Prólogo.
_ Merida sabía que esa era su última oportunidad para demostrarle al editor en jefe de la revista Vanity del Gerald, Billy Ferguson, que podía con el trabajo, solo debía seguir esperando, él en algún momento tendría que salir de su refugió.
Encaramada en un saliente rocoso, a unos setenta metros de altura sobre aquel bosque espeso y cautivante, había estado esperando Merida demasiado tiempo sin moverse en aquel sitio frío y apartado, ya no sentía las piernas, no quería realizar ningún tipo de movimiento para no arriesgarse a que la descubrieran, sentía hambre, se encontraba sedienta, el clima frío la hacía sentirse débil, pero se prometió a si misma esperar solo treinta minutos más y si él no salía, escalaria nuevamente para salir de ese lugar tan peligroso, tal vez renunciaría antes de que la despidieran.
El sol se estaba poniendo rápidamente lo que la ponía aún más nerviosa, ya que si oscurecía su oportunidad de tomar una buena foto se iría a la basura así como su carrera recién comenzada en la fotografía. No había pasado estudiando cinco años en la universidad para acabar persiguiendo famosos y en sus ya de por sí, ostentosas vidas rodeadas de lujos y aduladores egocéntricos, le parecía grotesco invadir de ese modo la privacidad de las personas, pero el editor le había dejado claro que sí no le conseguía una buena foto para su artículo de primera plana, la despediría del trabajo, retirarían la beca para la especialización en Busan, Corea del Sur, y la enviarían de regreso a Estados Unidos donde terminaría haciendo fotografías de segunda por unos cuantos dólares.
Así que; esa fue su resolución para en la mañana tomar su cámara y adentrarme a ese recóndito lugar en los bosques a las afueras de Busan, donde el actor Surcoreano del momento Lee Joon Gho, se encontraba, tardo horas en subir hasta aquel lugar, para luego descender hasta el borde rocoso en el que; en ese momento se encontraba, le había parecido antes más seguro, visto desde la cumbre, y se había ilusionado imaginando que desde allí alcanzaría a divisar el amplio jardín que se hallaba detrás de la propiedad de Lee Joon, en la cual a unos pocos metros corría un riachuelo hermoso. Pero Merida se había equivocado ya que solo un pequeño espacio del jardín podía observar. Así que permaneció en el lugar con la esperanza de que su objetivo saliera en algún momento a caminar o a tomar aire fresco.
Y al cabo de diez minutos y como si sus oraciones hubieran sido escuchadas, el hombre al que Merida esperaba salió de la casa y se detuvo justo de frente a ella, así que sin esperar más pulso el disparador de su cámara cuando su objetivo se pasaba la mano por el cabello oscuro y brillante, cerrando los ojos y levantando la cara para que la acariciara el templado viento, se encontraba relajado, en su hermoso refugio, rodeado por esa majestuosa naturaleza. Merida de momento se sintió perversa y ruin, estar así observándolo, invadiendo su momento de paz y tranquilidad, pero fue la única forma de poder fotografiarlo, ya que era una persona muy celosa de su privacidad y no permitía que nadie invadiera su espacio personal, de hecho había escuchado que aquellas personas que habían sido descubiertas haciéndolo, lo habían pagado caro, así que tomaría unas cuantas fotos más y se alejaría de ese sitio cuanto antes, además; ella no estaba allanando ninguna propiedad, ese espacio del bosque donde se encontraba era un lugar público, en general podía estar ahí, incursionar en la naturaleza y tomar fotos de la fauna silvestres. Aunque su presa fuera aquel joven tan enigmático y no ninguna especie en peligro de extensión del parque, ajusto el zoom de la cámara enfocando el cuerpo del chico, tenía una figura perfecta, se frotaba las manos como si tuviera frío, el volvió un poco la cara en la dirección donde se encontraba Merida y ella estuvo a punto de saltar de sorpresa al ver su rostro tan cerca gracias a la tecnología con la que contaba su equipo profesional, casi podía tocarlo, la boca se le seco y tuvo que pasarse la lengua por los labios para humedecerlos. Era un hombre realmente guapo, aunque su mirada ahora reflejaba una profunda tristeza y soledad, Merida pensó que ya era suficiente, se movió un poco y con el movimiento de su pie hizo que una lluvia de piedritas cayeran al fondo del risco, presa del pánico, se pegó a la pared rocosa, pero no sucedió nada, así que se atrevió a asomarse. Él seguía relajado viendo hacia la espesura del bosque que flaqueaba la propiedad.
