Amanda sentía como Walter le provocaba tantas sensaciones indescriptibles que no era capaz de pensar con claridad ni de sentir algo más que el placer que le estaba proporcionando. Solo era capaz de escuchar sus cuerpos uniéndose, sus respiraciones agitadas y como Walter expresaba cuánto estaba disfrutando estar así con ella. Comenzaba a invadirla aquella ansiedad de alcanzar un nuevo orgasmo y por la manera en que se sentía, sabía que probablemente sería aún más intenso que el primero que había tenido. Walter sentia como Amanda perdía la calma debajo de su cuerpo y lo miraba con aquel desconcierto intentando pedirle silenciosamente que se detuviera, pero también que la hiciera llegar a la cima. Empezó a moverse más lentamente retrasando aquel momento intenso de placer. Si seguía mirando como ella disfrutaba y aquella inocencia que poco a poco estaba quitándole terminaría por dejarse ir mucho más rápido de lo que hubiese querido. Se concentró en hacer que se perdiera en la dulzura de
Amanda no supo que decir. Walter no mentía, estaba ansioso pero también porque esperaba una mujer experimentada y al saber que ella no lo era... aquella ansiedad se había extinguido para ser reemplazada por una conversación incómoda. -Creí que... mi problema había acabado con tu ansiedad- Walter la miró con ternura-No era un problema que fueras virgen. Me sentí mal, no voy a negarlo pero es conmigo mismo, no contigo- Explicó con cautela notando como ella abría sus ojos con asombro- Te pregunté muchas veces que preferías, quería que esto aunque fuera una obligación, sea placentero para los dos -¿Entonces no hice nada mal?- Aún tenía aquella duda que la atormentaba -No Amanda, fuiste maravillosa. Me gustó, lo disfruté y tú también lo hiciste- No podía estar más de acuerdo con él. Lo había disfrutado, no había duda de eso y había notado que el también gozaba ese momento Amanda notó que él cuerpo de su esposo bajo aquellas sábanas volvía a cobrar vida y se apresuró a alejarse. Necesi
Cuando el matrimonio se vistió con la ropa limpia que les habían llevado, Amanda lo hizo en el cuarto de baño. Aún era muy pronto para dejar todo su pudor y con el temor de tener alguna pérdida sanguínea, prefirió vestirse en privado. Walter sonreía, lejos de estar molesto, le gustaba la frescura y la timidez de su esposa. Él sabía bien que eso se iba gradualmente cuando la excitación se presentaba y cedía sin impedimentos a sus caricias, besos y todo lo demás. Amanda había observado aquella ropa que le habían llevado, pero sus ojos se habían detenido en la lencería que debía usar. Tocó ese conjunto negro y transparente, apenas había unos bordados en la zona de sus pezones y nada más. No tenía nada más que usar, así que sin meditarlo más se lo puso. Era mejor usar eso que poco cubría, antes que no usar nada bajo ese vestido tan hermoso. -Te ves tan linda- Walter la elogió cuando la vio, realmente era una mujer muy bella-Gracias, aunque estoy un poco incómoda- Se sinceró, era el mom
El paisaje que se extendía frente a los soñadores ojos de Amanda era sencillamente maravilloso. Walter había decidido que le gustaría compartir la naturaleza con su esposa. Harían un pequeño tour por distintos sitios, lo último que harían sería ir de compras. Con la manera de ser de Amanda, estaba seguro de que amaría llevar recuerdos para su hijo y también para las niñeras que con tanto cariño lo cuidaban. Después de haberse instalado en la cabaña que él había creído que le encantaría, los dos se cambiaron de ropa y fueron a dar un recorrido por los alrededores. Amanda miraba como el verde paisaje se extendía frente a sus ojos y le parecía lo más hermoso que había visto. Podía respirar aire puro y sentir el aroma de la naturaleza. Había enormes árboles y también podía escuchar el sonido del agua caer. Walter había tomado su mano y la veía con esa hermosa sonrisa dejando que ella guiara el recorrido. Ella fue en dirección al sonido del agua y pudo ver una hermosa cascada. El agua cr
