Cuando el matrimonio se vistió con la ropa limpia que les habían llevado, Amanda lo hizo en el cuarto de baño. Aún era muy pronto para dejar todo su pudor y con el temor de tener alguna pérdida sanguínea, prefirió vestirse en privado. Walter sonreía, lejos de estar molesto, le gustaba la frescura y la timidez de su esposa. Él sabía bien que eso se iba gradualmente cuando la excitación se presentaba y cedía sin impedimentos a sus caricias, besos y todo lo demás. Amanda había observado aquella ropa que le habían llevado, pero sus ojos se habían detenido en la lencería que debía usar. Tocó ese conjunto negro y transparente, apenas había unos bordados en la zona de sus pezones y nada más. No tenía nada más que usar, así que sin meditarlo más se lo puso. Era mejor usar eso que poco cubría, antes que no usar nada bajo ese vestido tan hermoso. -Te ves tan linda- Walter la elogió cuando la vio, realmente era una mujer muy bella-Gracias, aunque estoy un poco incómoda- Se sinceró, era el mom
El paisaje que se extendía frente a los soñadores ojos de Amanda era sencillamente maravilloso. Walter había decidido que le gustaría compartir la naturaleza con su esposa. Harían un pequeño tour por distintos sitios, lo último que harían sería ir de compras. Con la manera de ser de Amanda, estaba seguro de que amaría llevar recuerdos para su hijo y también para las niñeras que con tanto cariño lo cuidaban. Después de haberse instalado en la cabaña que él había creído que le encantaría, los dos se cambiaron de ropa y fueron a dar un recorrido por los alrededores. Amanda miraba como el verde paisaje se extendía frente a sus ojos y le parecía lo más hermoso que había visto. Podía respirar aire puro y sentir el aroma de la naturaleza. Había enormes árboles y también podía escuchar el sonido del agua caer. Walter había tomado su mano y la veía con esa hermosa sonrisa dejando que ella guiara el recorrido. Ella fue en dirección al sonido del agua y pudo ver una hermosa cascada. El agua cr
Walter con más seguridad había comenzado un vaivén lento y sensual dentro del cuerpo de su esposa. Amanda cerraba sus ojos por el placer y volvía a abrirlos observando cómo su esposo disfrutaba. No creía que ese momento pudiera ser más perfecto. Su esposo la hacía olvidar su pudor y entregarse por completo a sus caricias. Tenía plena certeza de que él observaba su cuerpo desnudo y así no pudiera entenderlo, ella dejaba que hiciera lo que quisiera. Nada le importaba más que seguir adelante, ¿Siempre las relaciones íntimas eran así? ¿Cómo era posible disfrutar de esa manera? Se sentía más que bien a su lado, entre sus brazos, sintiendo su piel caliente y también por como su hombría la llenaba. Él parecía tocar todos los puntos sensibles que desconocía tener, pero no podía concentrar su atención en uno solo. Todas las sensaciones que él le transmitía la conducía al mayor éxtasis que había sentido sin explicarse como él podía causar tanto en ella, ¿Sería su experiencia? ¿Se sentiría así
Cada día que pasaba junto a Amanda, hacia que Walter la observara con más detenimiento. No solo miraba a detalle sus gustos más íntimos, sino que observaba más sus modales. Él decidió llevar a su esposa a almorzar a un sofisticado lugar para comprobar lo que creía. Cuando llegaron a ese lugar, él se sentía totalmente cómodo. Era totalmente normal estar en sitios costosos y tener que escoger el tenedor correcto al momento de comer, pero sabía que quien no supiera aquello se sentiría intimidado sin saber que hacer primero. Ellos recibieron el menú y escogieron. Él también se sorprendió por lo que su esposa escogió sin siquiera preguntar que contenía. -¿Te gusta este lugar?- Quiso entablar una conversación para comenzar a conocerla un poco más -Es lindo, pero prefiero ir a algún sitio más sencillo, creo que hasta la atención es mejor. Aquí todos miran hasta los zapatos que usan, no es mi estilo- Respondió con simpleza, pero también llenando de sorpresa al empresario porque sus modales
