--vamos Olivia puja, tú puedes cariño tú puedes…--Elek estaba desesperado, Olivia no le había permitido adentrarse en la habitación, no podía más, quería el mismo ir allí y ayudar a Olivia a que sus hijos salieran, escuchaba una y otra vez voces que intentaban tranquilizarlo, mientras él quería volverse loco porque no era suficiente con solo escuchar sus voces
<<tranquilo padre ella está bien, nosotros la cuidamos a ella y a nuestro hermano>>
--lo dicen como si fuese tan fácil, pero este es el parto más difícil que he visto en Olivia, ni siquiera las gemelas fueron tan difíciles, aunque yo no estuve en el suyo lo lamento…--se escucharon risitas en su oído y supo que sus hijos no habían parado de reír por palabras, pues seguramente les parecía extremadamente tonto que su padre no dejase de dis
En el principio el mundo místico estaba solo habitado por dos grandes dioses, aquellos eran una pareja completamente enamorada, el dios sol con sus hermosos cabellos rubios y ojos verdes era personificación de la masculinidad, el dios era fuerte y lleno de sabiduría, lleno de felicidad y muy activo, se podría decir que era la felicidad en persona, aquel con sus brillantes emociones y gran sonrisa, había enamorado por completo a una hermosa diosa que poseía su cabello tan negro como la noche y unos ojos tan preciosos que hicieron que el mismo dios del sol se postrara a sus pies, ella era hermosa, tan hermosa que el dios quería crear una raza a la imagen y semejanza de la diosa, aquellas serían las únicas con el privilegio de escucharlos, serían las niñas de sus ojos, pues solo unos seres tan perfectos que se parecieran a su amada merecían ser llamadas sus hijas digna de su belleza, fuerza y proeza, ll
Un día como cualquiera se podría decir era el que llevaba Olivia River, y es que la rutina tan precisa, como la que aquella chica llevaba era muy normal, ya que constaba de estar en aquel hospital casi todo su tiempo, algo que a veces llegaba a frustrarla si era sincera, la verdad era que para Olivia, el sueño de ser cirujana general, con una licenciatura en medicina antigua, e instrumentación artesanal, era un logro increíble, con tan solo veintiséis años. Aunque claro si se cuenta su inexistente vida social, y que tenían más vida tanto sexual como social, todos sus residentes, era decir que era algo lamentable, y es que esta chica no sabía que era vivir, era algo que le decía con frecuencia su hermana mayor, la cual soñaba con conseguirle, una pareja, o tan siquiera alguien con quien pudiera acostarse, ya que la verdad la soledad de su pequeña hermana le preocupaba demasiadoAunque Oliv
A las afueras de Hicraros, en la parte norte del reino, donde los rebeldes, se apresuraron en hacer una revuelta, se encontraba una batalla campal y sangrienta, en donde tanto soldados como rebeldes luchaban, por obtener el poder sobre aquellas místicas y bellas tierras; la verdad era que no ocurría muy seguido este tipo de ataques en las tierras místicas de Hicraros, en donde todos los que se atrevían a llegar pensar en atacar aquel monumental reino, tenía que enfrentarse a un hombre que no era muy condescendiente con sus enemigos, y es que rey Elek Can… o como era llamado por sus soldados y contrincantes, el praedo Can, que en su idioma era el destructor Can, era capaz de acabar con un ejército él solo, el rey a pesar de tan corta edad, ha logrado defender sus hermosas tierras con su espada, y mucha sangre, sangre de sus enemigos, e incluyendo la del mismo rey, porque no era un inmortal, el rey era un simple mortal, que batal
