Stefan. Por más que quisiera volver a estar todo el día con Renata en la habitación tengo asuntos que atender, pero lo que si puedo hacer es apurarme lo más que pueda para regresar a encerrarme con ella.Estoy revisando algunos documentos relacionados con el envío de armas que viene y necesito coordinar la entrega que se realizará mañana, de pronto un ligero toque en la puerta me hace levantar la cabeza, posiblemente una de las empleadas. — ¿Si?.- respondo con molestia, no me gusta que me interrumpan cuando estoy trabajando, la puerta se abre, una maraña de cabello rojizo y unos bonitos ojitos color ámbar se asoman. — ¿Te molesto?.- cambio mi tono de voz, mi semblante he incluso mi postura. — No claro que no, pasa... ¿Estás bien?.- ella evita mirarme directamente a los ojos.— Sí, es solo que... estoy aburrida, creo que quedé demasiado dependiente a la compañía de Alessandro ¿Puedo estar aquí? Prometo no molestar. — Tú no molestas rojita, claro pasa, estoy revisando unos document
Renata La valentía se me acaba de ir de repente, pensé que sería buena idea jugar un poco provocando a Stefan con la nueva ropa que me mandó comprar, estoy tan aliviada de haberle puesto el seguro a la puerta antes de entrar. — Es Alessandro...- digo lo obvio con la voz temerosa. — Maldito inoportuno como siempre.— ¡Ey! ¡Sé que estás ahí!.- Alessandro se queja desde el otro lado de la puerta, los ojos azules se Stefan se posan sobre mí. — ¿Quieres esconderte o le abro?.- Stefan me mira a mí, no tengo idea porque deja esa decisión en mis manos, solo una cosa llega a mi cabeza en este momento. — ¿No te molesta? Que él se dé cuenta de que tú... y yo... pues, hicimos.- Stefan arruga la frente y sonríe. — Para nada, tarde o temprano se dará cuenta, aquí el verdadero detalle es si vas a soportar... por su comportamiento cuando se entere, justo en este momento. Tiene razón, Alessandro, es Alessandro, claro que se dará cuenta, es un sabueso para rastrear sexo, y sin duda este momento
La mirada de Stefan es abrazadora, profunda, llena de promesas oscuras y placenteras, me derrito ante la caricia de sus ojos sobre mi piel, no tengo idea de que es lo que nos pasa, a mí, a él. Parecemos conejos, un par de adolescentes con las hormonas alborotadas, pero en realidad no quiero parar, no quiero que él lo haga me gustaría que esto no acabara nunca. Se ha convertido en una droga para mí, todo él, su cuerpo, su voz, su olor y su presencia; me tiende la mano para que salga de mi escondite, no dice ni una palabra, no necesito que lo haga, la tomo y salgo del lugar, me quedo parada frente a él, nuestras miradas unidas bailando a un compás suave mientras nuestros cuerpos permanecen en su lugar. Hay algo diferente en su mirada, algo que no sé cómo describir ni interpretar, hay deseo y necesidad como ya lo había visto reflejado en sus ojos en otras ocasiones, pero esta vez hay algo más. Da un paso para acortar la poca distancia que nos separa, toma mi rostro entre sus manos y
Stefan No tengo idea de que me pasó hace rato, la manera en la que me entregué a Renata fue completa, y me sentí de una manera que no pensé volver a experimentar nunca, me sentí seguro y a la vez perdido. Renata fue un huracán que llegó a removerme todo en el interior, a hacerme sentir cosas tan intensas, como el odio, la preocupación, el deseo, el miedo... y el amor.No tengo idea de que es lo que hay entre nosotros ahora, en que punto nos encontramos después de todo lo que hemos hecho, pero lo que si sé es que tengo miedo de hablarlo, como cuando pides un deseo en voz alta y temes que no se haga realidad, temo abrir la boca para comenzar una conversación en la cual no sé que decir ni que rumbo tomará. La puerta de mi oficina se abre, una emoción sin precedentes golpea mi pecho al pensar que Renata viene de vuelta, pero al ver la cara de Alessandro todas esas emociones se esfuman como humo arrastrado por el viento.— Uy que cara... sin duda no me esperabas a mí.- Alessandro se burla
