El frío de la noche envolvía el apartamento mientras Aisha se acurrucaba en su cama, buscando refugio en sus pensamientos. Había logrado escapar de las garras de Lionel, rompiendo el contrato que la ataba a él. Por primera vez en meses, sentía algo similar al alivio. Pero su mente no encontraba sosiego.Un mes en el anonimato. Había compartido un pequeño espacio con su compañera Alina, en un pueblo apartado, donde el frío congelaba más que los cuerpos. Intentaba convencerse de que estaba a salvo, aunque la sombra de sus perseguidores permanecía como un eco constante.Mientras sus dedos recorrían el papel de un ensayo recién publicado, una sensación extraña la invadía. La carta que había recibido días antes, aún sin abrir, pesaba más que cualquier decisión reciente. La escondió lejos del alcance de Alina, temerosa de que su contenido despertará el interés de quienes no debían saber de su existencia.En el silencio de su habitación, Aisha se preparó para dormir, aunque sabía que sus sue
Parte 1: “El antiguo señor” En una época perdida en el tiempo, antes de las guerras y los pactos oscuros, existía un hogar sumido en sombras. Allí, el miedo y el amor se entretejen de manera inexorable, envolviendo a nuestra madre, la mujer más pura de la región de occidente, en una existencia de sufrimiento que ella llamaba hogar.Narrador (Varek):El último de nosotros tres, Sariel, era el más amado por nuestra madre. Su nombre, elegido con devoción, significaba "Mandamiento de Dios". Nuestra madre, una mujer fuerte y decidida, siempre defendió nuestra existencia frente a un padre que solo veía en nosotros herramientas para sus oscuros fines.Pero incluso la fortaleza más férrea tiene sus límites. Con el tiempo, la tristeza y el descontento la consumieron. Cuando llegó su hora, nos dejó con una última promesa, susurrada mientras besaba nuestras frentes:"Varek, no dejes que nada malo les pase."Esa noche, mientras su aliento se desvanecía en un sueño eterno, nuestra condena comenzó
De pronto, un niño más grande que yo apareció, con un sombrero de paja, que ocultaba sus pronunciadas pecas, vestido de pantalones con tirantes.. —No se alarmen, no soy de quien cuidarse. Estoy aquí para ayudarles a adaptarse al pueblo. Era sociable, nos incluyó poco a poco con los aldeanos, a cambio Varek, le enseñó a cazar y cómo aprendió a escribir y leer, le enseñó al niño. Sus visitas se hicieron constantes, con cestas de frutas, mantas, era bueno. —Hola... amiguito. Extendió una fruta para dársela, pero Sariel la dejó caer, aplastando al contacto del suelo. —¡Sariel! Varek dejó de cortar las verduras. —Niños... un error sin importancia Varek. La cabaña comenzó a llenarse de sombras, tanto literales como figurativas. Los niños del pueblo desaparecen misteriosamente, y pronto descubrí que Sariel estaba detrás de los crímenes.—¿Te gusta mi hermano?, no es así. —Sariel preguntó insidiosamente. El muchacho bebió un sorbo de su bebida y decidió cambiar de tema. —Digamos que
Sanathiel se encontraba inmerso en una noche sin estrellas, donde la luna llena brillaba con una intensidad que parecía escudriñar cada rincón de su alma. El frío de la madrugada envolvía su cuerpo, pero su mente ardía con recuerdos fragmentados y un peso que no lograba identificar. Noah, siempre a su lado, preparaba el ritual necesario para desatar aquello que había sido sellado dentro de él.—Sanathiel, voy a devolverte tus recuerdos y tus dones —dijo Noah con solemnidad—. Solo cierra esa puerta detrás de ti y cruza el umbral.En el espejo frente a él, una puerta roja resplandecía con un brillo ominoso. Reflejado en el cristal, un niño pequeño lo miraba con ojos inquisitivos mientras sostenía la mano de una figura cálida: Zaira, su cazadora.Sanathiel extendió la mano hacia el espejo, intentando alcanzarla, pero su tacto solo encontró vacío. De pronto, el reflejo cambió. Todo a su alrededor comenzó a arder: el bosque, las caras conocidas, los recuerdos felices. Una cacofonía de grit
