Renata.Una extraña sensación de emoción se posiciona en mi pecho, el cuchillo que la sombra sostiene en su mano resplandece cuando entra en contacto con la luz de la luna que se cuela por la pequeña ventana, lo único en lo que puedo pensar en este momento es que morir es mejor que continuar de esta manera, le pido que acabe con mi sufrimiento, sucede lo que pensé que no volvería a ser posible, veo a Stefan. "Vino por mí... viene que rescatarme" Cuando él se acerca a mí y con manos temblorosas desata mis ataduras mi corazón comienza a latir con emoción, miedo y nerviosismo, una vez libre me lanzo a abrazarlo, me aferro a su cuerpo por miedo que solo esté delirando y en cualquier momento se esfume. Me sacó de ese horrible cuarto, yo mantuve la cara escondida en todo momento contra su pecho, tenía miedo y sé que él también lo tenía, los latidos de su corazón eran sumamente erráticos, pero sorprendentemente logramos salir en una pieza, me subieron a un auto y justo en ese instante com
Cierro los ojos unos instantes, no quiero pensar, no quiero recordar, quisiera olvidar todo lo que pasé en estos días, borrarlo de mi memoria y fingir que nunca pasó, pero... mi bebé. Abrazo la almohada con más fuerza contra mi abdomen, no me importa el dolor de la herida que me realizó Isa, o lo que todos esos hombres hicieron conmigo, nada de eso se compara con haber perdido lo que era todo para mí, lo que desde hace meses se convirtió en mi vida y mi motor de impulso, ahora no está, me lo arrebataron, mi bebé, mi niña... dejo que las lágrimas corran libremente y estaba a punto de dejarme llevar por mi miseria, pero de pronto recuerdo que no estoy sola en la habitación, abro los ojos y ese hombre sigue parado ahí, mirándome con algo de tristeza. — Lo lamento... yo...- le digo limpiando mis lágrimas, no quiero que esa mirada de lástima de nadie sobre mí.— No tienes que disculparte, al contrario quien te pide perdón soy yo, por no poder encontrarte mucho antes. - bajo la mirada, s
1 semana después.Stefan. Estoy sentado en mi oficina mirando los expedientes médicos de Renata, su médica general... y ahora su psicóloga está sentada en frente a mí con una expresión de derrota en su rostro, ambos nos sentimos igual de frustrados supongo, Renata se niega a hablar incluso con ella. — Hemos avanzado un poco, no lo negaré, pero al momento de tocar el evento que sin duda la tiene mal, cambia de tema, se niega hablar, además no suelta esa almohada, la resguarda y protege como si fuera parte de ella, además... - la doctora se queda callada, con los ojos perdidos en la madera de mi escritorio. — ¿Además...?– mi voz parece sacarla de sus pensamientos, ella parpadea varias veces y me mira directamente a los ojos. — Ella parece estar pasando por un luto, está atravesando una perdida muy grande.Suspiro, miro a mi derecha en donde están Alessandro y Alexis sentados, ambos pensativos, todos hemos estado muy al pendiente de sus avances, se niega rotundamente también a ser an
No puedo creerlo, mi cuerpo ha comenzado a temblar ligeramente, esto no puede ser verdad, mis ojos me deben de estar engañando, esto debe ser una ilusión..."No es real""No es real" "No es real" Mi mente me grita, acerco mis brazos a la cuna, incapaz de controlar el temblor de mis manos, tomo la hoja del ultrasonido y comienzo a verlo, el nombre falso de Renata está impreso al principio de la hoja. "Embarazo de 15 semanas" eso es casi cuatro meses... tan solo habían pasado 3 meses que se fue de mi casa cuando la secuestraron, eso quiere decir que cuando la alejé de mi lado ella ya estaba embarazada... El bebé es mío, el bebé era mío, acaso Armando lo...Las palabras de la psicóloga llegan de golpe a mi cabeza"Ella parece estar pasando por un luto, está atravesando una perdida muy grande"Después las de Alexis llegaron, fueron como una bofetada en el rostro."Ella dijo que le habían arrebatado una vida y la posibilidad de tener otra..."Por eso abraza la almohada con tan
