Un día como cualquiera se podría decir era el que llevaba Olivia River, y es que la rutina tan precisa, como la que aquella chica llevaba era muy normal, ya que constaba de estar en aquel hospital casi todo su tiempo, algo que a veces llegaba a frustrarla si era sincera, la verdad era que para Olivia, el sueño de ser cirujana general, con una licenciatura en medicina antigua, e instrumentación artesanal, era un logro increíble, con tan solo veintiséis años. Aunque claro si se cuenta su inexistente vida social, y que tenían más vida tanto sexual como social, todos sus residentes, era decir que era algo lamentable, y es que esta chica no sabía que era vivir, era algo que le decía con frecuencia su hermana mayor, la cual soñaba con conseguirle, una pareja, o tan siquiera alguien con quien pudiera acostarse, ya que la verdad la soledad de su pequeña hermana le preocupaba demasiado
Aunque Olivia muchas veces llego a envidiar la vida de su hermana, tal cual una poseía, un esposo realmente admirable, trabajador, buen padre, y según lo que contaba su hermana, buen amante, por ello era que se empecinaba tanto en el desarrollo social de su hermana menor, y es que esta deseaba con todo su ser que su hermana hiciera una vida, que conociera un hombre, que se enamorara, y por qué no… tal vez casarse, pero la realidad era una muy distinta, Olivia solo pensaba en su carrera, realizando títulos, que ante los ojos de su único familiar eran completamente estúpidos, porque vamos… ¿Quién necesita aprender de medicina antigua, y de instrumentación de edades de porquerías, que no volverían? La verdad es que la cordura de su hermana menor, cada día más le preocupaba--y que tal tommi Roberts… escuche que dice que eres todo un bombón…--Lois River hacia un extraño gesto con sus cejas, al hablar de aquel extraño chico que ha estado enamorado de Olivia desde que ella tiene memoria, y solo una palabra se venía a la cabeza de aquella azabache en esos momentos--no… iug… que asquerosa... ¿En serio hablamos de tommi, diarrea verbal…? --Lois, hizo una mueca de desagrado, al recordar el horrible apodo que le tenía su hermana, aquel chico, que lastimosamente, la primera vez que se atrevió a hablarle por primera vez, llego a decirle que tenía diarrea de los nervios, y desde ese entonces su hermana menor le coloco tal apodo--bien… espenser murphi… ese es lindo además es abogado, un gran empleo…--Olivia levanto su rostro de nuevo del libro, del cual le parecía realmente interesante, pero por las palabras insistentes de su hermana, no había podido pasar del primer párrafo, en serio odiaba aquello ¿Qué nadie entiende que cuando una persona se encuentra leyendo no quiere ser molestado?--ya basta Lois… no saldré con un compañero de james, siempre es lo mismo, son pretenciosos, y siempre intentan hacerte ver como si fueses inferior a ellos, la verdad el único abogado que conozco, y es un verdadero caballero es james…--Lois solo la observo con cierto fastidio, su hermana no cedía, y era algo frustrante… observo a sus dos hijos jugando entre ellos, en lo que su hijo mayor Dylan, había golpeado a un pequeño que había empujado anteriormente a su pequeña hija, a lo que se sintió realmente orgullosa de este, ya que Dylan era el eterno protector de salo…--livi… recuerdas cuando íbamos a jugar, y yo golpeaba a todo el que intentaba hacerte algo… eran tiempos increíbles…--Olivia levanto su rostro, y giro su cabeza en dirección a sus sobrinos, al ver a su hermana tan inmersa mirando a esa dirección, en la que no pudo evitar reír al ver como su sobrino se subía encima de un niño, y salo, solo lo animaba, a lo que no pudo evitar reír y recordar que su hermana hacia lo mismo, cuando eran unas niñas, siempre se cuidaban la una a la otra, y a pesar de que su hermana fuese mayor que ella tres años, siempre la trato como su igual, algo que estaba ocurriendo entre sus dos sobrinos--Dylan… ya aprendió su lección, ya suéltalo, ahora sabrá que no puede