Lloro con intensidad, grito con desespero, hasta desgarrarme la garganta, mi vista está nublada a causa de las lágrimas calientes que se me escapan de los ojos sin control, una tras otra ..."No por favor... sé que deje de hablarte hace tiempo, sé que desde hace años no te pido nada, pero por favor ayúdame" Con el rostro lleno de lágrimas levanto la cabeza al techo, no quiero seguir viendo para abajo, un río de sangre corre por mis piernas, la sensación de esta con mi piel me está descontrolando, no puedo respirar bien, a pesar de mis gritos es como si pudiera escuchar con claridad como cae cada gota de sangre y crea un eco al golpear el suelo. La puerta de la bodega se abre de golpe, aterrada busco con la mirada a Isa, pero es un hombre, agarra un banco y lo arrastra hasta donde estoy y se para en él para llegar a mí, sus ojos... son marrones de un color opaco, apagado, pero siempre que me miraban lograba encontrar una calidez en ellos que no tenía con nadie más. — Doctor Gutiérre
El doctor y yo permanecemos varios minutos en silencio, minutos en los que solo tengo la cara agachada y miro mis manos entrelazadas sobre la sábana percudida y amarillenta, la puerta que se encuentra al frente se abre, no me molesto en levantar la mirada. — ¿Cómo está?.- la voz de Armando choca con las 4 paredes de este diminuto cuarto, el doctor se pone de pie, el rechinido de la silla hace eco en mi cabeza. — La traté con los mejores medicamentos y ungüentos, su herida ya ha cicatrizado perfectamente, aún tiene que tomar pastillas para el dolor. — Déjeme solo con ella.Mi espalda se pone rígida, escucho los pasos del doctor mientras se aleja de mi lado, la puerta se abre y cierra, de pronto el aire en este lugar me parece tan insuficiente, los resortes viejos del colchón rechinan cuando él se sienta a mi lado de la cama, sus dedos fríos toman mi barbilla y me obligan a levantar la cabeza, su mirada indiferente se une con la mía, de pronto el fuego infernal se desata en mi interi
Un soplido frío me roza la mejilla, poco después puedo sentir la suave caricia de la brisa fresca acariciándome los brazos y piernas, abro los ojos y me encuentro con una tenue oscuridad, en esta ocasión la bombilla se encuentra apagada; por la pequeña ventana de la parte superior entra la luz de la luna y brinda una iluminación tenue en el lugar, solo puedo abrir un ojo, el otro se encuentra bastante dolorido e hinchado.Siento presión en las muñecas, levanto la cabeza y me doy cuenta de que me han atado a la cabecera de la cama, y no solo las muñecas, sino también las piernas, estoy como una rana a punto de ser diseccionada, jalo mis extremidades para intentar liberar alguna, pero todas están muy bien sujetas y con una soga que me muerde la piel cada que intento zafarme, solo llevo encima una bata que Armando por lo menos se tomó la molestia de serrar, además de ponerme una delgada y vieja sábana arriba. Miro a mi alrededor, es un cuarto pequeño, en el centro está la cama vieja en
Stefan"Morir en vida", creo que era lo que mejor se acercaba a lo que me estaba pasando a mí... desde que esa mujer nos dijo que Armando se la había llevado algo se rompió dentro de mí y volvía a sentir el golpe de todas esas emociones que había experimentado antes cuándo perdí a MarisaCulpa... Culpa... Culpa...Los hubiera no dejaban de llegar a mi cabeza, las imágenes de todo lo lindo que había pasado al lado de Renata me golpeaban la cabeza, no lograba comer, no podía dormir, no hacía más que intentar buscarla con desespero... estaba sobreviviendo a base de energéticos y siestas repentinas de una hora cuando mi cuerpo ya no aguantaba el cansancio. Esta vez no había nada, ya habían pasado 5 días y Armando no se había comunicado para por lo menos restregarme en la cara que la tenía, no sabía si estaba viva o muerta y la incertidumbre me estaba matando. — ¿Por qué no tenemos ni una pista? ¡No se la pudo tragar la tierra!.- me quejo mientras camino de un lado a otro, mi ofici
