Lloré en sus brazos como no recuerdo haber llorado nunca, llena de dolor, de angustia, dejando salir la agonía que me carcomía en silencio cada día y yo no me había dado cuenta, cuando logro tranquilizar mi llanto cierro los ojos unos segundos y tomó un gran suspiro de nuevo, la señora Patricia me observa con una ligera sonrisa en los labios, dándome ánimo, haciéndome saber con una sola mirada que ella está aquí para mí sin decir una palabra, es entonces cuando asiento y comienzo hablar. — Cuando tenía 14 años mi padre falleció y eso complicó mucho las cosas en casa, dejamos de ir a la iglesia porque tiempo libre era algo que ya no teníamos, mamá empezó a trabajar noche y día para poder hacerse cargo de la casa, comida, nuestra educación y necesidades, pero era mucho para ella sola, en el campo la vida siempre es más difícil por ende me decidí en dejar de estudiar para ayudar en casa a mi madre y poder darle una mejor educación a mi hermano, él era brillante.- agacho la mirada, lucha
Stefan. No me fui, me quedé como un pequeño husmeando detrás de la pared, recargué mi espalda en la fría madera y escuché llorar a la mujer que acompañaba mi madre, era un llanto de dolor puro, conozco bien ese tipo de llanto cuando has perdido a alguien, ella no mentía. Su historia es trágica es más de una manera, mi hierve la sangre al darme cuenta de que el maldito responsable de todas sus tragedias era ese animal que tiene como marido. Ya escuché suficiente, incluso de más; con pasos cuidadosos me voy a mi oficina para encerrarme, tengo mucho que pensar, ella me dio mucho que pesar. Al llegar al lugar me dejo caer en uno de los sillones y pienso en los detalles de su historia, Armando llevándola cuando tenía 17 años, maldición era una niña y ese maldito ya tenía casi 40, cerdo. El hijo de perra arrastró a su hermano al negocio, me parece curioso y difícil de creer, si lo mataron por vender en territorio enemigo Armando estaba más que enterado de los riesgos que corría el chava
Renata.Stefan me asignó a un hombre para que me vigilara el tiempo que estoy aquí, no confía en mí, eso es más que obvió y me quedó el claro desde que llegué aquí, además de que él me lo dijo directamente así que no sé por qué me impresionó, fue muy incómodo tenerlo en mi habitación, no logré dormir muy bien, podía escuchar sus pasos recorriendo el lugar, de vez en cuando se sentaba en una silla que estaba al lado de la puerta de entrada, cuando se iba ahí no podía mirarlo porque había un pequeño pasillo, pero yo sabía que él estaba ahí. A la mañana siguiente llegó otro chico a relevarlo, pero yo no salí de la cama absolutamente para nada, me sentía triste y recaída, así como cuando mi hermano y madre fallecieron, no tengo ganas de nada, solo quiero dormir y ya. — Señorita Renata… la señora Patricia la espera para desayunar.Al abrir los ojos me topo directamente con unos ojos color gris, muy claros y llamativos que me observan atentos, él está arrodillado frente a mí, es el mismo
Stefan.Acabo de llegar a casa y lo primero que hago es venir a encerrarme con las carpetas de información que mandé pedir de Renata y su familia, me siento ansioso por descubrir lo que se encuentra en estos documentos, me siento como un niño en navidad a punto de abrir sus regalos bajo el árbol. Apenas me había sentado en la silla cuando la puerta de mi oficina se abre de golpe, juro que si es Alessandro le arrojaré lo más pesado que tenga en el escritorio, pero no era él, sino mi madre, y para mi sorpresa no trae buena cara. — Stefan qué bueno que llegas necesito hablar contigo. - arrugó la frente, no me imagino que es lo que la pudo haber molestado, normalmente ella es doña sonrisas y positividad. — ¿Sobre qué? – le pregunto mientras levanto una ceja y me acomodo mejor en mi silla.— Es sobre Renata - mi cuerpo se pone en alerta al escucha el nombre de esa mujer salir de su boca y verla tan preocupada.— ¿Te hizo algo? ¿Le hizo algo a los niños o se portó sospechoso? – Mi madre h
