Capítulo 4

Aiden Paxton:

Me concentré en llamadas y revisión de correos, hasta que Marck volvió diciéndome:

–Hoy a las seis de la tarde te encontrarás con ella, si todo sale bien la invitas a cenar y comenzamos el entrenamiento de una vez.

            –¿Cómo lo enfrentamos?

            –Llegamos antes y la observamos un tiempo, si realmente te llama la atención entonces te acercas, te presentas y aclaras las cosas. Pero de verdad pienso que debe gustarte o al menos que te agrade ya que tienes que tocarla, acariciarla y uno que otro beso, ¡no me blanquees los ojos Aiden Paxton!

            –¿Por qué tienes que darme tanto detalle?

            –Porque eres un témpano y tienes que actuar como un hombre enamorado, te advertí que era la actuación de tu vida.

Resople y volví a buscar la foto de la chica, ella también era un código en la aplicación y me seguía intrigando el dejo de melancolía en su mirada, aunque con la información que dio cualquiera estaría triste, detallé más su rostro y me detuve en su boca de labios perfectos, estaban entreabiertos dejando ver el borde de sus dos dientes delanteros.

Pero odio su gesto porque no me gusta que las mujeres hagan ese ridículo mohín con los labios cuando se toman una foto, volví a ver el resto de las fotos de ella y era el mismo gesto, ¿será que es su forma natural?, son tentadores, pero adicionalmente tiene ese gesto como de…, no sabría explicar, esperaré a verla en persona.

***

Aiden y Marck estaban muy bien ubicados para poder observar a la chica de la aplicación cuando hiciera su aparición, tenían quince minutos de antelación y con la foto en pantalla esperaban poder reconocerla, aguardaron hasta que una hermosa mujer de piel dorada, cabello marrón muy largo, alta y elegante se detuvo en la entrada, se quitó los lentes oscuros y ahí estaban sus ojos amarillos y la boca perfecta, no hacía un gesto, sus labios eran así, sensuales, imitando el beso.

***

Apenas la vi intercambié miradas con Marck, este no detuvo la sonrisa que se está asomando en su rostro y me manifestó:

            –¿Qué tal?, la foto no le hace justicia.

            –Es preciosa –expresé admirado.

            –¡Vaya!, te impresionó, vamos entonces.

            –Si firma, quiero saber todo de ella.

            –De acuerdo.

***

Arwen Simones:

Luego de preguntarle por el contrato, él levantó una mano y vino otro hombre con aspecto intimidante y sosteniendo un portafolio de cuero, se lo entregó a Aiden quien a su vez lo colocó abierto frente a mis ojos. Se acercó el mesero y él le dijo que cenaríamos, pero que nos diera veinte minutos.

Cuando le oí decir que cenaríamos casi me pongo a bailar sobre la mesa, no he probado bocado en las últimas veinticuatro horas. Leí con detenimiento el contrato y lo primero que noté es que mi apellido y número de identificación estaban en él, no debería extrañarme es el dios de la tecnología y la robótica cibernética, por supuesto que ya había averiguado mi apellido y seguramente mi dirección con todos mis datos, me sentía desnuda, no me gustaba estar en desventaja y no saber de él hasta que nos encontramos.

Todo terminaría en treinta días: me suministraría ropa y calzados acorde a mi estatus temporal y podía conservar todo al finalizar el contrato, así que me aseguraría de que fuera ropa que también pudiera usar en algún otro trabajo; pasaporte vigente, ya lo tenía; tendré escolta y otro móvil para que él se comunique conmigo.

Debo respetar todas las normas de seguridad y adicionalmente una cláusula de confidencialidad donde me comprometo a guardar silencio sobre este acuerdo por el resto de mi vida, firmé y se lo devolví, luego de leer la última parte donde confirmaba lo del tratamiento de mi madre y la adquisición de mis equipos.

Él tomó la carpeta se la devolvió al hombre y le hizo una seña al mesero quien trajo el menú, se me hizo agua la boca solo con leer la descripción de los platos.

            –¿Quieres tomar vino?

            –No tomo con el estómago vacío.

            –¿Cuándo fue la última vez que comiste?

            –Ayer por la mañana.

Aiden la vio sin expresión exterior, pero se pasmó de la naturalidad con la que admitió que no había comido desde hacía más de 24 horas, parecía estar acostumbrada.

            –Pide lo que quieras –le dijo.

