Gilliam, llegó al auto de Connie, en dónde la rubia la observó interrogante. —¿Y?— quiso saber.—¿Aún tienes empleo, o quieres tu propia biblioteca?— Gilliam sonrió ante la ternura de ella. —Lo hemos hablado y si, aún tengo empleo. —Es bueno saberlo...—Rubia... gracias — la miró con el profundo amor fraternal que sentía por su amiga— sé que en ocasiones somos agua y aceite, en cuanto a opiniones, pero... te quiero tanto. —Igual que yo a ti— Connie, le sonrió con dulzura. —Te agradezco que me defendieran, y que te plantaras frente a Sebàstian, como lo hiciste. —Voy a cuidarte siempre, Gil. Nadie puede hacerte daño mientras yo viva — le sonrió — y si lo hacen, deben asumir las consecuencias. Ya me encargaré de investigar a esa mujer... si se atreve a tocarte de nuevo...—sus ojos brillaron furiosos— me encargaré de acabar con ella. —Soy tan afortunada de tenerte, Connie. —Lo sé — sonrió batiendo su rubia cabellera— tu vida sería muy aburrida sin mí — le dió vida al motor. — debo d
Estar en casa le agobiaba, así que tras asegurarse de que Diego estaba bien, y que su padre había salido por los chicos al colegio, abandonó su casa, y se fué a la clínica, disfrutar de la felicidad de Rita, la hacía feliz... la pequeña Leslie era una dulzura y tenerla entre sus brazos le alimentaba el alma... las palabras de su madre la habían amargado, y le habían dolido, no entendía por qué descargaba en ella su frustración... podía entender lo que sentía con Diego, pero no era algo que ella vivía sola, todos sufrían por el pequeño... pero ser blanco de las descargas emocionales de su madre era agobiante. La amaba, con todo el corazón, pero se sentía frustrada por no ser la hija que ella quería. Allí todo parecía ser felicidad, tan diferente al ambiente de su hogar, Hugh no dejaba de sonreír, Rita estaba iluminada por el maravilloso brillo de la maternidad. Adam, había regresado y compartían juntos, Connie estaba dichosa de ver tanta alegría en la morena, y Leslie... esa pequeña s
Cuando llegó a casa, todos dormían, seguramente sus padres pensaron que se quedaría con Rita, y agradecía profundamente que así fuese, no tenía ánimos de una nueva discusión con su madre o de escucharla discutir con su padre... necesitaba algo de paz. Pensó en lo que su madre le había dicho... Casarse con John e irse de su casa... ¿Sería diferente llegar a un hogar dónde John la esperara?¿Qué tan diferente sería ser la novia a la esposa de John?¿Tener hijos con él?, ¿Realmente quería casarse con él sin amarlo?Y luego estaba él...No pudo evitar pensar en su jefe... Sebàstian... él se había comportado tan bien aquella noche, tan dulce y tierno, atento al escucharla...¿Cómo sería ser su esposa, su mujer?¿Como se sentiría llegar a casa y encontrarse con él esperandola? Sus pensamientos le agobiaron... No podía seguir así, no era justo, debía hacer algo.—Deja de pensar en tonterías, Gilliam Warren — se dijo con un suspiro— él no es hombre de matrimonio y familia, eso es evidente.
