Busan; Corea del Sur. Tiempo actual. Llegue finalmente a Corea del Sur, fue un viaje largo y agotador, él me estaba esperando con una gran pancarta de bienvenida en la cual se leía mi nombre escrito con rotulador negro, a mi pareció que fue algo muy exagerado, aunque era muy lógico dada las circunstancias, ya sabía que vendría; apenas encontré su número telefónico en la nota no dude en contactar con él, no hubo necesidad de explicarle nada, aunque había pasado mucho tiempo. Él se había encargado de comenzar una investigación por su cuenta, Billy Ferguson me esperaba, su cara se me hizo vagamente familiar sin embargo, sólo se limitó a abrazarme, las palabras en ese momento no fueron necesarias, lo cual agradecí internamente, me dijo que tendríamos que apresuramos a salir del aeropuerto, no quería que nadie se fijará demasiado en mí. Nos dirigimos hasta su departamento ubicado en el centro de Busan, insistió en que debía quedarme con él, no iba a ponerme en peligro, me dijo que por ah
Prólogo._ Merida sabía que esa era su última oportunidad para demostrarle al editor en jefe de la revista Vanity del Gerald, Billy Ferguson, que podía con el trabajo, solo debía seguir esperando, él en algún momento tendría que salir de su refugió.Encaramada en un saliente rocoso, a unos setenta metros de altura sobre aquel bosque espeso y cautivante, había estado esperando Merida demasiado tiempo sin moverse en aquel sitio frío y apartado, ya no sentía las piernas, no quería realizar ningún tipo de movimiento para no arriesgarse a que la descubrieran, sentía hambre, se encontraba sedienta, el clima frío la hacía sentirse débil, pero se prometió a si misma esperar solo treinta minutos más y si él no salía, escalaria nuevamente para salir de ese lugar tan peligroso, tal vez renunciaría antes de que la despidieran. El sol se estaba poniendo rápidamente lo que la ponía aún más nerviosa, ya que si oscurecía su oportunidad de tomar una buena foto se iría a la basura así como su carrera
_ ¿Necesitas ayuda?Merida se sorprendió al escuchar una voz suave, pensó que era producto de su desesperada imaginación, no se atrevió a mirar arriba por miedo a marearse nuevamente y perder el equilibrio, siguió con la frente pegada a la fría roca._ ¡Chica! Extiende la mano, toma la mía, está cerca de la tuya, solo debes tomarla_ continuó aquella voz calmada _ ¡No podrás sostenerte por más tiempo, caerás!Eso bastó para que Merida sacará coraje y mirará hacia arriba, era Lee Joon Gho el que le hablaba, se había tumbado en el suelo y le tendía una mano para que se agarrara a ella. Al darse cuenta de lo cerca que estaba de la cima le dieron ganas de llorar de frustración, pero su orgullo se lo impidió, así que miro la fuerte y ancha mano que le ofrecía y lentamente estiró la suya aferrándose con la otra mano a la piedra, más confiada soltó la otra mano y se la estiró para que él la sostuviera, él la asió por ambas manos y tiro de ella hacia arriba, arrastrándola hasta donde él se enc
La despertó la claridad que se colaba a través de la ventana, Merida se levantó de la cama despacio para no marearse, le dolía el cuerpo, se acercó a la ventana y corrió las cortinas, quedó sorprendida por qué tenía una vista impresionante, como le hubiera gustado sacar una fotografía del paisaje en ese momento, parecía una imagen que solo encontrarías en una postal, un escenario inhóspito como los que a ella les gustaba retratar, ya comprendía porque Lee Joon había elegido aquel lugar cómo refugio personal, un sitio perfecto para aislarse del mundo, si era eso lo que buscaba, allí lo tenía.Unos golpes en la puerta de la habitación la sacaron de sus pensamientos, pensaba que era la ama de llaves pero cuando la puerta se abrió dio paso a un sonriente y atractivo Lee Joon, estaba recién duchado su aroma masculino le llegó a Merida haciendo que se ruborizara ya que solo tenía la bata puesta, y no quería ni imaginar que imagen tenía ella después del episodio de ayer, así que trató de an
