí -Estuvimos juntos muchas veces y pasamos varias noches juntos. Comprendería tus dudas si siempre te hubieses protegido, pero sabes bien que jamas lo hiciste- Pasó por su lado dispuesta a marcharse sola pero el la detuvo -Se que soy el último hombre de este mundo al que le darías un hijo.
Lautaro fue a trabajar al día siguiente y tenía sentimientos encontrados respecto al embarazo de Rebeca. El sabía que probablemente lo mejor para ellos sería que no hubiese vida creciendo allí, ¿Cómo criarían un hijo juntos? Apenas si se llevaban bien teniendo sexo sin compromisos y eso era todo. Luego de haber dispuesto todo con eficacia como siempre, Walter llegó a la empresa para comenzar su día laboral. Él tenía una gran sonrisa en el rostro porque el embarazo marchaba bien y esa mañana había hecho el amor con su esposa. Luego de aquellas confesiones románticas habían tenido intimidad algunas veces. -Buen día señor Hills, hoy tiene cita con...- Lautaro se veía triste o preocupado, Walter no sabía cómo describirlo -Se lo que debo hacer de memoria, ¿Que te ocurre hoy? ¿Cómo les fue ayer?- Quiso saber y el pobre secretario se sentó sin esperar que Walter se lo dijera. Necesitaba hablar con alguien que no fuera Rebeca -Rebeca está embarazada pero no se ve nada creciendo. Tal vez s
Lautaro se había sorprendido. Él no esperaba ver a Rebeca feliz por saber que había una vida creciendo en su vientre. Él creyó que ella realmente se alegraría si no hubiera nada que los uniera. -Dios nos libre de que tenga tu carácter- Comentó en voz alta y sintió un fuerte pellizco de Rebeca-Idiota- Le dijo entre dientes-Creo que pensé en voz alta- Intentó disculparse con una sonrisa incómoda en los labios Luego de salir de la consulta médica, los dos se fueron al apartamento de ella. Cada uno estaba perdido en sus propios pensamientos. Los dos estaban atravesando la experiencia de la futura paternidad por primera vez y no estaba en sus planes en esas condiciones. -¿Quieres establecer condiciones?- Fue lo que Lautaro le preguntó y Rebeca lo miró con extrañeza -¿Que tipo de condiciones?- Era la duda que tenía-¿Que debo hacer contigo? ¿Quieres una mensualidad para tus gastos médicos? No sé que debo hacer en este caso. Antes creía que cuando llegara el momento de ser padre lo har
Amanda había acabado sus estudios y estaba evaluando junto a su esposo los balances de la empresa que su padre había fundado. Conseguir aquellos papeles fue un arduo trabajo. -Necesito ocuparme de esto y asumir el lugar que me corresponde. Los abogados espero que pronto nos traigan buenas noticias- Amanda se dirigió a Walter y puso la mano sobre su vientre debido a una pequeña contracción -Será mejor que descanses. Nuestro hijo nacerá pronto y tú te niegas a esperar. Amanda escúchame, dónde nuestro hijo sea tan impaciente como tú yo no sabré cómo manejarlo- Walter sonrió. Le gustaba tener a su lado a una mujer trabajadora y fuerte, pero que ella estuviese embarazada y estresada al mismo tiempo no le parecía correcto -Quiero que me ayudes. Necesito a mi madre en el lugar que pertenece. ¿Entiendes que deseo disfrutar de nuestro hijo a tiempo completo cuando llegue el momento de su nacimiento? No quiero estar pensando en que mi madre pueda irse del país o que seguirá haciendo uso de lo