Renata Despierto, con el amargo sabor metálico de la sangre en la boca y mi cuerpo gritando porque acaba de experimentar un nivel de dolor no conocido. Fueron muchos hombres los que entraron por esa puerta, muchos cuerpos sobre mí, muchas manos y bocas recorriendo y lastimando mi piel.Mis gritos parecían disfrutarlos, mis súplicas los incitaban a seguir, pero llegó un punto en que ya no grité más, ya no luché por lo que era inútil, solo estaba consiguiendo lacerarme la piel de las muñecas y tobillos con las sogas que me mantenían inmovilizada, expuesta e indefensa para ellos. Algunos comenzaron arañar mi piel, morderme, presionarme con fuerza, para lograr conseguir de mí un gemido de dolor o por lo menos un grito que les recordara que estaban con una mujer viva, no con un cadáver. Tengo los labios heridos de tanto morderlos en mi intento de no dejar escapar ni un sonido, me dejaron tendida en la cama con la bata abierta, mi cuerpo desnudo al descubierto, en mi piel pálida es imposi
Cuando Isa terminó se alejó para admirar lo que había hecho sobre mi piel, tenía una sonrisa retorcida en el rostro, la navaja y buena parte de sus manos estaban manchadas por el color oscuro brillante de la sangre, mi sangre. Sentía los ríos de sangre en mis costillas que terminaban en el colchón sucio, acababa de grabarme en la piel los insultos que le dije.— No te metas conmigo...Isa se aleja de la cama, va al pequeño mueble que está en la esquina delantera que yo no había notado antes, saca unos frascos y se acerca a donde estoy, al destapar uno el aroma a alcohol no tarda en llegar a mi nariz, más porque la muy maldita me vertió el contenido en el abdomen. El alcohol entró en los espacios de los cortes y al estar en contacto con esas zonas heridas, fue como si brasas ardientes me quemaran la piel, el ardor era tan insoportable que termine retorciéndome y eso desencadenó el dolor de las demás partes de mi cuerpo, grité en lo que me movía incómoda en la cama, entre cada señal
Despierto, con el peso de un cuerpo contra el mío, no abro los ojos, no quiero hacerlo no tengo fuerzas para ello, una lengua cálida recorre lo largo de mi cuello, unas manos me sujetan la cintura, pero... esas manos son considerablemente pequeñas y la piel es tersa, no áspera como las manos de un hombre. Esto no está bien, unos labios suaves se posan en los míos y la piel de otro pecho abultado roza el mío, abro los ojos de golpe, Isa está desnuda arriba de mí. — ¿¡Qué mierda te pasa?! ¡Bájate de mí Isa!.- lleva su dedo índice a mis labios, me revuelvo para quitármela de encima.— Cállate... curiosamente Armando no puede aguantar más y quiere venir a hablar contigo y convencerte a toda costa incluso obligarte a aceptar ser su sirvienta.- ¿Sirvienta?.— Así que aquí vengo yo a distraerlo, para que no te libres de este tormento tan fácil. Suelto una risita, a lo que veo Armando le está viendo la cara de estúpida, ella arruga la frente al verme reír. — ¿Sirvienta?... Armando no quier
Stefan.La inofensiva casita que se mira por fuera esconde al fondo una finca enorme, estamos metidos en una camioneta de "plomería" a solo unas casas más adelante, el sol se ha ocultado así que es el momento perfecto para actuar, yo quería entrar y matar a todo lo que se me ponga al frente, pero Alessandro me convenció de no hacerlo, la prioridad es sacar a Renata de aquí, sí, quizás sería el momento perfecto para tomar desprevenido Armando e intentar matarlo, pero para eso necesito muchos hombres y un puñado de hombre no pueden infiltrarse y pasar desapercibidos, la muerte de Armando será para otro día, Renata es la prioridad esta noche, lograr sacarla y poder escapar todos con vida es el objetivo.— Ya revisé los videos de vigilancia y no hay nada sospechoso más que ahí.- Alexis señala el computador, Alessandro y yo nos acercamos, en una zona un tanto excluida de la casa hay una estructura con varias puertas enumeradas.— No hay cámaras cerca, ya analicé todos los posibles lugares,