Renata "Sonidos... sonidos muy fuertes, ensordecedores, invaden mi mente entre la oscuridad profunda en la que me encuentro, Gritos cargados de terror... detonaciones de armas ... Lamentos... Suplicas... golpes; el inconfundible sonido de la carne chocando contra los nudillos atraviesa las paredes, escucho llanto, el llanto de mujeres, hombres y niños, no veo nada, todo está muy oscuro, estiro las manos y estas chocan contra una superficie metálica muy fría... estoy... estoy en la caja; el miedo detona en mi cuerpo, comienzo a temblar y a sentir humedad, humedad en mis piernas, una humedad cálida y viscosa, arriba de mi cabeza se abre un pequeño espacio que deja entrar un poco de luz en el interior, logro ver mis manos, están manchadas de sangre... mucha sangre, en mi ropa, mis piernas... otro aborto"Abro los ojos de golpe y me siento en la cama sintiendo que la ropa y las sábanas se me pegan en el cuerpo que se encuentra lleno de sudor, mi corazón está acelerado, me late con fuerza
Poco a poco comienzo a percibir los sonidos, mi cuerpo parece recomponerse del adormecimiento que las pastillas me provocan, el sonido del exterior toma intensidad, el cantar de las aves, los aspersores rociando el césped a primera hora de la mañana como siempre y el sonido de... ¿Teclas?Me esfuerzo en abrir los ojos, levantar los párpados que los siento como si fueran de plomo, cuando por fin lo logro me encuentro con la habitación aún sin las cortinas corridas, un poco oscuro en el interior y a mi lado Stefan sentado trabajando en el ordenador, su pecho desnudo se ilumina con la luz de la pantalla, su rostro tremendamente atractivo se encuentra concentrado en la pantalla mientras mantiene el ceño fruncido, sus brazos flexionados logran que sus músculos se tensen lo suficiente para que se aprecie su considerable musculatura; todo un deleite visual para mí. Me muevo ligeramente para acomodarme, ya que estaba algo incómoda, la cabeza de Stefan se mueve en mi dirección, cuando sus oj
Un sonido fuerte llega a mis oídos sacándome de mi sueño profundo, el sonido de las detonaciones de armas me obliga a abrir los ojos de golpe, despertando por completo, no es como que me interrumpieran teniendo un hermoso sueño, ya he olvidado cuando fue la última vez que soñé algo, por lo menos una pesadilla que perturbara mi mente, pero ni eso, no había nada, solo es cerrar los ojos dejándome caer en un vacío oscuro para después despertar de nuevo en la mañana por ese sonido desagradable que a pesar de que su origen se encuentra en la distancia logra llegar a mis oídos y colarse en mi habitación para ser el primer sonido que llega a mis oídos al despertar. Ya me he acostumbrado a ese sonido que siempre me llega a primera hora del amanecer, para ser más exacta a las 7:00 am, es mi horrible despertador, y a pesar de que lo he escuchado todos los días durante años, no creo que nunca me acostumbre a ello, o me parezca por lo menos un poco familiarMe giro hasta quedar boca arriba, exte
Me dispongo a marcharme a mi habitación, no tengo ganas de seguir pensando en mi miserable existencia cuando de repente una de las sillas de mi lado izquierdo es abierta y se sienta Rick, es la mano derecha de mi esposo, el único al que no le molesta ver cerca de mí por la confianza que le tiene es mucha, si tan siquiera supiera que intenta por todos los medios meterse entre mis piernas y ser él quién caliente mi cama cuando Armando esta ausente. — Mi señora, usted siempre tan hermosa tan radiante como una bella flor.- su tono de voz claramente es coquetería en todos los sentidos.Me encuentro cruzada de brazos, los ojos verdes de Rick se van rápidamente a mis pechos que se asoman ligeramente, no me importa, ni siquiera me incomoda, a lo largo de los años por estar en este ambiente me acostumbré a ser vista como un pedazo de carne, como un exquisito postrecito andante a la vista de unos hambrientos vagabundos. — Buen día, Ricardo.– Le digo seria con voz molesta y fría, como siempre.