El rey Elek, nunca había visto tanta belleza en una mujer, y es que esta era preciosa, su cabello negro algo húmedo que dibujaba bellas hondas por todo su cuerpo al ser tan largo, su piel tan blanca como la nieve, y esos hermosos ojos azules como grandes zafiros, sin duda era un ser mágico, porque los mortales no tienen ojos de colores, solo los que están aparentados con los místicos, o son místicos directos, y sin duda ella era una los místicos, porque una belleza como la que poseía, nunca la hubiese encontrado en Hicraros, y aunque no negaba que había un sinfín de seres hermosos y mágicos, como muchas ninfas, duendes, nomos y toda clase de seres que iban por la paz que esta transmitía, y por supuesto el nunca serraba las puertas de sus reinos, a todo el que fuese en paz, pero a pesar de haber visto infinidades de ninfas y shaware, esta era la perfección misma, con su pequeño cue
--puta madre… esto es hermoso, en definitiva, estoy en coma… no hay otra explicación, esto es un sueño de mi subconsciente, porque estos lugares tan hermosos, solo existen en tu imaginación… a menos que haya entrado en algún manga o película de la época medieval, espero que no sea una muy violenta, porque seguramente soy un doble y moriré pronto—Angus solo pudo observar extrañado por sus palabras, ya que no le entendió en lo más mínimo, pero la verdad ante aquel caballero, no había duda que era una shaware completamente hermosa, y al parecer muy joven, ya que no parecía tener los siglos de las que había conocido anteriormente, debido a que aquellas no eran tan expresivas, de hecho se consideran bastante frías y había un rumor muy antiguo, que las shaware de solo pocos años son las expresivas, dado que para ellas todo era nuevo, aunque hab&
Allí estaba aquella hermosa chica de cabellos negros, y ojos azules como zafiros, al pie de la cama de aquel hermoso gerrero a quien había curado hace dos días, a lo que no podía alejarse de aquel, debido a que las órdenes del rey prohibían que lo hiciera hasta que este despertara, pero al menos, no había nadie intentando hacerle daño alguno, o aquel era su pensamiento, la chica había hecho llegar todo lo que utilizaban para las curaciones, y las plantas utilizadas como medicina, además de un gran libro de herbolaria, que allí llamaban shuazu… una palabra muy rara en verdad, a lo que no entendió, ni una sola palabra de todo lo que decía en aquella enorme enciclopedia, algo que la frustro demasiado, y solo se preguntaba como haría para ayudar al chico, este no dejaba su estado febril, y a pesar de que había controlado un poco con paños de agua, no había podido
Olivia había retirado el libro de las manos de Elek, pero entonces sin desearlo sus manos habían rosado y había causado una sensación tan electrizante en ellos, que la había dejado completamente sorprendida, sobre todo aquel vacío al no tener su toque, que había sucedido en aquel instante en el que él, la había liberado para que ella al parecer se sintiera más cómoda en el lugar a su lado, pero ahora no era momento de aquello, el chico seguía mal, e incluso podía decir que se encontraba aún peor, y no sabía cómo ayudarlo, ella no tenía magia, ella era una simple cirujana de new york, la cual necesitaba su instrumentación, para poder hacer las debidas curaciones y tratamientos, además no sabía que podría utilizar para ayudar a aquel chicoya que a pesar de que por lo poco que había logrado comprender de lo que le había
El día había sido muy pesado, y es que el chico aún no despertaba, aunque estuviese ya prácticamente curado, y habían pasado cerca de diez días, mediante medicamentos, y limpiezas de las heridas, ya era hora de aquel chico hubiese despertado, pero no veía señales de querer despertar, y aquello la preocupaba demasiado, ¿y si había llegado la infección en alguno de sus órganos?, no lo dudaba, ya que este presentaría fiebre, o posibles convulsiones, pero no había nada, la herida estaba completamente sana, y no había muestra de alguna herida en ninguna otra parte del cuerpo, de aquello se había cerciorado hace varios días ya, pero no había nada, no había la más mínima reacción de aquel chico y aquello le preocupaba por cada segundo, y si este había tenido alguna contraindicación por la fiebre, eso sería una gran mi