Capítulo veintiocho:
Una mujer feliz
Sus deditos se pegan a mi piel en tanto su pequeña boca succiona con avidez y yo no puedo hacer otra cosa sino contemplarla embobada. Es tan hermosa, tan... perfecta.
—Lo es —escucho la voz de mi esposo y entonces, me doy cuenta de que he pensado en voz alta—. Es hermosa y perfecta... como tú.
Alexandre se acerca a besar su cabecita y luego mis labios, para más tarde continuar observándola juntos. Así llevamos horas y creo que lo estaremos por otras más. Nuestros ojos simplemente no pueden apartarse de ella, de ser maravilloso que hemos creado juntos.
—Me cuesta creer que un ser tan puro y precioso haya venido de mí —declaro conmovida con unas silenciosas lágrimas asomando mis mejillas de manera repentina—. Es... es...
—Increíble —culmina la f
Bueno. Después de un mes en pausa regresamos. Febrero fue difícil por muchas razones para mí y me resultó imposible actualizar. Además de que esta historia es una obra en coedición y es aún más complicada. Aunque no hay excusa para mantenerlas esperando. ¿La buena noticia? Estamos de vuelta al pie del cañón y estaremos con actualización diaria hasta el final, bajo lluvia sol y sereno al ruso neandertal leeremos. Espero que los siguientes capítulos pueda compensaros y resarcirme. Sin más que decir, nos vemos mañana. Besos
Capítulo veintinueveUn mal presentimientoDejo que Clara termine de hacer la maleta y me dirijo hacia el cuarto de Marie. Allí me encuentro a mi esposo con nuestra hija en brazos, haciéndola reír con un sonajero en mano.Amo verlos juntos, ser partícipe del amor que ambos se profesan. La imagen queda grabada en mi cabeza y me gustaría algún día poder inmortalizarla en un lienzo.&n
Capítulo treintaEl heredero de la Mafia RusaLe han herido. ¡Dios! Mi sexto sentido no me engañaba. Miles de preguntas se asoman en mi cabeza, pero por lo pronto, opto por guiar a mi esposo hacia la habitación y quitarle la ropa con la ayuda de Dimitri.Mis labios tiemblan sin control y me quedo paralizada por unos instantes al ver el orificio por el cual brota la sangre.—¡Te han disparado! —jadeo con un agudo chillido.—Estoy bien —mi rusito me da una sonrisa poco convincente—. Ayúdame a limpiarme en lo que Dimitri busca un médico.—¡¿Buscar un médico?! —grito histérica—. ¡Necesitas un hospital!&n
Capítulo treinta y unoMi decisión, mi destino«Mafia»Acaba de decir mafia...«No es cierto», intento convencerme, pero su gesto serio indica que habla con toda sinceridad.¡Oh, por Dios! Mi esposo está relacionado con la mafia. No, mi esposo es un líder de la mafia.El corazón me late desbocado, creo que dejo de respirar y mientras mi cerebro me grita «corre», mi cuerpo se mantiene estático.—¿Y ahora qué? —encuentro las palabras al fin—. ¿Qué piensas hacer ahora, Alexandre? ¿Te convertirás en un delincuente? ¿Comandarás un ejército de asesinos? Porque eso es lo que so
Capítulo treinta y dosLa última nocheSus labios barren los míos sin pausa y sin compasión. A duras penas soy consciente de cómo recorre mi cintura con sus manos, desciende por mis caderas, acaricia mis muslos y por fin, llega a mi trasero para alzarme en brazos.Incapaz de hacer o decir algo, me remito a seguirle la corriente y rodearle la cintura con mis piernas.Mi espalda golpea la pared antes de sentir su boca directamente en mi cuello. Lame, besa y muerde como si fuera un vampiro ansioso por drenar hasta la última gota de sangre en mi cuerpo.Tiemblo sin control aferrada a su pelvis en tanto mis caderas inician el sutil contoneo, ansiando calmar el ardor.Me encuentro inundada por tantas sen
Capítulo treinta y tresYa no hay vuelta atrásLa piel no deja de arderme con la boca que barre todo mi cuerpo a besos.Sus dedos recorren mis piernas, ascienden con una tortuosa lentitud y después de lo que parece una eternidad, llegan a la cara interna de mis muslos para tocar mi ansioso y palpitante sexo.Los gemidos agudos acompañados de los gruñidos masculinos resuenan en la habitación en una especie de melodía sensual.Un fuerte jadeo escapa de mis labios al sentir una juguetona mordida en mi muslo, muy cerca de mi entrada. Los besos no se detienen y de un momento a otro, me encuentro recibiendo el mejor oral de toda mi vida.Mis uñas se clavan en su piel, aferrándose a la carne en tanto su boca no me d
Capítulo treinta y cuatroEsto es lo que soy*Alexandre Ivanov*Beso los labios de mi mujer y me deleito en su dulce sabor.¡Dios! Estaba tan jodidamente arrebatadora esta mañana que resultaba imposible quitarle los ojos de encima.Luce como toda una reina... porque lo es.—¿Cuántos hombres tiene tu ejército? —pregunta de manera distraída, dibujando pequeños círculos en mi espalda con sus dedos.—Los suficientes —contesto encogiéneome de hombros para luego ir por la camisa encima del sillón—. Livia te enseñará la casa completa y recuerda que puedes cambiar todo lo que quieras.—¿Todo todo? —inquiere ponié
Capítulo treinta y cincoLarga vida al Pakhan*Alexandre Ivanov*Apenas la maniobra termina, me saco los tampones que cubren mis oídos y mando a contabilizar los heridos o muertos. Necesito saber que no queda nadie y que uno de los clanes se ha desactivado, un terreno más para mí.Poco a poco me voy haciendo con todo. Mi mujer me espera y yo estoy loco por ir con ella. Ya quiero volver a oler su piel, perderme en su boca y poseerla hasta dejarme vencer por el agotamiento.Todo se encuentra sumido en un silencio amenazante, como si se tratara de la calma antes de la tempestad. Como si me encontrara en el ojo del huracán para después ser consumido por el desastre y efectivamente, el infierno se desata.Las balas comienzan a l
Capítulo treinta y seisUn día de chicasSiento un recorrido de besos en mi piel y sonrío aún somnolienta. Me estiro antes de dar una vuelta en la cama para quedar boca arriba, con el cuerpo de mi esposo encima.—Buenos días, bragas de zanahoria —dice antes de tomar mi boca con el hambre matutino activo.Mis manos recorren su espalda desnuda en tanto su entrepierna dura como una roca roza la mía anhelante. Ni siquiera he despertado del todo y ya le deseo.Desde que conocí a Alexandre Ivanov muchas cosas en mi vida cambiaron, ya fueran propiciadas por él o por la traición del infiel de mi ex novio. Sin embargo, terminé descubriendo una Vanessa que no tenía idea de que habitaba en mí. Hoy soy más madura, decidida, segura de mí misma, una excelente madre y sí, también soy una depredadora sexual h