Renata. Sabía que lo descubriría, sabía que se daría cuenta tarde o temprano, que todo se iría destapando poco a poco, pero ahora que lo sabía las cosas irían desenmascarándose una a una, cayendo como dominós apilados y el caos se desataría, pensé que con el tiempo el dolor iría reduciéndose hasta volverse más tolerable como todas las demás ocasiones, pero me equivoqué, al ver esa pequeña prenda en manos de Stefan el dolor detonó de nuevo impidiéndome hasta respirar, aún con la almohada entre nosotros paso mis manos para sujetar con una su cabeza y con la otra su nuca. — Lo siento... lo siento tanto, cuando recién me enteré no supe ni como reaccionar, pensé en decírtelo, pero luego recordé lo que pasaba en cada embarazo, nunca pasaba de los dos meses... fui al doctor con toda la intención de interrumpirlo antes de llegar a eso, pero el doctor me dijo que todo iba bien, me explico que sería un embarazo muy riesgoso, pero si se tomaban las medidas y cuidados adecuados podría tener a m
Stefan. Estoy acariciando la cabeza de Renata, después de tanto llorar sus piernas comenzaron a tornarse débiles, la tomé de la mano para acercarla a la cama, ella se subió acomodándose abrazando la almohada, sin dejar de derramar lágrimas en ningún momento. Yo también lloré con ella, dos padres que acaban de perder un hijo, no tuve la oportunidad de ver su pequeño vientre o incluso poner mi mano sobre él para sentir a mi bebé, no tenían ningún derecho de arrebatarme eso. Me levanto de la cama, le doy un ligero beso en la frente a Renata y salgo de la habitación, bajo las escaleras y voy al cuarto de cómputo, conforme me acerco puedo escuchar el sonido de un teclado, cuándo me asomo encuentro a Alexis frente al monitor, observando las grabaciones de aquella casa de la que sacamos a Renata. — ¿Qué haces?.- le pregunto en lo que me acerco a su espalda, él ni se inmuta y continúa tecleando. — Voy a mandar a mi contacto en la policía los videos de las cámaras en donde aparecen las ot
Permanezco sentado en el sillón individual de la sala, el gran ventanal de piso a techo cubierto por una gran cortina negra que para mi suerte no permite mirar nada al interior, mi arma descansa en mi mano, con ella golpeo el reposabrazos de piel oscura, el interior de esta casa es pintoresco, lleno de esculturas extrañas y pinturas de paisajes, se desprende un agradable olor a vainilla...y miedo. La puerta de la entrada se abre, el espectáculo ha comenzado, todo se encuentra en una total oscuridad a excepción de las diminutas velas aromatizantes, esparcidas estratégicamente por toda la casa, escucho la puerta cerrarse y el interruptor de la luz ser movido de manera insistente. — ¿Qué rayos? ¡Cariño! ¿Tiene mucho que se fue la luz?.- la voz de un hombre choca en las paredes creando ecos en el silencioso espacio - ¿¡Pero qué rayos!?- Alessandro debe de haberlo interceptado, tal y como lo habíamos planeado. — Camina...- Alessandro le ordena, se escuchan pasos acercándose a la sala.
Los latidos erráticos de mi corazón resuenan con fuerza en mis oídos, para mí no existe nada en este momento que no sea mi propio dolor y la rabia por enterarme como destruyeron a Renata en todos los sentidos posibles, todo lo que le hicieron como si no fuera nada más que un pedazo de carne, como si tuvieran un maldito derecho sobre ella, ellos no son nada…Las ganas de acabar con la vida del hombre que tengo frente a mí son fuertes, ya he matado antes, nunca me ha temblado la mano para eliminar a un mal nacido o a una amenaza, pero esta vez mi mente comienza a dudar en acabar con el hombre. De pronto el sonido de llantos se cuela en mi cabeza, sacándome de golpe de las profundidades de mi mente, levantó el rostro y me encuentro con dos pares de ojos observándome con terror, pero me pierdo en un solo par, en la hija del doctor.Es una chica, probablemente de la edad de Renata, está asustada, llorando a mares y viéndome con terror puro, pero de pronto su mirada se va al hombre que teng