Lee Joon Gho, había irrumpido en el mundo de la actuación con ímpetu, era la figura juvenil del momento, aparecía en los más prestigiosos programas de Corea del Sur y había protagonizado exitosas series televisivas, pero no dejaba que lo fotografiaran fuera de los estudios de grabación y había dejado muy claro que su vida privada se mantendría así. Según Billy su editor jefe, solo se trababa de un niño mimado, egocéntrico y adinerado a quien la fama le había sonreído, pero con una fotografía actual de su vida fuera de las pantallas podría hacer un buen artículo, lleno de especulaciones y sin hechos reales que mantuviera a sus seguidores entretenidos, este chico era un blanco ideal para las revistas del corazón que vendían escándalos y sucesos de famosos. Los últimos artículos que se escribieron sobre él fue hace casi cinco meses, en una gala rodeado de chicas occidentales hermosas, después de ahí solo desapareció, nadie sabía nada de él y sus millones de fanáticos lo extrañaban al extremo, que si alguien publicará alguna fotografía suya o aparecía en algún artículo, ese ejemplar se vendería como pan caliente y precisamente ella tenía ese tesoro tan valioso justo en ese momento en sus manos.
Merida tomo la memoria de su cámara mientras pensaba lo que sucedería con esas fotografías, por un momento sintió lástima por el chico, ligeramente asqueada por lo que había hecho, quería deshacerse de ese chic de memoria, odiaba tener que participar en esa clase de artículos. Bajo la mirada a la tarjeta que aun seguía en su mano y, antes de cometer una estupidez, la guardo en uno de los bolsillos de su chaqueta, se recordó a si misma que tenía que pagar sus cuentas y mantener su trabajo en Corea, metió otra tarjeta de memoria a la cámara y tomo algunas fotografías del paisaje, ya estaba en ese hermoso lugar no iba a dejar pasar la oportunidad de hacer lo que realmente le gustaba fotografiar la naturaleza.
Una vez que el sol termino de ocultarse y su preciada luz se fue, recogió sus cosas, pero se encontró con una inesperada dificultad, después de haber estado esperando tanto tiempo inmóvil durante horas, en aquella saliente rocosa, sin poder estirar sus miembros inferiores, se encontraba débil y entumecida. Se vio obligada a ponerse en movimiento debido a que ya oscurecía y no quería perderse en aquel espeso bosque, si hubiera sido peligroso llegar hasta ahí nunca se habría arriesgado a hacerlo por unas estúpidas fotos, así que comenzó a subir apretando los dientes por la punzada de dolor que sentía en los brazos y piernas, mientras maldecía a Billy por ponerla en esa posición, estaba desesperada por alcanzar la cumbre, aquellos diez metros que había bajado en la mañana le parecían ahora cien metros, mientras se arañaba la piel con las rocas. Al bajar todo le había parecido sencillo, sin peligros pero ahora se sentía cansada y su cuerpo le pesaba, el pánico la obligó a mirar hacia abajo y estuvo a punto de perder el equilibrio cerró los ojos para superar el mareo, y por primera vez sintió terror, pero permaneció aferrada a la roca, preguntándose cuánto tiempo podría permanecer allí antes de que sus manos resbaladizas por el sudor y la extrema debilidad de las piernas la obligarán a soltarse, y cayera al vacío. La imagen de ese momento la hizo desfallecer y comenzó a sollozar, sabía que no podría subir y pensar en que su cuerpo lo encontrarían pudriéndose, o quizás se lo comería algún animal hambriento la ponía aún más nerviosa. Nadie sabía que se encontraba en aquel lugar, el coche que tenía era rentado, solo tenía veintidós años, aún no conocía la torre Eiffel, no había tenido sexo con nadie, acaso moriría virgen.