El viaje hacia la iglesia debía ser el comienzo de un capítulo nuevo y esperanzador en la vida de Rasen. Con Clear a su lado, su primavera finalmente había llegado tras años de dolor y fracaso al intentar olvidar el pasado.El suave roce de la mano de Clear y su sonrisa iluminaba el camino, pero los recuerdos de Aisha, enterrados, pero nunca olvidados, aún se colaban en los rincones de su mente.—Rasen, ¿he sido yo la primera chica en tu vida? —preguntó Clear, con un tono de broma que escondía una pizca de curiosidad.Rasen soltó una risa breve. Su respuesta, una broma ligera, la hizo fruncir el ceño de manera encantadora.—Eres malo… —protestó ella, mientras él giraba para besar su mejilla con ternura.Pero el instante de felicidad se rompió. Un destello entre los árboles, un movimiento inesperado en el camino.—¡Rasen, cuidado! —gritó Clear, mientras él giraba el volante, evitando una colisión directa. El coche derrapó, chocando contra algo pesado.El mundo se oscureció mientras el
En su refugio, Sanathiel sostenía el medallón lunar entre sus dedos, el frío metal recordando las promesas rotas y los secretos de su linaje. La llegada inesperada de Noah trajo consigo un desafío aún mayor: la presencia de Aisha, traída contra su voluntad.—"¿Algún rastro de Salomón o de los Nevri, Noah?", preguntó Sanathiel.—Simples movimientos en Losare, y un descubrimiento extraño, lobos de gran tamaño, pude sentir algo diferente…el humano con Aisha. —respondió Noah.—Tu amo el desterrado, debe estar metido en esto, es siempre generoso, cuando algo le compete."Lo sé, Sanathiel", asintió Noah.—¿Qué tienes para mí? —preguntó insidiosamente Sanathiel, sosteniendo el medallón.—Es una sorpresa, aquí tiene la llave. —Pronunció Noah, ofreciéndole el seguro.2:30 a.m.Sirviéndose una copa de champán, se colocó el medallón lunar ya completo, sobre su cuello, asomándose a mirar el cielo oscuro. Con la música encendida, saboreo su bebida. Se giró lentamente, en dirección a la puerta, cua
En el centro de la habitación oscura, Sanathiel se encontraba frente a Aisha, quien yacía encadenada en una jaula de metal. Sus ojos verdes lo miraban con una mezcla de desafío y miedo, mientras él se acercaba lentamente, observándola con la intensidad de un depredador. En su cuello brillaba el medallón lunar, un objeto que jamás debería estar en sus manos.Sanathiel ladeó la cabeza, como un lobo examinando a su presa. “¿Qué tienes tú que ver conmigo, cazadora?”, pensó mientras sus ojos dorados brillaban bajo la luz tenue de la habitación.—¿Quién eres realmente? —preguntó él, su tono bajo y amenazante.Aisha, con sus muñecas atrapadas en las esposas, respiró hondo y trató de contener su miedo. “No le daré el placer de verme temblar,” se dijo, aunque sabía que la fuerza de Sanathiel era incomparable.—¡Solo quiero irme lejos! Libérame, por favor —respondió ella, su voz temblorosa pero firme.Sanathiel dejó escapar una risa corta y fría, inclinándose lo suficiente para que sus ojos que
Dos días después, con la llave en mano, Noah decidió abrir la jaula, sin que Sanathiel se enterase. Su intención no era liberar a Aisha, sino fastidiar a Lionel. Estaba seguro de que su hermano vendría por la chica humana tarde o temprano.Dejó la puerta abierta deliberadamente y se giró hacia Lionel con una sonrisa irónica.—¿Qué esperas? Socorre a la mujer que amas, Lionel, antes de que sea demasiado tarde y muera en manos de Sanathiel.Lionel lo miró fijamente, su rostro lleno de ira contenida. Sabía que esto era una trampa, pero no pudo evitar que sus ojos se desviaron hacia Aisha. Ahí estaba ella, tendida en el suelo frío de la jaula, apenas cubierta con una camisa rota. Su estado era lamentable: su piel mostraba heridas recientes y su respiración era irregular, casi inexistente.—¡Dame la llave, Noah! —exigió Lionel, acercándose con pasos pesados.Noah lanzó la llave con desprecio, como si estuviera entregando algo sin valor. Lionel la atrapó en el vuelo, pero su mente estaba en