Stefan"Morir en vida", creo que era lo que mejor se acercaba a lo que me estaba pasando a mí... desde que esa mujer nos dijo que Armando se la había llevado algo se rompió dentro de mí y volvía a sentir el golpe de todas esas emociones que había experimentado antes cuándo perdí a MarisaCulpa... Culpa... Culpa...Los hubiera no dejaban de llegar a mi cabeza, las imágenes de todo lo lindo que había pasado al lado de Renata me golpeaban la cabeza, no lograba comer, no podía dormir, no hacía más que intentar buscarla con desespero... estaba sobreviviendo a base de energéticos y siestas repentinas de una hora cuando mi cuerpo ya no aguantaba el cansancio. Esta vez no había nada, ya habían pasado 5 días y Armando no se había comunicado para por lo menos restregarme en la cara que la tenía, no sabía si estaba viva o muerta y la incertidumbre me estaba matando. — ¿Por qué no tenemos ni una pista? ¡No se la pudo tragar la tierra!.- me quejo mientras camino de un lado a otro, mi ofici
Renata Despierto, con el amargo sabor metálico de la sangre en la boca y mi cuerpo gritando porque acaba de experimentar un nivel de dolor no conocido. Fueron muchos hombres los que entraron por esa puerta, muchos cuerpos sobre mí, muchas manos y bocas recorriendo y lastimando mi piel.Mis gritos parecían disfrutarlos, mis súplicas los incitaban a seguir, pero llegó un punto en que ya no grité más, ya no luché por lo que era inútil, solo estaba consiguiendo lacerarme la piel de las muñecas y tobillos con las sogas que me mantenían inmovilizada, expuesta e indefensa para ellos. Algunos comenzaron arañar mi piel, morderme, presionarme con fuerza, para lograr conseguir de mí un gemido de dolor o por lo menos un grito que les recordara que estaban con una mujer viva, no con un cadáver. Tengo los labios heridos de tanto morderlos en mi intento de no dejar escapar ni un sonido, me dejaron tendida en la cama con la bata abierta, mi cuerpo desnudo al descubierto, en mi piel pálida es imposi
Cuando Isa terminó se alejó para admirar lo que había hecho sobre mi piel, tenía una sonrisa retorcida en el rostro, la navaja y buena parte de sus manos estaban manchadas por el color oscuro brillante de la sangre, mi sangre. Sentía los ríos de sangre en mis costillas que terminaban en el colchón sucio, acababa de grabarme en la piel los insultos que le dije.— No te metas conmigo...Isa se aleja de la cama, va al pequeño mueble que está en la esquina delantera que yo no había notado antes, saca unos frascos y se acerca a donde estoy, al destapar uno el aroma a alcohol no tarda en llegar a mi nariz, más porque la muy maldita me vertió el contenido en el abdomen. El alcohol entró en los espacios de los cortes y al estar en contacto con esas zonas heridas, fue como si brasas ardientes me quemaran la piel, el ardor era tan insoportable que termine retorciéndome y eso desencadenó el dolor de las demás partes de mi cuerpo, grité en lo que me movía incómoda en la cama, entre cada señal
Despierto, con el peso de un cuerpo contra el mío, no abro los ojos, no quiero hacerlo no tengo fuerzas para ello, una lengua cálida recorre lo largo de mi cuello, unas manos me sujetan la cintura, pero... esas manos son considerablemente pequeñas y la piel es tersa, no áspera como las manos de un hombre. Esto no está bien, unos labios suaves se posan en los míos y la piel de otro pecho abultado roza el mío, abro los ojos de golpe, Isa está desnuda arriba de mí. — ¿¡Qué mierda te pasa?! ¡Bájate de mí Isa!.- lleva su dedo índice a mis labios, me revuelvo para quitármela de encima.— Cállate... curiosamente Armando no puede aguantar más y quiere venir a hablar contigo y convencerte a toda costa incluso obligarte a aceptar ser su sirvienta.- ¿Sirvienta?.— Así que aquí vengo yo a distraerlo, para que no te libres de este tormento tan fácil. Suelto una risita, a lo que veo Armando le está viendo la cara de estúpida, ella arruga la frente al verme reír. — ¿Sirvienta?... Armando no quier
