Capítulo treinta y nueve.
Una desafortunada historia.
Alexandre lleva toda la mañana sin salir de la oficina. En la noche apenas pegó un ojo. Desde que recibi ese mensaje dichoso no ha pronunciando una palabra. Me tiene en suspenso debido a que aunque le pregunto al respecto, de su boca no sale absolutamente nada. Es como si su cerebro se hubiera quedado en shock y su lengua paralizada.
Capitulo cuarentaLa Koroleva de la Mafia RusaUno de mis mayores temores se ha cumplido. Me tocaron a uno de mis niños. Mi ángel, mi pequeño príncipe.Alex se ha ido junto a Dimitri y un montón de hombres. Estoy en ascuas, necesito tener noticias. Necesito saber qué es lo que está sucediendo. Le pregunto al hombre que dejó mi esposo a cargo de nuestra seguridad sobre novedades y solo niega con la cabeza.Me voy a morir con esta espera. Clara y Rebeka se encuentran a mi lado haciéndome compañía. Aún no entiendo cómo pudieron burlar las defensas de mi esposo. Él no deja la seguridad de los niños al azar. Vive al pendiente de ello. Cada día cambia y estudia a los hombres que nos cuidan.Clara me prepara un t&eacu
Capítulo cuarenta y unoLa mujer de mi vidaAlexandre IvanovDejo a una embravecida Vanessa atrás. Sé que le molesta estar sin hacer nada, pero ya casi la pierdo una vez y no puedo arriesgarme a que pase una segunda. Además, este problema es conmigo. Yo los metí en esto y yo los saco.Selecciono a cuarenta y cinco de mis mejores hombres y las mejores armas. Para mí elijo a mi fiel Glock junto a una AK—47 y una mini ametralladora. Reviso que tengan todas las municiones listas y llevo más de repuesto. A mi lado veo a Dimitri hacer lo mismo y cuando todos nos encontramos listos, partimos hacia la dirección pactada dispuestos en nueve camionetas cuatro por cuatro.En todo el camino no se escucha una voz. Sé que mis hombres al igual que yo saben que vamos directo a una trampa. Iván es viejo en este negocio. Sabe hacer las cosas sin que n
Capítulo cuarenta y dosEn el olvidoLo único que se escucha en la habitación es el sonido de las máquinas que señalan los latidos del corazón de Alexandre. Observo sus ojos cerrados y solo deseo volver a ver esas aguas tormentosas que me admiran todos los días.Según el doctor está fuera de peligro. La bala no tocó ningún órgano, solo que perdió demasiada sangre. Entró y salió sin dejar consecuencias. Por suerte, Dimitri actuó con rapidez debido a que si se hubiera tardado unos minutos más, mi ruso no la cuenta.Entra una de las enfermeras que dejaron a cargo de su cuidado. Revisa los aparatos y el suero. Al terminar me informa que dentro de una hora, Alex debe despertar por la culminación del sedante.—Hola —susurra Hannah cuando entra silencio
Capítulo FinalSeducida por el Ruso.Soy buena con las fechas, por lo que sacando cuentas hoy no se cumple un año desde que nos casamos. Si no, un año desde que estuvimos por primera vez. Ese domingo en el que me hizo sentir la mujer más afortunada de este mundo. Ese magnífico día donde concebimos a nuestra pequeña Marie.Lo veo parado en el medio del salón rodeado de luces, velas y un montón de rosas y pétalos de las mismas flores. Todo se encuentra esparcido en el piso. Los muebles han sido sustituidos por una manta y una gran variedad de comida. Supongo que tuvo que improvisar debido al mal tiempo que hay afuera.Porque esto la verdad es como para el jardín, pero le ha quedado de maravilla.Alex carraspea al ver mi silencio. Me he quedado paralizada. Aún no puedo creer que él halla preparado esto y la v
Capítulo unoUn mal día¿Qué puede ser peor? ¿Despertarme tarde por culpa del estúpido despertador para ir a trabajar, o que el chofer de un coche maneje como “Rápido y furioso” y me salpique de lodo mientras voy corriendo para que mi jefe no me despida? Pues eso mismo me pregunto yo. Voy tarde, mi ropa está hecha un asco y para rematar, la cafetería donde le compro a diario el café a mi jefe hoy decidió no abrir. De esta me despiden y juro que me vetarán para que no trabaje en otra empresa de por vida. Creo que mi día no puede empeorar, pues hoy no me puede pasar nada peor.Llego a la recepción de Weyler’s Industries y saludo a Hannah, la recepcionista; quien es mi única amiga dentro y fuera de la empresa.— Hola, Hannah; adiós, Hannah —le digo apurada.Subo el ascensor rezando por que el jefe hoy también se haya retrasado como en uno de esos días en que decide darle mimos a su "encantadora mujer". Se nota el sarcasmo,
Capítulo dosUn ruso descaradoEl señor Weyler se nos queda mirando raro mientras ni rostro palidece.Por Dios, ¿qué más me puede suceder hoy?— ¿Vanessa, podrías traernos dos cafés junto a los documentos que te pedí ayer a la sala de juntas? —me pregunta mi jefe haciendo que desvíe la mirada de Alexandre… << Wow, ya lo estoy tuteando >>Creo que estar tanto tiempo cerca de él me está cobrando factura.— Enseguida, señor Weyler —le respondo antes de marcharme. Sin embargo, aunque les doy la espalda, puedo sentir la mirada de alguien.Cuando me volteo, descubro al neandertal vacilando mi no tan grande pero redondo trasero. Cuando se da cuenta que lo he pillado, el simplemente me guiña un ojo.<< ¿Pero se pude ser más descarado? >>Aunque debo reconocer que la tela ajustada reslata mis atributos.Bajo rápidamente
Capítulo tresMi mala suerteLo siento, pero no me gusta que nadie se meta en mi vida privada. Ni siquiera a mi madre ni a mi tía les di ese derecho y al ser hija única no tenía que preocuparme por contárselo a alguien más. Después que mi tía murió, mi prima Fany se mudó con mamá y conmigo ya que su padre siempre está de viaje y sí tenemos una buena relación, pero a ella no le gusta contar sus cosas y la comprendo. A sus diecinueve años perdió a su, madre yo tenía veintiuno cuando sucedió y fue duro, es normal que sea así de reservada. Quería a mi tía, pues siempre estaba para mí cuando mamá estaba de viajes de negocios. Todavía hoy, después de tres años y medio, no puedo hablar de ello sin que mis ojos se cristalicen.Entro a la empresa y pido el ascensor, pero alguien est&aac
Capítulo cuatroUna mala broma del universo y un novio ebrio¿Qué hace él aquí?¿Qué es esto? ¿Una mala broma del Universo?— ¿Señor… Ivanov? —le pregunto aún anonada.— Vanessa, ¿qué haces tan tarde por estos lugares? ¿Acaso no ves que está cayendo un diluvio? —pregunta en un tono… amable, lo cual me parece raro—. Ven entra en el auto y te llevo a donde sea que vayas.<< ¿Me ha tuteado? >>— No se preocupe, señor Ivanov. Me refugiaré en alguna tienda y pediré un taxi para que me lleve a casa —le respondo, imitando su tono.— No hay tiendas a kilómetros. No seas testaruda y sube al puto coche, que nos estamos empapando aquí afuera —añade alzando la voz mientras yo me quedo mirando por un segundo lo bueno que se ve con esa ropa toda mojada y pegada al cuerpo.<< ¿Qué haces? >>Sacudo la cabeza para sacarme esas ideas tontas.<&