Gilliam, se detuvo en la entrada de del edificio propiedad de su jefe. Se sintiĂł terriblemente acalorada.. —Debes ser fuerte, Gil— se dijo— mantente lo más serena, neutral y profesional posible. En cuanto llegĂł al piso correspondiente la secretaria de SebĂ stian le informò que el jefe la estaba esperando. —Señorita Warren, buen dĂa, el señor Bentzell le está esperándo. —MuchĂsimas gracias— respondiĂł asintiĂ©ndo dirigiendose a la puerta, despuĂ©s de un leve llamado escuchĂł la profunda voz de su jefe dándole permiso de ingreso, antes de entrar suspirĂł profundamente y entrĂł. —Buen dĂa, señor Bentzell— dijo de forma profesional. —Señorita Warren— la saludĂł, sus ojos se encontraron y los de Ă©l brillaron con lujuria, recorriĂ©ndo su cuerpo con una sonrisa.—He mandado a instalar un pequeño escritorio para usted— le señalĂł el lugar y ella asintiĂł mirando el elegante y bonito escritorio, caminĂł hasta Ă©l y colocĂł su bolso encima. —Muchas gracias— respodiĂł asintiendo. — es cĂłmodo. —¿Pu
Decidida a hablar con Ă©l, sacĂł su celular y llamĂł su nĂşmero, solo tuvo que esperar dos repiques antes de escuchar la dulce voz de John... —Amor mĂo, me alegra mucho saber de ti, estaba por llamarte.— le dijo con la cálida voz que lo caracterizaba. —Cariño...— cerrĂł los ojos — ÂżCĂłmo estás? —Bien, en medio de todo, mi hermano sigue igual, esta en un especie de coma, mi madre está triste, es iicil vera asĂ. —Lo siento tanto— le dijo con sinceridad— quisiera poder ir y estar contigo en este momento dificil. —Lo sĂ©, cariño—le dijo dulcemente—a mi me encantarĂa que estuvieras aquĂ, pero lo entiendo... te extraño muchisimo Gil. Me hace falta tu amor— la culpa la cubriĂł como una manta, ÂżCĂłmo podrĂa reconocer que habĂa tenido la mejor noche de su vida y no habĂa sido junto a John?, ÂżCĂłmo asumir que frente a la pasiĂłn y lujuria de su jefe, John parecĂa demasiado tierno y quizás... tan inexperto como ella misma?, ÂżCĂłmo lidear con la culpa de la traiciĂłn? —Yo tambiĂ©n te extraño mucho John,
Tras la declaraciĂłn de Gilliam y los fuertes aplausos de Ă©xtasis de Connie, la rubia fue en busca de bebidas para las tres y los pasabocas que Hugh habĂa preparado, antes de dejar todo cĂłmodamente ubicados... —¿Y bien?— Rita la mirĂł sonriendo— antes de que Connie te bombardee a preguntas, yo quiero saber si la pasaste bien, ÂżTe sentiste bien?, ÂżLo disfrutaste?—¿Lo dudas?— preguntĂł la rubia riendo de felicidad. —La verdad... —se ruborizó— no creĂ que pudiese disfrutarlo tanto, pero... fue increĂble. —¡Demonios, que bien!, ¡Salud por eso!— respondiĂł Connie, bebiendo de su vaso. — necesito que lo califiques, del uno al diez... puntĂşa al jefe. —Un veinte— dijo rápidamente y bebiĂł de su vaso, Connie gritĂł y viroteĂł, mientras Rita sonreĂa. — yo... me resulta irĂłnico que sea tan difĂcil ponerlo en palabras... el sexo con SebĂ stian fue... increĂble, aĂşn contra mi voluntad, lamentĂ© tanto nuestro acuerdo...—¿De quĂ© acuerdo hablas?— preguntĂł Rita confundida. —AceptĂ© meterme en su cama, si
SebĂ stian, se quedĂł observándo la pantalla del celular... AsĂ que la roja estaba con su novio... no supo por quĂ© aquello le molestĂł tanto, habĂa estado con Ă©l toda la noche anterior, aquella misma mañana se habĂan despedido con un ardiente encuentro... ÂżHabĂa salido de su cama para meterse en la cama de aquel hombre?, ÂżY quĂ© si asĂ fuese?, se preguntĂł enojado, es su novio, mantienen una relaciĂłn amorosa, es normal que dos adultos que sostienen una relaciĂłn se acuesten...ÂżEntonces por quĂ© se sentĂa enojado?, suponĂa que se debĂa a que Gilliam habĂa sido... especial, por decirlo de alguna manera, desde que comenzĂł a mantener relaciones sexuales, se habĂa ocupado siempre de la protecciĂłn, aunque en ocasiones la tentaciĂłn de dejarse llevar lo habĂa tentado, nunca habĂa cedido...hasta la noche anterior... por primera vez en su vida se habĂa permitido ceder a la tentaciĂłn y no podĂa creer lo delicioso que se sentĂa el interior de Gilliam, la manera en la que el interior de su cuerpo lo abra
