_ ¿Niko estás aquí?_ gritó Apolo._ Si estoy aquí_ se escuchó la voz masculina.Un chico joven salió de la cocina con una cerveza en la mano y comenzó a negar con la cabeza hacia Apolo, y lentamente se acercó hacia ellos, tenía el cabello rubio oscuro el cual estaba oculto bajo su sombrero de vaquero de cuero negro, y no parecía mucho mayor que Merida, quizás de unos veinticuatro o veinticinco años. Sin embargo, su cuerpo era atlético, de fuertes brazos los cuales estaban bronceados y el color negro de la camisa resaltan ese punto, el chico era fornido. Sus ojos azul claros se ampliaron y su boca esbozó una mueca._ Él es Nikolas, Merida_ lo presentó Apolo_ Es mi hermano menor._ Te dije que no la trajeras aquí Apolo_ dijo Nikolas_ Que hará una lisiada desmemoriada en un sitio como este. Pensé que la llevarías a un lugar donde se hicieran cargo de ella. No es nuestra responsabilidad._ Calla Niko_ le gritó Apolo. Nikolas le lanzó una mirada de desdén a Merida y salió por la puerta hec
Una semana después:Merida se consumía en su gran vacío, estaba solo existiendo, repitiendo el mismo instante en su mente hora tras hora, estaba encerrada en su interior, se negaba a sentir algo que no fuera desesperanza y tristeza. Echó un vistazo a la habitación en la que dormía, aliviada de tener un espacio solo para ella, porque al menos tenía un lugar que era suyo. Pero la idea de salir de esa habitación, de enfrentarse a gente nueva hacia que se le revolviera el estómago. Apolo parecía dispuesto a dejarla ser y no presionarla mucho, pero su hermano Nikolas en cambio se mostraba hostil a su presencia en esa casa. Y aún no conocía al resto de las personas que seguramente trabajaban en los establos, con los caballos. La joven acercó la silla de ruedas, necesitaba darse una ducha, la puerta del baño era demasiado angosta para que pudiera ingresar la silla, así que con mucho esfuerzo se puso de pie, se sentía débil, pero aún así se sostuvo de la pared, tristemente se dio cuenta tarde
Busan, Corea del Sur.Día presente:Lee Joon Gho leía una y otra vez la carta que sostenía entre sus dedos, mientras el coche continuaba su rumbo en el oscuro sendero boscoso, aún no podía entender cada una de las palabras escritas con hermosa letra caligráfica de aquel papel arrugado y desgastado de tanto que lo había releído, simplemente no tenía sentido.¿Por qué Merida le había hecho una canallada así? Agotado pasó sus manos por su cabello el cuál había crecido en los últimos meses, mientras sus oscuros ojos se notaban cansados y trasnochados, todo había pasado de golpe y le había caído como un balde de agua fría, se había despertado de un transitorio sueño en qué se había dejado llevar para olvidar. Ahogando un suspiro volvió a mirar la carta y en voz baja comenzó a leerla mientras recordaba la suave voz de su remitente.Ahogando otro suspiro, cuando terminó de leer la carta, observó entonces como el coche bajaba la velocidad, deteniéndose frente a una gran mansión; lentamente se
Montana, Estados Unidos.Día Presente:_Que crees que haces?_ gritó Merida. Tratando de arrastarse hasta la silla, pero él la tomó y se metió en la casa cerrando la puerta principal.Merida no podía creer el grado de odio que sentía Nikolas, no entendía que le habría hecho para que se comportará de esa manera tan cruel con ella. No deseaba su lastima, ni siquiera quería su compasión, pero al menos esperaba algo de respeto._ Nikolas_ gritó la joven furiosa_ Nikolas imbécil abre la puerta. Nikolas eres un bastardo. Nikolaaaaaaás.La lluvia comenzó a caer con más fuerza, y a empapar a Merida, ella sabía que por más que gritara él no saldría, así que desistió de seguirlo haciendo y se arrastró entre la tierra y la hierba mojada. Pero no lo hizo de vuelta a la casa, se dirigió hasta una cerca a unos diez metro de dónde se encontraba, con ayuda de los barandales y la impotencia que sentía, comenzó a ponerse de pie. Y ahí sola; mientras las nubes grises oscurecian el cielo, y los truenos re
