Larissa intentó alejarse, pero la mano de Michael sobre su cuello se lo impidió y la presión sobre su boca se hizo tanta, que, no pudo resistirse, terminó abriendo los labios y saboreó el beso de Michael como si fuera el más dulce de los elíxires. Todo estaba mal, Larissa lo sabía. Sabía que debía detener aquella locura, Michael era un hombre cambiante y como ahora la besaba con ternura, también podía despreciarla en un abrir y cerrar de ojos. Nadie podía culparla por desconfiar de su jefe, era lo que le había mostrado varias veces en este tiempo; pero no podía negar que el beso era abrasador, tanto, que calentó cada centímetro de su cuerpo. Quizá eran las hormonas del embarazo jugándole una mala broma. Tal vez, era su deseo dormido por sentirse atractiva e interesante para el sexo opuesto, por lo que fuese, lo estaba disfrutando.Michael no tenía ninguna cavilación, el hombre se sentía en las nubes mientras besaba a Larissa, preguntándose, ¿cómo había hecho todo ese tiempo para no
«Fue Jack.» —¿Has dicho algo, Kate? —preguntó Grace, quien la escuchó murmurar, pero sin comprender.—Ha sido Jack —repitió Kate, apartándose del hombro de su amiga y mirándola con el rostro desfigurado por el enejo y el dolor.—¿Cómo puedes estar segura?—¿Cómo no puedo estarlo, Grace? —fue Jack, vino a casa hace unos días, luego de volver de nuestro viaje. Quería hablar con Ricardo —musitó, Kate no recordaba si ya le había platicado eso a su amiga o no, de igual manera, continuó hablando —. Me amenazó con destruir nuestras vidas, también dijo que el día que Ricardo no estuviera… ese día iba a hacer que me arrepintiera —expresó.Grace la miró mientras Kate se levantó de la silla.—Eso no quiere decir que Jack fuera capaz de halar el gatillo para dispararle a Ricardo.—Es capaz de eso y de muchas cosas más, Grace. He estado pensando durante los últimos días, que, quizá mis padres no sufrieron un simple accidente de auto.—¿Quieres decir que…?—Sí, es lo que quiero decir. Mi padre no
«Estoy embarazada»Grace se sorprendió tanto, que no se movió de su sitio, sus ojos estaban fijos sobre Kate, como si esperara a que ella se echara a reír y le dijera que era una broma. No sucedió y no iba a suceder, sabía que su amiga jamás jugaría con algo tan importante como eso, así que, se las arregló para acercarse a Kate, mientras ella caía sentada sobre la cama. Impresionada.—Kate…—¿Cómo es eso posible, Grace? —preguntó en un hilo de voz. Kate no podía creer lo que sus ojos estaban viendo; era imposible de asimilar aquella noticia. Es más, no quería siquiera creer que fuera verdad, pues si era una equivocación sufriría mucho.—No lo sé, ¿Qué es lo que te había dicho tu doctora?—Que las probabilidades de poder tener un bebé eran escasas, incluso habló de una operación —musitó Kate, sin apartar los ojos del teléfono, leyendo y releyendo el resultado.—Pues parece que se ha equivocado, Kate. ¡Estás embarazada! —expresó Grace, sentándose a su lado.—Tengo que confirmar que es
—Debí imaginarlo, solo tú pudiste ser capaz de hacerle esto a Ricardo —masculló Renato con los dientes apretados, conteniendo el oleaje de ira que le recorrió el cuerpo—. Eres la peor de las mujeres. La peor persona con la que Ricardo pudo haber tenido la mala suerte de encontrarse.Ellen apretó los dientes y siseó como si fuese una serpiente.—Sin embargo, y, aunque te duela, se interesó en mí, ¡íbamos a casarnos! —gritó con placer.—No sabes cuánto agradezco el que no lo hicieran, por una vez puedo estar agradecido con tu madre y su maldita aversión a las personas de color.Ellen tragó con fuerza, sus ojos relampagueaban, como si advirtieran una tormenta.—Pues no me arrepiento de lo que hice, si Ricardo Ferreira no es para mí, no será para nadie más, y menos, para la idiota y mojigata de mi prima. Kate no será feliz mientras yo exista. ¡La odio, la odio con todo mi ser!Renato no tenía necesidad de escuchar aquellas palabras, era evidente lo que Ellen sentía por Kate, por lo
