Capítulo veinticinco
Te amo
*Alexandre Ivanov*
Despierto al sentir un sollozo acompañado de un agarre en mi brazo. Abro perezosamente los ojos y me encuentro a Dariel llorando abrazado a mí. Lo abrazo más fuerte y empieza a llorar desconsolado. Pobre pequeño, yo sufrí la muerte de mi madre, pero él perdió a toda su familia menos a su hermanito. Lo cargo y nos envuelvCapítulo veintiséis Una visita inesperada Esas dos palabras se quedan resonando en mi cabeza. Me acaba de decir te amo. No lo puedo creer, siempre pensé que yo sería la primera en decirlo pero el ruso de pacotilla me tomó la delantera. Estoy tan feliz que me quedo paralizada.—No tienes que responderme y mucho menos decirlo por compro... —no lo dejo terminar esas palabras que no tienen sentido.—¿Alguna vez vas a dejarme ser la primera en algo? Se suponía que yo te lo diría antes —le reclamo juguetonamente y él se ríe—. Yo también te amo, Alexadre Ivanov, mi ruso de pacotilla y mi neandertal. Aunque creo que te queda mejor mi amado esposo —le digo.Me besa lento, dándose el tiempo de saborear mi boca.—¿Nunca te han hecho el amor bajo las estrellas? —me pregunta y niego embelesada con la imagen de dios griego que me brinda—. Pues prepárate, nena, porque esta noche será inolvidable.Y lo fue, esa noche la tengo tatuada
Capítulo veintisieteBienvenida al mundo, mi pequeña Marie IvanovaBienvenida Marie IvanovaMo puedo creer que después de diez años seacapaz de pararse delante de mí. No sé que quiere, pero tampoco me interesa. No tengo nada de que hablar con él. Se divorció de mi madre cuando yo solo era una adolescente, una niña que lo veía como su mayor héroe. Y este solo era una mala copia de un padre. Al crecer me di cuenta de tantas cosas. Descubrí las mostruosidades que le hacía a mi madre. La engañó con un sin fin de mujeres incluso con su mejor amiga. Le robaba el dinero para irse a darle lujos a las cualquieras con las que se acostaba. Mientras mi madre trataba de darse a conocer en el mundo de la moda, trabajaba incontables horas para poder sacar sus colecciones. Él se robaba su dinero y se lo disfrutaba con otras. Mi madre vivía enamorada de él y nunca se dio cuenta de las cosas que él hacía. Pensaba que este energúmeno la amaba como ella
Capítulo veintiocho: Una mujer feliz Sus deditos se pegan a mi piel en tanto su pequeña boca succiona con avidez y yo no puedo hacer otra cosa sino contemplarla embobada. Es tan hermosa, tan... perfecta. —Lo es —escucho la voz de mi esposo y entonces, me doy cuenta de que he pensado en voz alta—. Es hermosa y perfecta... como tú. Alexandre se acerca a besar su cabecita y luego mis labios, para más tarde continuar observándola juntos. Así llevamos horas y creo que lo estaremos por otras más. Nuestros ojos simplemente no pueden apartarse de ella, de ser maravilloso que hemos creado juntos. —Me cuesta creer que un ser tan puro y precioso haya venido de mí —declaro conmovida con unas silenciosas lágrimas asomando mis mejillas de manera repentina—. Es... es... —Increíble —culmina la f
Capítulo veintinueveUn mal presentimientoDejo que Clara termine de hacer la maleta y me dirijo hacia el cuarto de Marie. Allí me encuentro a mi esposo con nuestra hija en brazos, haciéndola reír con un sonajero en mano.Amo verlos juntos, ser partícipe del amor que ambos se profesan. La imagen queda grabada en mi cabeza y me gustaría algún día poder inmortalizarla en un lienzo.&n
Capítulo treintaEl heredero de la Mafia RusaLe han herido. ¡Dios! Mi sexto sentido no me engañaba. Miles de preguntas se asoman en mi cabeza, pero por lo pronto, opto por guiar a mi esposo hacia la habitación y quitarle la ropa con la ayuda de Dimitri.Mis labios tiemblan sin control y me quedo paralizada por unos instantes al ver el orificio por el cual brota la sangre.—¡Te han disparado! —jadeo con un agudo chillido.—Estoy bien —mi rusito me da una sonrisa poco convincente—. Ayúdame a limpiarme en lo que Dimitri busca un médico.—¡¿Buscar un médico?! —grito histérica—. ¡Necesitas un hospital!&n
Capítulo treinta y unoMi decisión, mi destino«Mafia»Acaba de decir mafia...«No es cierto», intento convencerme, pero su gesto serio indica que habla con toda sinceridad.¡Oh, por Dios! Mi esposo está relacionado con la mafia. No, mi esposo es un líder de la mafia.El corazón me late desbocado, creo que dejo de respirar y mientras mi cerebro me grita «corre», mi cuerpo se mantiene estático.—¿Y ahora qué? —encuentro las palabras al fin—. ¿Qué piensas hacer ahora, Alexandre? ¿Te convertirás en un delincuente? ¿Comandarás un ejército de asesinos? Porque eso es lo que so
Capítulo treinta y dosLa última nocheSus labios barren los míos sin pausa y sin compasión. A duras penas soy consciente de cómo recorre mi cintura con sus manos, desciende por mis caderas, acaricia mis muslos y por fin, llega a mi trasero para alzarme en brazos.Incapaz de hacer o decir algo, me remito a seguirle la corriente y rodearle la cintura con mis piernas.Mi espalda golpea la pared antes de sentir su boca directamente en mi cuello. Lame, besa y muerde como si fuera un vampiro ansioso por drenar hasta la última gota de sangre en mi cuerpo.Tiemblo sin control aferrada a su pelvis en tanto mis caderas inician el sutil contoneo, ansiando calmar el ardor.Me encuentro inundada por tantas sen
Capítulo treinta y tresYa no hay vuelta atrásLa piel no deja de arderme con la boca que barre todo mi cuerpo a besos.Sus dedos recorren mis piernas, ascienden con una tortuosa lentitud y después de lo que parece una eternidad, llegan a la cara interna de mis muslos para tocar mi ansioso y palpitante sexo.Los gemidos agudos acompañados de los gruñidos masculinos resuenan en la habitación en una especie de melodía sensual.Un fuerte jadeo escapa de mis labios al sentir una juguetona mordida en mi muslo, muy cerca de mi entrada. Los besos no se detienen y de un momento a otro, me encuentro recibiendo el mejor oral de toda mi vida.Mis uñas se clavan en su piel, aferrándose a la carne en tanto su boca no me d