meterse con tu hermana menor, bien hecho…--escucho un “si mami” de parte de su sobrino, mientras tomaba a su pequeña hermana de las manos, y le enviaba una mirada de advertencia, al parecer a todos los niños del lugar, en definitiva, no sabía cómo hacia su hermana, pero ella estaba educando a sus hijos en una versión de ella, algo muy divertido en realidadCada fin de semana la azabache, iba a pasarlo junto con su familia, y no diría que era un deber, de hecho se trataba más o menos de una tradición, sus sobrinos, cuñado y hermana, la esperaban cada viernes por la noche, y en caso de no ir, su hermana empezaba como loca a llamar a todos, incluso al director del hospital, de hecho era muy vergonzoso, porque no tenía idea de cómo obtuvo el número de su jefe, ya que el último viernes que no deseaba hacer tal viaje, fue llamada por el mismo director del hospital, en el que le indico lo preocupada que estaba su hermana, no tenía duda que esa mujer era capaz de hacer que la guardia nacional, la buscara hasta por debajo de las piedras, en caso de que llegara a desaparecerHoy era su último día de descanso y con ello, se daba por terminada la visita a su familia, y es que Olivia vivía al otro lado de la ciudad de new york, mientras su hermana, vivía casi a los límites entre new jersey y new york, casi dos horas de viaje, algo que hacia cada viernes, y se regresaba, cada domingo, pero para Olivia, valía la pena aquel largo viaje, que muchas veces por cansancio, prefería hacerlo en autobús, pero esta vez decidió que se iría en su auto, el último viernes no fue tan pesado, así que decidió que era hora de usar su nuevo auto que al final se llenaría de polvo, de solo permanecer guardado en el garaje del hospital, ya que ni siquiera lo usaba para ir de su casa al trabajo, por motivos que vivía a solo dos cuadras del hospital, así que no veía la necesidad de usar su transporte, aunque la verdad no lo pensó muy bien, y es que no imagino que nevaría ese fin de semana, debió haber consultado el clima antes de salir del hospital, pero el clima de new york era tan cambiante como una adolescente hormonal, así que el ochenta por ciento de la población, no se fiaba mucho del canal del clima-- ¿livi, estas seguras de irte en el auto…? ¿Si deseas, yo puedo llevarlo esta semana, y te puedo llevar a la terminal de autobús…? --james su cuñado se encontraba algo preocupado, porque las calles se veían realmente blancas, a pesar de que gracias a la quita nieves estaban totalmente despejadas, no podía evitar sentir temor porque llegara a suceder algún tipo de accidente--no te preocupes, james… la verdad me iré con mucho cuidado, pero igual quiero agradecerte…--este solo se encogía de hombros restándole importancia, mientras su hermana, no dejaba de abrazarla como si se tratase de la última vez que la vería, algo que hacía siempre que se alejaba, pero para Olivia era muy común, y es que su hermana, no quería aceptarlo, pero desde aquel día que sus padres se fueron en aquel auto y jamás volvieron, su hermana siempre decía que no se había despedido de la manera adecuada, por aquella razón toda persona que salía de la casa de Lois River, era despedido con un gran abrazo, y palabras de amor hacia él, para que supiera cuanto era apreciado por su hermana, en caso de no volver nunca--te amo… te amo livi… nunca lo olvides… te amo... Niños díganle a su tía cuanto la aman…--sus sobrinos corrieron a sus brazos he hicieron lo mismo que su madre, la llenaron de besos y le dijeron cuanto la amaban y que la extrañarían, prometiéndoles que pasaría la navidad con ellos, ya que estaba muy próxima--bien… yo también los amo…--esta se fue dando una sonrisa, despidiéndose de su cuñado que también le indico cuanto la quería, y que se cuidara, la verdad es que james se había adaptado de maravilla a su pequeña y rota familia, algo que Olivia adorabaDurante el camino, no se puede decir que Olivia se sentía bien, la verdad esta despedida fue algo difícil, y