Stefan.La inofensiva casita que se mira por fuera esconde al fondo una finca enorme, estamos metidos en una camioneta de "plomería" a solo unas casas más adelante, el sol se ha ocultado así que es el momento perfecto para actuar, yo quería entrar y matar a todo lo que se me ponga al frente, pero Alessandro me convenció de no hacerlo, la prioridad es sacar a Renata de aquí, sí, quizás sería el momento perfecto para tomar desprevenido Armando e intentar matarlo, pero para eso necesito muchos hombres y un puñado de hombre no pueden infiltrarse y pasar desapercibidos, la muerte de Armando será para otro día, Renata es la prioridad esta noche, lograr sacarla y poder escapar todos con vida es el objetivo.— Ya revisé los videos de vigilancia y no hay nada sospechoso más que ahí.- Alexis señala el computador, Alessandro y yo nos acercamos, en una zona un tanto excluida de la casa hay una estructura con varias puertas enumeradas.— No hay cámaras cerca, ya analicé todos los posibles lugares,
Su piel esta muy fría tengo miedo de usar mucha fuerza, temo que con el más mínimo roce de mis manos la lastimaré aún más. — ¿La encontraste?.- la voz de Alexis sale por el auricular que llevo y resuena en mi cabeza, me llevo una mano a donde está el aparato, presiono un botón y hablo. — Sí... está aquí conmigo, voy a sacarla de esta pocilga.— La zona está despejada, el camino por el que entraron está libre, tienes 6 minutos máximo para que salgan sin ser descubiertos por nadie.— Entendido. Me separo un poco del cuerpo de Renata, pero en cuánto nota que me alejo me abraza con más fuerza pegándome a su cuerpo, me muerdo el labio y trato de controlar las lágrimas que se me quieren escapar, me mata verla de esta manera. "Es tu culpa""Fuiste descuidado"La voz en mi cabeza desde hace tiempo toma el control de manera involuntaria y me grita con cada oportunidad que puede, me concentro y trato de mantener la mente en blanco, aún estamos en peligro, hasta que no la saque de esta ca
Llegamos a casa, en cuanto el auto se estaciona Alessandro es el primero en huir, yo me acerco a Renata para cagarla, noto como se pone tensa, pero no dice nada, se deja que la cargue y la lleve al interior de la casa, el doctor está esperando en la que era su antigua habitación, cruzo la puerta con ella en brazos, en cuánto mira al hombre de bata blanca, explota. — ¡No! ¡No!.- comienza a gritar en lo que se revuelve en mis brazos intentando que la suelte, empuja mi pecho y me esfuerzo para mantenerla sujetada y no se me caiga. — Renata, linda, es el doctor... viene a revisarte, necesitas ser atendida. — ¡Por favor no!.- sus ojos... sus ojos se encuentran con los míos, se me detiene el corazón, sujeta el cuello de mi camisa y comienza a llorar. — Stefan no dejes que me toque... no dejes que me haga daño... ¡No quiero más anestesia!Sin palabras... me estoy desmoronando junto con ella, Renata esconde su rostro en mi cuello y comienza a llorar de una manera que me destroza el alma en
Renata.Una extraña sensación de emoción se posiciona en mi pecho, el cuchillo que la sombra sostiene en su mano resplandece cuando entra en contacto con la luz de la luna que se cuela por la pequeña ventana, lo único en lo que puedo pensar en este momento es que morir es mejor que continuar de esta manera, le pido que acabe con mi sufrimiento, sucede lo que pensé que no volvería a ser posible, veo a Stefan. "Vino por mí... viene que rescatarme" Cuando él se acerca a mí y con manos temblorosas desata mis ataduras mi corazón comienza a latir con emoción, miedo y nerviosismo, una vez libre me lanzo a abrazarlo, me aferro a su cuerpo por miedo que solo esté delirando y en cualquier momento se esfume. Me sacó de ese horrible cuarto, yo mantuve la cara escondida en todo momento contra su pecho, tenía miedo y sé que él también lo tenía, los latidos de su corazón eran sumamente erráticos, pero sorprendentemente logramos salir en una pieza, me subieron a un auto y justo en ese instante com