Santo Dios_ dijo en voz alta.Estaba allí como si nada, una catedral frente al cielo azul, y antes de que pudiera evitarlo, alzó una mano, intentando tocarla, como si quisiera rodearla con un puño, pero lo único que sintió fue la brisa de la mañana resbalando entre sus dedos._ No creo que puedas tocarla desde aquí_ dijo una voz a su espalda sobresaltandola, ella giró en redondo y se encontró con unos ojos azules en el cual se podía ver un brillo de diversión.Apolo sostenía una taza de café entre las manos. Provocando que la joven se sonrojara ante su inesperada presencia._ Llame a la puerta_ dijo él en tono de disculpa_ Pero no respondías._ Y decidiste entrar para asegurarte de que no me hubiera suicidado durante la noche_ dijo ella en tono serio._ Vaya! Acaso percibo sentido del humor. Veo que estamos de buen humor está mañana_ bromeó él._ Es para mí?_ preguntó Merida señalando la taza de café._ mmm No_ dijo él_ Es mía_ Pero si bajas podrás beber todo el que quieras. _ Yo sol
Apolo se dio la vuelta hacia la puerta principal, y con la mano le hizo señas a Merida para que lo siguiera, ella puso los ojos en blanco, le dio algunos sorbos más a su café ya frío, y tiró todo lo que quedaba en el fregadero, dejando la taza limpia en el escurridor, se dio la vuelta para seguir a Apolo.Saliendo de la casa se frenó al llegar al porche, observando la luz del día, desvío la vista para ver la punta de la cima entre los árboles desde ese punto bajo.La joven respiro hondo, cerrando los ojos un momento, incapaz de aburrirse del aroma a madera y pino, sintiendo como se le eriza la piel ante el aire fresco de la mañana, pero no le molestó, al contrario le encantaba la sensación.Visualizó que la casa estaba rodeada de árboles de gruesos troncos, y el bosque a los lejos, el suelo oscuro bajo las copas de los árboles. De repente le apetece mucho caminar, le gustaría recorrer aquel bosque durante horas, así evitaría tener que ver y oír a alguien más.La plataforma de madera q
Hola_ dijo Nikolas mirándola, parecía divertido, y ella se detuvo enderezandose_ No pares_ continuó él.La camiseta azul oscuro resaltaba el color de sus ojos, y el sombrero de vaquero retenía su rubio cabello. Sé parecía mucho a su hermano, excepto que el cabello de Apolo era oscuro. Pensó ella._ Puede enojar a un santo, lo sé_ dijo Nikolas_ Por qué crees que colgué el sacó de boxear aquí?_ Nikolas_ dijo Merida mientras ambos preparaban el desayuno_ Por qué no hay fotos de tu hermana en toda la casa?_ Apolo las recogió todas cuando supo que tenía que traerte aquí, el doctor así lo sugirió, dijo algo referente a que tú proceso debería ser lento o corrias con el riesgo de nunca recuperar la memoria_ dijo él encogiendo de hombros._ Por eso me odias tanto? _ Preguntó la joven._ No te odio a ti Merida, odiaba la idea de que fuiste la última en ver a Zoe con vida y no pudieras decirme qué pasó_ dijo Nikolas con los ojos humedecidos_ Pero Apolo me hizo recapacitar. Y lamento haberme co
El cuerpo de Apolo comenzó a calentarse, sosteniéndole la mirada un momento, y vio como ella humedecía sus rosados labios con la lengua, haciendo que la respiración de él se entrecortara, él entonces se levantó y se encaminó para continúar con su trabajo.Merida era su responsabilidad, no podía pensar en ella de otra manera que no fuera en familia. Pensó Apolo mientras se alejaba de ella.Después de preparar el desayuno Merida decidió excursionar un poco, y también se moría de ganas de probar la cámara que le había regalado Apolo, y estar sola.Antes de salir tomó unos de los rifles y su mochila. Siguió el sendero que recorrió con Apolo hacia el río, aliviada de no haberse perdido. Bajó las rocas hacia el pequeño pozo. Estaba vacío, sin gente, sin ruido. Perfecto. Pensó la joven.Con manos temblorosas sacó la cámara de su bolso, y por un momento no supo que hacer. Las lágrimas vinieron a sus ojos y sacudió la cabeza para alejarlas. Lo intento nuevamente, pero esta vez se tomó su tiemp