            –De acuerdo, gracias. Antes de ir a tu apartamento, necesito ir a mi casa para cerrar el lugar y buscar algunos objetos personales.

            –Al terminar tu chofer te llevará a buscar lo que quieras.

            –¿Mi chofer?

            –Sí, es exclusivo para ti, te trasladará a las tiendas, al salón o adonde sea que van las mujeres.

            –Yo con un teclado, tres monitores y un procesador, no necesito salir a ningún lado.

            –Tienes que comprar ropa.

            –Lo haré mañana, gracias por todo.

            –Cumple tu parte, yo cumplo la mía y no es necesario que me des las gracias todo el tiempo –dijo con cierta brusquedad.

            –Entiendo.

Luego de responderle a Aiden ella hizo un mohín con los labios mientras se los humedece con la punta de su lengua y captó su mirada fija en ella, por lo que se dijo a sí mismo: “Espero que no acostumbre hacer eso con su boca todo el tiempo”.

A pesar de tener mucho apetito, ella comió pausadamente para que no le sentara mal y tomaba pequeños sorbos de vino, luego pidió postre, todo el tiempo sintió los ojos grises de Aiden sobre ella, al terminar él se levantó primero y se acercó a retirar la silla para ayudarla, cuando ella se puso de pie quedaron tan cerca que aspiró el perfume de su cabello, era algo cítrico y le resultó agradable.

Ella a su vez notó el aroma de su loción, no logró identificar la esencia solo le pareció exquisito, lo miró y se encontró con sus ojos, asintió sin pronunciar palabra y comenzó a caminar hacia la salida, él la alcanzó y la tomó por el codo, la acompañó hasta un Mercedes Benz dorado, le abrió la puerta y le dijo que la vería más tarde.

Entré a mi apartamento y el único sofá que quedaba había desaparecido junto con el resto de los electrodomésticos, luego fui a mi habitación y lo que me quedaba de ropa ya no estaba, tampoco mis productos de maquillaje y de higiene; solamente tenía mis documentos, registros y certificados porque los había escondido en un panel dentro del closet y allí los encontré.

No veía bien porque mis ojos estaban llenos de lágrimas, de verdad deseaba que lo que estaba haciendo valiera la pena para cambiar esta miserable vida que me da mi madre. Aiden no me ha dicho cuando podía internarla, tengo que preguntarle la próxima vez que lo vea.

Subí al auto y el chofer arrancó rumbo a la dirección donde viviría con Aiden Paxton por los próximos treinta días, iba muy abatida, el comportamiento de mi madre me abrumaba, en el apartamento solo quedaba mi cama y una mesa, por lo que estaba segura de que si no la recluían pronto esos objetos también serían vendidos o cambiados.

Cuando se abrió la puerta del ascensor llegué directamente a un recibidor, caminé por un pasillo hasta el salón principal y allí estaba Aiden tomando un whiskey, sentado en un sillón de cuero, se veía majestuoso, representando fielmente la imagen que ella tenía de él: Un hombre muy poderoso. Me acerqué y tomé asiento en un sillón frente a él, cuando me ofreció una copa de vino, le respondí:

            –Prefiero un whiskey en las rocas, por favor.

Aiden se sorprendió un poco por su petición, se lo sirvió él mismo y la observó mientras le entregaba el vaso, se molestó al ver su semblante afligido, de verdad esas manifestaciones lo incomodaban, así que abordó lo que le interesaba sin rodeos.

            –Tal como te dije antes, el viernes te presentaré ante mi tío Oswald Paxton, él tratará de intimidarte para que admitas que todo es una mentira, así que tienes que hacer un gran esfuerzo y mantenerte firme, te preguntará cómo nos conocimos, dejare que tú digas algo creíble y te secundaré, yo espero poder estar todo el tiempo a tu lado para impedir que estés a solas con él, pero es muy astuto.

            –¿Qué sabe de ti que yo deba conocer para no cometer un error por desconocimiento?

            –Sabe que no he tenido ninguna relación seria, que nunca he querido enamorarme, así que si tengo novia esta debe ser muy especial, inteligente, valiente, astuta y tan fría como yo.

            –Soy inteligente, valiente y astuta, pero mi calidez fue lo que te enamoró y antes de ser tu novia te impresionaste porque con solo verme supiste que era especial. ¿Cuándo vas a gestionar el ingreso de mi madre en el centro de rehabilitación?

            –Ya debe estar allí, te enviarán una confirmación a tu teléfono cuando esté instalada.

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