En su refugio, Sanathiel sostenía el medallón lunar entre sus dedos, el frío metal recordando las promesas rotas y los secretos de su linaje. La llegada inesperada de Noah trajo consigo un desafío aún mayor: la presencia de Aisha, traída contra su voluntad.—"¿Algún rastro de Salomón o de los Nevri, Noah?", preguntó Sanathiel.—Simples movimientos en Losare, y un descubrimiento extraño, lobos de gran tamaño, pude sentir algo diferente…el humano con Aisha. —respondió Noah.—Tu amo el desterrado, debe estar metido en esto, es siempre generoso, cuando algo le compete."Lo sé, Sanathiel", asintió Noah.—¿Qué tienes para mí? —preguntó insidiosamente Sanathiel, sosteniendo el medallón.—Es una sorpresa, aquí tiene la llave. —Pronunció Noah, ofreciéndole el seguro.2:30 a.m.Sirviéndose una copa de champán, se colocó el medallón lunar ya completo, sobre su cuello, asomándose a mirar el cielo oscuro. Con la música encendida, saboreo su bebida. Se giró lentamente, en dirección a la puerta, cua
En el centro de la habitación oscura, Sanathiel se encontraba frente a Aisha, quien yacía encadenada en una jaula de metal. Sus ojos verdes lo miraban con una mezcla de desafío y miedo, mientras él se acercaba lentamente, observándola con la intensidad de un depredador. En su cuello brillaba el medallón lunar, un objeto que jamás debería estar en sus manos.Sanathiel ladeó la cabeza, como un lobo examinando a su presa. “¿Qué tienes tú que ver conmigo, cazadora?”, pensó mientras sus ojos dorados brillaban bajo la luz tenue de la habitación.—¿Quién eres realmente? —preguntó él, su tono bajo y amenazante.Aisha, con sus muñecas atrapadas en las esposas, respiró hondo y trató de contener su miedo. “No le daré el placer de verme temblar,” se dijo, aunque sabía que la fuerza de Sanathiel era incomparable.—¡Solo quiero irme lejos! Libérame, por favor —respondió ella, su voz temblorosa pero firme.Sanathiel dejó escapar una risa corta y fría, inclinándose lo suficiente para que sus ojos que
Dos días después, con la llave en mano, Noah decidió abrir la jaula, sin que Sanathiel se enterase. Su intención no era liberar a Aisha, sino fastidiar a Lionel. Estaba seguro de que su hermano vendría por la chica humana tarde o temprano.Dejó la puerta abierta deliberadamente y se giró hacia Lionel con una sonrisa irónica.—¿Qué esperas? Socorre a la mujer que amas, Lionel, antes de que sea demasiado tarde y muera en manos de Sanathiel.Lionel lo miró fijamente, su rostro lleno de ira contenida. Sabía que esto era una trampa, pero no pudo evitar que sus ojos se desviaron hacia Aisha. Ahí estaba ella, tendida en el suelo frío de la jaula, apenas cubierta con una camisa rota. Su estado era lamentable: su piel mostraba heridas recientes y su respiración era irregular, casi inexistente.—¡Dame la llave, Noah! —exigió Lionel, acercándose con pasos pesados.Noah lanzó la llave con desprecio, como si estuviera entregando algo sin valor. Lionel la atrapó en el vuelo, pero su mente estaba en
No era momento de retroceder. Lionel había cruzado la línea, desafiando a su hermano Sanathiel, pero las consecuencias eran evidentes en su hermosa y fría piel, marcada con las cicatrices del castigo. A pesar de eso, su mente no podía dejar de revivir la imagen de Aisha, rota y humillada, después de haber sido sometida a los crueles caprichos de su propio hermano.—¡Aisha! —gritó mientras corría hacia la jaula.Para su sorpresa, Sanathiel apareció en la entrada, cruzado de brazos, observando la escena con desdén.—¿Te atreverás a ayudar a mi prisionera en mi presencia, Lionel?Lionel lo miró de reojo, sus ojos encendidos de ira.—¿Qué clase de líder deja a alguien en este estado? ¿No estás rompiendo tus propias reglas, lobo blanco?Sanathiel sonrió, burlón.—¿Y qué importancia tiene ahora esa humana, Lionel? Dímelo tú, ¿qué significa esta persona para ti?Lionel ignoró la pregunta y se agachó junto a Aisha, quien, a pesar de su estado, intentaba mantenerse erguida.—Mantente quieta, A