Los ojos de la joven se abrieron de par en par, apenas escuchó su nombre, por un momento temió que fuese la enfermera o el doctor que venía a sacarla, jamás imaginó que sería Ricardo, su voz fue un murmullo, mientras sus ojos se abrían y cerraban, tratando de adaptarse a la claridad de la habitación. Kate se quedó inmóvil, la impresión fue tanta que no supo qué hacer.—Kate —susurró Ricardo de nuevo. Su llamado seguía siendo un tono débil, pero firme.—Despertaste.Él tragó, su garganta raspaba y quemaba a la vez, se sentía ligeramente aturdido, como si no fuese capaz de recordar lo que había sucedido. Los sonidos de la máquina le dieron una idea de lo sucedido, aun así, no estaba muy seguro.—¿Qué ha pasado? —quiso saber, haciendo un verdadero esfuerzo para que su voz se escuchara mejor.—Te han disparado y has dormido muchas, muchas horas —musitó Kate, sentía que el nudo en su garganta se cerraba. La rubia sabía que debía acudir a un médico o llamar a la enfermera, pero tenía miedo
«Lo quiero todo contigo»Larissa tembló al escuchar las palabras de Michael, no quería creer, no esperaba caer tan rápido ante él, pero se escuchaba tan sincero y sus manos sobre su cintura y vientre la acunaban con ternura. Su corazón se agitó, cerró los ojos y se mordió el labio. ¿Qué debía hacer? ¿Podía darse el lujo de arriesgarse e intentar algo con él? ¿Cuál era el precio que pagaría si las cosas no funcionaban entre ellos? Preguntas y más preguntas llegaron a su cabeza, tal vez no tuviese una respuesta acertada para ellas, pero… ¿qué pasaría si se negaba a darse esa oportunidad y más tarde se daba cuenta de que se había equivocado al rechazarlo? Solo tenía que ser valiente y tomar una decisión. Sí o no.—Soy consciente de mis errores, Larissa. También sé que iniciamos con el pie izquierdo, uniéndonos para tratar de conquistar a las personas que creíamos amar.Larissa volvió a estremecerse.—Entonces, no sabíamos que ninguno de ellos nos pertenece, ni nos perteneció. Ellos tení
«¡Seremos padres!» Ricardo miró el celular y luego a Kate, sus ojos se aguaron casi de inmediato mientras su corazón se agitaba con fuerza.—¿Qué? —Él no podía creerlo, no después de lo desalentadora que había sido la cita con la ginecóloga semanas atrás.—Esto embarazada, Ricardo —dijo—, no sé cómo sucedió. Bueno, sí sé cómo pudo suceder, pero a lo que me refiero. ¡Aah! ¿Por qué tengo que explicarme tan mal? —se quejó con frustración al no poder decir exactamente lo que estaba pensando.Ricardo estiró su mano y le sonrió, también él estaba confundido, pero no tenía mucha relevancia ante la noticia de que serían padres.—Quisiera levantarme de esta cama y dar brincos de alegría, tomarte entre mis brazos y besarte hasta desfallecer —musitó con la voz ronca por la emoción.Kate le apretó los dedos.—¿Eres feliz? —quiso saber, pues Ricardo no mostró la efusividad que ella esperaba y eso le preocupó.—Soy el hombre más feliz sobre la faz de la Tierra, Kate, te lo juro. Me sien
Grace miró las manos apretadas de Kate, sus nudillos estaban rojos por la presión.—No creo que sea una buena idea entrar a la consulta —dijo, tomando el brazo de Kate para tener su atención.—Ya hice la cita, Grace, no voy a marcharme sin saber. A estas alturas de la vida la ignorancia ya no es una opción. Todo el tiempo he vivido engañada y bajo su sombra, no continuaré viviendo de esa manera. No voy a darles más poder sobre mí del que ya han gozado todo este tiempo —refuto con decisión.Los ojos azules de Kate se congelaron y pronto fueron como dos glaciares, sus manos dejaron de ser dos puños y su respiración se normalizó.—Kate.—Ven conmigo, Grace, pero antes, llama a Renato y explícale mis sospechas —determinó.Grace la miró caminar al consultorio, ella no era adivina como para saber qué era lo que Kate estaba sospechando. No tenía ni idea de lo que pasaba por la cabeza de su amiga, pero no debía ser nada bueno si ella necesitaba de Renato, no como amigo, sino como abogado.Con