-Vamos, no seas cobarde. Hablas más con Paty luego de meses sin verse de lo que hablas conmigo siendo que vivimos juntos- Lautaro la apuró con impaciencia -Si quiero eso. Ya lo dije, ¿Feliz?- Se cruzó de brazos avergonzada y enojada a partes iguales -Si, feliz. Ni creas que soy idiota Rebeca, pero mientras sigas mirándome del modo en que lo haces yo no acabaré por acercarme a ti. No es lindo intentar todo contigo pero que luego me trates despectivamente porque soy un secretario sin apellido importante- Se acercó despacio y ella pareció bajar sus defensas-¿También vas a comprometerte conmigo y todas esas cosas cursis?- Lautaro la miró y sonrió-Si tu quieres un final así no veo razones para no hacerlo. Aún no nos matamos y ya estamos aprendiendo a estar juntos. Se que tu quieres eso y también deseo que nuestro hijo nos tenga a los dos establecidos y no dando vueltas como estamos ahora- Rebeca sonrió sin poderlo evitar-Creí que te gustaban solo las mujeres naturales- Recordó aquellos
Lautaro desempeñó un labor impecable en la empresa de la esposa de su jefe. Rebeca le había ayudado y lo había sorprendido con su inteligencia. Ella realmente tenía ideas muy buenas y también era muy capaz de detectar hasta el fallo menor en una pila de papeles. Rebeca lo acompañó una mañana a la empresa. Ella se sentía animada y solo mantenía una visión positiva sobre su embarazo y los malestares que sentía. Su lema se había convertido en "Falta un día menos". -Me siento extraña- Le dijo a Lautaro cuando sintió que la oficina comenzaba a girar lentamente -¿Que sientes? ¿Quieres un vaso de agua o comer algo?- Preguntó acercándose preocupado y ella solo negó. No sé sentía capaz de retener nada en su estómago en ese momento-Estoy mareada y tengo mucho calor- Intentó abanicarse con unos papeles pero los veía dobles y fue en ese momento en el que Lautaro más se preocupó Cuando llegó a la clínica con Rebeca, ella se veía aún peor y al recibir los primeros chequeos médicos descubrieron
AMANDA GÁLVEZEn el último año mi vida se convirtió en un infierno, tanto que llegué a creer que tal vez la felicidad jamás la había conocido realmente. ¿Tanto podía cambiar el rumbo de una familia y la naturaleza de la misma por una enfermedad tan devastadora como el cáncer?Cuando sentí que mi padre ya no era el mismo y que algo iba mal con él decidí llevarlo al médico para descubrir que la muerte lo acechaba en silencio. Un avanzado cáncer en sus pulmones hIzo que comprendiera que lo perdería. Su vida estaba pendiendo de un hilo que a cada momento y con cada aliento que daba se hacía más delgado.-¡Tiene que haber algo que puedan hacer!- Grité llorando desconsolada. La enfermera y el médico me miraban con lástima. Me estaba desmoronando en el consultorio. No estaba lista para perder a mi padre-Lo siento Mandy, pero no hay nada que podamos hacer. Las medicinas harán que el tiempo que le quede a tu padre sea menos doloroso para él, pero así lo intentemos no hay nada más que podamos
AMANDA GÁLVEZSin mi padre la vida se tornaba sombría. Sin él nuestra casa se sentía vacía y triste, cuánta falta me hacía.Debíamos seguir adelante y mi deseo seguía enorgullecerlo. Me había dado una vida maravillosa llena de hermosos recuerdos que guardaría por siempre en mi corazón. No quise salir de casa por días, presa de la tristeza que sentía y consideraba que debía estar con mi madre. Necesitaba el apoyo de ella, no tenía a nadie más.Mi madre no demostraba dolor alguno por haber perdido a su esposo. Al principio creí que era su modo de ser fuerte por el duelo, pero después entendí que a ella no le importaba mi padre en lo absoluto. Comprendía por qué no había ido al hospital y la ausencia de sus lágrimas, todo cobraba sentido.-Nunca amé a tu padre- Me confesó una de las veces que le reclamé por su falta de empatía y sentí que mi mundo se desvanecía. ¿Cómo ella no podría amarlo? Él era un hombre sensacional que se desvivía por hacerla felizLos recuerdos de los viajes de nego