1 semana después.Stefan. Estoy sentado en mi oficina mirando los expedientes médicos de Renata, su médica general... y ahora su psicóloga está sentada en frente a mí con una expresión de derrota en su rostro, ambos nos sentimos igual de frustrados supongo, Renata se niega a hablar incluso con ella. — Hemos avanzado un poco, no lo negaré, pero al momento de tocar el evento que sin duda la tiene mal, cambia de tema, se niega hablar, además no suelta esa almohada, la resguarda y protege como si fuera parte de ella, además... - la doctora se queda callada, con los ojos perdidos en la madera de mi escritorio. — ¿Además...?– mi voz parece sacarla de sus pensamientos, ella parpadea varias veces y me mira directamente a los ojos. — Ella parece estar pasando por un luto, está atravesando una perdida muy grande.Suspiro, miro a mi derecha en donde están Alessandro y Alexis sentados, ambos pensativos, todos hemos estado muy al pendiente de sus avances, se niega rotundamente también a ser an
No puedo creerlo, mi cuerpo ha comenzado a temblar ligeramente, esto no puede ser verdad, mis ojos me deben de estar engañando, esto debe ser una ilusión..."No es real""No es real" "No es real" Mi mente me grita, acerco mis brazos a la cuna, incapaz de controlar el temblor de mis manos, tomo la hoja del ultrasonido y comienzo a verlo, el nombre falso de Renata está impreso al principio de la hoja. "Embarazo de 15 semanas" eso es casi cuatro meses... tan solo habían pasado 3 meses que se fue de mi casa cuando la secuestraron, eso quiere decir que cuando la alejé de mi lado ella ya estaba embarazada... El bebé es mío, el bebé era mío, acaso Armando lo...Las palabras de la psicóloga llegan de golpe a mi cabeza"Ella parece estar pasando por un luto, está atravesando una perdida muy grande"Después las de Alexis llegaron, fueron como una bofetada en el rostro."Ella dijo que le habían arrebatado una vida y la posibilidad de tener otra..."Por eso abraza la almohada con tan
Renata. Sabía que lo descubriría, sabía que se daría cuenta tarde o temprano, que todo se iría destapando poco a poco, pero ahora que lo sabía las cosas irían desenmascarándose una a una, cayendo como dominós apilados y el caos se desataría, pensé que con el tiempo el dolor iría reduciéndose hasta volverse más tolerable como todas las demás ocasiones, pero me equivoqué, al ver esa pequeña prenda en manos de Stefan el dolor detonó de nuevo impidiéndome hasta respirar, aún con la almohada entre nosotros paso mis manos para sujetar con una su cabeza y con la otra su nuca. — Lo siento... lo siento tanto, cuando recién me enteré no supe ni como reaccionar, pensé en decírtelo, pero luego recordé lo que pasaba en cada embarazo, nunca pasaba de los dos meses... fui al doctor con toda la intención de interrumpirlo antes de llegar a eso, pero el doctor me dijo que todo iba bien, me explico que sería un embarazo muy riesgoso, pero si se tomaban las medidas y cuidados adecuados podría tener a m
Stefan. Estoy acariciando la cabeza de Renata, después de tanto llorar sus piernas comenzaron a tornarse débiles, la tomé de la mano para acercarla a la cama, ella se subió acomodándose abrazando la almohada, sin dejar de derramar lágrimas en ningún momento. Yo también lloré con ella, dos padres que acaban de perder un hijo, no tuve la oportunidad de ver su pequeño vientre o incluso poner mi mano sobre él para sentir a mi bebé, no tenían ningún derecho de arrebatarme eso. Me levanto de la cama, le doy un ligero beso en la frente a Renata y salgo de la habitación, bajo las escaleras y voy al cuarto de cómputo, conforme me acerco puedo escuchar el sonido de un teclado, cuándo me asomo encuentro a Alexis frente al monitor, observando las grabaciones de aquella casa de la que sacamos a Renata. — ¿Qué haces?.- le pregunto en lo que me acerco a su espalda, él ni se inmuta y continúa tecleando. — Voy a mandar a mi contacto en la policía los videos de las cámaras en donde aparecen las ot
Permanezco sentado en el sillón individual de la sala, el gran ventanal de piso a techo cubierto por una gran cortina negra que para mi suerte no permite mirar nada al interior, mi arma descansa en mi mano, con ella golpeo el reposabrazos de piel oscura, el interior de esta casa es pintoresco, lleno de esculturas extrañas y pinturas de paisajes, se desprende un agradable olor a vainilla...y miedo. La puerta de la entrada se abre, el espectáculo ha comenzado, todo se encuentra en una total oscuridad a excepción de las diminutas velas aromatizantes, esparcidas estratégicamente por toda la casa, escucho la puerta cerrarse y el interruptor de la luz ser movido de manera insistente. — ¿Qué rayos? ¡Cariño! ¿Tiene mucho que se fue la luz?.- la voz de un hombre choca en las paredes creando ecos en el silencioso espacio - ¿¡Pero qué rayos!?- Alessandro debe de haberlo interceptado, tal y como lo habíamos planeado. — Camina...- Alessandro le ordena, se escuchan pasos acercándose a la sala.