es que esta vez, parecía que algo muy dentro de ella le gritaba, que era la última vez que vería a sus sobrinos, y su hermana, algo que saco de su cabeza instantáneamente en lo que llego, y es que aquello era imposible, ella no podía irse y dejar a su hermana sola, porque, aunque ella tenía a sus hijos y esposo, su hermana siempre insistía en la necesidad irrevocable de tenerla a su ladoMientras que cruzaba por el puente George Washington, noto que había una persona en el hielo, algo que era muy peligroso. Y es que no solo se podía enfermar, sino que era muy peligroso, ya que le hielo pudiera llegar a quebrarse, debido a que solo llevaba dos días nevando, lo que significa que el hielo, no tenía un grosor adecuado, así que se orilló en un costado de la carretera, para no ocasionar un accidente, tomo su mochila, en la que tenía mucho de sus instrumentos, sin contar, muchos medicamentos de todo tipo. Porque Olivia no solo era una aficionada a su trabajo, también era una chica que creía que estar equipada no le haría daño, o según ella aquello lo tendría que hacer todo médicobajo de inmediato, en lo que procuro correr, porque el camino era algo extenso, para llegar a la parte baja del puente, a lo que se preguntó ¿por qué no tomo su auto?, en momentos como esos se sentía muy tonta por dejarse llevar por el miedo de perder una vida, la verdad es que ella conocía bien el camino, ya que por lo general después de una semana de nevada, el hielo estaba lo suficientemente congelado, para poder practicar patinaje, algo que hace con sus sobrinos cada año, al llegar junto a la persona que se encontraba allí, constato que sus sospechas eran ciertas, se trataba de una mujer, muy linda para ser sincera, su cabello rubio, hasta la cintura, una piel pálida como la porcelana, y al girarse y verle su hermoso rostro, pudo ver entre medio de la oscuridad que tenía unos ojos de un color hermoso, debido a que estos brillaban como zafiros, algo que no lograba comprender del todo, tal vez, tomo algún tipo de droga y reaccionó de esa manera, eso podría explicar que hacia una chica con un vestido de un material tan delgado, tal vez esté sufriendo una hipotermia, porque ella poseía una chaqueta realmente abrigadora, y podía sentir el frío calar por la tela a pesar de su grosor--te estaba esperando Olivia, justo a tiempo…-- ¿qué estaba ocurriendo?, ¿acaso era alguna cámara escondida? Esas fueron las únicas preguntas que se hacía la azabache en ese momento, porque ella jamás en su vida había visto aquella chica--bien… no te conozco, ¿pero podrías hacer la broma en otro lugar, y acercarte lentamente?, procura caminar por los lugares más gruesos… ¿No me explico cómo llegaste allí, sin ahogarte? —la rubia, solo le dio una media sonrisa, mientras aquella azabache no sabía, el por qué el misterio de la mujer… parecía saber todo de ella, era una sensación muy extraña, a ciencia cierta--es hora Olivia… ya es hora de que se conozcan…--esta estaba cada vez más nerviosa, así que tomo su teléfono y envió un mensaje en el que indicaba su posición, y pedía ayuda de una ambulancia, mientras se decidió, que tal vez tenía algún tipo de enfermedad mental, y que tal vez no saldría de allí sin ayuda, así que tomo la decisión de acercarse lentamente hacia ella-- está bien… ¿Qué te parece si te ayudo a salir de allí…?, luego iremos al hospital, y llamaremos a tu familia…--esta no dijo nada, al parecer la estaba esperando, y ella no entendía, porque sentía, que si pisaba aquel helado hielo, ella no saldría de allí, pero dejo sus miedos a un lado e hizo, lo que juro un día al graduarse, y ese voto era salvar vidas, no importa las circunstancias, mientras se adentraba con cuidado, escucho que esta decía unas cosas casi en susurros, y la verdad casi indescifrable, parecía hablar en otro idioma--al principio será muy difícil, pero en cuanto llegues a él, nunca te dejara ir, pero no te preocupes, solo tienes que cumplir con tu destino para poder