DespuĂ©s de detenerse rápidamente por un cafĂ©, siguieron su camino hasta las oficinas, Connie detuvo el auto en frente del enorme y lujoso edificio. —Tiene bena pinta— le dijo Connie y Gilliam suspirĂł,estaba tan agotada y tener que lidiar con el mal humor de su jefe lo empeoraba todo. —Si, es muy bonito. —Gil, ÂżQuĂ© te parece si entras, le explicas la situaciĂłn y yo te espero aquĂ para llevarte a casa a descansar? —No sĂ© si estĂ© dispuesto a escuchar... —Nada pierdes con intentar. Si el idiota de tu jefe, no te deja ir, entonces me marcas y me voy. —De acuerdo, Rubia, lo intentarĂ©. Gracias. —Te quiero— le sonriĂł dándole ánimos. —Y yo a ti— le sonriĂł y luego bajĂł del auto, enojadapor su aspecto que seguramente no era el mejor de todos, su ropa informal, poco profesional, su rostro libre de maquillaje y con los rastros de agotamiento reflejados en Ă©l, y su cabello suelto, sin nada especial, no era la mejor imagen que tenĂa paa ofrecerle a su jefe, pero era lo que habĂa. CaminĂł dec
En cuánto cerró la puerta tras ellos, Sebà stian la acompañó hasta el sofá donde la invitó a sentarse, y tomó asiento junto a ella. —Lo siento...— volvió a disculparse— Connie... es un amor pero... lastimarnos a Rita o a mi...la saca de sus casillas. —¿Rita?, ¿Quién es Rita?— Gilliam suspiró. —Mi amiga... ambas son mis mejores amigas, llevamos años de amistad, Rita, Connie y yo... somos como un solo ser, una está feliz, todas lo estamos, una está triste... es un sentimiento compartido. Rita es muy sensata, pero Connie... bueno, es bastante volátil, pero no la juzgue duramente, lo hace porque nos ama. —Parece algo loca— dijo con una media sonrisa. —¿Loca?— sonrió con ternura— no has visto nada. Rita se divorció, su esposo le fue infiel y Connie lo apuntó y le disparó para que se fuera de su casa. —Una loca con arma.— sonrió ampliamente. —Si, Michaell... él secuestró a Rita y la usó como carnada para que Connie fuese a rescatarla y tenerla también. —¿Para qué?— preguntó frunciend
Gilliam, llegĂł al auto de Connie, en dĂłnde la rubia la observĂł interrogante. —¿Y?— quiso saber.—¿AĂşn tienes empleo, o quieres tu propia biblioteca?— Gilliam sonriĂł ante la ternura de ella. —Lo hemos hablado y si, aĂşn tengo empleo. —Es bueno saberlo...—Rubia... gracias — la mirĂł con el profundo amor fraternal que sentĂa por su amiga— sĂ© que en ocasiones somos agua y aceite, en cuanto a opiniones, pero... te quiero tanto. —Igual que yo a ti— Connie, le sonriĂł con dulzura. —Te agradezco que me defendieran, y que te plantaras frente a SebĂ stian, como lo hiciste. —Voy a cuidarte siempre, Gil. Nadie puede hacerte daño mientras yo viva — le sonriĂł — y si lo hacen, deben asumir las consecuencias. Ya me encargarĂ© de investigar a esa mujer... si se atreve a tocarte de nuevo...—sus ojos brillaron furiosos— me encargarĂ© de acabar con ella. —Soy tan afortunada de tenerte, Connie. —Lo sĂ© — sonriĂł batiendo su rubia cabellera— tu vida serĂa muy aburrida sin mà — le diĂł vida al motor. — debo d
Estar en casa le agobiaba, asĂ que tras asegurarse de que Diego estaba bien, y que su padre habĂa salido por los chicos al colegio, abandonĂł su casa, y se fuĂ© a la clĂnica, disfrutar de la felicidad de Rita, la hacĂa feliz... la pequeña Leslie era una dulzura y tenerla entre sus brazos le alimentaba el alma... las palabras de su madre la habĂan amargado, y le habĂan dolido, no entendĂa por quĂ© descargaba en ella su frustraciĂłn... podĂa entender lo que sentĂa con Diego, pero no era algo que ella vivĂa sola, todos sufrĂan por el pequeño... pero ser blanco de las descargas emocionales de su madre era agobiante. La amaba, con todo el corazĂłn, pero se sentĂa frustrada por no ser la hija que ella querĂa. AllĂ todo parecĂa ser felicidad, tan diferente al ambiente de su hogar, Hugh no dejaba de sonreĂr, Rita estaba iluminada por el maravilloso brillo de la maternidad. Adam, habĂa regresado y compartĂan juntos, Connie estaba dichosa de ver tanta alegrĂa en la morena, y Leslie... esa pequeña s