Al salir de aquel restaurante costoso, Walter observó como su esposa caminaba con la frente en alto. Le gustaba saber que ella no le debía nada a nadie y que por eso podía ir orgullosa a su lado. Pensaba en cómo hubiese resultado casarse con Rebeca y un fuerte escalofrío se apoderaba de su cuerpo. Esa mujer era tan superficial, altanera, vanidosa... si un mesero la veía a los ojos ella simplemente se ofendía. Haber estado con ella hubiese resultado en peleas constantes, sexo por obligación y también infidelidades. Amanda solo sentía la dicha de haberse casado con un buen hombre y de tener en quien encontrar apoyo y refugio. Estaba más feliz de lo que había estado en mucho tiempo, el futuro se veía prometedor y ansiaba poder cumplir sus sueños. Aún tenía sus metas individuales, unas que por orgullo planeaba cumplir sola, pero sabía que tendría el apoyo de Walter si algo en sus planes no resultaba tal y como lo deseaba. Subieron al automóvil que los llevaría al lugar que fue testigo d
Amanda mordía su labio y se removía inquieta en la cama. Walter la estaba dirigiendo al éxtasis y no sabía cómo evitarlo, era demasiado abrumador que sucediera de esa manera. -¿Por qué tan nerviosa?- Preguntó quitándose de aquella zona y ella abrió los ojos de golpe-Es que no quiero... llegar así- Con su respiración agitada y la excitación fluyendo por sus venas respondió con dificultad-Deseo que hagas eso, ¿Me negarás ese placer?- Su mirada profunda y cargada de lujuria la estremeció. Era imposible no ceder a sus demandas así Solo lo dejó continuar, no fue capaz de detener todo allí. Hacia apenas muy poco que había perdido la virginidad y había acabado en manos expertas que sabían como tratarla. Su espalda se arqueó y tembló con violencia cuando su orgasmo llegó. Walter se sentía satisfecho por cómo había acontecido todo el preliminar y estaba más que ansioso por llenarla de si mismo. Ya no sentía culpa, mucho menos inquietud respecto a iniciar la vida sexual de su esposa y plan
La pareja empacó sus maletas listos para volver a casa. Amanda estaba loca de preocupación por León, aunque lo llamaba constantemente no era igual tenerlo entre sus brazos y poder verificar que estaba realmente bien. Walter la veía con ternura, era una madre súper dedicada aunque jamás había dado a luz. -¿Estás feliz de que regresemos?- Preguntó Walter al notar como su esposa empacaba a toda prisa y veía cada rincón cuidando no olvidar nada -Si estoy feliz. No sabes cuánto lo extraño- El notó aquel brillo en sus ojos y por un momento solo pensó en la posibilidad de que algún hombre pudiera provocar el mismo efecto. Imaginar a su esposa enamorada le resultaba contradictorio-Entonces... ¿Te aburriste mucho estos días conmigo?- Preguntó aún sabiendo la respuesta, solo buscaba molestarla un poco -¿Cómo dices? No podría haberme aburrido, para nada. Es el primer viaje que hago en años y estar lejos de él no es sencillo- Ella buscaba explicarse temiendo que su esposo pudiera estar enojado
Los recién casados llegaron finalmente a su ciudad y ya había un coche esperando por ellos. Walter había pedido especialmente seguridad para los dos porque sabía que la prensa posiblemente estuviera buscándolos por cielo, mar y tierra por su apresurada boda. Ellos querrían saber los motivos de su apuro y no tenía ganas de enfrentar una situación así al llegar de una hermosa luna de miel. Las niñeras junto a León estaban ansiosas aguardando la llegada de la pareja. Querían ver a Amanda rebosante de felicidad después de tanto tiempo de saberla infeliz. Sabían que los tiempos más difíciles de su vida se aproximaban porque posiblemente los recuerdos la abrumarian. Walter había llamado previamente a las niñeras para pedirles que fueran a su vivienda y allí los esperaran. Ellas habían aceptado encantadas y León reconocía perfectamente su hogar porque al atravesar la puerta ya había sonreído aún más ampliamente. Él los había extrañado, pero afortunadamente para ellas estaba muy acostumbrado