Rasen llevaba horas conduciendo sin un rumbo fijo. La culpa por la muerte de Clear lo corroía, y el constante golpeteo de la lluvia contra el parabrisas parecía reflejar su estado mental. La tarde se oscurecía rápidamente, y el mundo a su alrededor se tornaba un borrón gris.De repente, creyó ver a Clear de pie en la acera, su silueta inconfundible bajo el paraguas. Su corazón dio un vuelco, y frenó bruscamente el auto, bajando sin pensar.—¡Clear! —gritó, pero al acercarse, la figura no era quien esperaba. Era Aisha, empapada bajo la lluvia, con una expresión mezcla de sorpresa y agotamiento.Sin decir una palabra, Rasen la tomó del brazo y la abrazó, recostando su mentón en su cuello.—No debí dejarte ir así… —dijo con la voz quebrada—. Yo, Aisha... aún duele. Duele tanto.Ella intentó apartarse, pero él la abrazó con más fuerza.—No puedes irte. No puedes dejarme de nuevo.Los ojos de Aisha se entrecerraron, confundida y cautelosa.—Te ves mal, Rasen. Deberías ir a casa.—Solo si v
Retrocedí unos pasos, tratando de esquivar al hombre que avanzaba hacia nosotros con movimientos ágiles y depredadores. Su figura se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos, apareciendo detrás de Rasen antes de que pudiera reaccionar.—Inténtalo de nuevo, y ese humano al lado tuyo morirá. ¿Acaso Lionel no te dijo con quién tratarías? Yo decido quién es bienvenido en mi territorio. —Su voz era un susurro afilado, pero la amenaza en sus palabras era inconfundible.Estupefacta, giré la cabeza y sentí un leve tirón en mi cabello.—Eres mujer —murmuró, como si fuera un dato que acabara de confirmar.Rasen, con reflejos rápidos, subió la capucha para cubrirme, pero el hombre, que se presentó como Skiller Snova, no parecía dispuesto a retroceder.—Yo podría darte la protección que buscas, especialmente para ese humano al cual prefieres mantener fuera del alcance de tus problemas. Pero dime, ¿me temes ahora que conoces mi naturaleza, o temes más por él? —Su mirada azulada recorrió a Rasen, qu
En la Oficina del VNAS, uno de los grupos más especializados de la Comunidad de los Trece, la tensión en la sala era palpable. Todos los presentes ocupaban asientos codificados con precisión, mientras el sargento al frente daba inicio a la reunión. —Todos atentos, la reestructuración de los equipos se implementará de inmediato. El inspector Rolando, del caso B, se unirá como segundo al mando, junto a Dimitri Snova, quien será el jefe del escuadrón, y la suplente Eliana Cortega, del Departamento A.Antes de que pudiera continuar, Eliana alzó la voz:—Con el debido respeto, debo mostrar mi desacuerdo con la participación del señor Rolando. Su historial tiene lagunas, y no existe información clara sobre el motivo de su relevo de cargo. A pesar de su prestigio como estratega y su experiencia como hacker en la marina, darle una responsabilidad tan alta podría ser un riesgo.El sargento la miró con una mezcla de paciencia y advertencia.—Su preocupación está anotada, Cortega, pero no cambi
El sol se filtraba por la ventana, acariciando el rostro cansado de Rasen mientras salía a correr. El aire fresco rozaba sus mejillas, pero no era suficiente para despejar el tumulto de pensamientos que lo atormentaban. Cada paso que daba llevaba el peso de la culpa, de Clear, de Aisha, y de un destino que parecía inevitable.Al regresar, Elbanius lo esperaba en la entrada, su rostro surcado por líneas de sabiduría y secretos.—Sígueme, chico de ojos oscuros —ordenó, guiándolo hacia una sala apartada donde colgaban botellas de vidrio en sogas gruesas, como un macabro adorno.El silencio en la sala era sofocante.—¿Por qué ocultas que eres telépata? —preguntó Elbanius, su voz resonando con gravedad.Rasen se quedó inmóvil, su corazón latiendo como un tambor. Había intentado esconderlo, incluso de sí mismo.—No sé a qué se refiere —respondió con un hilo de voz, sus ojos esquivando al anciano—. Mi única intención es proteger a Aisha... y descubrir la verdad.Elbanius lo observó, midiendo