Walter con más seguridad había comenzado un vaivén lento y sensual dentro del cuerpo de su esposa. Amanda cerraba sus ojos por el placer y volvía a abrirlos observando cómo su esposo disfrutaba. No creía que ese momento pudiera ser más perfecto. Su esposo la hacía olvidar su pudor y entregarse por completo a sus caricias. Tenía plena certeza de que él observaba su cuerpo desnudo y así no pudiera entenderlo, ella dejaba que hiciera lo que quisiera. Nada le importaba más que seguir adelante, ¿Siempre las relaciones íntimas eran así? ¿Cómo era posible disfrutar de esa manera? Se sentía más que bien a su lado, entre sus brazos, sintiendo su piel caliente y también por como su hombría la llenaba. Él parecía tocar todos los puntos sensibles que desconocía tener, pero no podía concentrar su atención en uno solo. Todas las sensaciones que él le transmitía la conducía al mayor éxtasis que había sentido sin explicarse como él podía causar tanto en ella, ¿Sería su experiencia? ¿Se sentiría así
Cada día que pasaba junto a Amanda, hacia que Walter la observara con más detenimiento. No solo miraba a detalle sus gustos más íntimos, sino que observaba más sus modales. Él decidió llevar a su esposa a almorzar a un sofisticado lugar para comprobar lo que creía. Cuando llegaron a ese lugar, él se sentía totalmente cómodo. Era totalmente normal estar en sitios costosos y tener que escoger el tenedor correcto al momento de comer, pero sabía que quien no supiera aquello se sentiría intimidado sin saber que hacer primero. Ellos recibieron el menú y escogieron. Él también se sorprendió por lo que su esposa escogió sin siquiera preguntar que contenía. -¿Te gusta este lugar?- Quiso entablar una conversación para comenzar a conocerla un poco más -Es lindo, pero prefiero ir a algún sitio más sencillo, creo que hasta la atención es mejor. Aquí todos miran hasta los zapatos que usan, no es mi estilo- Respondió con simpleza, pero también llenando de sorpresa al empresario porque sus modales
Al salir de aquel restaurante costoso, Walter observó como su esposa caminaba con la frente en alto. Le gustaba saber que ella no le debía nada a nadie y que por eso podía ir orgullosa a su lado. Pensaba en cómo hubiese resultado casarse con Rebeca y un fuerte escalofrío se apoderaba de su cuerpo. Esa mujer era tan superficial, altanera, vanidosa... si un mesero la veía a los ojos ella simplemente se ofendía. Haber estado con ella hubiese resultado en peleas constantes, sexo por obligación y también infidelidades. Amanda solo sentía la dicha de haberse casado con un buen hombre y de tener en quien encontrar apoyo y refugio. Estaba más feliz de lo que había estado en mucho tiempo, el futuro se veía prometedor y ansiaba poder cumplir sus sueños. Aún tenía sus metas individuales, unas que por orgullo planeaba cumplir sola, pero sabía que tendría el apoyo de Walter si algo en sus planes no resultaba tal y como lo deseaba. Subieron al automóvil que los llevaría al lugar que fue testigo d
Amanda mordía su labio y se removía inquieta en la cama. Walter la estaba dirigiendo al éxtasis y no sabía cómo evitarlo, era demasiado abrumador que sucediera de esa manera. -¿Por qué tan nerviosa?- Preguntó quitándose de aquella zona y ella abrió los ojos de golpe-Es que no quiero... llegar así- Con su respiración agitada y la excitación fluyendo por sus venas respondió con dificultad-Deseo que hagas eso, ¿Me negarás ese placer?- Su mirada profunda y cargada de lujuria la estremeció. Era imposible no ceder a sus demandas así Solo lo dejó continuar, no fue capaz de detener todo allí. Hacia apenas muy poco que había perdido la virginidad y había acabado en manos expertas que sabían como tratarla. Su espalda se arqueó y tembló con violencia cuando su orgasmo llegó. Walter se sentía satisfecho por cómo había acontecido todo el preliminar y estaba más que ansioso por llenarla de si mismo. Ya no sentía culpa, mucho menos inquietud respecto a iniciar la vida sexual de su esposa y plan