Merida se quedó con la mirada fija en el frasco que Lee Joon, le había depositado en la mano, su corazón latía con fuerza amenazando con salir de su pecho en cualquier momento, aún no sabía cómo había permitido que algo así pasará, jamás ha sido la clase de chica que se deja llevar por impulsos y menos arrojarse de ese modo en los brazos de algún extraño, por muy atractivo y sexy que fuera. Lo prudente era salir cuanto antes de aquel lugar, pero antes tendría que recuperar sus cosas. Cada minuto que pasaba en aquella casa se exponía a que la descubrieran, pero Lee Joon la había besado y aunque solo fue una leve caricia de sus labios contra los suyos, la atracción que había entre ellos era casi indescriptible y única, ella tenía miedo de descubrir que era lo que se escondía detrás de aquel hombre tan controlado, pero a la vez sus alarmas internas le advertían que se mantuviera alejada de él.En todo el día no volvió a saber de Lee Joon, fue entrada la noche cuando se dejó ver por la ha
Pero Lee Joon era diferente según su percepción, tenía cuerpo atlético, hombros anchos y fuertes, su estatura de un metro noventa lo hacía destacar más, haciendo que su metro setenta y seis del que siempre estuvo orgullosa ahora quedará reducido.Merida llegó a Corea del Sur con la esperanza de concentrarse en su recién comenzada carrera en la fotografía, estaba segura de no tener problemas amorosos ya que tenía un estándar muy elevado con referente al sexo opuesto y los asiáticos no estaban en él o por lo menos eso creía antes de conocer a Lee Joon que ahora le estaba haciendo dudar de sus expectativas con el género masculino.Merida se reunió con Lee Joon en la cocina de aquella casa en el bosque tan acogedora, a parte de la vista tan majestuosa, contaba con una decoración sencilla pero exquisita, la mesa amplía dispuesta en el centro estaba llena de varios platillos que se veían apetitosos, había olvidado lo mucho que le gustaba a los asiáticos comer, no es que a ella le disgustara
_ En parte estoy aquí para pensar sin distracciones, tengo que tomar una decisión importante._ Aunque te llegará una sin esperarlo_ dijo Merida bromeando.La carcajada de Lee Joon fue sensual y profunda, haciendo que le brillaran los ojos, a Merida le pareció que cuando reía de esa manera aparentaba ser más joven, pero también reflejaban sus ojos una profunda tristeza, como si algo le causará preocupación, Merida sabía que había algo más, era fotógrafa e intuía esas cosas._ Así que eres una súper estrella_ dijo Merida fingiendo asombró_ Me darías un autógrafo_ se mofó._ Creo recordar que te di algo mejor_ le respondí él con picardía.Merida se sonrojó, lo que le hizo recordar su plan inicial que era salir cuanto antes de ahí, pensar en alejarse de él le causaba nostalgia, pero no quería seguir fingiendo, se sentía ruin, ahora más cuando él acababa de contarle cosas privadas de su vida, debía ser racional y salir de su vida, aunque eso la entristeciera. Lee Joon era un hombre encant
Merida no pude evitar que las lágrimas le corrieran por las mejillas, se sentía como una tonta, quería estar con él, entregarle su cuerpo tanto como su corazón, pero tenía miedo de salir lastimada, de que rompieran su corazón.A la mañana siguiente encontró su ropa y sus cosas encima de una silla que estaba cerca de la cama, lo primero que hizo fue revisar que estuviera la memoria con las fotos que le había sacado a Lee Joon, no podía permitirse de que la descubrieran. Aunque ya había tomado la decisión de no entregar las fotos, renunciaría y regresaría a su país, quizás así dejaría de sentirse tan perdida, pensó que mudándose a Corea del Sur, encontraría alejar la sensación de soledad que la ha acompañado desde que perdió a sus padres, pero Merida aún se sentía sin encajar en aquel lugar con personas tan frías, siempre distantes, pendiente solo de su propio bienestar, no había calidez.Jamás se imagino que renunciaría tan fácilmente a su sueño, pero conseguir lo que desea dañando a l