volver…--la azabache, no entendía absolutamente nada de lo que hablaba aquella mujer, pero sus palabras pasaron a un segundo plano, cuando pudo sentir el hielo de bajo de ella quebrándose, e instantáneamente cayó al agua helada, en donde sentía, como agujas perforaban su piel, por lo helado que se encontraba aquel lugar, intento salir por el lugar por donde había caído, pero parecía no existir, mientras golpeaba una y otra vez el hielo, pero era imposible, su cuerpo estaba perdiendo fuerzas, estaba cada vez más somnolienta, y sabía que ese era su fin, lo único que lamentaba, fue que no estuvo más minutos abrazando a su hermana y sobrinos, porque ella sabía de ante mano que ninguno de los minutos que fue mimada por su bella familia, iban a ser suficiente, tal vez así se sintieron sus padres al morir, con un único deseo de darles otro beso de despedida, sus ojos se fueron cerrando poco a poco, y sintió como la corriente al parecer la arrastraba hasta el fondo de aquello al parecer no encontró una escapatoriaA las afueras de Hicraros, en la parte norte del reino, donde los rebeldes, se apresuraron en hacer una revuelta, se encontraba una batalla campal y sangrienta, en donde tanto soldados como rebeldes luchaban, por obtener el poder sobre aquellas místicas y bellas tierras; la verdad era que no ocurría muy seguido este tipo de ataques en las tierras místicas de Hicraros, en donde todos los que se atrevían a llegar pensar en atacar aquel monumental reino, tenía que enfrentarse a un hombre que no era muy condescendiente con sus enemigos, y es que rey Elek Can… o como era llamado por sus soldados y contrincantes, el praedo Can, que en su idioma era el destructor Can, era capaz de acabar con un ejército él solo, el rey a pesar de tan corta edad, ha logrado defender sus hermosas tierras con su espada, y mucha sangre, sangre de sus enemigos, e incluyendo la del mismo rey, porque no era un inmortal, el rey era un simple mortal, que batal
El rey Elek, nunca había visto tanta belleza en una mujer, y es que esta era preciosa, su cabello negro algo húmedo que dibujaba bellas hondas por todo su cuerpo al ser tan largo, su piel tan blanca como la nieve, y esos hermosos ojos azules como grandes zafiros, sin duda era un ser mágico, porque los mortales no tienen ojos de colores, solo los que están aparentados con los místicos, o son místicos directos, y sin duda ella era una los místicos, porque una belleza como la que poseía, nunca la hubiese encontrado en Hicraros, y aunque no negaba que había un sinfín de seres hermosos y mágicos, como muchas ninfas, duendes, nomos y toda clase de seres que iban por la paz que esta transmitía, y por supuesto el nunca serraba las puertas de sus reinos, a todo el que fuese en paz, pero a pesar de haber visto infinidades de ninfas y shaware, esta era la perfección misma, con su pequeño cue
--puta madre… esto es hermoso, en definitiva, estoy en coma… no hay otra explicación, esto es un sueño de mi subconsciente, porque estos lugares tan hermosos, solo existen en tu imaginación… a menos que haya entrado en algún manga o película de la época medieval, espero que no sea una muy violenta, porque seguramente soy un doble y moriré pronto—Angus solo pudo observar extrañado por sus palabras, ya que no le entendió en lo más mínimo, pero la verdad ante aquel caballero, no había duda que era una shaware completamente hermosa, y al parecer muy joven, ya que no parecía tener los siglos de las que había conocido anteriormente, debido a que aquellas no eran tan expresivas, de hecho se consideran bastante frías y había un rumor muy antiguo, que las shaware de solo pocos años son las expresivas, dado que para ellas todo era nuevo, aunque hab&