Lloró por algunos minutos, no podía evitar sentirse mal por dejar a John justo en aquel momento, pero realmente había pensado mucho en lo que las chica del habían dicho... y tenían razón, toda su vida había priorizado a los demás, ella siempre se colocaba en el último lugar y no, no era justo seguir haciéndolo, necesitaba pensar un poco más en ella, ser egoísta al menos un poco... al menos una vez, y no, no hacía aquello únicamente por Sebàstian, de verdad necesitaba aquel tiempo, estaban aconteciendo muchas cosas difíciles de manejar, aunado a lo que experimentaba con su jefe cerca... no, no podía seguir engañando a John. Limpió y corrigió su escaso maquillaje, terminó los asuntos pendientes, su teléfono sonó de nuevo... ¡Rayos, lo que menos necesitaba!, !Era Liliana!—Hola, buenos días.— respondió de inmediato. —Vaya, hasta que escucho tu voz, Warren. — el sarcasmo en su voz era irritable. —Hola, señorita Mattew. ¿Cómo va todo en la biblioteca?—Bien, como siempre. ¿Cuándo se supo
La noticia la abrumó, sus ojos se llenaron de lágrimas, la posibilidad de que su pequeño hermano tuviese una vida normal, abrió mucho los ojos y miró los azules ojos de su jefe... ¿Un donante?, ¿tan pronto?, ¿cómo lo había hecho?, ellos tenían mucho, mucho tiempo esperando por un corazón, ¿cómo de la noche a la mañana él había conseguido un corazón para Diego?Sus ojos dejaron escapar algunas lágrimas y alejándose se cubrió la boca, evitando sollozar, estaba luchando por controlar sus emociones. —¡¿Qué dices?!, ¿Cómo lo lograste?— preguntó con lágrimas bajando por sus mejillas. —Eso no importa, lo importante es que lo he conseguido— le sonrió, acariciando la mejilla sonrojada— Te prometí que todo estaría bien. —Pero... todo eso cuesta una fortuna, Sebàstian... ahora mismo no lo tenemos, hospitalización, estudios, especialistas, la operación, es demasiado. —Yo cubriré todo lo que haga falta, no te preocupes por eso, Gilliam, yo me haré cargo de todo lo que Diego necesite— Gilliam s
Instalar a Diego en la clínica le causó a Gilliam una sensación de profunda tranquilidad, no pudo evitar las lágrimas que inundaron sus ojos al sentir que su hermano estaría bien, la clínica gritaba lujo y tecnología, sabía que aquello sería muy costoso, pero Sebàstian le dijo que no debía preocuparse por nada ahora y ella quería hacerle caso, ya tendría tiempo de pensar en los gastos generados, mientras Diego pudiese recuperar su calidad de vida, todo estaría bien. Allí le permitieron quedarse únicamente con un acompañante, así que sería Gisella quien acompañaría al pequeño, la madre no paraba de agradecer al hombre que había gestionado todo, la habitación de Diego, tenía también una cómoda y pequeña cama para ser ocupada por su acompañante, así que Gil se sintió feliz de saber que su madre también estaría cómoda para acompañar al pequeño Diego. —¿Tendré un nuevo corazón, Gil?— preguntó el niño con los ojos llenos de alegría y esperanza, de ser cierto, su más grande sueño se haría
En cuánto todos se retiraron de la habitación, Hugh se acercó a la cuna, dónde depositó a su pequeña hija, quién dormía plácidamente. —Te amo, Hugh Scott, pero hoy quise acabar contigo, ¿Desde cuándo eres imprudente?, ¿Cómo se te ocurre preguntar por John?—¿Por qué no podría hacerlo?— él caminó hasta sentarse al borde de la cama, tomó las manos de su esposa y depositó un beso en cada una de ellas— se supone que es el novio de Gil, ¿Que hice mal?—Ustedes los hombres parecen no notar nada nunca.— respondió Rita rodando los ojos— es obvio que haber nombrado a John fue una imprudencia, ¿Acaso no notaste el ambiente de tensión inmediata que se generó?—Si—admitió— fue bastante raro, pero sigo sin entender, mi amor, , ¿Han terminado?, ¿Tiene una relación Gil con su nuevo jefe?, ¿Acaso John y Gilliam tienen problemas?—No exactamente, pero no hemos podido hablar muy bien del tema, recuerda que fue en nuestra reunión que entré en trabajo de parto, pero... Creo que a Gil le gusta mucho su je
Una enorme sonrisa lobuna se dibujó en los perfectos labios de aquel hombre, revelando el morboso placer que le producía aquella noticia. Sebàstian hubiese querido sentirse mal por ese tal John, pero ciertamente le alegraba su golpe de suerte. —¿Qué significa exactamente eso, Gilliam?, ¿Darse un tiempo es igual a terminar, para ti?, ¿Quiere decir que eres ahora una mujer soltera y sin compromisos?— le sonrió de manera misteriosa. —No sonrías de ese modo, es evidente que lo estás disfrutando—le dijo suspirando— la verdad me sentí terriblemente mal, John está pasando por un duro momento, no es justo lo que hice, al menos no ahora, sin embargo... tampoco es justo no estar al ciento por ciento para él — se encogió de hombros y un dejo de tristeza brilló en su rostro— en estos momentos están pasando demasiadas cosas en mi vida, y no quiero tener que lidiar con emociones que no puedo resolver, hay demasiadas cosas por poner en orden y es muy duro tener que lidiar con mis sentimientos. Gra