_ ¿Necesitas ayuda?Merida se sorprendió al escuchar una voz suave, pensó que era producto de su desesperada imaginación, no se atrevió a mirar arriba por miedo a marearse nuevamente y perder el equilibrio, siguió con la frente pegada a la fría roca._ ¡Chica! Extiende la mano, toma la mía, está cerca de la tuya, solo debes tomarla_ continuó aquella voz calmada _ ¡No podrás sostenerte por más tiempo, caerás!Eso bastó para que Merida sacará coraje y mirará hacia arriba, era Lee Joon Gho el que le hablaba, se había tumbado en el suelo y le tendía una mano para que se agarrara a ella. Al darse cuenta de lo cerca que estaba de la cima le dieron ganas de llorar de frustración, pero su orgullo se lo impidió, así que miro la fuerte y ancha mano que le ofrecía y lentamente estiró la suya aferrándose con la otra mano a la piedra, más confiada soltó la otra mano y se la estiró para que él la sostuviera, él la asió por ambas manos y tiro de ella hacia arriba, arrastrándola hasta donde él se enc
La despertó la claridad que se colaba a través de la ventana, Merida se levantó de la cama despacio para no marearse, le dolía el cuerpo, se acercó a la ventana y corrió las cortinas, quedó sorprendida por qué tenía una vista impresionante, como le hubiera gustado sacar una fotografía del paisaje en ese momento, parecía una imagen que solo encontrarías en una postal, un escenario inhóspito como los que a ella les gustaba retratar, ya comprendía porque Lee Joon había elegido aquel lugar cómo refugio personal, un sitio perfecto para aislarse del mundo, si era eso lo que buscaba, allí lo tenía.Unos golpes en la puerta de la habitación la sacaron de sus pensamientos, pensaba que era la ama de llaves pero cuando la puerta se abrió dio paso a un sonriente y atractivo Lee Joon, estaba recién duchado su aroma masculino le llegó a Merida haciendo que se ruborizara ya que solo tenía la bata puesta, y no quería ni imaginar que imagen tenía ella después del episodio de ayer, así que trató de an
Merida se quedó con la mirada fija en el frasco que Lee Joon, le había depositado en la mano, su corazón latía con fuerza amenazando con salir de su pecho en cualquier momento, aún no sabía cómo había permitido que algo así pasará, jamás ha sido la clase de chica que se deja llevar por impulsos y menos arrojarse de ese modo en los brazos de algún extraño, por muy atractivo y sexy que fuera. Lo prudente era salir cuanto antes de aquel lugar, pero antes tendría que recuperar sus cosas. Cada minuto que pasaba en aquella casa se exponía a que la descubrieran, pero Lee Joon la había besado y aunque solo fue una leve caricia de sus labios contra los suyos, la atracción que había entre ellos era casi indescriptible y única, ella tenía miedo de descubrir que era lo que se escondía detrás de aquel hombre tan controlado, pero a la vez sus alarmas internas le advertían que se mantuviera alejada de él.En todo el día no volvió a saber de Lee Joon, fue entrada la noche cuando se dejó ver por la ha
Pero Lee Joon era diferente según su percepción, tenía cuerpo atlético, hombros anchos y fuertes, su estatura de un metro noventa lo hacía destacar más, haciendo que su metro setenta y seis del que siempre estuvo orgullosa ahora quedará reducido.Merida llegó a Corea del Sur con la esperanza de concentrarse en su recién comenzada carrera en la fotografía, estaba segura de no tener problemas amorosos ya que tenía un estándar muy elevado con referente al sexo opuesto y los asiáticos no estaban en él o por lo menos eso creía antes de conocer a Lee Joon que ahora le estaba haciendo dudar de sus expectativas con el género masculino.Merida se reunió con Lee Joon en la cocina de aquella casa en el bosque tan acogedora, a parte de la vista tan majestuosa, contaba con una decoración sencilla pero exquisita, la mesa amplía dispuesta en el centro estaba llena de varios platillos que se veían apetitosos, había olvidado lo mucho que le gustaba a los asiáticos comer, no es que a ella le disgustara