Allí estaba aquella hermosa chica de cabellos negros, y ojos azules como zafiros, al pie de la cama de aquel hermoso gerrero a quien había curado hace dos días, a lo que no podía alejarse de aquel, debido a que las órdenes del rey prohibían que lo hiciera hasta que este despertara, pero al menos, no había nadie intentando hacerle daño alguno, o aquel era su pensamiento, la chica había hecho llegar todo lo que utilizaban para las curaciones, y las plantas utilizadas como medicina, además de un gran libro de herbolaria, que allí llamaban shuazu… una palabra muy rara en verdad, a lo que no entendió, ni una sola palabra de todo lo que decía en aquella enorme enciclopedia, algo que la frustro demasiado, y solo se preguntaba como haría para ayudar al chico, este no dejaba su estado febril, y a pesar de que había controlado un poco con paños de agua, no había podido
Olivia había retirado el libro de las manos de Elek, pero entonces sin desearlo sus manos habían rosado y había causado una sensación tan electrizante en ellos, que la había dejado completamente sorprendida, sobre todo aquel vacío al no tener su toque, que había sucedido en aquel instante en el que él, la había liberado para que ella al parecer se sintiera más cómoda en el lugar a su lado, pero ahora no era momento de aquello, el chico seguía mal, e incluso podía decir que se encontraba aún peor, y no sabía cómo ayudarlo, ella no tenía magia, ella era una simple cirujana de new york, la cual necesitaba su instrumentación, para poder hacer las debidas curaciones y tratamientos, además no sabía que podría utilizar para ayudar a aquel chicoya que a pesar de que por lo poco que había logrado comprender de lo que le había
El día había sido muy pesado, y es que el chico aún no despertaba, aunque estuviese ya prácticamente curado, y habían pasado cerca de diez días, mediante medicamentos, y limpiezas de las heridas, ya era hora de aquel chico hubiese despertado, pero no veía señales de querer despertar, y aquello la preocupaba demasiado, ¿y si había llegado la infección en alguno de sus órganos?, no lo dudaba, ya que este presentaría fiebre, o posibles convulsiones, pero no había nada, la herida estaba completamente sana, y no había muestra de alguna herida en ninguna otra parte del cuerpo, de aquello se había cerciorado hace varios días ya, pero no había nada, no había la más mínima reacción de aquel chico y aquello le preocupaba por cada segundo, y si este había tenido alguna contraindicación por la fiebre, eso sería una gran mi
—si te preguntas ¿por qué tienen nombres y números? es porque suelo perderme con mucha facilidad en cualquier lugar en donde este, incluso en mi habitación, así que Elek indico hacer esto, y además de unas señales en el suelo, para que las vea en caso de perderme, algo que nunca ha funcionado por cierto…, ya que no me pierdo, por no ver, me pierdo, por estar tan concentrado en mis pensamientos, que no noto cuando me desvió del camino, y termino en el lugar menos indicado –las palabras de fénix simplemente salían, mientras no observa a la expresión roja y tímida de Olivia, él simplemente camina leyendo el contenido de aquel libro que parecía más importante que cualquier cosa, algo que Olivia noto de inmediato, pero entonces este al ver su rostro completamente rojo y el hecho que parecía estar completamente asustada le hablo lleno
Decir que no se encontraba llena de miedo era poco, y es que no sabía qué hacer, pero lo haría, la chica había leído anteriormente sobre libros que hablaban de la purificación de almas, y de los valores infundados en esta, tal vez aquello le funcionaría, aunque sabía que no eran más que libros de superación personal, era lo único que tenía, no había algo más que la pudiese ayudar, Olivia, giro su rostro hacia la derecha, encontrándose en la mesa que se encontraba toda la medicina que había creado, aquel libro que al verlo la había llenado de tanta nostalgia, y es que su madre siempre les leía a ella y su hermana aquella historia, la cual para ella era uno de sus libros favoritos, allí estaba el principito, como amaba aquel libro, en el que ella soñaba en su adolescencia, con ser aquella rosa, que a los ojos de aquel chico era inalcanzable, pero