Estoy a punto de terminar de leer la investigación del detective y agradezco infinitamente que Alessandro no esté aquí para verme, una de sus mujeres lo invitó a su casa y ese calenturiento no se pudo resistir, tengo los nudillos blancos por la fuerza excesiva que estoy usando mientras agarro la hoja en blanco, pereciera que estoy leyendo un libreto de una serie de emergencias médicas extremas, me parece excesivo. Un extraño sentimiento se está arremolinando en mi pecho con intensidad, creo que es lástima. El hermano de Renata fue asesinado a los 15 años por miembros del crimen organizado rival, murió de 3 impactos de bala en el pecho, para tratarse de esas bestias le dieron una muerte rápida comparada a lo que ellos acostumbran hacer, pero de igual manera no quita que sea lamentable lo que le pasó a ese niño, tenía un futuro prometedor, muy inteligente pudo llegar a ser grande sin necesidad de involucrarse en las porquerías de su cuñado, no tengo idea como fue a permitir eso Armando
Un sonido fuerte llega a mis oídos sacándome de mi sueño profundo, el sonido de las detonaciones de armas me obliga a abrir los ojos de golpe, despertando por completo, no es como que me interrumpieran teniendo un hermoso sueño, ya he olvidado cuando fue la última vez que soñé algo, por lo menos una pesadilla que perturbara mi mente, pero ni eso, no había nada, solo es cerrar los ojos dejándome caer en un vacío oscuro para después despertar de nuevo en la mañana por ese sonido desagradable que a pesar de que su origen se encuentra en la distancia logra llegar a mis oídos y colarse en mi habitación para ser el primer sonido que llega a mis oídos al despertar. Ya me he acostumbrado a ese sonido que siempre me llega a primera hora del amanecer, para ser más exacta a las 7:00 am, es mi horrible despertador, y a pesar de que lo he escuchado todos los días durante años, no creo que nunca me acostumbre a ello, o me parezca por lo menos un poco familiarMe giro hasta quedar boca arriba, exte
Me dispongo a marcharme a mi habitación, no tengo ganas de seguir pensando en mi miserable existencia cuando de repente una de las sillas de mi lado izquierdo es abierta y se sienta Rick, es la mano derecha de mi esposo, el único al que no le molesta ver cerca de mí por la confianza que le tiene es mucha, si tan siquiera supiera que intenta por todos los medios meterse entre mis piernas y ser él quién caliente mi cama cuando Armando esta ausente. — Mi señora, usted siempre tan hermosa tan radiante como una bella flor.- su tono de voz claramente es coquetería en todos los sentidos.Me encuentro cruzada de brazos, los ojos verdes de Rick se van rápidamente a mis pechos que se asoman ligeramente, no me importa, ni siquiera me incomoda, a lo largo de los años por estar en este ambiente me acostumbré a ser vista como un pedazo de carne, como un exquisito postrecito andante a la vista de unos hambrientos vagabundos. — Buen día, Ricardo.– Le digo seria con voz molesta y fría, como siempre.
Al llegar al centro comercial las miradas se van en mi dirección, lo atribuyo principalmente a mi guardarropa; Armando tiene algún tipo de capricho-obsesión por verme siempre bien arreglada, impecable... el problema es que me visto a su gusto y su gusto de ropa no es para nada el mío. Las prendas de mi closet tienen que tener alguna de estas características, grandes escotes, brillos, lentejuelas y entalladas ceñidas al cuerpo, tengo algunas prendas cómodas para usar cuando él no esta, pero por más que quisiera no vendría con mis pantalones de chándal al centro comercial. Llevo un pantalón de tiro alto, con una camisa de manga larga fajada que tiene un escote no tan llamativo, llevo zapatillas altas de color negro y mi bolso; no traigo puesta ninguna pulsera, collar, reloj o aretes que son obligatorios usar en compañía de Armando, pero aún sin ellos las personas miran en mi dirección. Tengo un cuerpo con curvas bien definidas sin llegar al punto de ser exagerado, es la principal raz