Los latidos erráticos de mi corazón resuenan con fuerza en mis oídos, para mí no existe nada en este momento que no sea mi propio dolor y la rabia por enterarme como destruyeron a Renata en todos los sentidos posibles, todo lo que le hicieron como si no fuera nada más que un pedazo de carne, como si tuvieran un maldito derecho sobre ella, ellos no son nada…Las ganas de acabar con la vida del hombre que tengo frente a mí son fuertes, ya he matado antes, nunca me ha temblado la mano para eliminar a un mal nacido o a una amenaza, pero esta vez mi mente comienza a dudar en acabar con el hombre. De pronto el sonido de llantos se cuela en mi cabeza, sacándome de golpe de las profundidades de mi mente, levantó el rostro y me encuentro con dos pares de ojos observándome con terror, pero me pierdo en un solo par, en la hija del doctor.Es una chica, probablemente de la edad de Renata, está asustada, llorando a mares y viéndome con terror puro, pero de pronto su mirada se va al hombre que teng
Renata— ¿Cómo estás, Renata? Veo que no has traído la almohada hoy. Agacho la cabeza y sonrío ligeramente, ya han pasado quizás dos semanas desde que Stefan descubrió lo de mi embarazo, desde ese entonces ha estado tan atento como ausente en partes iguales, ha respetado lo que le pedí, tiempo y espacio, y en todo ese tiempo me he dado cuenta de que lo que me pasó no son del tipo de cosas que se olvidan, si no se aprende a vivir con ello, permanezco con la mirada baja en lo que le respondo a la doctora Susana. — Bien, cada día un poco más fuerte... y a la almohada, decidí darle el día libre hoy. Cuando levanto el rostro me doy cuenta de que la doctora me sonríe con dulzura y asiente orgullosa, yo también me siento orgullosa en cierto sentido de mi misma, no es fácil abrirse camino entre la oscuridad.˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜Después de semanas de estar en esta casa por fin salgo al exterior, estoy parada frente al jardín, y había hablado innumerables veces con la doctora sobre el miedo irra
Llegó la noche, Alessandro y yo cenamos juntos, Stefan estaba con su amigo Alexis atendiendo unos asuntos importantes a lo que me dijo así que cuando él se tuvo que marchar me fui directo a mi habitación para tomar una ducha caliente antes de dormir. Cierro los ojos dejando que el agua corra con libertad en mi cuerpo llevándose con él los restos de espuma, me paso las manos por el cuerpo para que no me queden rastros de jabón en la piel, cuando mis manos llegan a la zona del abdomen mis trazos son más lentos, en las yemas de mis dedos siento las irregularidades en mi piel, sin abrir los ojos las recorro con los dedos, la marca que Isa dejó en mi piel ya ha cicatrizado, la marca tiene un color rosa muy fuerte en comparación con el resto de mi tono de piel, con cremas posiblemente desaparezca la marca, pero no tengo el valor para pedirle eso a Stefan... la doctora le dijo que mis heridas ya habían sanado casi en su totalidad se daría cuenta de que he mentido. No quiero que descubra