_ En parte estoy aquí para pensar sin distracciones, tengo que tomar una decisión importante._ Aunque te llegará una sin esperarlo_ dijo Merida bromeando.La carcajada de Lee Joon fue sensual y profunda, haciendo que le brillaran los ojos, a Merida le pareció que cuando reía de esa manera aparentaba ser más joven, pero también reflejaban sus ojos una profunda tristeza, como si algo le causará preocupación, Merida sabía que había algo más, era fotógrafa e intuía esas cosas._ Así que eres una súper estrella_ dijo Merida fingiendo asombró_ Me darías un autógrafo_ se mofó._ Creo recordar que te di algo mejor_ le respondí él con picardía.Merida se sonrojó, lo que le hizo recordar su plan inicial que era salir cuanto antes de ahí, pensar en alejarse de él le causaba nostalgia, pero no quería seguir fingiendo, se sentía ruin, ahora más cuando él acababa de contarle cosas privadas de su vida, debía ser racional y salir de su vida, aunque eso la entristeciera. Lee Joon era un hombre encant
Merida no pude evitar que las lágrimas le corrieran por las mejillas, se sentía como una tonta, quería estar con él, entregarle su cuerpo tanto como su corazón, pero tenía miedo de salir lastimada, de que rompieran su corazón.A la mañana siguiente encontró su ropa y sus cosas encima de una silla que estaba cerca de la cama, lo primero que hizo fue revisar que estuviera la memoria con las fotos que le había sacado a Lee Joon, no podía permitirse de que la descubrieran. Aunque ya había tomado la decisión de no entregar las fotos, renunciaría y regresaría a su país, quizás así dejaría de sentirse tan perdida, pensó que mudándose a Corea del Sur, encontraría alejar la sensación de soledad que la ha acompañado desde que perdió a sus padres, pero Merida aún se sentía sin encajar en aquel lugar con personas tan frías, siempre distantes, pendiente solo de su propio bienestar, no había calidez.Jamás se imagino que renunciaría tan fácilmente a su sueño, pero conseguir lo que desea dañando a l
Y después de unos segundos Merida lo estaba besando también. Se estremeció en el momento en que Lee Joon deslizaba sus manos por la espalda pegándola más a él, Merida se vio asaltada por un anhelo que no se parecía en nada a cualquier otra sensación que hubiera experimentado antes. En ese momento lo estaba besando con abandono, no pensaba en nada, solo sentía, y en lo más profundo de su ser estaba segura de que lo que estaba sucediendo entre ellos era hermoso y necesario._ Deberíamos parar Merida_ dijo Lee Joon levantando la cabeza._ No!_ la palabra surgió violentamente de sus labios, sin pensar. Solamente sabía que necesitaba continuar hasta alcanzar lo que sólo él podía darle._ Merida_ mascullo Lee Joon antes de besarla de nuevo con pasión. De repente levantó la cabeza una vez más, y, en esa ocasión, sin consiguió apartarla con delicadeza, a pesar de que la joven se había aferrado a sus hombros_ Vamos a seguir con esto, pero no ahora_ le dijo con voz ronca._ ¿Por qué no?_ susurr
Lee Joon esperaba distraído al lado de su Mercedes Benz de color negro, cuando posó los ojos en una despampanante joven pelirroja que llevaba un vestido de organza de color blanco, su pelo siempre le había atraído, pero en aquel momento experimentaba un deseo incontenible de atrapar un puñado y apropiarse de sus labios.Siempre había considerado hermosa a Merida, pero nunca tanto como entonces. Retrocedió sin ser consciente de ello, como si una parte de si mismo hubiera reconocido instintivamente el peligro.Pero aquella atracción sexual era tan avasallante e inesperada como la fuerza de un tornado, su abdomen se tenso cuando Merida cruzó la mirada con él. Todo lo que había pasado entre ellos en la mañana se reprodujo en su mente mientras la joven caminaba hacia él con una sonrisa radiante. Después se sonrojó, Lee Joon temblaba por dentro incapaz de contener las eróticos imágenes que poblaban su mente, pero se inclinó rápidamente hacia ella, esforzándose por ser un caballero._ Está u