Capítulo treinta y tres
Ya no hay vuelta atrás
La piel no deja de arderme con la boca que barre todo mi cuerpo a besos.
Sus dedos recorren mis piernas, ascienden con una tortuosa lentitud y después de lo que parece una eternidad, llegan a la cara interna de mis muslos para tocar mi ansioso y palpitante sexo.
Los gemidos agudos acompañados de los gruñidos masculinos resuenan en la habitación en una especie de melodía sensual.
Un fuerte jadeo escapa de mis labios al sentir una juguetona mordida en mi muslo, muy cerca de mi entrada. Los besos no se detienen y de un momento a otro, me encuentro recibiendo el mejor oral de toda mi vida.
Mis uñas se clavan en su piel, aferrándose a la carne en tanto su boca no me d
Capítulo treinta y cuatroEsto es lo que soy*Alexandre Ivanov*Beso los labios de mi mujer y me deleito en su dulce sabor.¡Dios! Estaba tan jodidamente arrebatadora esta mañana que resultaba imposible quitarle los ojos de encima.Luce como toda una reina... porque lo es.—¿Cuántos hombres tiene tu ejército? —pregunta de manera distraída, dibujando pequeños círculos en mi espalda con sus dedos.—Los suficientes —contesto encogiéneome de hombros para luego ir por la camisa encima del sillón—. Livia te enseñará la casa completa y recuerda que puedes cambiar todo lo que quieras.—¿Todo todo? —inquiere ponié
Capítulo treinta y cincoLarga vida al Pakhan*Alexandre Ivanov*Apenas la maniobra termina, me saco los tampones que cubren mis oídos y mando a contabilizar los heridos o muertos. Necesito saber que no queda nadie y que uno de los clanes se ha desactivado, un terreno más para mí.Poco a poco me voy haciendo con todo. Mi mujer me espera y yo estoy loco por ir con ella. Ya quiero volver a oler su piel, perderme en su boca y poseerla hasta dejarme vencer por el agotamiento.Todo se encuentra sumido en un silencio amenazante, como si se tratara de la calma antes de la tempestad. Como si me encontrara en el ojo del huracán para después ser consumido por el desastre y efectivamente, el infierno se desata.Las balas comienzan a l
Capítulo treinta y seisUn día de chicasSiento un recorrido de besos en mi piel y sonrío aún somnolienta. Me estiro antes de dar una vuelta en la cama para quedar boca arriba, con el cuerpo de mi esposo encima.—Buenos días, bragas de zanahoria —dice antes de tomar mi boca con el hambre matutino activo.Mis manos recorren su espalda desnuda en tanto su entrepierna dura como una roca roza la mía anhelante. Ni siquiera he despertado del todo y ya le deseo.Desde que conocí a Alexandre Ivanov muchas cosas en mi vida cambiaron, ya fueran propiciadas por él o por la traición del infiel de mi ex novio. Sin embargo, terminé descubriendo una Vanessa que no tenía idea de que habitaba en mí. Hoy soy más madura, decidida, segura de mí misma, una excelente madre y sí, también soy una depredadora sexual h
Capítulo treinta y sieteMatar o morirRebeka continúa hablando sin parar y yo la sigo detrás a paso lento ignorándolo todo. No puedo explicar lo que siento, pero es la sensación más horrible que he experimentado nunca.Entramos a la tienda y mi cuñada comienza a tomar prendas al azar para tirármelas encima y luego animarme a probármelas.Es cuando estoy en el vestidor que mi móvil suena con una notificación. Medio desnuda, reviso la pantalla y entonces me encuentro con un mensaje que no tiene ni pies ni cabeza, pero me pone los pelos de punta."Pronto estaremos juntos, amor. Tú, los niños y yo, para siempre"No tiene remitente y por supuesto, no conozco el númer
Capítulo treinta y ochoTenemos ProblemasA pesar de que ya han pasado varias horas desde lo sucedido, aún sigo en shock. Por mi mente viaja cada segundo dentro del caos y la persecución. Es como un bucle sin final.Alex ha preparado la bañera. Me desnuda suavemente, recorriendo mi cuerpo en busca de alguna lesión. Al ver varios rasguños y moretones se pone furioso, aunque intenta disimularlo un poco para no alterarme más de lo que estoy.En el baño reina el silencio. Presiento que ninguno de los dos sabe cómo lidiar con esto. Somos nuevos en este mundo y aunque me siento segura entre sus brazos, no puedo dejar de pensar en los ojos sin rastros de vida que dejé tirados en aquel trágico lugar.El agua caliente me reconforta al igual que las ricas esencias que el ruso
Capítulo treinta y nueve.Una desafortunada historia.Alexandre lleva toda la mañana sin salir de la oficina. En la noche apenas pegó un ojo. Desde que recibi ese mensaje dichoso no ha pronunciando una palabra. Me tiene en suspenso debido a que aunque le pregunto al respecto, de su boca no sale absolutamente nada. Es como si su cerebro se hubiera quedado en shock y su lengua paralizada. Capitulo cuarentaLa Koroleva de la Mafia RusaUno de mis mayores temores se ha cumplido. Me tocaron a uno de mis niños. Mi ángel, mi pequeño príncipe.Alex se ha ido junto a Dimitri y un montón de hombres. Estoy en ascuas, necesito tener noticias. Necesito saber qué es lo que está sucediendo. Le pregunto al hombre que dejó mi esposo a cargo de nuestra seguridad sobre novedades y solo niega con la cabeza.Me voy a morir con esta espera. Clara y Rebeka se encuentran a mi lado haciéndome compañía. Aún no entiendo cómo pudieron burlar las defensas de mi esposo. Él no deja la seguridad de los niños al azar. Vive al pendiente de ello. Cada día cambia y estudia a los hombres que nos cuidan.Clara me prepara un t&eacuCAPÍTULO CUARENTA: LA KOROLEVA DE LA MAFIA RUSA
Capítulo cuarenta y unoLa mujer de mi vidaAlexandre IvanovDejo a una embravecida Vanessa atrás. Sé que le molesta estar sin hacer nada, pero ya casi la pierdo una vez y no puedo arriesgarme a que pase una segunda. Además, este problema es conmigo. Yo los metí en esto y yo los saco.Selecciono a cuarenta y cinco de mis mejores hombres y las mejores armas. Para mí elijo a mi fiel Glock junto a una AK—47 y una mini ametralladora. Reviso que tengan todas las municiones listas y llevo más de repuesto. A mi lado veo a Dimitri hacer lo mismo y cuando todos nos encontramos listos, partimos hacia la dirección pactada dispuestos en nueve camionetas cuatro por cuatro.En todo el camino no se escucha una voz. Sé que mis hombres al igual que yo saben que vamos directo a una trampa. Iván es viejo en este negocio. Sabe hacer las cosas sin que n